Plantaciones forestales se expanden a Chiloé
Harvard hace negocios con monocultivos de árboles exóticos en Chile y en Argentina (Corrientes)
Patricio Villa
La escasez hídrica que obligó al Estado a comprar camiones aljibe para abastecer con agua a zonas de la Isla de Chiloé y la tala ilegal de bosque nativo por parte de una empresa de propiedad de la Universidad de Harvard, han sido sucesos que llaman a preguntarse por los planes puestos en marcha en esta zona.
El archipiélago chilote ha recibido sucesivas oleadas de inversiones empresariales. Recientemente, fue la explotación salmonera que aún persiste y que a su paso ha dejado una estela de contaminación y destrucción de fuentes de subsistencia. Por otra parte, en la última década, se han multiplicado las plantaciones forestales de eucaliptos.
Javier Sanzana, miembro de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN) explica que "las primeras plantaciones son de la década del 80 y 90, pero a baja escala. A partir del año 2.000 aumentaron fuertemente, casi en un 100% con bonificación del Estado. Así por ejemplo entre el año 2003 al 2012 se forestaron alrededor de 2.969 hectáreas. El 99,9% de estas plantaciones han sido realizadas con la especie exótica eucaliptus".
Las bonificaciones estatales a estas plantaciones se realizaron luego que el Decreto 701 se modificara para otorgar mayor dinero a los pequeños propietarios, cubriéndoles un 90% del costo de las primeras 15 hectáreas forestadas y un 75% a las restantes. La intención de este cambio fue colaborar con el empresariado forestal, posibilitando la plantación en nuevas superficies sin hacerse cargo de los riesgos asumidos en sus propios predios, tales como incendios y plagas.
Harvard aterriza en Chiloé
"En diciembre de 2011 un grupo de pequeños propietarios agrícolas se acercó a la oficina de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN) en Ancud para compartir una preocupación: una empresa había comprado terrenos colindantes a los suyos y estaba cortando bosque nativo para plantar eucaliptus". Así comienza el reportaje de CIPER que reveló los ilegales negocios emprendidos por empresas de propiedad de un fondo de inversiones de la Universidad de Harvard.
Finalmente a las denuncias, además de cortas ilegales de bosque, se les sumó el no cumplimiento de planes de manejo que obligaban a la empresa Agrícola Brinzal a plantar árboles nativos, haciéndolo con eucalipto, además de no resguardar los cursos de agua, plantando al lado de éstos.
Luego de reunir abundantes e irrefutables antecedentes, el Juzgado de Policía Local de Ancud reconoció sólo siete de las 58 hectáreas afectadas en una de las causas en contra de la empresa, sancionándola a pagar una irrisoria multa de $4.200.000. Esta situación se hace más gravosa, al considerar que los planes de manejo estaban financiados por el Estado, a través del Fondo de Conservación, Recuperación y Manejo del Bosque Nativo. De hecho, Agrícola Brinzal ha recibido $114 millones por esta vía, entre 2007 y 2009, según consignó CIPER.
Para Javier Sanzana, "queda al descubierto que la institucionalidad está superada, desde los Juzgados de Policía Local, hasta la Corporación Nacional Forestal". Muestra de ello, es que la denuncia se originó desde la comunidad, no desde la fiscalización de CONAF.
Un ecosistema frágil
La expansión de los monocultivos forestales en el archipiélago, tempranamente ha presentado los efectos característicos de éstos. Javier plantea que "el ciclo del agua en Chiloé es mucho más frágil que en el resto del país. En este archipiélago no existe una cordillera nevada que acumule agua en forma de nieve durante el invierno para ser entregada en el verano. En el caso de Chiloé dependemos de los bosques, sus suelos, y las turberas, que en su conjunto actúan como almacenes naturales de agua durante el invierno, para luego en la época estival ser entregada lentamente al ecosistema".
Las turberas son almacenes de agua y carbono de unos 12 mil años de antigüedad. Se formaron luego que los hielos se retiraran del territorio insular, dejando depósitos de agua acumuladores de inmensas cantidades de materia orgánica que ha sido descompuesta anaeróbicamente (sin la presencia de oxígeno). El agua y la materia orgánica se ha almacenado ahí gracias a que el sustrato de las turberas es rocoso, volviendo el drenaje hídrico mucho más lento, pero constante, convirtiéndolos en proveedores de agua de calidad, pues operan como filtros.
A nivel internacional hay una gran preocupación por la conservación de las turberas, pues además de concentrar una flora y fauna endémica, contienen un tercio de las reservas de carbono del planeta. Para asentar las plantaciones de eucaliptos en estos lugares, han drenado el agua acumulada por las turberas, construyendo zanjas, exponiendo su materia orgánica al ambiente y provocando la emanación de grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera.
En un informe, de académicos de la Universidad Austral, sobre plantaciones de eucaliptos nitens en Ancud en suelos ñadis y turberas, se constata que el crecimiento de la mayoría de los árboles observados es dificultoso. La altura y diámetro que alcanzan en estos suelos es bajo el promedio de esta especie, principalmente porque la profundidad del suelo es mínima y además, de baja fertilidad.
Sin embargo, para la industria forestal esto no importa, pues se están expandiendo y sus ensayos son financiados por el Estado en lugares que no son de su propiedad. La calidad de la madera así producida sólo permite utilizarla como leña, la cual podría producirse con un plan de manejo de los bosques nativos del archipiélago, asegurando la sustentabilidad de éstos.
Otro elemento propio de la expansión forestal es el aseguramiento de las vías de transporte. Consultamos a Javier si podría establecerse un vínculo entre ésta y las presiones por construir un puente que una la isla con el continente, a lo cual respondió que "en la proyección de este tipo de inversiones debe existir ese análisis. Pero es difícil saberlo ya que son proyectos que no se abren a la comunidad y se guardan con mucha reserva. Por ejemplo cuando se inició el seguimiento de la empresa Brinzal, recibimos la información que este era un proyecto de plantaciones de 100.000 has para Chiloé, es decir, se proyectaba cubrir casi el 10% del archipiélago con estas plantaciones. Ahí claro, uno piensa que debe existir cierta relación entre el puente sobre el Canal de Chacao y la expansión de la industria forestal".
http://resumen.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=9121:plantaciones-forestales-se-expanden-a-chiloe&catid=16:ecologia&Itemid=60
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Empresa agrícola de la U. de Harvard que taló bosque nativo en Chiloé es sentenciada a pagar $4,2 millones
Por : Javier Sanzana y Eduardo Neira (Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo)
La Agrícola El Brinzal, propiedad de la Universidad de Harvard, fue denunciada por talar 58 hectáreas de bosque nativo y reemplazarlo por eucaliptus, vulnerando el plan de manejo original que exigía la reforestación con especies autóctonas. En esta columna, miembros de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo informan que recientemente el Juzgado de Policía Local de Ancud sentenció a la empresa a reforestar sólo siete hectáreas y a pagar una multa de $4,2 millones. A juicio de los autores, “lo anterior es un ejemplo de cómo el sistema legal que resguarda nuestros bosques no es suficiente para asegurar su adecuada conservación”.
Hace algunos días el Juzgado de Policía Local de la comuna de Ancud, en Chiloé, falló una de las dos causas que la Corporación Nacional Forestal (CONAF) interpuso contra Agrícola El Brinzal, luego de la denuncia presentada por la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo en 2012 por tala ilegal de bosque nativo y posterior sustitución por plantaciones de eucaliptus.
A nivel público, el accionar de la empresa fue activamente denunciado por organizaciones locales debido a las implicancias que tienen este tipo de monocultivos sobre un ecosistema tan frágil como el chilote. Para los actores sociales locales inquietos por este bullado caso, la tala de bosque nativo y su remplazo por eucaliptus ejecutada por Agrícola El Brinzal una clara muestra de cómo el modelo de negocio forestal que tantos daños ambientales y sociales ha generado en la zona centro sur de nuestro país, se expande lenta pero peligrosamente en estas tierras insulares, sin que se evalúen sus consecuencias seriamente.
Una investigación periodística publicada por CIPER en marzo de este año (vea el reportaje “Empresa de la Universidad de Harvard es procesada por tala ilegal de bosque nativo en Chiloé”) reveló que Agrícola El Brinzal forma parte de un grupo mayor de empresas ligadas a la Universidad de Harvard y que cuenta con importantes inversiones forestales en otros países de Sudamérica, como Brasil y Argentina. En dichos países las empresas de la U. de Harvard también han sido acusadas de vulnerar los derechos de comunidades campesinas e indígenas. La publicación de CIPER motivó protestas en la comunidad académica de Harvard, difundidas mediante artículos y cartas a autoridades de esa universidad.
La sentencia del Juzgado de Policía Local de Ancud indica que Agrícola Brinzal efectivamente es culpable de no cumplir compromisos de reforestación con especies nativas. Cabe recordar y destacar, que los propietarios anteriores habían presentado planes de manejo forestales para aprovechar madereramente sus bosques. Dichos propietarios se comprometieron a que una vez manejadas tales superficies y en un período de dos años, debería establecerse una nueva regeneración con especies del mismo bosque de la zona. Según la legislación vigente, este compromiso de reforestación se traspasa al nuevo propietario tras una venta.
Entre los antecedentes que entregó CONAF para argumentar el daño que la empresa había causado, figuran los planes de manejo de cinco predios que indicaban el compromiso de reforestar con especies tales como Ulmo, Tepa, Canelo, Luma y Tepú. En lugar de ello, la empresa forestó con eucaliptus en 58 hectáreas. A partir de ello, CONAF propuso una multa de 870 UTM (unos $34.800.000, aproximadamente).
Lamentablemente, en la sentencia el juez sólo condenó a la empresa a reforestar con especies nativas apenas siete de las 58 hectáreas afectadas y a pagar una multa de 105 UTM (aproximadamente $ 4.200.000), es decir, menos del 10% de lo propuesto por CONAF. Según lo indicado en la sentencia, en el resto de la superficie cortada y sustituida el compromiso de reforestación estaba prescrito.
Sin lugar a dudas, este es un pésimo precedente, ya que establece que una vez pasado el plazo que la ley entrega para que CONAF fiscalice, la falta prescribe y no puede ser perseguida penalmente. Es relevante considerar que este tipo de bosques necesita de acciones que favorezcan su regeneración -como la reforestación, pero con especies nativas- y su recuperación, para que alcancen un estado similar al original. De lo contrario, y como resultado de la prescripción enunciada por el dictamen del juez, los bosques se siguen degradando y son amenazados por procesos de deforestación, como en este caso, donde simplemente se sustituyen por especies exóticas. Y como corolario, probablemente la multa a la empresa será ingresada a la columna de sus “costos de la inversión” y el daño ambiental causado se seguirá profundizando.
Todo lo anterior es un ejemplo de cómo el sistema legal que resguarda nuestros bosques no es suficiente para asegurar su adecuada conservación, lo que se agrava cuando los causas son sancionadas en Juzgados de Policía Local por jueces no especializados y, por lo tanto, incapaces de dimensionar la magnitud de los daños. Es de esperar que la apertura del tribunal ambiental de la zona modifique esta tendencia.
La actual institucionalidad es también insuficiente para resguardar la adecuada conservación del bosque, pues no cuenta con un servicio forestal robusto que, por ejemplo, contenga mecanismos modernos de monitoreo forestal para anticiparse a este tipo de hechos, que no son aislados y se repiten en gran parte de los bosques del sur de Chile. Hay que recordar que en la actualidad gran parte de las causas que persigue CONAF se originan en denuncias realizadas por terceros. Es decir, si las organizaciones locales y particulares no realizan monitoreo ciudadano, este y otros casos no serían revelados.
Fuente: http://ciperchile.cl
Patricio Villa
La escasez hídrica que obligó al Estado a comprar camiones aljibe para abastecer con agua a zonas de la Isla de Chiloé y la tala ilegal de bosque nativo por parte de una empresa de propiedad de la Universidad de Harvard, han sido sucesos que llaman a preguntarse por los planes puestos en marcha en esta zona.
El archipiélago chilote ha recibido sucesivas oleadas de inversiones empresariales. Recientemente, fue la explotación salmonera que aún persiste y que a su paso ha dejado una estela de contaminación y destrucción de fuentes de subsistencia. Por otra parte, en la última década, se han multiplicado las plantaciones forestales de eucaliptos.
Javier Sanzana, miembro de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN) explica que "las primeras plantaciones son de la década del 80 y 90, pero a baja escala. A partir del año 2.000 aumentaron fuertemente, casi en un 100% con bonificación del Estado. Así por ejemplo entre el año 2003 al 2012 se forestaron alrededor de 2.969 hectáreas. El 99,9% de estas plantaciones han sido realizadas con la especie exótica eucaliptus".
Las bonificaciones estatales a estas plantaciones se realizaron luego que el Decreto 701 se modificara para otorgar mayor dinero a los pequeños propietarios, cubriéndoles un 90% del costo de las primeras 15 hectáreas forestadas y un 75% a las restantes. La intención de este cambio fue colaborar con el empresariado forestal, posibilitando la plantación en nuevas superficies sin hacerse cargo de los riesgos asumidos en sus propios predios, tales como incendios y plagas.
Harvard aterriza en Chiloé
"En diciembre de 2011 un grupo de pequeños propietarios agrícolas se acercó a la oficina de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN) en Ancud para compartir una preocupación: una empresa había comprado terrenos colindantes a los suyos y estaba cortando bosque nativo para plantar eucaliptus". Así comienza el reportaje de CIPER que reveló los ilegales negocios emprendidos por empresas de propiedad de un fondo de inversiones de la Universidad de Harvard.
Finalmente a las denuncias, además de cortas ilegales de bosque, se les sumó el no cumplimiento de planes de manejo que obligaban a la empresa Agrícola Brinzal a plantar árboles nativos, haciéndolo con eucalipto, además de no resguardar los cursos de agua, plantando al lado de éstos.
Luego de reunir abundantes e irrefutables antecedentes, el Juzgado de Policía Local de Ancud reconoció sólo siete de las 58 hectáreas afectadas en una de las causas en contra de la empresa, sancionándola a pagar una irrisoria multa de $4.200.000. Esta situación se hace más gravosa, al considerar que los planes de manejo estaban financiados por el Estado, a través del Fondo de Conservación, Recuperación y Manejo del Bosque Nativo. De hecho, Agrícola Brinzal ha recibido $114 millones por esta vía, entre 2007 y 2009, según consignó CIPER.
Para Javier Sanzana, "queda al descubierto que la institucionalidad está superada, desde los Juzgados de Policía Local, hasta la Corporación Nacional Forestal". Muestra de ello, es que la denuncia se originó desde la comunidad, no desde la fiscalización de CONAF.
Un ecosistema frágil
La expansión de los monocultivos forestales en el archipiélago, tempranamente ha presentado los efectos característicos de éstos. Javier plantea que "el ciclo del agua en Chiloé es mucho más frágil que en el resto del país. En este archipiélago no existe una cordillera nevada que acumule agua en forma de nieve durante el invierno para ser entregada en el verano. En el caso de Chiloé dependemos de los bosques, sus suelos, y las turberas, que en su conjunto actúan como almacenes naturales de agua durante el invierno, para luego en la época estival ser entregada lentamente al ecosistema".
Las turberas son almacenes de agua y carbono de unos 12 mil años de antigüedad. Se formaron luego que los hielos se retiraran del territorio insular, dejando depósitos de agua acumuladores de inmensas cantidades de materia orgánica que ha sido descompuesta anaeróbicamente (sin la presencia de oxígeno). El agua y la materia orgánica se ha almacenado ahí gracias a que el sustrato de las turberas es rocoso, volviendo el drenaje hídrico mucho más lento, pero constante, convirtiéndolos en proveedores de agua de calidad, pues operan como filtros.
A nivel internacional hay una gran preocupación por la conservación de las turberas, pues además de concentrar una flora y fauna endémica, contienen un tercio de las reservas de carbono del planeta. Para asentar las plantaciones de eucaliptos en estos lugares, han drenado el agua acumulada por las turberas, construyendo zanjas, exponiendo su materia orgánica al ambiente y provocando la emanación de grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera.
En un informe, de académicos de la Universidad Austral, sobre plantaciones de eucaliptos nitens en Ancud en suelos ñadis y turberas, se constata que el crecimiento de la mayoría de los árboles observados es dificultoso. La altura y diámetro que alcanzan en estos suelos es bajo el promedio de esta especie, principalmente porque la profundidad del suelo es mínima y además, de baja fertilidad.
Sin embargo, para la industria forestal esto no importa, pues se están expandiendo y sus ensayos son financiados por el Estado en lugares que no son de su propiedad. La calidad de la madera así producida sólo permite utilizarla como leña, la cual podría producirse con un plan de manejo de los bosques nativos del archipiélago, asegurando la sustentabilidad de éstos.
Otro elemento propio de la expansión forestal es el aseguramiento de las vías de transporte. Consultamos a Javier si podría establecerse un vínculo entre ésta y las presiones por construir un puente que una la isla con el continente, a lo cual respondió que "en la proyección de este tipo de inversiones debe existir ese análisis. Pero es difícil saberlo ya que son proyectos que no se abren a la comunidad y se guardan con mucha reserva. Por ejemplo cuando se inició el seguimiento de la empresa Brinzal, recibimos la información que este era un proyecto de plantaciones de 100.000 has para Chiloé, es decir, se proyectaba cubrir casi el 10% del archipiélago con estas plantaciones. Ahí claro, uno piensa que debe existir cierta relación entre el puente sobre el Canal de Chacao y la expansión de la industria forestal".
http://resumen.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=9121:plantaciones-forestales-se-expanden-a-chiloe&catid=16:ecologia&Itemid=60
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Empresa agrícola de la U. de Harvard que taló bosque nativo en Chiloé es sentenciada a pagar $4,2 millones
Por : Javier Sanzana y Eduardo Neira (Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo)
La Agrícola El Brinzal, propiedad de la Universidad de Harvard, fue denunciada por talar 58 hectáreas de bosque nativo y reemplazarlo por eucaliptus, vulnerando el plan de manejo original que exigía la reforestación con especies autóctonas. En esta columna, miembros de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo informan que recientemente el Juzgado de Policía Local de Ancud sentenció a la empresa a reforestar sólo siete hectáreas y a pagar una multa de $4,2 millones. A juicio de los autores, “lo anterior es un ejemplo de cómo el sistema legal que resguarda nuestros bosques no es suficiente para asegurar su adecuada conservación”.
Hace algunos días el Juzgado de Policía Local de la comuna de Ancud, en Chiloé, falló una de las dos causas que la Corporación Nacional Forestal (CONAF) interpuso contra Agrícola El Brinzal, luego de la denuncia presentada por la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo en 2012 por tala ilegal de bosque nativo y posterior sustitución por plantaciones de eucaliptus.
A nivel público, el accionar de la empresa fue activamente denunciado por organizaciones locales debido a las implicancias que tienen este tipo de monocultivos sobre un ecosistema tan frágil como el chilote. Para los actores sociales locales inquietos por este bullado caso, la tala de bosque nativo y su remplazo por eucaliptus ejecutada por Agrícola El Brinzal una clara muestra de cómo el modelo de negocio forestal que tantos daños ambientales y sociales ha generado en la zona centro sur de nuestro país, se expande lenta pero peligrosamente en estas tierras insulares, sin que se evalúen sus consecuencias seriamente.
Una investigación periodística publicada por CIPER en marzo de este año (vea el reportaje “Empresa de la Universidad de Harvard es procesada por tala ilegal de bosque nativo en Chiloé”) reveló que Agrícola El Brinzal forma parte de un grupo mayor de empresas ligadas a la Universidad de Harvard y que cuenta con importantes inversiones forestales en otros países de Sudamérica, como Brasil y Argentina. En dichos países las empresas de la U. de Harvard también han sido acusadas de vulnerar los derechos de comunidades campesinas e indígenas. La publicación de CIPER motivó protestas en la comunidad académica de Harvard, difundidas mediante artículos y cartas a autoridades de esa universidad.
La sentencia del Juzgado de Policía Local de Ancud indica que Agrícola Brinzal efectivamente es culpable de no cumplir compromisos de reforestación con especies nativas. Cabe recordar y destacar, que los propietarios anteriores habían presentado planes de manejo forestales para aprovechar madereramente sus bosques. Dichos propietarios se comprometieron a que una vez manejadas tales superficies y en un período de dos años, debería establecerse una nueva regeneración con especies del mismo bosque de la zona. Según la legislación vigente, este compromiso de reforestación se traspasa al nuevo propietario tras una venta.
Entre los antecedentes que entregó CONAF para argumentar el daño que la empresa había causado, figuran los planes de manejo de cinco predios que indicaban el compromiso de reforestar con especies tales como Ulmo, Tepa, Canelo, Luma y Tepú. En lugar de ello, la empresa forestó con eucaliptus en 58 hectáreas. A partir de ello, CONAF propuso una multa de 870 UTM (unos $34.800.000, aproximadamente).
Lamentablemente, en la sentencia el juez sólo condenó a la empresa a reforestar con especies nativas apenas siete de las 58 hectáreas afectadas y a pagar una multa de 105 UTM (aproximadamente $ 4.200.000), es decir, menos del 10% de lo propuesto por CONAF. Según lo indicado en la sentencia, en el resto de la superficie cortada y sustituida el compromiso de reforestación estaba prescrito.
Sin lugar a dudas, este es un pésimo precedente, ya que establece que una vez pasado el plazo que la ley entrega para que CONAF fiscalice, la falta prescribe y no puede ser perseguida penalmente. Es relevante considerar que este tipo de bosques necesita de acciones que favorezcan su regeneración -como la reforestación, pero con especies nativas- y su recuperación, para que alcancen un estado similar al original. De lo contrario, y como resultado de la prescripción enunciada por el dictamen del juez, los bosques se siguen degradando y son amenazados por procesos de deforestación, como en este caso, donde simplemente se sustituyen por especies exóticas. Y como corolario, probablemente la multa a la empresa será ingresada a la columna de sus “costos de la inversión” y el daño ambiental causado se seguirá profundizando.
Todo lo anterior es un ejemplo de cómo el sistema legal que resguarda nuestros bosques no es suficiente para asegurar su adecuada conservación, lo que se agrava cuando los causas son sancionadas en Juzgados de Policía Local por jueces no especializados y, por lo tanto, incapaces de dimensionar la magnitud de los daños. Es de esperar que la apertura del tribunal ambiental de la zona modifique esta tendencia.
La actual institucionalidad es también insuficiente para resguardar la adecuada conservación del bosque, pues no cuenta con un servicio forestal robusto que, por ejemplo, contenga mecanismos modernos de monitoreo forestal para anticiparse a este tipo de hechos, que no son aislados y se repiten en gran parte de los bosques del sur de Chile. Hay que recordar que en la actualidad gran parte de las causas que persigue CONAF se originan en denuncias realizadas por terceros. Es decir, si las organizaciones locales y particulares no realizan monitoreo ciudadano, este y otros casos no serían revelados.
Fuente: http://ciperchile.cl