Extractivismo desbocado en el corazón del Abya Yala: Incendios forestales intencionales y el nuevo tiempo político en América Latina.
Amazonía y tiempos de inflexión: últimas fronteras y extractivismo deshinhibido. Lo primero que hay que decir, es los terroríficos incendios forestales que están ocurriendo en todo el Planeta no son sólo ‘catástrofes naturales’, sino más bien el producto tanto de las modificaciones al espacio natural como de los impactos directos provocados por las actividades económicas más depredadoras que han sido impulsadas por los intereses económicos dominantes locales, nacionales y transnacionales.
Emiliano Teran Mantovani
Sobre esto hay que señalar el alto impacto de la deforestación, promovida por la minería formal y la ilegal; el aumento de las tierras para agricultura intensiva con monocultivos, pero también para beneficiar a los poderosos sectores ganaderos y agrícolas; o bien el rol de la industria maderera y el tráfico ilegal de madera; por mencionar ejemplos. La quema en sí misma es también promovida por los sectores ganaderos para ‘limpiar’ y despejar la tierra.
Estudios han mostrado cómo la deforestación es uno de los principales factores que favorecen estos grandes incendios, al dejar vulnerable la selva ante vendavales que ayudan a propagar el fuego. Existe una relación directa entre la deforestación y el crecimiento de los incendios, por lo tanto, entre estos últimos y los depredadores intereses de extractivismo. Olvídese de la explicación monocausal de los ‘accidentes naturales’. No hay forma de haber llegado a este punto sin el insidioso accionar de los intereses extractivo/capitalistas.
Emiliano Teran Mantovani
Sobre esto hay que señalar el alto impacto de la deforestación, promovida por la minería formal y la ilegal; el aumento de las tierras para agricultura intensiva con monocultivos, pero también para beneficiar a los poderosos sectores ganaderos y agrícolas; o bien el rol de la industria maderera y el tráfico ilegal de madera; por mencionar ejemplos. La quema en sí misma es también promovida por los sectores ganaderos para ‘limpiar’ y despejar la tierra.
Estudios han mostrado cómo la deforestación es uno de los principales factores que favorecen estos grandes incendios, al dejar vulnerable la selva ante vendavales que ayudan a propagar el fuego. Existe una relación directa entre la deforestación y el crecimiento de los incendios, por lo tanto, entre estos últimos y los depredadores intereses de extractivismo. Olvídese de la explicación monocausal de los ‘accidentes naturales’. No hay forma de haber llegado a este punto sin el insidioso accionar de los intereses extractivo/capitalistas.
Lo segundo: estos incendios nos muestran en realidad un momento socio-ecológico de la Amazonía. Estos eventos están pasando cuando ya esta eco-región tiene una larga historia de carga de impactos y presiones, que vienen en avanzada, y que de seguir como van la están aproximando a un punto de inflexión, al debilitar más y más sus propios mecanismos de defensa y ‘estabilización’, y con ello, a socavar los aportes que ofrece para la reproducción de la vida en el Planeta (generación de oxígeno, patrones estacionales, sumideros de carbono, y un largo etc). Transitamos un límite muy peligroso, que además debe ser entendido en el marco de estos tiempos del antropoceno (capitaloceno).
Lo tercero, y algo fundamental: estos incendios revelan la forma que tiene el asalto a las nuevas fronteras de los commodities y sus vínculos con el nuevo tiempo del extractivismo en América Latina. El fuego masivo en la Amazonía hace evidente la configuración de esta ecología política atravesada por esta fase más violenta del extractivismo.
El avance en los últimos años de una ola de derechización en la región no debe ser entendida sólo como el posicionamiento de actores y mandatarios de derecha y extrema derecha en puestos de gobierno; sino también como un avance, un asalto voraz y desinhibido hacia la naturaleza. Y dicho avance se está generando a partir de actores que actúan desde arriba y también desde abajo, y que comparten entre sí las lógicas de despojo altamente patriarcalizadas, autoritarias y violentas.
Entre ellos están los actores del agronegocio; los intereses particulares de poderes económicos locales (como los latifundistas), el mismo crimen organizado que deforesta cada vez más y controla buena parte del tráfico de recursos naturales; y como actor/guía, gobiernos como el de Jair Bolsonaro en Brasil, pero no únicamente este, sino incluso otros gobiernos que, de otras formas, promueven la re-colonización de las últimas fronteras de la extracción, como lo son los gobierno de Evo Morales, Lenín Moreno en Ecuador, Iván Duque en Colombia, Mauricio Macri en Argentina o Nicolás Maduro en Venezuela.
Lo tercero, y algo fundamental: estos incendios revelan la forma que tiene el asalto a las nuevas fronteras de los commodities y sus vínculos con el nuevo tiempo del extractivismo en América Latina. El fuego masivo en la Amazonía hace evidente la configuración de esta ecología política atravesada por esta fase más violenta del extractivismo.
El avance en los últimos años de una ola de derechización en la región no debe ser entendida sólo como el posicionamiento de actores y mandatarios de derecha y extrema derecha en puestos de gobierno; sino también como un avance, un asalto voraz y desinhibido hacia la naturaleza. Y dicho avance se está generando a partir de actores que actúan desde arriba y también desde abajo, y que comparten entre sí las lógicas de despojo altamente patriarcalizadas, autoritarias y violentas.
Entre ellos están los actores del agronegocio; los intereses particulares de poderes económicos locales (como los latifundistas), el mismo crimen organizado que deforesta cada vez más y controla buena parte del tráfico de recursos naturales; y como actor/guía, gobiernos como el de Jair Bolsonaro en Brasil, pero no únicamente este, sino incluso otros gobiernos que, de otras formas, promueven la re-colonización de las últimas fronteras de la extracción, como lo son los gobierno de Evo Morales, Lenín Moreno en Ecuador, Iván Duque en Colombia, Mauricio Macri en Argentina o Nicolás Maduro en Venezuela.
Bolsonaro es la cara más acabada de este patrón de poder dominante en la región. Al mismo tiempo que da luz verde y hace un llamado a la expansión de una violencia clasista, patriarcal y racista, del mismo modo convoca al asalto voraz de la Amazonía. Las tasas de deforestación se incrementan en 2019. La fascistización política se presenta también como una fascistización contra la naturaleza.
Algunos de los niños de los ojos de Bolsonaro, los fazendeiros, en este caso del sudoeste de Pará, anunciaban para el 10 de agosto el “día del fuego”, con la idea ‘llamar la atención del gobierno’ y evidenciar que querían trabajar y la única forma era ‘limpiando sus pastos con fuego’. INPE, a partir de su programa de monitoreo de quemas, registra una explosión de incendios en la región. Días después se desata el infierno.
Defender las fronteras de vida
La oscuridad durante el día, en la ciudad de Sao Paulo, resulta muy simbólica, en la medida en la que hace de representación de esos paisajes distópicos, recreados en el cine, que suelen tener tras de sí un mundo deforestado (recuérdese la escena de Matrix del ‘Bienvenido al desierto de lo real’). Y sobre todo, como esa oscuridad, alcanza las zonas de consumo privilegiado, las zonas del modo de vida imperial.
Aquí estamos. En este tiempo de enormes desafíos. Tiempos que requieren de nosotros una respuesta acorde a ellos. Una respuesta que evite que sólo seamos espectadores por las redes sociales del ecocidio capitalista.
Defender la Amazonía, en realidad simboliza la defensa de todas las últimas fronteras de vida. Las fronteras de los ecosistemas, de los territorios, de los cuerpos y de la mente. Es en última instancia, un llamado a la defensa de lo común, lo único que compartimos todos: la casa común.
http://www.ecopoliticavenezuela.org/2019/08/22/incendios-la-amazonia-nuevo-tiempo-politico-america-latina/ - Imagen de Portada: Infobae
Algunos de los niños de los ojos de Bolsonaro, los fazendeiros, en este caso del sudoeste de Pará, anunciaban para el 10 de agosto el “día del fuego”, con la idea ‘llamar la atención del gobierno’ y evidenciar que querían trabajar y la única forma era ‘limpiando sus pastos con fuego’. INPE, a partir de su programa de monitoreo de quemas, registra una explosión de incendios en la región. Días después se desata el infierno.
Defender las fronteras de vida
La oscuridad durante el día, en la ciudad de Sao Paulo, resulta muy simbólica, en la medida en la que hace de representación de esos paisajes distópicos, recreados en el cine, que suelen tener tras de sí un mundo deforestado (recuérdese la escena de Matrix del ‘Bienvenido al desierto de lo real’). Y sobre todo, como esa oscuridad, alcanza las zonas de consumo privilegiado, las zonas del modo de vida imperial.
Aquí estamos. En este tiempo de enormes desafíos. Tiempos que requieren de nosotros una respuesta acorde a ellos. Una respuesta que evite que sólo seamos espectadores por las redes sociales del ecocidio capitalista.
Defender la Amazonía, en realidad simboliza la defensa de todas las últimas fronteras de vida. Las fronteras de los ecosistemas, de los territorios, de los cuerpos y de la mente. Es en última instancia, un llamado a la defensa de lo común, lo único que compartimos todos: la casa común.
http://www.ecopoliticavenezuela.org/2019/08/22/incendios-la-amazonia-nuevo-tiempo-politico-america-latina/ - Imagen de Portada: Infobae