El desastre del agua en Osorno: la punta del iceberg neoliberal que pisamos todos los días en Chile.
El iceberg es la Constitución, es el macizo de hielo que permitió la privatización de la energía eléctrica, otro negocio millonario del que nos acordaremos para el próximo apagón. El iceberg es la carta gantt de Jaime Guzmán y Pinochet a la que se aferran los que no tienen pudor para ofrecer como solución para el daño causado dos meses sin cobrar la cuenta. La carta Gantt que completaron los lideres de la Concertación. El iceberg es el país que pisamos, la matriz de Chile, el tronco de la existencia gestionada por privados, por el negocio presente en todo lo que nos rodea; incluida el agua que cuando deja de ser cristalina nos recuerda que por ley, la redactada y validada por los que dan cátedra en televisión, estamos de manos atadas. Así funciona el neoliberalismo en Chile.
El caos del agua en Osorno es la punta de un iceberg brutal. No es una noticia más para mañana meterla en los bolsillos. Es una oportunidad de lujo para comprender cómo funciona el neoliberalismo en Chile. Cómo y quiénes forjaron el sistema de aguas sanitarias más liberal del mundo. Para entenderlo es necesario anotar algunos datos, y algunos nombres, que no estamos acostumbrados a tenerlos en cuenta cada vez que vamos a pagar una cuenta del agua, o cada vez que la negligencia o irresponsabilidad de una empresa privada no nos permite una ducha con agua limpia. Los más de cien mil habitantes de Los Lagos que no han podido beber un té caliente en la mañana, se cruzan hoy en diarios y pantallas con el nombre de Guillermo Pickering de la Fuente, pero ¿Quién es este militante DC que al mando de la empresa Essal ofrece no cobrar la cuenta por dos meses a los afectados, como solidaria acción de reparación? Habría que saber que este caballero no siempre fue un empresario de las aguas, que antes fue un destacado líder político de la Concertación, que fue subsecretario de Obras Públicas del Presidente Frei, y que desde allí trabajó para luego saltar a ser un ejecutivo de las aguas privatizadas y concesionadas.
Pickering, aquel al que Gladys Marín garabateó por tirarle el guanaco encima como subsecretario del Interior. Pickering, aquel que como ministro suplente firmó la Ley 19.549 de 1998, la ley que modifica el régimen jurídico de los servicios sanitarios, la ley que luego le permitió al mismo Pickering pasarse a la vereda del frente para ser hasta hoy jefe de Essal, la empresa que aún tiene a osorninos sin agua; y director de Aguas Andinas, la empresa que sólo en 2017 ganó 154 mil millones de pesos en utilidades, y que a sus directores paga en torno a 22 millones de pesos mensuales. La empresa que también entregó millonarios aportes ilegales a campañas políticas de diverso color ideológico, para luego salvarse en el regocijo de la impunidad.
Pero Pickering en este juego no está solo. Pickering fue el subsecretario de otro caballero que se llama Ricardo Lagos Escobar, noventero líder de la privatización como ministro de Obras Públicas, quien se paseó por estos días en un matinal para decir que él nunca privatizó aguas, que sólo concesionó, olvidando el caballero que fue él como ministro el que le hizo el favor a Pickering para que éste otro pasara luego al jugoso negocio, un negocio sin riesgo, un negocio que hasta hoy garantiza un piso de un 7% de ganancia a las sanitarias que vienen a invertir a Chile, piso que los clientes ayudamos a financiar con los precios de las cuentas, que consideran ese favor legal para fijarse, como asegura Alberto Arellano, periodista de investigación especializado en Aguas.
Entonces ¿Basta con que a esa gente de Osorno -que quizás ya se contaminó- le dejen de cobrar la cuenta por dos meses? Entonces ¿debemos creer al expresidente Lagos cuando dice que el agua no está totalmente privatizada gracias a él; que gracias a él hay sectores que sólo están concesionados por treinta años, ya que en su gobierno consideró inadecuado lo que como ministro hizo sólo unos años atrás? ¿O el Lagos ministro privatizador era un suplantador del Lagos presidente?
Hoy son más de mil los litros de petróleo que se meten a las casas de cientos de miles de chilenos en un agua que lleva consigo un color café. Ayer las víctimas fueron los lagos Llanquihue y Panguipulli y, luego, el río Maullín. Mañana podría ser otra región, vastos pueblos del norte o del sur, no hay certezas; de lo que sí tenemos seguridad es que a estas empresas nadie las sacará de raíz, porque la ley chilena no lo contempla, como sí ocurre en California. A lo más asistiremos al pago de multas que serán irrisorias al lado de las ganancias que obtendrán los conglomerados internacionales, con los políticos devenidos en dueños de nuestros recursos adentro, como el señor Pickering, que firmó una ley para beneficiar su cuenta corriente, con la tutela del señor Lagos, con la promulgación del señor Frei.
Pero Pickering en este juego no está solo. Pickering fue el subsecretario de otro caballero que se llama Ricardo Lagos Escobar, noventero líder de la privatización como ministro de Obras Públicas, quien se paseó por estos días en un matinal para decir que él nunca privatizó aguas, que sólo concesionó, olvidando el caballero que fue él como ministro el que le hizo el favor a Pickering para que éste otro pasara luego al jugoso negocio, un negocio sin riesgo, un negocio que hasta hoy garantiza un piso de un 7% de ganancia a las sanitarias que vienen a invertir a Chile, piso que los clientes ayudamos a financiar con los precios de las cuentas, que consideran ese favor legal para fijarse, como asegura Alberto Arellano, periodista de investigación especializado en Aguas.
Entonces ¿Basta con que a esa gente de Osorno -que quizás ya se contaminó- le dejen de cobrar la cuenta por dos meses? Entonces ¿debemos creer al expresidente Lagos cuando dice que el agua no está totalmente privatizada gracias a él; que gracias a él hay sectores que sólo están concesionados por treinta años, ya que en su gobierno consideró inadecuado lo que como ministro hizo sólo unos años atrás? ¿O el Lagos ministro privatizador era un suplantador del Lagos presidente?
Hoy son más de mil los litros de petróleo que se meten a las casas de cientos de miles de chilenos en un agua que lleva consigo un color café. Ayer las víctimas fueron los lagos Llanquihue y Panguipulli y, luego, el río Maullín. Mañana podría ser otra región, vastos pueblos del norte o del sur, no hay certezas; de lo que sí tenemos seguridad es que a estas empresas nadie las sacará de raíz, porque la ley chilena no lo contempla, como sí ocurre en California. A lo más asistiremos al pago de multas que serán irrisorias al lado de las ganancias que obtendrán los conglomerados internacionales, con los políticos devenidos en dueños de nuestros recursos adentro, como el señor Pickering, que firmó una ley para beneficiar su cuenta corriente, con la tutela del señor Lagos, con la promulgación del señor Frei.
La tragedia del agua en Osorno, ante la impavidez de sus responsables, no es más que el sino, el destino lógico de una ruta nacional diseñada en la Constitución de 1980, el derrotero perfecto de la conversión de una República en un negocio para beneficios de los de afuera y también de los de adentro, esos por los que democráticamente votamos.
Eso dice el fondo del iceberg, el monstruo de hielo que asomó su punta con el derrame de petróleo en el agua de Osorno: no es sólo el agua, no es sólo Osorno; ellos aparecen hoy en las noticias, pero el saqueo brutal del poder económico, de la política del abuso en contra del patipelado sin castigo adecuado, vibra vigoroso todos los días en que no se registra un desastre noticioso que luego olvidamos. El iceberg es la Constitución, es el macizo de hielo que permitió la privatización de la energía eléctrica, otro negocio millonario del que nos acordaremos para el próximo apagón. El iceberg es la carta gantt de Jaime Guzmán y Pinochet a la que se aferran los que no tienen pudor para ofrecer como solución para el daño causado dos meses sin cobrar la cuenta. La carta Gantt que completaron los lideres de la Concertación. El iceberg es el país que pisamos, la matriz de Chile, el tronco de la existencia gestionada por privados, por el negocio presente en todo lo que nos rodea; incluida el agua que cuando deja de ser cristalina nos recuerda que por ley, la redactada y validada por los que dan cátedra en televisión, estamos de manos atadas. Así funciona el neoliberalismo en Chile.
Pinochet, Guzmán, Pickering, Lagos, Frei. No los olvidemos cuando echemos a andar la llave. Ni cuando el agua asome turbia
Fuente El Desconcierto - ecosistemas.cl - Imagenes: El Desconcierto
Eso dice el fondo del iceberg, el monstruo de hielo que asomó su punta con el derrame de petróleo en el agua de Osorno: no es sólo el agua, no es sólo Osorno; ellos aparecen hoy en las noticias, pero el saqueo brutal del poder económico, de la política del abuso en contra del patipelado sin castigo adecuado, vibra vigoroso todos los días en que no se registra un desastre noticioso que luego olvidamos. El iceberg es la Constitución, es el macizo de hielo que permitió la privatización de la energía eléctrica, otro negocio millonario del que nos acordaremos para el próximo apagón. El iceberg es la carta gantt de Jaime Guzmán y Pinochet a la que se aferran los que no tienen pudor para ofrecer como solución para el daño causado dos meses sin cobrar la cuenta. La carta Gantt que completaron los lideres de la Concertación. El iceberg es el país que pisamos, la matriz de Chile, el tronco de la existencia gestionada por privados, por el negocio presente en todo lo que nos rodea; incluida el agua que cuando deja de ser cristalina nos recuerda que por ley, la redactada y validada por los que dan cátedra en televisión, estamos de manos atadas. Así funciona el neoliberalismo en Chile.
Pinochet, Guzmán, Pickering, Lagos, Frei. No los olvidemos cuando echemos a andar la llave. Ni cuando el agua asome turbia
Fuente El Desconcierto - ecosistemas.cl - Imagenes: El Desconcierto