Más de lo mismo en una Europa hacia el desastre





Escrito por Xavier Caño Tamayo


El gobierno de Mario Monti, otrora muy alto directivo de la sospechosa banca Goldman Sachs, perpetra duros ajustes en Italia para ahorrar 30.000 millones de euro. 

Ajustes que curiosamente no afectan a las grandes fortunas, grandes empresas ni bancos. Aunque, de cara a la galería, se doblen las tasas por coches de lujo, yates y aviones privados. Calderilla.

Ni hablar de impuestos por beneficios del capital ni de aumentar el IRPF a los grandes ingresos, pero sí aumenta el IVA y todos los italianos pagarán un impuesto por su vivienda. Pero la Iglesia se librará de pagar 2.500 millones de euros por ese impuesto inmobiliario.

En España, el Gobierno de Zapatero indulta al consejero delegado del Banco Santander, Alfredo Sáenz, condenado por un delito de acusación falsa. Mientras el Estado rescata otro banco con 1.000 millones de euros en capital y 2.000 millones de crédito.

Los pocos de arriba provocan la crisis, pero quien paga es la ciudadanía, porque el dinero que los rescata es el de sus impuestos.

Hasta hoy, el Estado español ha pagado ¡230.000 millones de euros! para rescatar bancos y cajas de ahorro.

Los pocos de arriba provocan la crisis, pero quien paga es la ciudadanía, porque el dinero que los rescata es el de sus impuestos. Y ahora además esa ciudadanía aún paga más por culpa de la austeridad presupuestaria para reducir el déficit. Porque esa austeridad deteriora la sanidad, la educación, deja sin trabajo a empleados públicos, congela las pensiones...

Como explican Ann Pettifor y Douglas Coe, "la crisis se presenta como si fuera de deuda pública, pero no lo es. Es una crisis causada por el sistema bancario privado sin normas ni control. Los dirigentes de la Unión Europea dicen que la deuda pública es la causante de la crisis del euro, pero la crisis existe por la bancarrota del sistema financiero privado y el probable estallido por las deudas impagables que los bancos privados han contraído durante treinta años". No es la deuda pública, sino la privada de los bancos la que hunde la economía.

Pero, además de esa responsabilidad de los bancos, esta crisis del euro no existiría sin la actuación sucia de las agencias de rating. Por cierto, esas agencias están ligadas por propiedad de paquetes de acciones a las grandes entidades y otros poderes financieros que son precisamente las que especulan con las deudas públicas y con ello obtienen jugosos beneficios.

El BCE envió el pasado agosto sendas cartas al presidente del gobierno español y al primer ministro italiano advirtiéndoles que, si querían que el BCE comprara deuda soberana de sus países, debían rebajar los salarios.

Esas mismas agencias de calificación que otorgaban la máxima solvencia a Lehman Brothers el día antes de que quebrara. Ya lo habían hecho antes al otorgar máxima solvencia a los títulos con hipotecas-basura. Más otras actuaciones oscuras, cuando no algo peor, al mejorar la calificación de solvencia de empresas si éstas pagaban.

Unas agencias que, tal como actúan, recuerdan las sociedades mafiosas contra inmigrantes italianos e irlandeses en Nueva York de principios del XX; unas mafias en ciernes que cobraban "protección" a los comerciantes modestos... Esa "protección" aseguraba a los comerciantes que no les destrozarían los locales de sus negocios.

En línea similar, el BCE envió el pasado agosto sendas cartas al presidente del gobierno español y al primer ministro italiano advirtiéndoles que, si querían que el BCE comprara deuda soberana de sus países, debían rebajar los salarios.

¿A qué les suena?

Lo cierto es que si continúa en Europa la idolatría de la austeridad implacable contra el déficit, el desastre esta garantizado. Mario Soares y Federico Mayor Zaragoza han escrito que "tras el fiasco del rescate de los bancos, es necesario inyectar fondos para obras públicas e incentivos para la producción, además de escalonar en el tiempo la reducción del déficit". Y Paul Krugman remacha en la misma línea que "el auténtico problema es el gasto reducido en Europa. Y los intentos de arreglar las cosas exigiendo una austeridad cada vez más severa empeoran la situación".

Pero Merkel y Sarkozy, inaccesibles al desaliento, han diseñado una Europa que solo viva para controlar el déficit. Con castigos para los países que no respeten el déficit máximo del 3%, en tanto que los tribunales constitucionales de los diversos países europeos vigilen que los presupuestos nacionales cumplan el nuevo tratado aprobado para conseguir un déficit cero en 2016.

Es tiempo de luchar contra el fraude fiscal, de prohibir los productos financieros de alto riesgo, de frenar de una vez la especulación financiera a corto plazo.

Nada de preocuparse por los derechos vulnerados de la ciudadanía. Y menos aún por recuperar un sistema de impuestos justos y progresivos que asegurarían los ingresos del estado para que no hubiera necesidad de endeudarse. Lo único que importa a los dirigentes europeos es rebajar el maldito déficit. En la práctica, los beneficios de los "mercados".

Como propone la asociación ciudadana ATTAC, es hora de luchar por el cierre del casino financiero, de trabajar para desarmar bancos y otras entidades financieras especuladoras con normas, con reglas y, si es necesario, con la aplicación del código penal. Es tiempo de luchar contra el fraude fiscal, de prohibir los productos financieros de alto riesgo, de frenar de una vez la especulación financiera a corto plazo.

Es hora de rebelarse. Una rebelión no violenta, pero rebelión ciudadana al fin. Una rebelión contra la dictadura del poder financiero. 

Xavier Caño, periodista y escritor. http://xacata.wordpress.com/

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