La sentencia a Chevron-Texaco y las manipulaciones y juego para evitarla: El monstruo bicéfalo vs la lucha por el derecho básico





Dick Emanuelsson

La transnacional Texaco-Chevron no solamente posee de un capital gigantesco. También ejerce poder sobre jueces y políticos que se ponen al servicio de la empresa. Pero no todo va en un carril recto. Esta es la historia de intrigas, manipulaciones y otra derrota.
El juez Zambrano sentenció también a Texaco a pedir perdón a las víctimas por el crimen cometido y si no lo hace, la indemnización será duplicada.
Para llegar a la sentencia con todos los elementos necesarios, Zambrano la basaba en nada menos que 106 investigaciones, varias de ellas elaboradas por gente del mismo Texaco que tuvo que reconocer que sí, la empresa había contaminado tanto el ser humano como a la naturaleza.
– La empresa ha intentado con todos los medios de manipular y desacreditar la sentencia para transformar realidades, sostiene Donald Moncayo, de la Asamblea de Afectados y Afectadas por la Texaco.
El 8 de marzo, un poco más de tres semanas después de la histórica sentencia en Sucumbíos, el Pro-Texaco periódico (¿creado por ellos?) The Amazon Post, informó [1] que el juez federal estadounidense Lewis Kaplan en una sentencia transitoria había revocado la sentencia de Zambrano, una decisión que todo Ecuador interpretó como una humillante bofetada, no solamente contra las víctimas de Texaco sino contra la soberanía nacional y jurídica de Ecuador.
¿Cómo es posible, que Kaplan sólo necesitaba 24 días para tomar la decisión cuando el juicio contra Texaco ha demorado 17 años y necesitó de 106 gigantescas investigaciones?
Kaplan no niega que Texaco ha contaminado, pero cuestiona puntos que para un no jurista parece contradictorio. Como por ejemplo el hecho de que los demandantes en la década de ´90 querían ejecutar el proceso judicial contra Texaco en territorio estadounidense y no en Ecuador. La empresa estadounidense Texaco-Chevron tenía una opinión contraria y como el poder judicial en esa época era totalmente corrupto, pues la opinión de esta empresa transnacional pesaba mucho más que los indígenas en la selva.
En esa época los integrantes de la Corte Suprema de Justicia, garantes del poder oligárquico, fueron elegidos cada seis años por el también totalmente corrupto Congreso Nacional.
Uno tras uno, los regímenes y presidentes corruptos fueron tumbados por la tormenta popular y de repente llegó un hombre de nombre Rafael Correa que ganó la presidencia derrotando al hombre más adinerado de Ecuador, Álvaro Noboa, o el “Rey de Banana”, como también lo llamaban.
Correa se tomó el atrevimiento de disolver el foro de los corruptos. Texaco comenzó a temblar ya que controlaba, con sus billetes verdes, tanto el Congreso como el Poder Judicial.
En el mes de mayo de 2011, Correa convocó a un referéndum para reformar varios artículos de la constitución, entre ellos los que comprometían a la Corte Suprema de Justicia. Esta Corte tiene facultad de designar jueces locales y regionales.
Hoy Texaco se arrepiente profundamente de no haber aceptado la propuesta de los demandantes de hacer el juicio en estados Unidos. Es ahí donde el juez federal salió a la defensa de la empresa para impedir cualquier decisión de Zambrano de poner en embargo todas las cuentas o propiedad de Texaco en todo el mundo, si la empresa no desembolsa la sentencia de la indemnización, como si este juez gringo y prepotente fuera un juez supranacional.
Los abogados y los manipuladores de la empresa, respaldados por los medios masivos de comunicación, dicen que la sentencia significa la muerte para la empresa. ¿Pero quién había esperado otra declaración?
Una persona que no acepta esa argumentación es el ex ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador (hasta 2009) y uno de los arquitectos detrás la “Revolución Ciudadana” de Rafael Correa, Fander Falconí Benítez. En una entrevista a este reportero dice que la apelación y la sentencia de Kaplan es un abuso.
– Ya que el Poder Judicial es independiente en relación al Poder Ejecutivo y el Poder legislativo.
Sostiene que Ecuador es una republica democrática que basa sus decisiones en la constitución. Por eso ha sido totalmente legal el proceso judicial en Ecuador (en contra de Texaco-Chevron).
Falconí considera que la empresa ha intentado desacreditar al Poder Judicial en Ecuador y así hay que ver la actuación del juez federal estadounidense. Por eso el caso contra Texaco-Chevron es tan importante ya que da señales a otras empresas transnacionales sobre cual podría ser su suerte si contamina el suelo ecuatoriano.
Aunque sabemos que en la política y en la justicia puede suceder lo más inesperado.
El 20 de septiembre la Corte Federal de Apelaciones de Nueva York puso fin a las intrigas del Juez Lewis Kaplan, en favor de Chevron-Texaco. La Corte Federal anuló la orden de Kaplan que prohibía a Ecuador cobrar a Chevron, en cualquier parte del mundo, la indemnización por contaminar parte de la región amazónica.
“Ahora podemos afirmar que el crimen ambiental cometido por Chevron es real, las Cortes de Justicia de Ecuador y de Estados Unidos nos están dando la razón”, señaló Pablo Fajardo, abogado de los demandantes de la Amazonía ecuatoriana.
La resolución de los jueces también bloqueaba el proceso que se iba a llevar en contra del sistema judicial ecuatoriano, sobre la acusación de Kaplan de que la justicia en el Ecuador no servía. De ese modo Chevron-Texaco se queda sin el blindaje y la cortina de humo que había lanzado, primero para evitar pagar por sus daños y segundo para distraer la atención mundial del real proceso que es la contaminación. Por eso, argumentaba fallos en la justicia o la falsedad de decir que los abogados y afectados se asociaron para delinquir e enriquecerse ilícitamente, resumía la Asamblea de Afectados por Texaco en un comunicado de prensa.
Este proceso y genocidio en Ecuador no termina en ese país latinoamericano. Thomas P. DiNapoli es contralor y fideicomisario de los 146.9 billones de dólares de Fondo de Retiro Común del Estado de Nueva York, el cual beneficia a mas de 1 millón de trabajadores públicos, retirados y sus beneficiarios. El fondo tiene invertido $780 millones de dólares en acciones de Chevron, relataba DiNapoli en una crónica (http://www.texacotoxico.org/node/357) del portal digital Frente de Defensa de la Amazonía:
“A pesar de que Ecuador se encuentra casi a 3.000 millas de distancia de Nueva York, el resultado final de este proceso podría tener un impacto en el fondo de pensiones del Estado de Nueva York. Como contralor, sirvo como administrador de 146.9 billones de dólares del Fondo Común de Retiro de Nueva York, el cual tiene casi 780 millones de dólares en acciones de Chevron. El fondo se beneficia cuando las empresas de su portafolio de acciones se mantienen rentables, aplicando políticas empresariales responsables y sostenibles en las comunidades en las que operan. Chevron no es la excepción.
Es decir, Texaco-Chevron no solamente juega con cuotas muy altas y con las vidas y la naturaleza de la amazonía ecuatoriana, sino con las pensiones de los trabajadores estadounidenses.
No obstante, unos indígenas y compatriotas tercos no se han rendido, pese al Gigante que tienen como enemigo y que es uno de los más duros de este planeta. Lo mejor que podemos hacer para ayudarles es hablar y debatir sobre el caso. Hasta ahora el Terrorismo Mediático le ha servido muy bien al Patrón.

Antecedentes:
• Las reservas petroleras de Ecuador se calculan a seis mil millones de barriles.
• Anualmente sacan 200 millones de barriles lo que significa una reserva para 30 años.
• Se calcula que Texaco ha sacado tres mil millones de barriles en la amazonía ecuatoriana en los años 1974-1990.
• Se calcula un registro de 956 “piscinas” para almacenamiento de crudo quemado que la empresa sacó con auyda de agua “deformada” que permanentemente escapa a la naturaleza.
• Texaco quemó indiscriminadamente residuos de petróleo sin refinarlo primero.

Fotos: La explotación petrolera en Amazonas. / Autor: Dick Emanuelsson

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