Contracepción ecológica: alternativas a las hormonas que contaminan cuerpos y ríos
La píldora anticonceptiva es el segundo método anticonceptivo más usado entre las parejas de jóvenes. En febrero de este año, la Agencia Europea del Medicamento ha pedido incluir una advertencia sobre el riesgo de depresión asociado a su uso. Ningún prospecto advierte de las consecuencias medioambientales pese a que algunos estudios señalan el impacto del filtrado de hormonas en los ríos.
Laura de Grado
El Instituto Federal de Medicamentos y Dispositivos Médicos (BfArM) de Alemania, siguiendo las recomendaciones de la Agencia Europea de Medicamento, ordenó en febrero de este año a las farmacéuticas del país incluir la depresión en los prospectos de los anticonceptivos hormonales, un anticonceptivo que se utiliza “por comodidad”, “porque se siente más”, “para regular mi ciclo”, “porque tengo ovarios poliquísticos”, “para despreocuparme en las relaciones sexuales” o “para el acné”, entre otros motivos.
Pese a la conocida lista de efectos secundarios, la píldora anticonceptiva no solo sigue en el mercado sino que su uso se ha triplicado entre las jóvenes españolas durante los cuatro últimos años, según el último informe de la Sociedad Española de la Contracepción. Concretamente, el porcentaje de usuarias ha pasado de ser 8% en mujeres entre 15 y 19 años en 2014 a 21% en 2018. Mientras tanto, los anticonceptivos hormonales masculinos han sido varias veces desechados porque las investigaciones revelaron que tenía algunos efectos adversos (depresión, acné y alteración de la libido).
Náuseas, dolor de cabeza, sensibilidad en los senos, disminución de la libido o alteraciones del flujo vaginal son solo algunos de los efectos que este combinado de hormonas puede tener en los cuerpos de las mujeres. Lo que no aparece en ningún prospecto son los peligros que involucran las hormonas para los ecosistemas y los ríos en los que se vierten las aguas residuales.
Laura de Grado
El Instituto Federal de Medicamentos y Dispositivos Médicos (BfArM) de Alemania, siguiendo las recomendaciones de la Agencia Europea de Medicamento, ordenó en febrero de este año a las farmacéuticas del país incluir la depresión en los prospectos de los anticonceptivos hormonales, un anticonceptivo que se utiliza “por comodidad”, “porque se siente más”, “para regular mi ciclo”, “porque tengo ovarios poliquísticos”, “para despreocuparme en las relaciones sexuales” o “para el acné”, entre otros motivos.
Pese a la conocida lista de efectos secundarios, la píldora anticonceptiva no solo sigue en el mercado sino que su uso se ha triplicado entre las jóvenes españolas durante los cuatro últimos años, según el último informe de la Sociedad Española de la Contracepción. Concretamente, el porcentaje de usuarias ha pasado de ser 8% en mujeres entre 15 y 19 años en 2014 a 21% en 2018. Mientras tanto, los anticonceptivos hormonales masculinos han sido varias veces desechados porque las investigaciones revelaron que tenía algunos efectos adversos (depresión, acné y alteración de la libido).
Náuseas, dolor de cabeza, sensibilidad en los senos, disminución de la libido o alteraciones del flujo vaginal son solo algunos de los efectos que este combinado de hormonas puede tener en los cuerpos de las mujeres. Lo que no aparece en ningún prospecto son los peligros que involucran las hormonas para los ecosistemas y los ríos en los que se vierten las aguas residuales.
Las evaluaciones sobre los anticonceptivos hormonales olvidan el impacto medioambiental que generan y no llegan a cuantificar los daños que producen en el agua y, por tanto, en peces, anfibios y crustáceos. Ante esta situación, en los últimos años se ha gestado un movimiento que trata de encontrar alternativas ecológicas y sostenibles a los métodos anticonceptivos actuales, es lo que el Ginecólogo del Hospital Santiago Apóstol de Vitoria, Luis Ignacio Lete Lasa, describe como “green contraception”.
Según la ginecóloga HCU de Zaragoza Sira Ripollés, que además es integrante de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), la píldora “es un preparado hormonal que contiene estrógenos y progestágenos (píldora anticonceptiva combinada) en varios tipos de preparaciones, dosis y tipos, cuya acción fundamental es, mediante su administración oral, impedir la gestación”.
Las hormonas que contiene la píldora, cuando se filtran a través de las aguas residuales, pueden acabar contaminando los ríos y perjudicando a los seres vivos que viven en él
Estas hormonas, cuando se filtran a través de las aguas residuales, pueden acabar contaminando los ríos y perjudicando a los seres vivos que viven en él. Algunos estudios indican que algunos peces están sufriendo alteraciones genéticas a causa de este filtrado, llegando a tener características femeninas y masculinas simultáneamente, que afectan a la fertilidad.
Investigaciones llevadas a cabo por el fisiólogo de peces y ecotoxicólogo Charles Tyler, de la Universidad de Exeter (Reino Unido), demostraron que el 20% de los peces macho en más de 50 países estaban modulando su comportamiento llevando a cabo funciones propias de hembras, como producir huevas, debido al contacto con los estrógenos liberados en el agua.
Los peces machos de agua dulce muestran rasgos “feminizados”, que demuestran un comportamiento “femenino” e incluso que producen huevos, según las conclusiones presentadas durante un simposio en la Universidad de Exeter en julio de 2017 con motivo de 50 aniversario de la Sociedad de Pesca en las Islas Británicas.
Además, la presencia de estas hormonas en el agua junto con otros químicos, como productos de limpieza y artículos tirados por el desagüe, acaban creando deformidades en ranas. Ya en 2004 un estudio, bajo el nombre ‘Evaluación de la contaminación del río por compuestos estrogénicos en el área de París’, realizado en el río Sena alertaba de que entre el 35 y 50% del estrógeno que contenía el agua provenía de las píldoras anticonceptivas, ya que esta hormona es muy difícil de filtrar del agua potable.
“En la escala de producción de residuos, y su teórico vertido al medio natural, la píldora anticonceptiva no sale muy bien parada, no solo por la teórica posibilidad de vertido hormonal al medio, sino incluso por los blíster, envases, plástico y demás productos que forman parte del producto y que evidentemente se deberían reciclar”, admite Ripollés, que añade que “estamos muy lejos de poner en valor estos aspectos, y que la repercusión sobre el medio ambiente de un determinado método anticonceptivo sea determinante en su uso”.
Además, los anticonceptivos hormonales, como muchos medicamentos, están testados en animales y por tanto no pueden ser considerados veganos. La píldora contiene lactosa, porque es un excipiente ideal para comprimir, formato preferido de los anticonceptivos orales. Una mala noticia para el movimiento veggie —personas veganas, vegetarianas y flexi vegetarianas— que supone el 7,8% de población española según el estudio “The Green Revolution. Entendiendo el auge del movimiento veggie ”, hecho por Lantern.
Lete Lasa ya no solo se receta la píldora como método anticonceptivo, sino que muchos médicos la prescriben ante procesos corporales femeninos asociados a la menstruación. Así, se patologiza la dismenorrea, el acné, la endometriosis, el síndrome de ovario poliquístico, el sangrado menstrual abundante y el síndrome premenstrual, que se utilizan como excusa para recetar anticonceptivos hormonales, dice el ginecólogo, pese a que casi cualquier mujer que a lo largo de su vida haya tomado la píldora ha experimentado algún efecto secundario.
La doctora Ripollés indica que los estrógenos pueden producir efectos secundarios leves como mastodinia, sangrado escaso intermenstrual o retención hídrica leve. Esta lista se completa con náuseas y vómitos, aumento de peso, cefaleas y migrañas, cloasma, inapetencia sexual o infecciones urinarias, entre otros. Por lo general estas contraindicaciones no hacen sonar las alarmas sanitarias; sin embargo, sí que se tiene más cuidado con los efectos secundarios mayores: tromboembolismo venoso, hipertensión, cáncer de mama, cáncer de cervix o depresión, entre los que existe aún muchísimo debate e investigaciones médicas, siendo el efecto secundario más grave la aparición de un evento trombótico.
ALTERNATIVAS VERDES
Según la ginecóloga HCU de Zaragoza Sira Ripollés, que además es integrante de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), la píldora “es un preparado hormonal que contiene estrógenos y progestágenos (píldora anticonceptiva combinada) en varios tipos de preparaciones, dosis y tipos, cuya acción fundamental es, mediante su administración oral, impedir la gestación”.
Las hormonas que contiene la píldora, cuando se filtran a través de las aguas residuales, pueden acabar contaminando los ríos y perjudicando a los seres vivos que viven en él
Estas hormonas, cuando se filtran a través de las aguas residuales, pueden acabar contaminando los ríos y perjudicando a los seres vivos que viven en él. Algunos estudios indican que algunos peces están sufriendo alteraciones genéticas a causa de este filtrado, llegando a tener características femeninas y masculinas simultáneamente, que afectan a la fertilidad.
Investigaciones llevadas a cabo por el fisiólogo de peces y ecotoxicólogo Charles Tyler, de la Universidad de Exeter (Reino Unido), demostraron que el 20% de los peces macho en más de 50 países estaban modulando su comportamiento llevando a cabo funciones propias de hembras, como producir huevas, debido al contacto con los estrógenos liberados en el agua.
Los peces machos de agua dulce muestran rasgos “feminizados”, que demuestran un comportamiento “femenino” e incluso que producen huevos, según las conclusiones presentadas durante un simposio en la Universidad de Exeter en julio de 2017 con motivo de 50 aniversario de la Sociedad de Pesca en las Islas Británicas.
Además, la presencia de estas hormonas en el agua junto con otros químicos, como productos de limpieza y artículos tirados por el desagüe, acaban creando deformidades en ranas. Ya en 2004 un estudio, bajo el nombre ‘Evaluación de la contaminación del río por compuestos estrogénicos en el área de París’, realizado en el río Sena alertaba de que entre el 35 y 50% del estrógeno que contenía el agua provenía de las píldoras anticonceptivas, ya que esta hormona es muy difícil de filtrar del agua potable.
“En la escala de producción de residuos, y su teórico vertido al medio natural, la píldora anticonceptiva no sale muy bien parada, no solo por la teórica posibilidad de vertido hormonal al medio, sino incluso por los blíster, envases, plástico y demás productos que forman parte del producto y que evidentemente se deberían reciclar”, admite Ripollés, que añade que “estamos muy lejos de poner en valor estos aspectos, y que la repercusión sobre el medio ambiente de un determinado método anticonceptivo sea determinante en su uso”.
Además, los anticonceptivos hormonales, como muchos medicamentos, están testados en animales y por tanto no pueden ser considerados veganos. La píldora contiene lactosa, porque es un excipiente ideal para comprimir, formato preferido de los anticonceptivos orales. Una mala noticia para el movimiento veggie —personas veganas, vegetarianas y flexi vegetarianas— que supone el 7,8% de población española según el estudio “The Green Revolution. Entendiendo el auge del movimiento veggie ”, hecho por Lantern.
Lete Lasa ya no solo se receta la píldora como método anticonceptivo, sino que muchos médicos la prescriben ante procesos corporales femeninos asociados a la menstruación. Así, se patologiza la dismenorrea, el acné, la endometriosis, el síndrome de ovario poliquístico, el sangrado menstrual abundante y el síndrome premenstrual, que se utilizan como excusa para recetar anticonceptivos hormonales, dice el ginecólogo, pese a que casi cualquier mujer que a lo largo de su vida haya tomado la píldora ha experimentado algún efecto secundario.
La doctora Ripollés indica que los estrógenos pueden producir efectos secundarios leves como mastodinia, sangrado escaso intermenstrual o retención hídrica leve. Esta lista se completa con náuseas y vómitos, aumento de peso, cefaleas y migrañas, cloasma, inapetencia sexual o infecciones urinarias, entre otros. Por lo general estas contraindicaciones no hacen sonar las alarmas sanitarias; sin embargo, sí que se tiene más cuidado con los efectos secundarios mayores: tromboembolismo venoso, hipertensión, cáncer de mama, cáncer de cervix o depresión, entre los que existe aún muchísimo debate e investigaciones médicas, siendo el efecto secundario más grave la aparición de un evento trombótico.
ALTERNATIVAS VERDES
Ante este espectro de efectos secundarios, cantidad de mujeres aseguran encontrarse sin opciones válidas a la hora de enfrentarse a la anticoncepción, consecuencia clara de la desinformación y falta de interés. La falta de formación sobre alternativas no hormonales unida a la poca educación sexual recibida en España da lugar a una generación que solo conoce el preservativo, el DIU o los anticonceptivos hormonales como métodos para planificar —parche, inyecciones, anillo, píldora—.
Sin embargo, existen alternativas no contaminantes como el método sintotérmico, consistente en determinar los períodos fértiles prestando atención a los cambios en el moco cervical, la temperatura corporal y la consistencia del cuello del útero. Según la OMS, impide el embarazo si se evita el coito sin protección durante los días más fértiles y tiene un 98% de eficacia si se usa de manera correcta y sostenida. Por su parte, al método de la temperatura basal corporal podría llegar a tener una eficacia del 99%. Se trata de métodos que requieren un control estricto y mucha información, y que no previenen contra enfermedades de transmisión sexual, por lo que aunque no son recomendables como único método anticonceptivo tienen el gran valor de permitir el autoconocimiento y autogestión del cuerpo.
El acercamiento actual a la concepción presupone que la anticoncepción es cosa de mujeres; sobre ellas ha recaído históricamente esa responsabilidad
Pero el gran desconocido es el diafragma, un método barrera que consiste en un círculo de silicona con un aro de refuerzo que se coloca en el fondo de la vagina donde se abre y tapa el cuello del útero, con una eficacia del 95 y 97%, según la OMS.
El preservativo femenino, un tabú en el mundo anticonceptivo, se trata de un forro que se adapta holgadamente a la vagina y, como el preservativo tradicional, es altamente eficaz ante las enfermedades de transmisión sexual. Para la doctora Ripollés “todos los métodos anticonceptivos, y no solo la píldora, influyen positivamente en la salud sexual y por tanto empoderan a la mujer y potencian su capacidad de decidir y elegir cuándo y con quien deciden ser madres”.
Más allá de criterios médicos, todas estas alternativas presuponen que la anticoncepción es cosa de mujeres. Sobre ellas ha recaído históricamente la responsabilidad de la anticoncepción, de acuerdo a unas arraigadas prácticas socioculturales. Por eso Lete Lasa hace una advertencia: la asignatura pendiente es la anticoncepción masculina: “Ni la industria farmacéutica ni los organismos sanitarios, como la OMS, han emprendido estudios de investigación potentes y permanentes para encontrar una píldora masculina. Las razones probablemente están relacionadas con esas cuestiones culturales y sociales”.
https://www.elsaltodiario.com/medioambiente/contracepcion-ecologica-alternativas-a-las-hormonas-que-contaminan-cuerpos-y-rios - Imagenes: chp.cl - sympto.org
Sin embargo, existen alternativas no contaminantes como el método sintotérmico, consistente en determinar los períodos fértiles prestando atención a los cambios en el moco cervical, la temperatura corporal y la consistencia del cuello del útero. Según la OMS, impide el embarazo si se evita el coito sin protección durante los días más fértiles y tiene un 98% de eficacia si se usa de manera correcta y sostenida. Por su parte, al método de la temperatura basal corporal podría llegar a tener una eficacia del 99%. Se trata de métodos que requieren un control estricto y mucha información, y que no previenen contra enfermedades de transmisión sexual, por lo que aunque no son recomendables como único método anticonceptivo tienen el gran valor de permitir el autoconocimiento y autogestión del cuerpo.
El acercamiento actual a la concepción presupone que la anticoncepción es cosa de mujeres; sobre ellas ha recaído históricamente esa responsabilidad
Pero el gran desconocido es el diafragma, un método barrera que consiste en un círculo de silicona con un aro de refuerzo que se coloca en el fondo de la vagina donde se abre y tapa el cuello del útero, con una eficacia del 95 y 97%, según la OMS.
El preservativo femenino, un tabú en el mundo anticonceptivo, se trata de un forro que se adapta holgadamente a la vagina y, como el preservativo tradicional, es altamente eficaz ante las enfermedades de transmisión sexual. Para la doctora Ripollés “todos los métodos anticonceptivos, y no solo la píldora, influyen positivamente en la salud sexual y por tanto empoderan a la mujer y potencian su capacidad de decidir y elegir cuándo y con quien deciden ser madres”.
Más allá de criterios médicos, todas estas alternativas presuponen que la anticoncepción es cosa de mujeres. Sobre ellas ha recaído históricamente la responsabilidad de la anticoncepción, de acuerdo a unas arraigadas prácticas socioculturales. Por eso Lete Lasa hace una advertencia: la asignatura pendiente es la anticoncepción masculina: “Ni la industria farmacéutica ni los organismos sanitarios, como la OMS, han emprendido estudios de investigación potentes y permanentes para encontrar una píldora masculina. Las razones probablemente están relacionadas con esas cuestiones culturales y sociales”.
https://www.elsaltodiario.com/medioambiente/contracepcion-ecologica-alternativas-a-las-hormonas-que-contaminan-cuerpos-y-rios - Imagenes: chp.cl - sympto.org