La superficie del desierto del Sahara ha avanzado un 10 % en casi 100 años
El desierto del Sahara, esa enorme superficie no habitable en el norte de África, ha aumentado en extensión en los últimos 100 años, según el primer análisis basado en las precipitaciones durante un siglo que se hace sobre el continente africano. La ampliación del mayor desierto cálido del mundo se debe a una combinación del calentamiento global causado por la acción humana y a la variabilidad natural del clima, según los investigadores.
Malen Ruiz de Elvira
Si se toman los datos anuales de precipitación, el aumento de la extensión ha sido de un 10%. Este porcentaje de aumento de la superficie desértica se traduce en unos 855.000 kilómetros cuadrados, aproximadamente, teniendo en cuenta que el Sahara mide actualmente unos 9,4 millones de kilómetros cuadrados y hace un siglo unos 8,55 millones.
Pero si se hace el análisis por estaciones, que es lo importante para la agricultura y ganadería, ese aumento oscila entre el 11% y 18%, señalan los autores del estudio, que se publica en Journal of Climate. Los datos estudiados abarcan desde 1920 a 2013.
“La perspectiva anual no es muy informativa cuando se trata de planificar los recursos hídricos para el desarrollo agrícola”, ha explicado Sumant Nigam, de la Universidad de Maryland y coautor del estudio, a la web Climate Wire. “La información más importante es lo que sucede durante la temporada de verano, crucial para la agricultura”. Científicamente, los desiertos se caracterizan por las bajas precipitaciones (menos de 100 milímetros anuales), pero hasta ahora se habían estudiado los límites del Sahara sobre todo mediante imágenes de satélite (que no abarcan un siglo) en las que se puede observar fácilmente hasta donde llega la vegetación.
Malen Ruiz de Elvira
Si se toman los datos anuales de precipitación, el aumento de la extensión ha sido de un 10%. Este porcentaje de aumento de la superficie desértica se traduce en unos 855.000 kilómetros cuadrados, aproximadamente, teniendo en cuenta que el Sahara mide actualmente unos 9,4 millones de kilómetros cuadrados y hace un siglo unos 8,55 millones.
Pero si se hace el análisis por estaciones, que es lo importante para la agricultura y ganadería, ese aumento oscila entre el 11% y 18%, señalan los autores del estudio, que se publica en Journal of Climate. Los datos estudiados abarcan desde 1920 a 2013.
“La perspectiva anual no es muy informativa cuando se trata de planificar los recursos hídricos para el desarrollo agrícola”, ha explicado Sumant Nigam, de la Universidad de Maryland y coautor del estudio, a la web Climate Wire. “La información más importante es lo que sucede durante la temporada de verano, crucial para la agricultura”. Científicamente, los desiertos se caracterizan por las bajas precipitaciones (menos de 100 milímetros anuales), pero hasta ahora se habían estudiado los límites del Sahara sobre todo mediante imágenes de satélite (que no abarcan un siglo) en las que se puede observar fácilmente hasta donde llega la vegetación.
Cambios
en los límites del desierto del Sahara en invierno y en verano entre
1920 (líneas de puntos) y 2013 (líneas continuas), según las
precipitaciones. El color marrón representa avance del desierto y el
color verde retroceso./UNIVERSIDAD DE MARYLAND
El desierto se está ampliando hacia el sur y avanza durante la temporada de lluvias del verano
La extensión del Sahara no es uniforme, revela el nuevo estudio. El desierto se está ampliando sobre todo hacia el sur y avanza durante la temporada de lluvias del verano, mientras que en el norte crece menos y lo hace durante los meses de invierno. Las zonas agrícolas de Sudán, Chad y Mauritania son las más afectadas por la desertización.
En cuanto a las causas de esta ampliación de una zona que hace miles de años fue temporalmente una sabana habitada, resulta difícil separar las artificiales de las naturales. Por un lado, está la variación climática natural, en este caso un fenómeno cíclico llamado Oscilación Multidecadal del Atlántico (AMO) que influye en la pauta de precipitaciones en gran parte de África y contribuyó en los años ochenta del siglo pasado a que el Sahara se expandiera hacia el sur en la zona semiárida del Sahel. Es un ciclo que dura entre 50 y 70 años y se desconoce cuál será su influencia neta en un futuro próximo sobre las regiones fronterizas del desierto, las más sensibles.
Por otra parte, se cree que el calentamiento global debido a la acción humana está alterando patrones de circulación atmosférica tales como las células de Hadley, las causantes de los vientos alisios. Estos patrones de circulación cerrada de la atmósfera terrestre en las zonas tropicales mueven el aire caliente que asciende desde el Ecuador a las zonas subtropicales (30 grados latitud norte y sur), donde llega más frío y seco y contribuye a la formación de desiertos. Esto explicaría la ampliación del Sahara hacia el norte.
“Los desiertos se forman generalmente en los subtrópicos debido a la circulación de Hadley. Es probable que el cambio climático expanda este fenómeno, causando un avance hacia del norte de los desiertos subtropicales. El avance hacia el sur, sin embargo, sugiere la actividad de otros mecanismos, como la AMO”, señala Nigam.
“Las tendencias en África hacia veranos más cálidos y estaciones húmedas más secas están relacionadas con factores que incluyen el aumento de los gases de efecto invernadero y de aerosoles en la atmósfera”, explica por su parte Ming Cai, de la Fundación Nacional para la Ciencia (NSF) de Estados Unidos, que financió la investigación junto al ministerio de Defensa. “Estas tendencias tienen efectos devastadores sobre los africanos que dependen de una economía basada en la agricultura”.
Comprender y tener en cuenta el cambio climático y sus interacciones con la variabilidad climática natural es muy importante para planificar el futuro del Sahara, especialmente en el aspecto de la agricultura y ganadería, señalan los investigadores.
En cuanto al resto del continente africano, en general la mitad norte se está calentando más que la mitad sur en todas las estaciones, ha revelado el análisis de las precipitaciones. El calor ha aumentado en varias regiones, que incluyen el cinturón del Sudán y el norte de África, durante el verano. Las precipitaciones tienden a disminuir en los países situados alrededor del Golfo de Guinea, especialmente en las fuentes del río Níger y en la cuenca del río Congo, mientras que aumentan en la región de los Grandes Lagos.
Fuente: http://www.publico.es/internacional/superficie-del-desierto-del-sahara.html - Imagen de portada: Imagen por satélite de las regiones del Sahara, el Sahel y Sudán. NASA
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La olas de calor marinas aumentan un tercio de frecuencia en cien años
Las olas de calor marinas mundiales han aumentado en el último siglo en duración e intensidad como resultado directo del calentamiento de los océanos.
Es la conclusión de un estudio internacional publicado en 'Nature Communications' y co-escrito por investigadores del Centro de Excelencia ARC para Clima Extremo (CLEX) y el Instituto de Estudios Marinos y Antárticos (IMAS),
De 1925 a 2016, el estudio descubrió que la frecuencia de olas de calor marinas había aumentado en promedio en un 34 por ciento y la longitud de cada ola de calor había ascendido en un 17 por ciento. En conjunto, esto condujo a un incremento del 54 por ciento en el número de días de olas de calor marino cada año.
"Nuestra investigación también encontró que a partir de 1982 hubo una notable aceleración de la tendencia en las olas de calor marinas", señala el autor principal, el doctor Eric Oliver, de la Universidad de Dalhousie, Canadá.
"Mientras que algunos de nosotros podemos disfrutar de las aguas más cálidas cuando vamos a nadar, estas olas de calor tienen un impacto significativo en los ecosistemas, la biodiversidad, la pesca, el turismo y la acuicultura. A menudo hay profundas consecuencias económicas que van de la mano con estos eventos", afirma.
"Nuestra investigación también encontró que a partir de 1982 hubo una notable aceleración de la tendencia en las olas de calor marinas", señala el autor principal, el doctor Eric Oliver, de la Universidad de Dalhousie, Canadá.
Algunos ejemplos recientes muestran cómo de importantes pueden ser los eventos de ondas de calor marinas. En 2011, en el oeste de Australia se vio una ola de calor marina que desplazó a los ecosistemas de ser dominados por plantas laminariales a ser dominados por algas marinas. Ese cambio se mantuvo incluso después de que la temperatura del agua volviera a la normalidad.
En 2012, una ola de calor marina en el Golfo de Maine, en Estados Unidos, provocó un aumento de las langostas, pero un desplome de los precios que perjudicó seriamente a las ganancias de la industria.
El agua cálida persistente en el Pacífico norte entre 2014 y 2016 dio lugar a cierres de pesquerías, varamientos masivos de mamíferos marinos y floraciones de algas nocivas a lo largo de las costas. Esa ola de calor incluso cambió los patrones climáticos a gran escala en el noroeste del Pacífico.
De 1925 a 2016, el estudio descubrió que la frecuencia de olas de calor marinas había aumentado en promedio en un 34 por ciento y la longitud de cada ola de calor había ascendido en un 17 por ciento. En conjunto, esto condujo a un incremento del 54 por ciento en el número de días de olas de calor marino cada año.
"Nuestra investigación también encontró que a partir de 1982 hubo una notable aceleración de la tendencia en las olas de calor marinas", señala el autor principal, el doctor Eric Oliver, de la Universidad de Dalhousie, Canadá.
"Mientras que algunos de nosotros podemos disfrutar de las aguas más cálidas cuando vamos a nadar, estas olas de calor tienen un impacto significativo en los ecosistemas, la biodiversidad, la pesca, el turismo y la acuicultura. A menudo hay profundas consecuencias económicas que van de la mano con estos eventos", afirma.
"Nuestra investigación también encontró que a partir de 1982 hubo una notable aceleración de la tendencia en las olas de calor marinas", señala el autor principal, el doctor Eric Oliver, de la Universidad de Dalhousie, Canadá.
Algunos ejemplos recientes muestran cómo de importantes pueden ser los eventos de ondas de calor marinas. En 2011, en el oeste de Australia se vio una ola de calor marina que desplazó a los ecosistemas de ser dominados por plantas laminariales a ser dominados por algas marinas. Ese cambio se mantuvo incluso después de que la temperatura del agua volviera a la normalidad.
En 2012, una ola de calor marina en el Golfo de Maine, en Estados Unidos, provocó un aumento de las langostas, pero un desplome de los precios que perjudicó seriamente a las ganancias de la industria.
El agua cálida persistente en el Pacífico norte entre 2014 y 2016 dio lugar a cierres de pesquerías, varamientos masivos de mamíferos marinos y floraciones de algas nocivas a lo largo de las costas. Esa ola de calor incluso cambió los patrones climáticos a gran escala en el noroeste del Pacífico.
Más recientemente aún, la intensa ola marina de Tasmania en 2016 provocó brotes de enfermedades y disminuyó las tasas de crecimiento en las industrias acuícolas. Los investigadores utilizaron una variedad de conjuntos de datos de observación para revelar la tendencia del aumento de las olas de calor marinas, combinando datos satelitales con conjuntos de datos de un siglo de duración tomados de barcos y varias estaciones de medición terrestres.
Luego, eliminaron las influencias de la variabilidad natural causadas por la Oscilación del Sur de El Niño, la Oscilación Decadal del Pacífico y la Oscilación Multidecadal del Atlántico para encontrar la tendencia subyacente.
"Hubo una relación clara entre el aumento de las temperaturas promedio de la superficie del mar y el incremento de las olas de calor marinas, casi igual que vemos aumentos en los eventos de calor extremo relacionados con el incremento de las temperaturas promedio mundiales", afirma el coautor Neil Holbrook, del IMAS en la Universidad de Tasmania.
"Con más del 90 por ciento del calor del calentamiento global causado por los humanos que entra en nuestros océanos, es probable que las olas de calor marinas continúen aumentando --concluye--. La siguiente etapa clave para nuestra investigación es cuantificar exactamente cuánto pueden cambiar.
Es probable que los resultados de estas proyecciones tengan implicaciones significativas sobre cómo nuestro medio ambiente y nuestras economías se adaptan a este mundo cambiante".
Por: ECOticias.com / Red / Agencias
Luego, eliminaron las influencias de la variabilidad natural causadas por la Oscilación del Sur de El Niño, la Oscilación Decadal del Pacífico y la Oscilación Multidecadal del Atlántico para encontrar la tendencia subyacente.
"Hubo una relación clara entre el aumento de las temperaturas promedio de la superficie del mar y el incremento de las olas de calor marinas, casi igual que vemos aumentos en los eventos de calor extremo relacionados con el incremento de las temperaturas promedio mundiales", afirma el coautor Neil Holbrook, del IMAS en la Universidad de Tasmania.
"Con más del 90 por ciento del calor del calentamiento global causado por los humanos que entra en nuestros océanos, es probable que las olas de calor marinas continúen aumentando --concluye--. La siguiente etapa clave para nuestra investigación es cuantificar exactamente cuánto pueden cambiar.
Es probable que los resultados de estas proyecciones tengan implicaciones significativas sobre cómo nuestro medio ambiente y nuestras economías se adaptan a este mundo cambiante".
Por: ECOticias.com / Red / Agencias