David contra los secretos de la industria química

Una oenegé alemana logra, después de tres años, acceder al registro de sustancias químicas de la Agencia Europea de Sustancias Químicas, cada vez más cuestionada por sus escasos controles y ocultismo. La oenegé Bund demostró que al menos 41 sustancias químicas comercializadas por 654 compañías europeas están hoy en el mercado sin las suficientes garantías de seguridad para la salud y el medio ambiente.

Antonio Cerrillo

Esta es una nueva historia de David contra Goliat: la de una oenegé alemana, Bund (Amigos de la Tierra), que batalla desde hace años contra el secretismo de la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA, en las siglas en inglés), entidad de la UE encargada de velar por el cumplimiento del reglamento sobre estas sustancias (Reach).
Las principales empresas europeas productoras de cosméticos, alimentos, medicamentos y plásticos utilizan millones de toneladas de productos químicos sin completar importantes pruebas de seguridad.
La investigación señala a algunas de las principales empresas químicas, e interpela directamente a BASF, Bayer, Dow Chemical, ExxonMobil así como a Dupont, Henkel, Solvay, L’Oréal o Merck, entre muchas otras.
Investigación
Más de 650 empresas europeas emplean 41 productos sin los datos de seguridad requeridos
No ha sido nada fácil
Pero no ha sido fácil para Bund obtener la información. Desentrañar y empezar a hacer transparente el registro de substancias químicas europeo ( ECHA) ha sido una odisea.
Y eso que éste es el principal instrumento para evaluar los riesgos que comportan la producción y uso de las sustancias químicas que inunden nuestra vida cotidiana.
“Existían numerosas sospechas de que este registro no funcionaba bien y ahora lo hemos corroborado”, nos dice desde Dresde y en perfecto castellano Manuel Fernández, responsable de sustancias químicas de Bund, cuyos padres son originarios de Asturias.
Un registro clave para la salud y el medio ambiente
El buen funcionamiento del registro ECHA (con sede en Helsinki) es clave para proteger la salud y el medio ambiente, pues en él se debe incorporar los estudios que evalúan los riesgos de estas sustancias (su potencial cancerígeno, la incidencia sobre el sistema hormonal, si dañan al sistema de reproducción, o si es persistente en la naturaleza o bioacumulativo).
“La primera carencia es que la ECHA sólo revisa un 5% de los registros. Teníamos un información mínima sobre si los datos que ofrecen las compañías al registro son completos y correctos”, expone.
La oportunidad de Bund llegó tras conocer un estudio del Instituto Federal de Evaluación de Riesgos (organismo científico de ayuda al consumdor), que en el 2015 chequeó 1.814 registros de la ECHA, para comprobar si los datos de las empresas eran correctos y completos.
El estudio señaló que en un altísimo porcentaje de casos faltaban pruebas obligatorias recogidas en la normativa.
Manuel Fernández, responsable del área de sustancias química de Bund (Amigos de la Tierra), un alemán cuyos padres son originarios de Asturias

La oenegé Bund invocó entonces el derecho a la información y reclamó a la Agencia de Medio Ambiente alemana que “dijera cuáles eran las sustancias cuyo registro no estaba conforme a la ley, y qué empresas las utilizaban”.
Un total de 940 sustancias, pero en códigos
Tras un año y medio, en marzo del 2018, el Instituto Federal de Evaluación de Riesgos (BfR) dio a conocer que 940 sustancias químicas habían sido evaluadas como “no conformes” con el reglamento europeo. Pero le proporcionaron una información indirecta.
En realidad, sólo se les facilitó cinco páginas con códigos, a partir de los cuales debieron reconstruir los nombres de las substancias que se estaban comercializando sin garantías.
Tarea compleja
Bund (Amigos de la Tierra) detecta un masivo incumplimiento del reglamento Reach de control de sustancias químicas
Además, Bund debió indagar en otro registro para conocer el nombre de las empresas principales solicitantes.
Sin embargo, se encontraron con que en gran parte esa información estaba bloqueada por la confidencialidad y no podía saber en qué casos la información había sido actualizada (por lo se arriesgaban a difundir datos incorrectos o defasados).
Pero, finalmente, tras intensas indagaciones, pudieron concluir que 41 sustancias no habían sido actualizadas desde abril del 2014, con lo que dieron con la prueba irrefutable de que éstas,al menos, seguían siendo utilizadas.
La punta del iceberg
“Hemos obtenido 41 sustancias en las que estamos seguros de que el registro de la ECHA no está actualizado y que, por lo tanto, están incumpliendo la ley; pero eso no significa que el resto esté cumpliendo la ley; ni siquiera tenemos las garantías de que las que hayan actualizado su registro estén cumpliendo con ley”, dice Fernández.
“Debemos asumir que una gran mayoría de registros que no hemos podido aclarar no están conformes con la ley”, añade Fernández, crítico ante el hecho de que los múltiples obstáculos a la transparencia hacen que sea “imposible saber si los registros de sustancias químicas están conformes a la ley”.
Los grupos conservacionistas y europarlamentarios llevan años pidiendo a la Comisión Europa más transparencia. “Se ha sido muy tolerante con las industrias químicas para que pudieran adaptarse al nuevo reglamento Reach, vigente desde el 2017. Pero creemos que el margen de tolerancia ya ha acabado”, sentencia este alemán de origen asturiano.
En grandes cantidades
En Europa, anualmente, entre 12 y 121 millones de toneladas de estos 41 productos químicos se utilizan en Europa, y algunos se encuentran ampliamente en productos industriales y de consumo que incluyendo juguetes o productos en contacto con alimentos.
Manuel Fernández, dirigente de Bund (Amigos de la Tierra)
“Hasta ahora ha habido mucha tolerancia con la industria química, para que se adaptara al nuevo reglamento. Pero ya no caben más excusas”
Entre estas sustancias, están el dibutil ftalatos, utilizado como plastificante, sospechosos de reducir la fertilidad; el acetato de metilo, usado como producto de recubrimiento, y que puede causar irritación en los ojos; o el tricloro etileno, de uso industrial, que puede causar somnolencia y mareos.
La Asociación de la Industria Química Alemana está molesta por la difusión de estos datos. Afirma que revelar nombres de empresas no ayuda a nadie, que las empresas están colaborando con el registro y que entregar toda la información es complejo.
(Ina Fassbender / AFP)

“Basta de tolerancia, ya no hay excusas”
“Pero ya no hay excusas. La información exigida a la industria química debería estar disponible desde hace años. Son millones de toneladas de sustancias que emplea la industria química, cosmética, de alimentación, repartidas en todo tipo de productos de consumo y para las que no se ha hecho una evaluación de riesgo correcta”, replica el dirigente conservacionista alemán.
Fernández dice que, pese a todo, el reglamento europeo encargado del control de las sustancias químicas (Reach) es un gran avance.
Durante 40 años, estos productos (plaguicidas, DDT, amianto...) sólo eran retirados del mercado cuando se demostraba a posteriori su peligrosidad.
Con el reglamento Reach, se invierte la carga de la prueba, y en teoría se aplica el principio de precaución, de manera que, antes de que estas sustancias se comercialicen, deben evaluarse todos sus riesgos.
“Pero además de reforma la ley, como se hizo, necesitamos un cambio de mentalidad. Pero ese cambio de actitud no ha llegado. Se sigue pensando en el beneficio a corto plazo”.
La exposición diaria a una mezcla de sustancias tóxicas contribuye a las crecientes tasas de cáncer, trastornos reproductivos, enfermedades metabólicas como la diabetes y la obesidad, y el daño al desarrollo neurológico, entre otros problemas de salud, según diversos expertos

Fuente: https://www.lavanguardia.com/natural/20190526/462469501809/sustancias-quimicas-echa-reach-bund.html

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