La multinacional Havas pierde el certificado de sostenibilidad B Corp por trabajar con Shell
Cuatro agencias del gigante francés de la publicidad y las relaciones públicas Havas han perdido su certificado B Corp por trabajar con Shell. Tras una investigación que se alargó durante seis meses, B Lab, la organización sin ánimo de lucro que emite esta certificación de sostenibilidad social y medioambiental, concluye que Havas ha violado los principios fundamentales que dan derecho a la etiqueta.
Juan F. Samaniego
La decisión se produce después de que un grupo de 27 agencias y la organización Clean Creatives emitiese una queja formal ante B Corp el pasado mes de octubre, al poco tiempo de que Havas anunciase un contrato con Shell para gestionar la cuenta global de medios de la petrolera. B Lab presume de tener uno de los procesos más exhaustivos para certificar que las empresas que llevan su sello trabajan para reducir su impacto ambiental, ser más inclusivas y sostenibles y reforzar su transparencia.
“Shell nunca podría ser certificada como una B Corp. Así que nos parecía que existía una especie de vacío en este estándar si una agencia que se encargaba de publicitar y promocionar a Shell, apoyar su modelo de negocio y contribuir a seguir engañando a la gente mediante tácticas de greenwashing mantenía la etiqueta de B Corp”, explica Duncan Meisel, director ejecutivo de Clean Creatives. “Por eso nos unimos y presentamos una queja”.
Una decisión controvertida
Havas, que pertenece al grupo Vivendi, acepta la decisión a través de un escueto comunicado en el que señala haber “cooperado con B Lab durante toda la investigación de B Lab, preservando la integridad de la información confidencial de su cliente”. Además, la multinacional recalca que la investigación reconoce que las cuatro agencias que contaban con la certificación (Havas London, Havas New York, Havas Lemz y Havas Immerse) no tienen relación directa con Shell.
De acuerdo con el comunicado emitido por B Lab, las acciones de Havas constituyen una violación de los valores fundamentales del certificado B Corp expresados en la llamada Declaración de Interdependencia. “Nuestra investigación concluyó que serían necesarios cambios para que Havas mantuviera la certificación. Havas ha cooperado durante toda la investigación de B Lab y acepta el fallo, pero ha decidido no adoptar las acciones de reparación requeridas”, sostienen. Esto implica también que otras entidades del grupo tampoco podrán recibir la certificación en el futuro.
La decisión es un duro golpe para una compañía que presume de sostenibilidad ambiental y que tiene una estrategia clara de descarbonización validada por la iniciativa Science-Based Targets. De hecho, la decisión de trabajar con Shell llegó tras un debate interno importante y ha sido defendida públicamente en varias entrevistas por el CEO de Havas, Yannick Bolloré.
El propio Bolloré sostuvo en el pasado que, mientras mantuviesen su compromiso con la lucha contra el cambio climático y siguiesen intentando influir en el público para que tomase decisiones más sostenibles, el contrato con Shell no iba a poner en riesgo la imagen ni la reputación de las cuatro agencias con certificación B Corp.
Sin embargo, no ha sido así. Las quejas de otras agencias, unidas a las declaraciones del secretario general de la ONU António Guterres el pasado 5 de junio pidiendo a las empresas de medios, publicidad y relaciones públicas que dejasen de aceptar el dinero de las petroleras para seguir engañando al público y lavando su imagen, han convertido lo que parecía un buen negocio en un duro golpe para la imagen de Havas.
“La decisión de Havas de trabajar con Shell ha acabado por causar un gran daño a su reputación. Ahora la gente asocia su nombre a la publicidad de los combustibles fósiles”, añade Duncan Meisel. “Y es una lástima, porque trabajaron mucho para convertirse en una B Corp y habían desarrollado estándares sólidos. Todo se ha visto perjudicado por la decisión de trabajar con una empresa extremadamente dañina para el medioambiente”.
El negocio de la duda
En los últimos años, varias investigaciones han revelado que toda la industria de los combustibles fósiles, desde las petroleras hasta los fabricantes de coches, conoce desde hace décadas el impacto que sus negocios tienen en el clima. Y no solo no han hecho nada por evitarlo, sino que han usado todo el poder del marketing y su influencia económica para ocultar datos, silenciar a los científicos y sembrar dudas sobre la existencia del cambio climático, sus causas y sus consecuencias.
La investigación más reciente, publicada por InfluenceMap, detalla cómo tres grandes grupos de presión de la industria petrolera de Estados Unidos, la Unión Europea y Reino Unido, llevan desde al menos 1967 usando todas las herramientas a su alcance para oponerse, debilitar y retrasar la transición energética en las principales economías del planeta. Todo ello, claro, sería imposible sin el apoyo de empresas de publicidad y relaciones públicas.
Por eso, en los últimos años ha surgido un movimiento que pide que los gobiernos regulen la publicidad de las petroleras y tácticas como el greenwashing y que los medios y las agencias dejen de publicitar productos y empresas ligadas a los combustibles fósiles, igual que en el pasado dejaron de aceptar dinero de productos perjudiciales para la salud como el tabaco.
“Estamos hablando de una industria que se ha pasado más de 50 años empujando al planeta al borde del colapso y que lo ha hecho de forma consciente. No necesitamos sus anuncios y no necesitamos que hablen con el público. Las empresas de publicidad tenemos que dejar de hacerles el trabajo”, concluye Meisel.
Fuente: https://climatica.coop/havas-certificado-sostenibilidad-b-corp-shell/