Coches eléctricos, baterías y la fiebre minero-extractivista europea

Por su poco peso y por la gran cantidad de energía que retiene, el litio es el componente imprescindible de las baterías. Y las baterías son a partir de ya la tecnología clave en los sectores de la movilidad eléctrica, las energías renovables y la digitalización, en una palabra, para la acumulación de energíaLa transición energética que se consolida en las políticas europeas y globales, contribuye sin dudas a aumentar muy rápidamente la demanda de materias primas para las baterías que se prevee se multiplique por diez en los próximos once años.

Por Guadalupe Rodríguez

Que en la frontera hispanolusa existe un importante depósito de litio, que la misma frontera es el paraíso europeo del litio, en los últimos meses la prensa está salpicada de este tipo de noticias . Las mineras por su parte piensan en aprovechar el boom para especular con el precio, ya que el litio no cotiza como el oro en los mercados globales de materias primas
 Según datos del Centro Común de Investigación (CCI) de la Comisión Europea, en el caso del litio, la demanda se multiplicará por 46 pudiendo llegar a haber un déficit. La Comisión Europea considera clave una producción “competitiva, segura, sostenible” de materias primas para asegurar la agilidad para sacar provecho y obtener beneficios y para mantener el liderazgo de la Unión Europea.
Un producto clave
En la actualidad, los componentes para las baterías se importan de Asia y Europa pretende disminuir esta dependencia a toda costa. Lo dejó claro el ministro alemán de Economía y Energía, Peter Altmeier en una conferencia de prensa reciente en Berlín junto al Vicepresidente de la Comisión Europea a cargo de la Unión Energética, Maroš Šefcovic.
Allí declaró el ministro que “los fabricantes alemanes y europeos se tienen que poner inmediatamente al día y volverse competitivos”. Y anunciaron entre otras medidas su intención de canalizar mil millones de euros hasta 2021 para construir una importante fábrica de baterías en Alemania. Su objetivo es incentivar la producción europea de baterías hasta cubrir el 30% de la demanda mundial para 2030 y garantizar cuotas significativas de valor añadido a los vehículos eléctricos, de los que su batería es el componente más valioso.
Cuestión estratégica para la economía europea
Asegurarse el acceso “lo menos doloroso” posible a las materias primas que nos darán el paseo a la transición energética y nos ayudarán a completar la digitalización. La transición energética significa disminuir la dependencia de los combustibles fósiles, urgencia en línea con la de detener el cambio climático y cumplir con el Acuerdo de París (que aunque imprescindible forzar a los Estados a su cumplimiento, deja por cierto mucho que desear en términos de alcanzar una sostenibilidad real).
Todo es “sostenible” y “salva el clima”
Y las baterías -de litio– del ministro alemán no van a ser cualquier cosa, sino que se habrán de constituír “en referencia internacional, reflejarán los estándares europeos y tendrán alta capacidad de almacenamiento, serán durables, rápidamente recargables, reciclables, a precios competitivos y por supuesto sostenibles y de producción ambientalmente amigable”. La pregunta es: ¿cómo lo piensa hacer?
Vengo argumentando que la Unión Europea quiere posicionarse como un actor fuerte dentro de la cadena de abastecimiento a nivel global. No hay que perder de vista que uno de los objetivos principales de Alemania más allá -¿o antes?- de los climáticos es fortalecer a la industria del automóvil. El argumento de este sector es básicamente que mantener las metas climáticas en el trasporte ayuda a hacer crecer la demanda de baterías. Cuando aún no se borra su escándalo de las emisiones de CO2, el sector automotor alemán agudiza su ingenio para aprovechar muy especialmente esta confluencia de meros intereses empresariales -fabricar muchos coches y sus correspondientes baterías- disfrazados de acción climática. Y el estado alemán se pone manos a la obra para ayudar.
“Paraísos” extractivos caídos del cielo
La Unión Europea lo ve así: muchas áreas de prospección están exploradas por debajo de su potencial y hay un gran número de proyectos de exploración actualmente inactivos y pretende potenciarlos e incluso trabajar para su su “aceptabilidad social”, lo que quiera que signifique eso.
Por eso, de repente España y Portugal parecen cobrar un rol importante como “paraísos del litio”. Países en los que de la noche al día las mineras se muestran interesadas en explorar geológicamente para quién sabe si a continuación dar paso a los consabidos proyectos mineros que tantos quebraderos de cabeza están dando a las comunidades locales en estas regiones. Un caso paradigmático lo constituye la ciudad de Cáceres, en Extremadura (España), donde pretenden abrir una mina para explotar litio durante 25 años a las puertas mismas de la ciudad, a tan sólo 3 kms. del centro y a 2 del hospital (!). La población alarmada se posiciona rotundamente en contra, debería estar de más decirlo.
No hay que olvidar, que los nuevos proyectos mineros en Europa encierran muchas mentiras, baile de números a la medida de los intereses de sus promotores y grandes riesgos de diferente consideración que incluyen aspectos ambientales y sociales, todo en medio de un gran oscurantismo y falta de información y un alto componente especulativo. La conflictividad crece en torno a los proyectos mineros concesionados y activos -no sin razón, dividiendo a las comunidades, a las familias.
Millones de baterías
Si los proyectos que están anunciando salen adelante -y es ahora como hemos visto una prioridad clara y expresa del gobierno alemán y sus políticas de crecimiento a toda costa- se estará creando muy pronto la anunciada industria de manufactura de baterías a gran escala. “Para que Europa pueda confrontar la gran competencia existente a nivel global, tiene que recuperar terreno para fortalecer todos los pasos de la cadena de valor de las baterías comenzando desde el primero, el abastecimiento seguro y sostenible de las materias primas para la industria de manufactura de baterías”, declaran satisfechos los políticos.
El equilibrio del planeta y la licencia social
No sé si como sociedad consideramos que es una buena o una mala noticia. De momento no existe ese debate en la profundidad requerida y a mí particularmente me preocupa este punto. De explotarse el litio de España o Portugal, aunque nadie nos lo va a explicar claramente, todo apunta a que se destinaría a abastecer a la industria alemana y no sé si también a supuestas fábricas que dicen que van a seguir a la apertura de las minas de litio por todas partes.
La lógica dicta que es mejor abastecer a la industria Europea con materias primas europeas, extraídas en la propia Europa, antes que seguir expoliando al modo acostumbrado a países de África, Asia o América Latina. Mientras haya comunidades que rechazan los proyectos -situación cada vez más habitual, no debería permitirse la explotación minera sin más, ni en lugares del Sur Global, ni en partes de Europa como Cáceres, ni en ninguna otra.
La concentración de mineral y la rentabilidad de los yacimientos europeos puede distar mucho de ser lo que dicen. Y la industria no se va a conformar en absoluto con el litio que pueda llegar a rascar en España y Portugal. También sigue extendiendo la UE sin lugar a dudas sus garras sobre el litio de los países andinos. Puede que sean estos más ricos en el elemento, que en su caso se encuentra en parajes únicos -muchas veces protegidos- y territorios de comunidades campesinas e indígenas.
Y el frágil equilibrio del planeta muy pronto no va a poder permitirse ninguno de estos proyectos ni allá, ni aquí. Guste o no a las autoridades, a las mineras y hasta a quienes hablan de transición energética a las energías renovables, hay que seguir visibilizando los problemas asociados a la extracción y las “lógicas” extractivistas y el neocolonialismo que se esconden detrás.
Una prioridad es visibilizar las múltiples resistencias a la minería, escuchar atentamente lo argumentos porque hay espacios políticos que están negando esta realidad. Y crear conciencia sobre la dimensión social y ambiental del boom minero y encontrar caminos post-extractivistas y alternativos.

Por Guadalupe Rodríguez (@ecologistadelno)
Ecoportal.net

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