Crítica razonada al turismo de masas
Entrevista con Rodrígo Fernández Miranda, autor de "Viajar perdiendo el Sur"
Alba Sud
En los próximos días se presenta en Madrid el libro Viajar perdiendo el Sur. Crítica del turismo de masas en la globalización, publicado por Ecologistas en Acción dentro de su colección Libros en Acción. Conversamos con su autor sobre sus contenidos y el contexto social en el que aparece.
Rodrigo Fernández Miranda (Buenos Aires, 1974) es miembro de Ecologistas en Acción y Consume Hasta Moriri además de colaborar con distintas organizaciones sociales y medios de comunicación alternativos. Es autor de El teatro de la libre elección (Editorial Popular, 2008); El legado consumista (Sodepaz Didesur, 2008) y coautor de Políticas públicas, beneficios privados (Foro de Turismo Responsable, 2009), Contapublicidad (Libros en Acción, 2009); El rompecabezas de la equidad (Icaria Editorial, 2006), entre otros. En la actualidad trabaja desde Madrid como investigador y consultor social en Folia Consultores y colabora como docente universitario con Economistas sin Fronteras.
Su último libro, Viajar perdiendo el Sur. Crítica del turismo de masas en la globalización, con prólogo de Joan Buades y Ernest Cañada, se presenta el próximo martes 27 de septiembre de 2001 a las 19.30 h. en la sede de Ecologistas en Acción en Madrid (C/ Marqués de Leganés 12). Junto a Rodrigo Fernández Miranda, intervendrá Pedro Ramiro, investigador del Observatoria de las Multinacionales en América Latina (OMAL)- Paz con Dignidad.
Conversamos con Rodrigo sobre los contenidos del libro, el contexto en el que aparece y su distribución.
En "Viajar perdiendo el Sur" haces una crítica severa al modelo turístico dominante y las consecuencias que en diversos órdenes conlleva su expansión a escala internacional. ¿Cómo entiendes el papel jugado por la industria turística en la globalización y en la evolución del sistema capitalista en los últimos tiempos?
La industria turística ha tenido una tasa de crecimiento sostenido por encima de la media de casi todos los sectores desde la finalización de la II Guerra Mundial. Evolución que ha terminado por colocar a esta actividad como la más importante del planeta en el siglo XXI, en porcentaje del PIB global, volumen de comercio internacional y cantidad de puestos de trabajo que genera.
Más allá de las cuantías, el modelo dominante de turismo es una actividad emblemática en la globalización económica, no sólo por sus graves impactos a nivel medioambiental, económico y social para los países anfitriones, sino también por las dinámicas de liberalización, concentración de capitales, precariedad laboral y merma de derechos de las personas trabajadoras, privatización de bienes y espacios públicos y cambio de uso y sobreexplotación de los recursos en los destinos.
Además, el turismo tiene en la globalización otra relevancia menos visible, ya que los desplazamientos internacionales de personas, que pronto llegarán a los mil millones anuales, hacia países empobrecidos favorece la imposición de un sistema de valores y un estilo de vida que son funcionales al propio capitalismo.
Finalmente deja en evidencia un aspecto clave de las lógicas de esta globalización: se priman los derechos al ingente lucro de las empresas transnacionales y a los excesos consumistas de las clases medias de los países centrales, sobre los derechos económicos, sociales, culturales y medioambientales de gran parte de las poblaciones de los países anfitriones de la Periferia global. En definitiva, este turismo es una parte esencial de un modelo que da la espalda a la vida, y que no puede crecer de manera infinita porque existen límites biofísicos a su expansión.
El mismo sector se ha visto sometido a un fuerte proceso de concentración empresarial. ¿Qué implicaciones tiene este proceso?
El proceso de concentración empresarial en el turismo es fuerte, aunque hasta el momento es menor que en otros sectores en el marco de la globalización. Una decena de empresas transnacionales de capitales europeos y estadounidenses controlan aproximadamente el veinticinco por ciento del negocio, aunque como es lógico este grado de concentración va in crescendo.
Las implicaciones de esta concentración son diversas, aunque las más relevantes pueden ser el mayor poder político que tienen estas empresas transnacionales, a través de sus lobbies sectoriales y también de los sectores conexos, que les permite que la toma de decisiones políticas así como las legislaciones y políticas públicas locales, regionales y globales se ajusten en mayor medida a sus intereses económicos.
Otro aspecto es la dificultad creciente de las pequeñas explotaciones para poder participar en el pastel del turismo, ya que la concentración se constituye como una barrera a la entrada, favorece los procesos de adquisición, construye enormes economías de escala, entre otros factores que dejan fuera de juego a las pequeñas y medianas empresas. Procesos de concentración y acumulación que son connaturales al propio capitalismo.
La industria turística está haciendo notables esfuerzos para "mostrar" su compromiso con la reducción de la pobreza, que se traducen en iniciativas de RSC, proyectos de cooperación, etc. ¿Cómo valoras esta estrategia y los alcances que está teniendo?
En la misma línea que los capitales transnacionales, las grandes empresas turísticas se vienen acercando a la idea de Responsabilidad Social Corporativa y Empresarial, participando en iniciativas sociales de distinto tipo, y dotando de valores teóricos e ideas positivas y socialmente aceptadas a la comunicación de su oferta.
A criterio de la mayor parte de las organizaciones sociales, se trata de una estrategia de mero corte comercial. La devastación socioambiental del planeta provocada por los modelos de producción y consumo es cada día más visible e incontestable, por lo que la conciencia y sensibilidad de la población sobre estos impactos es creciente. En nuestra opinión el objeto de esta RSC no es más que una fuente de valor de marca, una operación de “lavado” verde y solidario de una imagen corporativa que parece peligrar frente al nacimiento y la consolidación de dicha conciencia colectiva critica.
Este acercamiento a la RSC del sector turístico constituye precisamente eso, hablar de lo que no tiene, decir que construye lo que en realidad destruye, uno de los contrasentidos más notables del marketing en la globalización. Las transnacionales del sector incluyen en sus discursos ideas como “sostenibilidad”, “justicia en las relaciones comerciales”, “respeto por las culturas locales” y “cuidado del medioambiente”…justamente, todo aquello de lo que carecen sus prácticas y sus políticas.
En el libro dedicas una especial atención al protagonismo de la publicidad y el marketing en la consolidación del papel protagonista de este sector en la sociedad actual, ¿cómo lo valoras?
Considero que sin la publicidad y el marketing sería difícil comprender la existencia y las conductas colectivas de las sociedades de consumo, sumidas en unas dinámicas de nacimiento y muerte instantánea de los deseos, persecución perpetua y reivindicación del goce individualizado. Estas herramientas empresariales han permitido construir un mundo de signos y significados, de subjetividades asociados a las mercancías, a las experiencias y a los actos de consumo.
En el caso del turismo internacional de masas, por una parte la oferta se presenta como un lujo, pero que es accesible a la clase media. Lo que algunos académicos del marketing denominan “masstigge”, contracción entre las palabras “masa” y “prestigio”. Por otra parte, estas herramientas han dotado a la actividad de una fuerte asociación a ideas como la felicidad, la libertad o la liberación personal. Justa y paradójicamente, todo aquello de lo que una sociedad de consumo carece… seguramente por eso la oferta turística de masas se constituya como un atractivo tan grande.
También analizas la insostenibilidad ambiental del modelo turístico actual. ¿Cuál es la base de tu argumentación?
La argumentación que se desarrolla en el libro acerca de la falacia de la sostenibilidad en el turismo de masas parte básicamente de analizar cada uno de los elementos que componen el concepto de la sostenibilidad y compararlos con las prácticas y las dinámicas de este modelo turístico. Este modelo no sólo es totalmente insostenible desde una perspectiva medioambiental, sino que también lo es en otras dimensiones del propio concepto, como la dimensión social y la económica. En definitiva, es una actividad que no sólo tiene fuertes impactos presentes, sino que además constituye una amenaza social, económica y ambientalmente para la vida de las futuras generaciones.
Hasta el momento los movimientos sociales alternativos no hay visto en la industria turística una fuente de preocupación prioritaria, a diferencia de otros sectores, como las actividades extractivas o las diferentes formas de generación de energía, por ejemplo. Tú militas en Ecologistas en Acción y con este libro estáis haciendo un importante esfuerzo por posicionar el tema turístico en la agenda de movimiento ecologista. ¿Cómo lo valoras? ¿Crees que hay un cambio significativo en la valoración del turismo por parte del movimiento ecologista?
Efectivamente, parte de los movimientos y colectivos sociales han centrado sus críticas en sectores conexos al turismo, pero en parte esta industria ha quedado exonerada de las críticas. No obstante, desde hace algunos años el ecologismo, y en concreto el ecologismo social está dirigiendo su mirada crítica hacia el turismo, ya que en el territorio español tenemos un ejemplo bastante claro de las devastaciones que supone este modelo.
Además, es un sector que se relaciona directamente con las principales problemáticas sobre las que trabaja Ecologistas en Acción: modelos de transporte y de consumo, sostenibilidad, energía, conservación de la naturaleza, urbanismo, agua, educación, globalización y relaciones Norte-Sur, entre otros. Y, por supuesto, también se relaciona con la necesidad del decrecimiento. De ahí la importancia que tiene la visibilización y la incorporación del turismo a las agendas y los debates de las organizaciones sociales, por relacionarse con aquellos desafíos y problemas más acuciantes que nos plantea este capitalismo en el Siglo XXI.
Creo que ese cambio se está produciendo, aunque es necesario profundizar la crítica, visibilizar las denuncias, trabajar en la sensibilización de la población, considerando también que los capitales españoles tienen un peso relevante en la industria turística globalizada.
También considero que una cuestión pendiente es una confluencia y una articulación estable entre los diferentes movimientos y organizaciones sociales, ya que la amplitud de esta problemática exige respuestas políticas y sociales desde diferentes ámbitos: las iniciativas de comercio justo y de turismo responsable, las organizaciones sindicales y el ecologismo social, entre otras. Hace falta actuar desde diferentes flancos: por ejemplo, defender los derechos laborales en los países anfitriones, hacer incidencia política en los territorios de origen del turismo internacional, promover iniciativas de turismo alternativo, realizar campañas y actuaciones en comunicación y sensibilización en la población.
Asimismo, otra actividad que considero clave es la investigación, la producción y la divulgación de contenidos que analicen y desgranen la verdadera cara de esta industria, y en ese sentido hay que destacar la importante labor que vienen teniendo espacios como Alba Sud, el Observatorio de Multinacionales en América Latina o el Foro de Turismo Responsable.
Y ya para terminar, ¿cómo prevéis la difusión y promoción de este libro?
En coherencia con los contenidos del libro, además de la distribución a través de librerías alternativas, la idea que tiene la editorial Libros en Acción es que la difusión y la distribución de “Viajar Perdiendo el Sur” se realice en colaboración con las organizaciones y movimientos sociales, principalmente aquellos que trabajan la temática del Comercio Justo y del Turismo Responsable, a través de la distribución en tiendas de comercio justo, la presentación de las ideas en jornadas de turismo crítico, los medios de comunicación alternativos, las organizaciones ecologistas, entre otras.
También se espera contar con la presencia de estos contenidos en el ámbito de la educación, ya sea a través de espacios de confrontación de las ideas en las universidades o en espacios de educación para el desarrollo y no formal. Así, la idea es participar a lo largo de los próximos meses en debates, jornadas, talleres, sesiones formativas o mesas redondas.