Semana sin pesticidas, 20 al 30 de marzo

El uso de pesticidas es hoy en día una práctica generalizada en la agricultura convencional, de tal forma que un alto porcentaje de los productos alimentarios que llegan a nuestras mesas tienen residuos de estas sustancias. Muchos de estos pesticidas son o pueden ser disruptores endocrinos, es decir, que pueden alterar el normal funcionamiento del sistema hormonal y afectar a la salud de las personas.
 
La exposición humana a estas sustancias es generalizada. Las cifras reflejan la magnitud del problema: cada año se esparcen 400.000 toneladas de pesticidas en los 28 países de la UE. España es, según los últimos datos de Eurostat, el país donde más se usan los pesticidas, con 78.000 toneladas al año.
Del 20 al 30 de marzo tendrá lugar La semana por las alternativas de los pesticidas con el fin de concientizar sobre los peligros sanitarios y medioambientales de estos, y sobre todo, tratar de mostrar las alternativas que existen en diferentes áreas con el objetivo de evitarlos.
Esta campaña internacional une alrededor de 65 entidades y a más de 400 actores en terreno, en una totalidad de 15 países, en los que durante los 10 días se celebrarán alrededor de 1000 eventos.
La campaña de Ecologistas en Acción de España


Con motivo de la Semana sin Pesticidas, Ecologistas en Acción reclama a todas las administraciones competentes y a los diferentes partidos políticos que se comprometan a aprobar un plan para reducir en al menos un 50 % el empleo de pesticidas antes de que finalice la siguiente legislatura, es decir, como máximo en 2023.

España es el país europeo líder en consumo de pesticidas, con un aumento anual continuado del 5 % desde 2011. Solo en 2016 se vendieron más de 76.000 toneladas de pesticidas en nuestro país, lo que supone 1,65 kg de pesticidas por persona. El elevado uso de pesticidas explica, al menos en parte, la elevada presencia de estas sustancias en nuestra comida y ríos, como revelan dos estudios recientes de Ecologistas en Acción. En 2015, la mitad de las frutas y hortalizas a la venta en España tenían residuos de algún plaguicida, 38 de los cuales eran sustancias con capacidad de alterar el sistema hormonal. En los ríos también se comprueba la amplia presencia de plaguicidas. Concretamente en 2016, se detectaron 46 plaguicidas en los ríos españoles, de los que 26 son disruptores endocrinos.
Estos datos son especialmente preocupantes si tenemos en cuenta la relación que existe entre los pesticidas, la pérdida de biodiversidad, especialmente de insectos y las afecciones a la salud humana. Una reciente revisión de estudios estima que en los últimos 27 años las poblaciones de insectos voladores se han reducido en un 76 %, lo que representa una pérdida anual del 2,8 % de la biomasa de insectos. La mitad de las especies de insectos están disminuyendo rápidamente y al menos un tercio se encuentran en peligro de extinción. La repercusión de esta pérdida para el medio ambiente es catastrófica, dado que los insectos son imprescindibles para el funcionamiento de los ecosistemas y la producción de los alimentos, al ser responsables de gran parte de la polinización de los cultivos.
Las razones del declive de los insectos son varias, pero las dos primeras son el cambio del uso del suelo, en particular el debido a los monocultivos industriales, y el elevado empleo de plaguicidas que se dispersan por el medio ambiente y envenenan las plantas silvestres, como las amapolas. La desaparición de insectos es especialmente grave si tenemos en cuenta que el 84 % de las plantas cultivadas en Europa y el 78 % de las flores silvestres dependen de los insectos polinizadores.
Asimismo, la utilización de productos pesticidas está íntimamente relacionada con ciertos problemas para la salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cerca de un quinto de los 12 millones de casos de cáncer que se diagnostican cada año en el mundo se pueden atribuir a exposiciones ambientales y ocupacionales. Estos y otros datos de la OMS vienen a confirmar un hecho que se sospecha desde hace tiempo: muchas de las enfermedades no contagiosas se derivan de la exposición química ambiental en su concepto más amplio. En concreto los plaguicidas disruptores endocrinos están relacionados con daños a la salud como problemas reproductivos, cáncer de mama, próstata y tiroides, enfermedades neurológicas y enfermedades metabólicas, como obesidad y diabetes. La normativa actual, que permite una cantidad supuestamente segura de residuos de pesticidas en los alimentos, no protege frente a los pesticidas disruptores endocrinos para los que cualquier pequeña exposición supone un riesgo. El binomio inseparable que forman salud y medio ambiente revela que, sin un entorno sano, limpio de tóxicos, no es posible el pleno desarrollo de los derechos humanos, tales como el derecho a la salud y el derecho a una alimentación de calidad.
Ante las graves consecuencias ambientales, sociales y económicas del excesivo uso de pesticidas, Ecologistas en Acción considera esencial que las administraciones y los responsables políticos pongan en marcha medidas que reduzcan el uso de pesticidas en la agricultura en nuestro país, dando prioridad a  las zonas donde la población puede estar más expuesta, a la vez que se impulsa la agricultura ecológica, libre de agrotóxicos, con el objetivo de proteger la salud de todos y conservar la biodiversidad.
Para Ecologistas en Acción es esencial que en la próxima legislatura el Gobierno asuma el objetivo de reducir un 50 % el empleo de pesticidas antes de 2023, como ya ha hecho Dinamarca reduciendo un 50 % su dependencia de este tipo de tóxicos. Para lograr este objetivo insta a las administraciones y a las formaciones políticas a que se comprometan a cumplir este objetivo para la conservación del medio ambiente y la mejora de la salud de la población.

Más información: Koldo Hernández, portavoz de Ecologistas en Acción,
Fuente: Ecoportal.net Con información de: https://www.ecologistasenaccion.org/biocidas

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