Vivimos como si tuviésemos 1,7 Planetas Tierra a nuestra disposición

Las consecuencias de la industrialización sobre el medio ambiente y la cada vez más evidente desigualdad en la distribución de la riqueza, llevaron en los años 70 a diferentes economistas y teóricos, con independencia del signo político de su sociedad de procedencia, a admitir que, al aumentar la producción de bienes y servicios, es forzoso que se incremente también el consumo de recursos naturales.

Por lo tanto, si el consumo es más rápido que la regeneración de los recursos utilizados se podría desembocar en pocos años en el agotamiento del Planeta.
El precio de este déficit ecológico es cada vez más evidente: tiene forma de sequías prolongadas, de deforestación, de erosión del suelo, de pérdida de biodiversidad, de agotamiento de las pesquerías, de contaminación de los océanos y, especialmente, de cambio climático…
En realidad, hasta la fecha de hoy, según WWF, vivimos como si tuviésemos 1,7 planetas Tierra a nuestra disposición. Puesto de otra manera, en la actualidad estamos utilizando recursos a un ritmo que requiere disponer de 1.7 planetas si queremos mantener en harmonía la relación producción-consumo:
Qué es la teoría del decrecimiento
En respuesta al crecimiento sin control, asociado a este consumo excesivo, surgió la llamada teoría del decrecimiento, cuyos defensores creen que la sostenibilidad económica es compatible con la preservación de los recursos naturales si se disminuye el consumo de bienes y energía.
El decrecimiento, por lo tanto, es una corriente de pensamiento que preconiza la disminución regular y controlada de la producción, con la finalidad de establecer una nueva relación de equilibrio entre los seres humanos y la naturaleza.
Decrecimiento no es desarrollo sostenible
No debe relacionarse la teoría del decrecimiento con el concepto de desarrollo sostenible puesto que, dadas las limitaciones de los recursos de la Tierra, sería insostenible que todas las naciones del mundo trataran de alcanzar el nivel de consumo occidental. Se calcula que actualmente el 20 por ciento de la población del planeta acapara el 85 por ciento de los recursos naturales.
Los decrecentistas, por lo tanto, parten de la convicción de que no se trata de incrementar –hasta homogeneizar– el nivel de consumo de los distintos países, sino de aplicar criterios de frugalidad y reducción de la producción y el procesamiento de los recursos.
Los pilares del Decrecimiento
Un conocido economista francés, Serge Latouche, definió los siguientes criterios básicos de la teoría del decrecimiento:
    ▪    Reevaluar los valores individualistas y consumistas y sustituirlos por ideales de cooperación.
    ▪    Reconceptualizar el estilo de vida actual.
    ▪    Reestructurar los sistemas de producción y las relaciones sociales en función de la nueva escala de valores.
    ▪    Relocalizar: se pretende reducir el impacto generado por el transporte intercontinental de mercancías y se simplifica la gestión local de la producción.
    ▪    Redistribuir la riqueza.
    ▪    Reducir el consumo, simplificar el estilo de vida de los ciudadanos. El Decrecimiento apuesta por una vuelta a lo pequeño y a lo simple, a aquellas herramientas y técnicas adaptadas a las necesidades de uso, fáciles de entender, intercambiables y modificables.
    ▪    Reutilizar y reciclar: alargar el tiempo de vida de los productos para evitar el despilfarro. Evitar el diseño de productos obsolescentes.
Obsolescencia programada
Se denomina así a la planificación del fin de la vida útil de un producto tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante, de modo que este producto se convierte en inútil o inservible cuando expira dicho periodo de tiempo.
Cómo funciona la obsolescencia programada
La obsolescencia programada es coherente con el modo de vida consumista y con el crecimiento a toda costa, ya que implica una continua demanda de nuevos bienes, circunstancia que estimula de forma extraordinaria la producción.


Los decrecentistas rechazan la obsolescencia programada, defendiendo el reciclaje y la reutilización.
Críticas recibidas
Puede resumirse el fin último del decrecimiento como “vivir mejor con menos”, pero los detractores de la teoría argumentan que el crecimiento económico genera empleo, mejora la educación y la salud pública y proporciona, en definitiva, mejor calidad de vida.


Fuente: RunRunEnergético

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