Cambio climático: Qué implica para América Latina que el calentamiento global no supere los 1,5º C

América Latina ha sido históricamente uno de los continentes que más ha sufrido las devastaciones climáticas. Científicos de todo el mundo han presentado un informe, el que está marcando el debate climático en la COP 24 y que adelanta graves variaciones para los próximos años si es que los gobiernos del mundo no toman medidas urgentes para evitar que el calentamiento global siga aumentando. “A estas alturas, cada fracción de grado cuenta”, dice Tania Guillén, una de las investigadoras detrás del documento.
 
Puerto Rico, Dominica y Perú fueron tres de los cinco países que sufrieron mayores devastaciones producto de eventos asociados al cambio climático en 2017. La investigación la realiza año a año la ONG alemana Germanwatch y se concentra en cuantificar las pérdidas en vidas humanas y económicas de los países que son objeto de catástrofes tales como lluvias, inundaciones y huracanes, todos eventos asociados al calentamiento global de la tierra.
Las sequías, olas de calor extremas, subida de los océanos y afectación a diversos ecosistemas del planeta -cada vez más comunes y con especial énfasis en el continente latinoamericano- también son eventos relacionados con el cambio climático. Hoy existe una certeza científica en el mundo: El aumento de emisiones de gases de efecto invernadero pone en riesgo la vida de millones de personas.
La temperatura global de la Tierra ha alcanzado un aumento promedio de 1,1°C desde la era preindustrial, en gran parte debido al uso y abuso de combustibles fósiles como el carbón, el gas y el petróleo. Los sistemas de transporte, la industria ganadera y la concentración de basura orgánica son otros ejemplos de actividades humanas que contribuyen en la emanación de gases de efecto invernadero como el CO2 (dióxido de carbono) y el CH4 (metano), que han llegado a tal nivel que la atmósfera, los suelos y los océanos son cada vez menos capaces de soportar y administrar los bienes comunes del planeta.
Los Acuerdos de París, firmados por más de 190 países en 2015, establecen la meta de que para 2050 la emisión de gases de efecto invernadero será cero. Fija también el límite del calentamiento global en los 2°C y se promete hacer lo posible para que no pase de los 1,5°C. Pese a lo histórico de lo vivido hace tres años, para este 2018 se estima un aumento de 2% de emisión de gases de CO2 a la atmósfera, revirtiendo la corta tendencia de emisiones en retroceso que se vivió entre 2014 y 2016. ¿La razón? Muchos países -China, India y Estados Unidos a la cabeza, pero también otros pequeños, como Chile- continúan explotando energías altamente contaminantes como el carbón, gas y petróleo para solventar su crecimiento económico.
¿Cuál es la diferencia entre un mundo de 1,5° y uno de 2°? 
Científicos de todo el mundo, reunidos en el Panel Intergubernamental por el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), elaboraron un informe donde se entregan ciertas guías técnicas y cuyas conclusiones lo han convertido en el principal insumo para la discusión que se lleva a cabo estos días en Katowice, Polonia, en la Conferencia Mundial por el Cambio Climático (COP 24).
El informe dice que, si se continúan emitiendo gases a la velocidad que se está haciendo, se llegará al 1,5° entre 2032 y 2050. Los riesgos dependen de la magnitud del calentamiento según la ubicación geográfica, la vulnerabilidad, la implementación de medidas de adaptación y mitigación y el nivel de desarrollo del país. Por eso, naciones latinas y pequeños países de Asia reúnen todas las condiciones para sufrir año a año los embates del clima.
Un mundo en 2° implicaría olas extremas de calor en zonas habitadas, aumentando las sequías y los déficits hídricos producto de la falta de lluvias. Las precipitaciones llegarían asociadas a fuertes aluviones -huracanes y ciclones tropicales en los países centrales- e inundaciones y desplazamientos de terreno en el hemisferio sur. También aumentarán los niveles de los océanos, afectando sobretodo a las pequeñas islas y poniendo en riesgo la biodiversidad marítima, así como la  extinción de ciertas especies, y de los arrecifes de coral, que hoy representan parte importante del hábitat del 25% de las especies marítimas.
Los 2° de calentamiento global también implican una transformación de hasta el 18% del ecosistema terrestre. Limitarlo en 1,5°, reduce ese riesgo a un 4%, según el informe del IPCC. [Puedes leer el documento completo al final de esta página]
Para América Latina es clave la diferencia entre 1,5° y 2°, explica Tania Guillén, analista nicaragüense del Climate Service Center Germany y una de las tantas científicas que participó en la elaboración del informe del IPCC. “1,5° significa menos riesgos para la salud, para el agua  y comida que consumimos, así también para ecosistemas marinos y terrestres. Son millones de personas menos expuestas”, afirma.
El aumento de temperatura, con las olas de calor extrema, implica mayor frecuencia del fenómeno de El Niño, lo que está asociado a mayores y más intensas inundaciones en la región. “Cada grado importa, cada año que nos demoramos importa, cada decisión que tomamos sobre la mitigación importa”, dice en entrevista con El Desconcierto.
– ¿Qué es lo central del informe del IPCC?
– Lo interesante es que nos indica que hay una oportunidad de limitar el calentamiento en 1,5°. Todavía el nivel de emisiones que están en la atmósfera y que siguen procesos físico-químicos no nos compromete a un mundo de 1,5°, es decir, tenemos la oportunidad de evitarlo. 1,5° no es una meta porque no queremos llegar a ellos, pero es un número que nos indica el promedio de incremento global de temperatura. Es un promedio, va a haber regiones en que ese incremento va a ser mayor o regiones donde la temperatura disminuya. Para las regiones tropicales los niveles actuales ya están afectando, porque son zonas que reaccionan de manera más rápida a los cambios de temperatura. Esta es la situación de muchos países de la región latinoamericana, que puede ser tropicales o subtropicales. México, Colombia, Perú, por ejemplo, son zonas sensibles a estos cambios.
– ¿Esto se traduce en lluvias, huracanes?
Los cambios dependen de la región. Se ha identificado que para zonas tropicales las tormentas con menor intensidad van a ser menos y las con mayor intensidad van a ir incrementando. Es decir, vamos a tener más fenómenos extremos, la intensidad de tormentas tropicales va  ir aumentando, lo que se traduce en que la lluvia que podrías haber tenido en dos semanas, te llega con una tormenta en dos días, y la infraestructura en nuestra región no está preparada para eso. Las zonas más afectadas son las del Caribe, pero también la región centroamericana, con su amplia costa.
– Muchos de estos fenómenos se viven hoy en día y causan grandes daños. ¿Cómo se explica que 1,5° no sea una meta?
– Los 1,5° surgió en las negociaciones como una demanda de países en desarrollo, precisamente pequeños estados insulares, países que ya están siendo afectados y que se prevé que serán mayormente afectados en el futuro. Antes de los 1,5°, la meta eran los 2°. Esto es importante, porque tenemos que dejar claro que 1,5° es ante todo una línea de defensa, pero los 1,5° también conllevan riesgos. Uno de los mensajes del reporte es que los impactos que se percibirán con 2° serían menores que con 1,5°, pero con los mismos 1,5° serían mayores de lo que vivimos actualmente. No es que todos los fenómenos van a ser lineales, como si con 1,5° tuviéramos cinco tormentas tropicales y con 2° fuéramos a tener diez, el sistema no funciona así, es mucho más complejo, pero sí se identifican parámetros de cambio muy fuertes entre un grado de temperatura y el siguiente. Eso dice el capitulo 3, donde dice que el sistema de arrecifes de corales, con 1,5°, estaríamos perdiendo entre el 70 y 90% de los arrecifes, que son importantes para la región del caribe y el sistema de pesquería que dependen de los arrecifes. Pero con 2°, se llegaría  la pérdida de más del 90% de afectación, es decir pone a los corales en peligro de extinción. Y los corales ya están siendo afectados hoy día, vemos periódicamente el debilitamiento de este sistema, que te muestra que está pasando algo muy fuerte.
Hasta el 90% de los arrecifes de coral correrían peligro de extinción en un mundo de 2° C / Aquaworld


– ¿Cómo se proyecta la situación para el cono sur?

– A nivel global habrán mayores olas de calor, eso es claro. También se identifica que centro y Sudamérica son regiones altamente vulnerables a sequías. Más información regional viene en el siguiente reporte del IPCC, porque hay un mandato de información regional, pero la tendencia muestra que el continente sufrirá mayores sequías. Al Amazonas hay que ponerle cuidado, porque así como la deforestación afecta e influye en el sistema climático, y sabemos que en el Amazonas lamentablemente está ante un proceso permanente, también el clima afecta al amazonas. Si llueve menos, los bosques se pueden ir secando, hay una conversión del ecosistema muy fuerte, lo que influye no solo en el sistema climático.
– Se afectan las economías locales y familiares.
– Y las nacionales también. Si hablamos en general de que el sector de agricultura va a sufrir esto y un sector importante de la economía
de nuestros países sigue dependiendo de eso, también le va a llegar.
– ¿Cómo ven que se está tomando el informe en los países? Finalmente, ellos son los que deciden
– Esto es interesante mencionarlo, porque el informe se preparó a partir de una invitación de la COP 21 en París, que piden al IPCC medir impactos y las rutas relacionada al 1,5°. El IPCC está conformado por los gobiernos y aceptó esa invitación y le agregó los elementos de desarrollo sostenible y erradicación de la pobreza. El pasado 6 de octubre, los gobiernos conformados en IPCC aprobaron el reporte. Es decir, en este momento no puede haber gobierno del mundo que diga ‘yo desconozco esos resultados’. Porque fue hecho a solicitud de ellos y aprobado de ellos. En esta COP, más que hacer notar el informe, tenemos que ver los resultados que se traduzcan en una revisión profunda de las contribuciones nacionales y de los compromisos que los gobiernos han presentado. Porque el informe deja claro que no estamos en el camino adecuado, que todavía hay tiempo, pero que el tiempo es corto. Entonces, la acción debe tomarse ya, si no lo hicimos ayer, es ahora. Lo que esperamos es que la ciencia sea escuchada y considerada al momento de tomar las decisiones y realizar las políticas públicas.
– Estamos en Katowice, la capital del carbón en Europa y Polonia mantiene la explotación de ese recurso contaminante diciendo que no es contradictorio. Otro ejemplo es Chile, que se mantiene con el plazo de 2050 para el fin a termoeléctricas a carbón, pese a la evidencia científica y el llamado de urgencia que esta trae. ¿Cómo se relacionan ustedes ante posiciones así?
– El IPCC es un órgano científico que no es prescriptivo. Desde ahí no se dice hay que hacer esto, se evalúan las opciones que hay y se presentan los resultados. No se puede decir, los gobiernos tienen que transitar a esto. Algo interesante que hay son las cuatro pathways que seguir hasta los 1,5°, donde hay más o menos participación de energías de distintos tipos. Pero lo interesante de tener una COP en Polonia es la oportunidad de crear presión y conciencia en la población local y en el gobierno. Si estás en al presidencia de la Conferencia de Cambio Climático, enséñanos que estás haciendo bien. Esas son las cosas que tenemos que balancear. Lo que hay que hacer es ver lo que funciona mal, sensibilizar y buscar mejorarlo, por eso también es una oportunidad. Si estamos aquí, bueno le podemos demandar al gobierno de Polonia una transición a rutas bajas en carbono y también es importante hacer ver los cobeneficios de la acción climática. Cuando hablamos de energías renovables o de sistemas eléctricos de transporte, se habla de nuevos empleos y de mejoramiento de la calidad del aire y de la calidad de vida, y yo creo que eso nos interesa a todos. Entonces creo que esto es un reto global y tenemos que actuar como comunidad global. Algunos tendremos mayores o menores responsabilidades, pero en este momento, cuando se conocen tecnologías amigables con el medio ambiente, que son climáticamente aceptables, regresar a estas opciones que son casi de la pre historia, es un pecado.

Fuente: El Desconcierto - ecosistemas

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