No es la naturaleza, es el sistema económico
Los desastres no tienen nada de natural, son un evento político, social y cultural. Cuando se dice que son naturales, simplemente no se visibiliza la responsabilidad de un sistema económico y políticos que los hace posibles. Ellos son responsables de las carreteras mal construidas, de la industria forestal con sus monocultivos, las construcciones en lugares riesgosos sin infraestructura adecuada y los Parques Nacionales llenos de árboles nativos pero vulnerables a ser reemplazados por especies exóticas para extraer su madera.
Por Gonzalo Gacigalupe
También hay que incluir en la razones de los desastres en Chile, la centralización de toda la riqueza y las decisiones que provienen de la capital y dentro de ella por su élite. El falso sentido de resiliencia que refleja una trágica falta de memoria y la emergencia controlada por la militarización en contraste con una gobernanza participativa del riesgo.
Como olvidar la vulnerabilidad social impuesta todavía sobre una gran cantidad de personas en territorios de riesgo. Y estas son solo algunas de las dimensiones que se ocultan cuando agregamos la palabra natural al fenómeno del desastre.
No basta con que deje de llover o que comience a llover. No basta con que evacuemos un lugar riesgoso o contar solo con una oficina nacional de emergencia. No basta con gastar 200 millones de dólares en la emergencia, tampoco declarar estados de excepción o de emergencia, ni menos la visita de rigor de una autoridad para sacarse fotos con los sobrevivientes.
Nuestros desastres producto de eventos naturales cada vez más extremos, son el resultado de un modelo económico y político en decadencia.
Fuente: Fuente El Mostrador - ecosistemas
Por Gonzalo Gacigalupe
También hay que incluir en la razones de los desastres en Chile, la centralización de toda la riqueza y las decisiones que provienen de la capital y dentro de ella por su élite. El falso sentido de resiliencia que refleja una trágica falta de memoria y la emergencia controlada por la militarización en contraste con una gobernanza participativa del riesgo.
Como olvidar la vulnerabilidad social impuesta todavía sobre una gran cantidad de personas en territorios de riesgo. Y estas son solo algunas de las dimensiones que se ocultan cuando agregamos la palabra natural al fenómeno del desastre.
No basta con que deje de llover o que comience a llover. No basta con que evacuemos un lugar riesgoso o contar solo con una oficina nacional de emergencia. No basta con gastar 200 millones de dólares en la emergencia, tampoco declarar estados de excepción o de emergencia, ni menos la visita de rigor de una autoridad para sacarse fotos con los sobrevivientes.
Nuestros desastres producto de eventos naturales cada vez más extremos, son el resultado de un modelo económico y político en decadencia.
Fuente: Fuente El Mostrador - ecosistemas