Chile-Panguipulli: Territorio de volcanes y sobreviviencia


Si quieres venir a caminar por las montañas y por las mil historias de Panguipulli, voy a compartir contigo una reflexión hecha por una joven, reflexión que llegó no hace mucho a mis oídos: “Ya tengo 22 años y con mi familia vengo a veranear todos los años, desde que tenía doce. Y todavía no conozco las comunidades ni la historia mapuche”.

Si a Panguipulli, tuviéramos que ponerle un nombre, -un nombre más-, este podría ser el Territorio de la Siesta de los Volcanes. Pero tal vez sea más prudente no nombrarlo. Porque éste es el Territorio de lo que no se ve. De lo que no se deja ver, salvo en contadas ocasiones, salvo bajo ciertas condiciones, que no se dan a cualquiera, ni en cualquier momento.
Éste es uno de los territorios únicos del planeta. Te hablaré al menos de cuatro de las historias de esta zona: Primero está la historia geológica. Si tus ojos y tu corazón están abiertos, si vienes con respeto, pronto te darás cuenta que tus pies caminan sobre un macizo de roca impetuosa, anclada a cincuenta o setenta mil metros de profundidad, sobre el magma hirviendo de la tierra. Verás con tus ojos las cumbres nevadas de los cinco volcanes y tus músculos sentirán el inmenso temblor vertebral de la Falla Liquiñe-Ofqui. Podrás quizás presentir la advertencia cósmica de los cuarenta y un conos volcánicos en Pilmaiquén, bajo el manto verde de los coihues todavía impenetrables.
Después, podrás descubrir -y solo paso a paso- retazos de la historia inigualable de los primeros habitantes. El último gran Parlamento de Coz Coz y la historia mapuche, viva en uno de los últimos baluartes en ser penetrado por los occidentales. No hace mucho, todavía se podía escuchar comunidades decir: “Nosotros no queremos camino, proyectos ni luz eléctrica. Nuestros antepasados nunca la necesitaron. Vivieron bien, conocieron la felicidad y la tranquilidad. Además ¿Para qué, si detrás del camino siempre venían los despojadores?” Podrás escuchar de fortines, de túneles del tiempo, del Toro Rojo, de montañas que se mueven, de rogativas que detienen la ceniza o traen la lluvia. Rogativas que tal vez puedan ayudar a detener la vorágine desenfrenada del calentamiento global.
A continuación, si te queda asombro, podrás saber de la fantástica historia del Complejo Maderero Panguipulli. Toda la cordillera de la actual Región de Los Ríos, cuatrocientas mil hectáreas son recuperadas en 1970 por 4000 trabajadores madereros y comuneros mapuches. Logran formar una gigantesca empresa con carácter social, sustentable, productivo y autogestionada. Un proyecto piloto en toda Latinoamérica. Con un poco de suerte podrás encontrar viejos galpones de aserraderos, tatús y senderos guerrilleros, huellas de los viejos cazadores de baguales en las faldas del Choshuenco.
Por fin te diré algo de la actual historia, mientras el clima global se desespera entre las sequías, los tsunamis y los huracanes, acá estamos construyendo uno de los territorios de la sobrevivencia para todos los seres vivos. En este megaproyecto del Buen Vivir o Küme Mongen, han quedado fuera las megacarreteras, los megaproyectos hidroeléctricos. Ven en silencio a bajar por nuestros ríos y lagos, ven a caminar por nuestros senderos patrimoniales, ven a escuchar como se junta el agua en el bosque que vuelve a crecer. Como dicen los peñis de Lago Neltume: “Estamos cuidando este lago, este río, este volcán, tal como lo hicieron nuestros mayores. Y esto yo lo hago por mis hijos, por mis nietos y para todas las naciones”.
Por Pedro Cardyn Degen, médico familiar, apiterapeuta e integrante de la Red de Organizaciones sociales y ambientales de Panguipulli.

* Texto extraído de la sección “Relatos de Anfitriones” de la guía de campo: Ruta de Turismo de Base Comunitaria (Proyecto Trawun) con la autorización de los editores y del autor.

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