Sobregiro ecológico 2024: Chile es el primer país latinoamericano en alcanzarlo
Es el quinto año consecutivo en el que llegamos al límite entre cantidad de recursos y servicios que provee la naturaleza frente al consumo que realizamos quienes vivimos en el territorio.
De acuerdo con el informe anual dado a conocer por la plataforma Earth Overshoot Day, este 23 de mayo marcó un hito como la fecha límite simbólica en la que Chile llegó a consumir todos los recursos y servicios de la naturaleza que puede regenerar en un año. Chile se convierte así en el primer país latinoamericano en llegar al “sobregiro ecológico” en 2024, situación de déficit medioambiental.
En la práctica, lo que hace Earth Overshoot Day es advertir qué pasaría si el planeta tuviera los parámetros de consumo y contaminación que se observan en cada nación del mundo. El cálculo de la organización internacional Global Footprint Network revela que si todo el mundo viviera como lo hace el promedio de los chilenos, necesitaríamos 2,5 planetas para sustentarnos.
Desde el año 2020 la “cuenta corriente” de nuestras reservas medioambientales que sirven para hacer frente a la huella contaminante que genera el país quedó en cero. Desde entonces ocupamos una línea de crédito que, en realidad, implica que nuestra forma de consumo contamina más de lo que somos capaces de regenerar.
En vez de mejorar nuestra capacidad de compensar ecológicamente nuestro “gasto“ cada año nuestra cuenta corriente dura menos. No estamos generando ninguna capacidad de ahorro medioambiental.
Para cambiar esta tendencia de tener las cuentas en rojo con nuestro planeta hay que frenar la creciente presión sobre los ecosistemas y dejar de sobreexplotar los recursos naturales.
El sobregiro ambiental y la crisis climática
Recientes estudios sobre cambio climático señalan que la zona central de Chile podría ser una de las más afectadas en el mundo hacia fines de este siglo. Se espera un aumento de la temperatura de hasta 5°C, especialmente en la cordillera de los Andes y, además, el 90% de los modelos predicen una disminución de las precipitaciones en la zona central de Chile, que podría ser de hasta un 40%.
Asimismo, las proyecciones indican una reducción en las precipitaciones de aguanieve en los Andes de Chile central, lo que podría provocar menos almacenamiento de agua en forma de nieve y una disminución de la masa de los glaciares. Estos cambios combinados afectarían seriamente la disponibilidad de agua para ciudades, industrias y ecosistemas.
“Estamos pidiéndole al suelo, al mar, a los ríos, a los humedales, a los bosques y a los glaciares más de lo que pueden darnos en 365 días. Los estamos sobreexigiendo, presionando y quedando en deuda. Nuestros niveles de consumo de los recursos que nos entrega la Tierra son muy superiores a la capacidad que tiene nuestra naturaleza en Chile de poder regenerarse, por eso el cambio de modelo es urgente para salir de ese triste récord” declara la geógrafa y vocera de Greenpeace, Silvana Espinosa.
“Vemos compañías mineras operando junto a los glaciares, en la Cordillera de los Andes, acelerando su destrucción debido a que sus procesos de producción son altamente contaminantes. Al mismo tiempo, presentan con gran publicidad de soluciones de combate al cambio climático, sin hacerse responsables de la catástrofe que ellos mismos están generando”, explica la vocera de la organización ambientalista.
Sería el caso del proyecto Los Bronces Integrado, que busca ampliar esta mina en la cordillera de los Andes con obras que incluyen una mina subterránea por debajo del Santuario de la Naturaleza Yerba Loca, De ahí que Greenpeace está llevando a cabo su campaña “Subamos la Voz, bajemos Los Bronces”, cuyo objetivo es evitar que la ampliación de este proyecto se ejecute, entre otras cosas, por el daño que podría provocar sobre el gato andino y la biodiversidad de la cordillera.
Fuente: https://www.greenpeace.org/chile/blog/issues/climayenergia/sobregiro-ecologico-2024-chile-es-el-primer-pais-latinoamericano-en-alcanzarlo/ Imagen de portada: Sobrevuelo Los Bronces Integrados. © Nicole Kramm Caifal / Greenpeace © Nicole Kramm Caifal / Greenpeace