Terminemos con las subvenciones opacas a las energías sucias.

Es hora de que Europa cumplan plenamente con sus compromisos climáticos. Para ello, necesitamos eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles. Por tanto, sería inaceptable seguir pagando para mantener centrales con energías sucias que no generan electricidad.

por: Florent Marcellesi
España ha sido por desgracia el país que más ha abusado, de forma totalmente opaca, de esta opción a través de los llamados “pagos por capacidad”. Como ha destapado Greenpeace, en los últimos 20 años las centrales con energía sucia han recibido casi 18.000 millones que hemos pagado en la factura de la luz. Esto no puede durar más. Ahora que estamos reformando a nivel europeo el diseño del mercado eléctrico, pongamos fin a esta situación contraria al Acuerdo de París y a una transición energética eficiente y justa. Para ello, veamos los tres pasos que proponemos seguir desde el Parlamento Europeo.
La primera pregunta que deberíamos hacernos es: ¿son necesarios los pagos por capacidad? Para ello, hace falta saber en qué situación podría existir un problema de seguridad del suministro eléctrico. Y para responder a esta pregunta, es fundamental desarrollar una metodología común, que sea válida en toda Europa y en todos y cada uno de los Estados miembro. Es demasiado fácil dejar que los gobiernos individuales y los gestores de la red y transportistas nacionales realicen su evaluación de forma aislada unos de otros y del mercado interior eléctrico, así como sin ninguna transparencia. Por lo tanto, debería ser obligatorio establecer y utilizar un sistema de evaluación de adecuación realmente paneuropeo, que al mismo tiempo sea transparente y no se centre únicamente en la generación. Más bien debería tener en cuenta todas las flexibilidades, como el almacenamiento y la gestión de la demanda. Evidentemente, si esta evaluación no mostrara problemas de seguridad del suministro en el caso nacional estudiado, cualquier pago por capacidad se descartaría de entrada.
En segundo lugar, en caso de que la evaluación de adecuación del sistema europeo muestre algunos problemas sobre la seguridad del suministro, la siguiente pregunta debería ser: ¿cómo remediar esa situación? En muchos casos, no se necesitan pagos por capacidad porque algunas otras medidas pueden lograr el mismo resultado sin distorsiones del mercado. Por ejemplo, desarrollar más flexibilidad como el almacenamiento, gestionar la demanda, establecer redes inteligentes, la generación renovable variable, el uso más eficiente de los interconectores existentes, etc. Los pagos por capacidad solo podrían establecerse una vez implementadas estas políticas, si persisten los problemas sobre la seguridad del suministro. En otras palabras, solo pueden ser un mecanismo de último recurso.
Como último recurso, vendría entonces la cuestión del diseño de pagos por capacidad. Hay algunos principios clave:
    •    Los pagos por capacidad no deberían distorsionar el mercado. O sea, no deberían tomar la forma de subsidios (como es el caso en España, donde el gobierno anterior otorgó generosas subvenciones al sector del carbón, llamándolo “pagos por capacidad”) y las centrales de energía que reciben apoyo deberían permanecer fuera del mercado, pues lo contrario causaría competencia desleal.
    •    Los pagos por capacidad deberían estar abiertos a todas las tecnologías y no restringirse a la generación doméstica convencional. Deben estar abiertos a la gestión activa de la demanda, a la capacidad de otros países, al almacenamiento y a las energías renovables.
    •    Los pagos por capacidad no deberían estar abiertos a los activos más contaminantes, especialmente al carbón y al lignito. No hay futuro para el carbón en Europa y la reforma del diseño del mercado no debería dar una señal contradictoria. La norma de rendimiento de emisiones de 550 gCO2/kWh debe aplicarse plenamente, tanto para los activos existentes como para los nuevos, y debería comenzar de inmediato al entrar en vigor el Reglamento.
    •    Los pagos por capacidad deberían ser soluciones temporales, lo que significa que no podrían establecerse para siempre, sino solo por un corto período de tiempo. Dejarían de existir tan pronto como haya cesado la preocupación por la seguridad del suministro.
Estamos en medio de difíciles negociaciones entre el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo. Desde la eurocámara, tenemos un mandato muy claro y fuerte para limitar lo máximo posible el despliegue de pagos por capacidad, convirtiéndolos en medidas condicionales, transitorias, sin distorsiones y de último recurso. También tenemos el mandato de hacer transparente lo que pagamos en nuestra factura de la luz.
Para ir ganando esta batalla a las energías sucias y sus subvenciones millonarias y opacas, necesitamos que, en el Consejo Europeo, el Gobierno de España y su Ministerio de Transición Ecológica apuesten de manera clara a favor de la posición del Parlamento Europeo.
La transición energética solo se hará realidad si cerramos el grifo a los combustibles fósiles y reorientamos el dinero de todas y todos hacia la eficiencia energética y las energías limpias.

(*) Florent Marcellesi es eurodiputado de EQUO y ponente de Los Verdes Europeos en la reforma del Diseño del Mercado Eléctrico europeo.
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