Fukushima 12 años después de la tragedia. Y aún faltan más
El martes 24 de agosto del 2023 a la 1:00 PM, el Gobierno de Japón y las autoridades de la Tokyo Electric Power Company (TEPCO) liberaron agua contaminada con tritio en el mar de Japón, un desecho radiactivo producto de la decomisada planta nuclear de Fukushima, algo que llevaban planeando 3 años, ignorando casi por completo a aquellos que se oponían al plan y a aquellos otros que dependen del mar como forma de ganarse el sustento, un sector que oficialmente dañaron. Y por desgracia esto sólo representa el capítulo más reciente en una historia que ya ha durado 12 años y empezó un 11 de marzo a las 2:46 PM.
Por Ignacio Álvarez Saturnino
2:46 PM, la hora en la que el tiempo se detuvo en Fukushima, 6 minutos antes la tierra se sacudió como nunca antes lo había hecho, fue cuando se detuvo que el auténtico peligro comenzó, por que algo que todos los japoneses saben es que cuando hay un terremoto, un tsunami está por llegar, siendo que no son extraños ante este peligro, están preparados con rompeolas capaces de detener olas de hasta 5 metros de altura, éstas eran de 11 metros.
Las estructuras debilitadas por el terremoto recibieron el impacto, pueblos enteros fueron arrasados por el agua, la misma que incluso logró penetrar los muros de la planta nuclear de fukushima daiichi, filtrándose en los generadores de energía que mantenían el sistema de enfriamiento funcionando, el reactor tardó 3 días en derretirse, 3 días en los que 300-000 personas decidieron abandonar sus hogares y todo lo que conocían para escapar de la radiación. Durante años sus casas permanecieron exacto como las dejaron, ropa en el tendedero, platos en el lavabo junto con todo lo que tuvieron que dejar atrás, algunos sin un destino en mente, convirtiendo al pueblo de Okuma donde se encontraba la planta nuclear y muchos otros que estaban en su proximidad en pueblos fantasma.
20.000 personas fallecieron durante aquella tragedia ocurrida hace 12 años, 18.000 víctimas del tsunami y 2.000 del estrés que trajo consigo el desplazamiento y el proceso de reubicación, así como la marginalización que sufrieron por haber estado en proximidad con la radiación, dándole a Fukushima el apodo de “la villa nuclear”, la cual continúa hasta la fecha.
Por 10 años los pescadores de Fukushima tales como un hombre llamado Kinzabaru Shiga, pescador de tercera generación, han regresado a las costas en las tardes, pero en lugar de dirigirse al mercado a vender su producto como lo hubieran hecho sus padres y sus abuelos, se dirigen a laboratorios a verificar que no se encuentren rastros de radiación, por 10 años su producto fue encontrado no apto para consumo, apenas hace 2 años comenzaron a ser capaces de llevar su producto al mercado local ya que continuaba llevando el estigma de venir de la villa nuclear, “estamos tomando la iniciativa y tratando de apelar a los consumidores, para que entiendan que nuestro producto es seguro, pero es difícil” dijo Shiga a reporteros de CNN, por diez años estos pescadores dependieron del importe al extranjero, especialmente Beijing y Hong Kong y ahora también eso lo van a perder, justo cuando pensaban que la pesadilla estaba quedando atrás, Japón aprobó la iniciativa de liberar más de un millón de toneladas de agua contaminada en el mar.
El martes 13 de abril del 2021 el secretario en jefe de del gabinete, Hirokazu Matsuno, anunció que los tanques de agua estaban por llenarse, que para el 2022 se habrían llenado completamente, fue entonces cuando se ideó el plan de liberarla en el mar, claro que no liberarán las millones de toneladas al mismo tiempo, se estima que el proceso de liberación durará al menos una década si no es más.
Las autoridades del Gobierno japonés, la agencia internacional de energía nuclear (IAEA) y la TEPCO afirman que los tanques que se instalaron en la planta nuclear tras la catástrofe, con el fin de contener el agua contaminada para que dejara de fugarse en el suelo y en el mar, dan a esta agua un tratamiento de descontaminación que no podría ser mejor, sin embargo no es capaz de remover un isótopo de hidrógeno casi indetectable tanto en el agua como en los peces que la habitan, llamado tritio.
Según un artículo que publicó la CNN el 26 de abril del año presente, el tritio es un elemento presente y varias veces ignorado en todas las plantas nucleares del mundo, la opinión acerca del peligro que este representa está dividida entre los que afirman que es mínimo y los que dicen que “mínimo” no es cero, ya que son pocas las agencias capaces de detectarlo y los resultados que éstas producen son diferentes entre sí, o eso es lo que afirma TEPCO, lo que provoca el escepticismo del pueblo japonés especialmente el sector pescador, ya antes TEPCO los ha decepcionado, tal fue el caso de 2014 cuando dejaron que 300 toneladas de desecho se fugaran de la planta.
Un año después del anuncio del plan, tras protestas de naciones extranjeras que comparten el mar del este, tales como china y corea del sur, así como grupos ambientalistas, quienes según un artículo de national geographic publicado el día mayo 25 del año presente, acusaron a Japón de querer provocar un desastre ambiental que pone en riesgo a toda la humanidad y tratar el océano Pacifico como su drenaje, el jefe del foro de islas del Pacifico, que representa 18 islas nación, algunas de ellas ya traumatizadas por décadas de pruebas nucleares en la región llamó al acto “abrir la caja de pandora”. Y luego está el grupo más directamente afectado por la decisión, los propios pescadores de Fukushima tales como Kinzabaru Shiga y Haruo Ono, otro pescador de tercera generación, quien le dijo a reporteros de Reuters “es demasiado pronto para que liberen el agua en el océano, lo entendería si hubieran discutido con todos, pero no lo han hecho”.
Ahora tras la liberación del agua contaminada sus peores miedos fueron confirmados ya que la liberación de los desechos no solo causó que Pekín y Hong Kong impusieran un veto a los productos marítimos japoneses de los cuales eran responsables de la compra y consumo de al menos 50%, sino que también causó la estigmatización y discriminación contra ciudadanos japoneses que viven en china, todo parece indicar que Haruo Ono no estaba lejos de la realidad cuando durante su entrevista dijo: “no les puedo recomendar a mis nietos que sean pescadores, simplemente no sabemos qué va a suceder”
Fuentes: Rebelión