Argentina: Especies bandera
En esta nota vamos a hablar de lo que se conoce como especies sucedáneas: aquellas que debido a sus características, historia, distribución geográfica, estado de vulnerabilidad o carisma que genera en las personas, se utilizan como indicadores de biodiversidad y su protección conlleva la de otras especies con las que cohabitan. En especial hablaremos de las especies bandera.
Por: ¿Ahora Qué?
SALIR DE LO INMEDIATO:
Argentina está entre los 10 países más grandes del mundo. Sus 3,7 millones de km² y gran amplitud latitudinal y altitudinal le otorgan una amplia variedad de paisajes y climas, siendo uno de los países con más variedad de ecorregiones del mundo (18) y una gran diversidad de ecosistemas, lo que conlleva a un gran número de especies¹.
En cuanto a flora, el sexto reporte nacional de biodiversidad calcula que hay unas 11.067 variedades de plantas vasculares en Argentina, de las cuales 2.056 son endémicas, 7.988 nativas y 1.023 introducidas. Muchas especies nativas se hallan en regiones consideradas importantes "Centros de Biodiversidad Vegetal", es decir, áreas con una gran riqueza en especies florísticas y/o un importante número de especies endémicas.
Si hablamos de fauna, la diversidad también abunda: estamos entre los 20 países del mundo en los cuales el 30% de las especies de anfibios son endémicas. Se han registrado al menos 1.033 especies nativas de aves, de las cuales 27 han sido identificadas como endémicas o casi endémicas², por presentar más del 90% o la totalidad de su distribución en el territorio nacional. En cuanto a mamíferos, se registraron 409 especies nativas, correspondientes a 181 géneros (solo en los últimos 10 años se describieron 15 especies nuevas para la ciencia con registros en Argentina). Al hablar de invertebrados, se estima que existen en el país alrededor de 111.000 especies de artrópodos (se desconoce el número total de especies de los otros grupos de invertebrados)³. ¡Realmente, qué país!
Lamentablemente, como los gráficos debajo demuestran, varias de estas especies presentan un peligro considerable o crítico de desaparecer. Los mamíferos son el grupo con el mayor porcentaje de especies amenazadas.
Alta en el cielo un águila (harpía) guerrera
Aunque las estrategias de conservación requieren de coordinación y acción entre países para aumentar la efectividad, ya que las especies no conocen de banderas o límites políticos y sus territorios pueden cruzar países⁴, nosotros sí hacemos uso de ellos y solemos preferir colaborar económicamente con la conservación en nuestro propio país o región⁵. Somos animales que construimos sentidos simbólicos, nos contamos historias y generamos pertenencia, eso nos arraiga al suelo donde vivimos. Lamentablemente, muchas veces lastimamos ese suelo y a las especies que viven en él, o sancionamos leyes que amenazan con darle un golpe final.
Frente a este contexto crítico para la biodiversidad, toda estrategia de conservación y aumento de la sensibilización ciudadana resulta de importancia. ¿Cómo usar lo que nos hace humanos a favor de la conservación? Una respuesta es usando las mismas herramientas que nos hicieron miembros de una nación, región, cuadro, etc.: contarnos historias, generar identidad y carga simbólica. Si bien esto falla en reconocer valores intrínsecos más allá de los que les otorgamos, es una estrategia más para acercar a la gente a la conservación.
En el diseño de estudios ecológicos, los indicadores son herramientas esenciales para evaluar la salud de los ecosistemas y guiar acciones de conservación⁶. Un tipo particular de indicador son las especies sucedáneas, que actúan como representantes de la biodiversidad en su conjunto y son empleadas para diferentes funciones, como señalar cambios ambientales o poblacionales (especies clave, indicadoras o bandera), o atraer la atención pública para el desarrollo de programas de conservación.
Dentro de las especies sucedáneas, las especies bandera destacan por su capacidad de captar la atención pública y movilizar apoyo para la conservación. Estas especies, a menudo carismáticas y atractivas, se convierten en símbolos de la necesidad de proteger no solo a ellas mismas, sino también a los ecosistemas que habitan.
¿Por qué son importantes las especies bandera?
Las especies bandera son especies carismáticas y atractivas que se utilizan como símbolos para generar interés y apoyo en la conservación de la biodiversidad. Su popularidad y atractivo sirven para captar la atención del público, gobiernos y donantes, facilitando la implementación de programas de conservación que beneficien no solo a la especie bandera, sino también a otras especies menos conocidas que comparten su hábitat. En resumen:
• Sensibilizan al público: Su atractivo visual y su historia cautivan a las personas, generando empatía y conciencia sobre la importancia de proteger la biodiversidad.
• Atraen financiamiento: Su popularidad facilita la obtención de fondos para proyectos de conservación, investigación y educación ambiental.
• Protegen ecosistemas completos: Al conservar el hábitat de una especie bandera, se protege indirectamente a muchas otras especies que dependen de él
• Favorecen la creación de áreas protegidas: lo que pueda ayudar a otras especies y al ecosistema. Además de generar dinero y puestos de trabajo a través de actividades como el ecoturismo.
• Fomentan la participación ciudadana: Generan interés y motivan a las personas a involucrarse en acciones de conservación.
¿Más que una cara bonita?
Si bien pocas herramientas pueden movilizar a las personas para apoyar la conservación tan eficazmente como aquellas basadas en especies bandera, este enfoque ha sido criticado porque las organizaciones frecuentemente eligen especies basadas únicamente en su apariencia, favoreciendo a los animales coloridos y/o grandes con ojos orientados hacia adelante, ya que estas características atraen más al público en general. Esto a menudo limita la selección de especies insignia a aquellas con carisma percibido⁷.
Por lo tanto, aunque no podemos ignorar el carisma de una especie como un factor importante, es crucial que la especie bandera elegida tenga una relevancia ecológica significativa. Por ejemplo, especies clave o paraguas, que desempeñan un papel fundamental en el funcionamiento del ecosistema, son excelentes candidatas. Al convertir estas especies clave en especies bandera, se logra un doble impacto: se protege a la especie en sí misma y se garantiza la salud del ecosistema en su conjunto.
Resaltar rasgos de una especie para lograr mayor visibilidad no debería ser un problema: si hemos logrado generar valor en un símbolo como una bandera o una escarapela e incluso, como dice Harari, generar una ficción tan poderosa como el dinero, ¿cómo no vamos a poder darle significado a algo tan increíble como un ser vivo perteneciente a la trama de la vida y que a la vez funciona como sostén de otras vidas? Para ejemplificar, vamos a enfocarnos en una región que nos toca de cerca: la costa ribereña y los humedales bonaerenses.
Donde todo se vuelve gris, preservar el verde.
La historia de la desaparición de los ecosistemas ribereños a lo largo de la costa bonaerense viene de larga data. Para dar un ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires ya no queda ni un solo metro cuadrado de lo que fue su costa original: toda ha sido modificada, intervenida o rellenada mediante escombros y cemento⁸. Sin embargo, en las últimas décadas, gran parte de los humedales de la costa bonaerense también han sufrido un proceso de degradación y transformación debido al surgimiento de múltiples barrios privados, náuticos, countries y clubes de campo⁹. Esto no solo ocurre en la cuenca baja del río Luján, sino también al sur de Buenos Aires, en ciudades como Quilmes, Hudson y La Plata¹⁰.
Dentro de esos ecosistemas, o lo que eran ecosistemas, vive una abundante cantidad de especies, muchas de las cuales destacan por su carisma, belleza o rol ecológico. Todas son perfectas candidatas para convertirse en especies bandera que defiendan lo que queda de nuestros fundamentales humedales. Por ejemplo, ¿sabías que hay una mariposa con los colores de nuestra bandera? La mariposa bandera argentina (Morpho epistrophus argentinus) se desarrolla en selvas marginales, pasando por Misiones, Chaco, Entre Ríos, Corrientes, la ciudad de Buenos Aires y llegando hasta el extremo norte de la bahía de Samborombón en Punta Piedras. Sin embargo, su presencia se ha visto fuertemente reducida por la pérdida de sus hábitats autóctonos y las plantas hospederas que necesitan sus orugas para alimentarse.
La bandera argentina es una mariposa grande, de vuelo ondulante y llamativo. Sus orugas, de color rojo intenso, se suelen agrupar para alejar depredadores. Desde la década de 1940 se la propone como mariposa símbolo del país. En la ciudad de Buenos Aires, desde 2017, se le declaró símbolo de la ciudad junto con la orquídea del talar. En Punta Indio ha sido declarada como especie emblemática junto con otra especie igual de importante y en riesgo: el coronillo (Scutia buxifolia).
El coronillo no solo es una especie hospedadora de la mariposa bandera argentina, sino que también mantiene interacciones cruciales con múltiples otras especies. Sus ramas y troncos sirven como sitios de nidificación para aves, sus frutos alimentan a diversas especies y sus estructuras son soporte para plantas epífitas. En la costa bonaerense, cada vez es más difícil de ver debido a la creciente urbanización y la pérdida de su hábitat.
Otra víctima de la pérdida de hábitat es el ya famosísimo carpincho, muy en boca de todos por su supuesta "invasión" a barrios privados. Esta especie, lejos de ser una amenaza, es un herbívoro clave en el ecosistema y podría aprovecharse mucho más como especie bandera, alejándola de los peligros del mascotismo que su fama trae. El carpincho, con su carisma y adaptabilidad, podría convertirse en un símbolo de la necesidad de proteger los humedales y promover la convivencia entre humanos y fauna silvestre.
En resumen…
• Diferentes especies sucedáneas, diferentes funciones pero pueden complementarse: Las especies sucedáneas, como las clave, indicadoras, paraguas y bandera, cumplen roles distintos en la conservación. Las especies clave mantienen el equilibrio del ecosistema, las indicadoras reflejan su salud, las paraguas protegen grandes áreas y las banderas movilizan al público. Utilizarlas en conjunto puede potenciar los esfuerzos de conservación
• Pueden usarse como motivos adicionales a la creación de corredores biológicos y áreas protegidas.
• Las especies bandera tienen un rol socioeconómico estratégico: Las especies bandera, como el yaguareté o los carpinchos, atraen la atención del público y generan apoyo para la conservación. Su popularidad puede traducirse en financiamiento para proyectos y políticas de conservación, beneficiando a todo el ecosistema.
El ecoturismo como herramienta de conservación: El ecoturismo, cuando se gestiona de manera responsable, puede generar ingresos para las comunidades locales y promover la conservación de la biodiversidad. Las especies bandera a menudo son un atractivo central en el ecoturismo, lo que puede ayudar a financiar su protección y la de sus hábitats.
Vivimos en sociedades “cosmofágicas”. Nos “devoramos” la naturaleza vecina o la que nos contiene, es decir, la consumimos desmesuradamente¹¹. Nuestro país no es la excepción, pero no podemos ni debemos proyectarnos siguiendo esa inercia. La conservación de la biodiversidad requiere un cambio de paradigma, una transformación en nuestra relación con el entorno. Iniciar un proceso de alfabetización ambiental que le de visibilidad a las especies autóctonas es un primer paso crucial.
Conocer y valorar la riqueza natural que nos rodea nos permitirá comprender la importancia de cada ser vivo en el entramado de la vida. Reconocer el valor intrínseco de cada especie, más allá de su utilidad para el ser humano, es fundamental para construir un futuro posible.
Eso es todo por hoy. Esta entrega fue el resultado de un trabajo en equipo. Esperamos que lo hayas disfrutado, como nos pasó al hacerlo.
1: PNUD Argentina, 2023, Informe de Revisión Política e Institucional de la Biodiversidad. Proyecto Iniciativa Finanzas para la Biodiversidad BIOFIN Argentina; Secretaría de Gobierno de Ambiente y Desarrollo Sustentable. SEXTO INFORME NACIONAL PARA LA CONFERENCIA DE LAS PARTES DEL CONVENIO SOBRE LA DIVERSIDAD BIOLÓGICA (CDB)
2: Una especie endémica es una especie nativa que existe naturalmente dentro de determinada región, pero que no existe naturalmente fuera de ésa área, mientras que la especie nativa es aquella que se encuentra naturalmente en determinada región, pero que puede también distribuirse naturalmente fuera de ésta. Por ejemplo el ombusillo.
3: Ibid.
4: Roberson, L., Beyer, H., O’Hara, C., Watson, J., Dunn, D., Halpern, B., Klein, C., Frazier, M., Kuempel, C., Williams, B., Grantham, H., Montgomery, J., Kark, S., & Runting, R. (2020). Multinational coordination required for conservation of over 90% of marine species. Global Change Biology, 27, 6206 - 6216. https://doi.org/10.1111/gcb.15844.
5: Bakhtiari, F., Jacobsen, J., Thorsen, B., Lundhede, T., Strange, N., & Boman, M. (2018). Disentangling Distance and Country Effects on the Value of Conservation across National Borders. Ecological Economics, 147, 11-20. https://doi.org/10.1016/J.ECOLECON.2017.12.019.
6: Isasi-Catalá, E. (2011). Los conceptos de especies indicadoras, paraguas, banderas y claves: su uso y abuso en ecología de la conservación. Interciencia, 36(1), 31-38.
7: Ibid.
8: Marcomini, S. (2004). Generación de nuevos ecosistemas litorales por albardones de relleno en la costa de la ciudad de Buenos Aires
9: https://www.pagina12.com.ar/285497-los-humedales-amenazados-por-el-avance-de-los-barrios-privad
10:https://www.unaj.edu.ar/pueblo/revista-pueblo-8/colaboraciones-8/dinamicas-pedagogicas-freireanas/ocupas-en-los-humedales-de-hudson/ ; https://www.fororiodelaplata.com.ar/la-costa-de-hudson-ya-es-de-los-barrios-cerrados/
11: Dos décadas de trabajo con especies amenazadas de la Argentina / Analía V. Dalia... [et al.].- 1a ed.- Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Fundación de Historia Natural Félix de Azara, 2023
Para leer la nota completa: https://substack.com/@mediamosconciencia ¿Ahora qué?