Democracia y capitalismo: los orígenes del engaño

Muy recientemente se ha publicado en catalán y castellano la obra póstuma de Josep Fontana: Capitalismo y democracia, 1756-1848. Cómo empezó este engaño. El gran historiador ilustra con su erudición habitual y a lo largo de un período histórico clave expuesto en el título, una tesis ya apuntada en las primeras palabras de su prefacio: muchos estados actuales son democracias parlamentarias cuyas constituciones recogen derechos y libertades de la ciudadanía, pero sus gobiernos se preocupan especialmente de favorecer los intereses económicos de las grandes empresas y de los más ricos.

Por: Daniel Raventós


Es imposible entender el mundo actual, sostiene Fontana, sin entender los aspectos fundamentales de su configuración histórica. A este fin dedica Fontana este trabajo. Cómo empezó este engaño es un subtítulo suficientemente elocuente.  No estamos donde estamos de forma natural dictada por el “progreso”, lo estamos porque mediante leyes, asesinatos, ejércitos y terror los grandes ricos en alianza con aristócratas y monarquías carniceras han ido configurando el mundo que vivimos. 1756-1848: un siglo de expropiaciones campesinas, revueltas, reacciones, revoluciones, represión sin miramientos a los resistentes. Un siglo en donde conviven la esclavitud y las formas más explotadoras de trabajo asalariado.
Engels en 1842 escribía que la población obrera industrial sufría de una “esclavitud más abyecta que la de los negros de América, porque están más estrechamente vigilados”. Y su amigo Marx a su vez escribía refiriéndose a la clase trabajadora: “la esclavitud escondida de los obreros de Europa”. Dos citas que Fontana recuerda en el libro.
A lo largo de este trabajo que tiene algunas páginas de una brillantez difícil de igualar —por ejemplo, las dedicadas al importantísimo Congreso de Viena que empezó en 1814, y en donde se concentraron los lujos, encornudamientos y depravaciones de todas las casas reales y sus inmensas cortes parasitarias a lo largo de nueve meses —, se nos detalla por momentos históricos y por países cómo las pugnas políticas de este período de mediados del siglo XVIII a mediados del siguiente tienen un objetivo fundamental: asegurar el poder a los propietarios. Una cita que hace Fontana de un periódico parisino durante la revolución de 1830 lo expresa de forma elocuente: “Cuando la propiedad está amenazada, no hay opiniones políticas; no hay diferencias entre el gobierno y la oposición”. Frase que perfectamente podría referirse a la situación actual en demasiados lugares.
Tesis importante del libro es su oposición frontal a la visión dominante académica para la cual la burguesía trajo el progreso, la libertad, la democracia. El autor explica cómo esta visión está más cerca de la falsedad que de cualquier análisis histórico. El análisis de Fontana muestra como, a diferencia de la visión dominante, se trata de una reacción, no de una revolución. Una reacción de la burguesía y los grandes propietarios de tierras a la posibilidad de desarrollo económico mediante los bienes comunes de los campesinos y los trabajadores de oficio (“Trade Unions”: uniones de oficio). Luchas de clases con vencedores y vencidos.
Fontana dedica muchas páginas a la Inglaterra de este período (“es el caso que conocemos mejor”), en donde a mediados del siglo XVIII había un buen número de campesinos autónomos que tenían garantizada la subsistencia debido al uso de las tierras y a los derechos comunes que les permitía la utilización para su mantenimiento de bosques y pastos, entre otros. “Hubo un tiempo que mi trozo de tierra me hacía un hombre libre… hasta que las viles enclosures llegaron e hicieron de mi un esclavo de la parroquia”, escribía el poeta John Clare que cita Fontana. Imposible expresarlo de forma más clara.
Marx, el autor más citado en este libro junto con E.P. Thompson, entendía la historia como una lucha entre la libertad y la opresión, lucha que tiene sus raíces en la forma de producir. Esta forma de entender la historia es completamente política. En una conferencia de hace aproximadamente 10 años en Argentina, Antoni Domènech, que tenía en altísima estima a Josep Fontana, en clara polémica con otras formas sedicentemente marxistas de entenderla como las althuserianas, defendía esta concepción política de la historia que tenía Marx. Fontana sin duda es del mismo criterio en el libro cuando ataca el mito de una revolución industrial que supuestamente surgió del impulso combinado de la máquina y del emprendedor. Y escribe sobre la configuración de los mercados en distintos momentos históricos para beneficio de los propietarios que solamente debían frenar sus pretensiones en momentos de revueltas y de resistencia popular. Después del fracaso de la revolución de 1848, el gran objetivo de la burguesía fue el “esfuerzo por integrar las capas populares, y en especial los trabajadores, en su visión de la sociedad y de la historia, que los presentaba como los vencedores de una lucha contra el feudalismo que los burgueses habrían realizado en beneficio de todos”.[1] Y eso es política.
El libro acaba con un deseo sobre la propia obra: que pueda tener alguna utilidad para recuperar “la historia del nacimiento de este sistema” porque el capitalismo actual “amenaza el futuro de nuestras sociedades y de nuestras vidas”. Sin ninguna duda, esta utilidad la consigue brillantemente Capitalismo y democracia, 1756-1848. Cómo empezó este engaño. El libro póstumo de Josep Fontana.

[1] Traduzco de la versión catalana que es la que he leído. La catalana la ha publicado Edicions 62, la castellana, Crítica.
Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/democracia-y-capitalismo-los-origenes-del-engano - Imagenes: ‪El Agitador‬ - ‪revistagenteqroo.com‬ - ‪Portal Libertario OACA‬

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