Voces: Monólogo acerca del instinto y de la entrega

Porque creemos que nuestra relación (o pelea) con la Naturaleza, con nuestros cuerpos mamíferos y también culturales, lo impregna todo, cómo vemos el mundo, cómo nos relacionamos, cómo leemos las estrellas y también la poesía, les pedimos a distintas voces creadoras que nos regalen textos. Poemas, relatos… Para dejarnos sorprender y para hacernos reflexionar, sentir, luchar, disfrutar… de otra manera.

A la poesía de María Sánchez (Córdoba, 1989) se le nota "el campo". Esta autora, veterinaria de profesión y devoción, nos deja sentir su amor por lo vivo, por la naturaleza, entremezclado con su indignación por siglos de un funcionamiento social que obliga a callar a todo, a todas, para que solo una voz se oiga. Compagina el cuidado de los animales, con el arrope a las ganaderas y los ganaderos, y una intensa labor como escritora. 
Su Cuaderno de campo, publicado en la editorial Bella Varsovia, en 2017, es un canto de resistencia, una loa a la recolección frente a la caza, donde las nanas y las gallinas son la herencia que nos fortalece. Un poemario íntimo, y, a la vez, colectivo. Esa mirada, personal y social a un tiempo, nos llevó a pedirle a la autora que nos regalara un poema, y aquí está. De nuevo, María, muchas gracias.


                     Monólogo acerca del instinto y de la entrega

   Cortaron el trigo. Ahora
                                                            mi soledad se ve mejor.
 
Sophia de Mello
    
San Francisco de Asís se dirigió a las aves las

llamó hermanas impuso el silencio les dijo: —ahora me toca hablar a mí a mí
que sueño con todas las alas de mariposa
arrebatadas

una a una

para enterrarlas junto al cuerpo de miles que

perecieron
hace miles y miles de años

(pétalos, pequeñas deidades animales hechas

de barro, vientres que se vaciaron para dar

paso a la mirra)

pero me toca hablar a mí

que soy un organismo como cualquier otro,

infinidad de posibilidades, de células

chocándose las unas con las otras, una

multitud de impulsos

—repito—

como los de cualquier otro debatiéndose

dentro por igual

entre los estímulos de la destrucción y de la

supervivencia

a mí
que estoy escribiendo estas líneas que tienes
ante ti porque he vuelto a buscar
la técnica de datación por carbono, los

entierros en el paleolítico, el proceso de

embalsamamiento y preparación del difunto

en el antiguo Egipto

a mí

que como tú

quieres

el remedio la bonda
d
el ejercicio exacto para perpetuarse

el reconocimiento el refugio

la venda el duelo

todo

todo lo necesario

a mí

que miro mis dientes y mis manos

cada parte de mí abreviada

como escribir siempre ADN y no intentarlo con

ácido desoxirribonucleico

a mí

que me gusta situar las cosas

en la región exacta

darles un significado

proveerlas de una historia

a mí
que no soy San Francisco

ni vosotros mis hermanas, las pobres

golondrinas

a mí

que no soporto la idea de verme hablar a un

animal

para pedirle que se calle

que prefiero la cura y no el silencio

pero cada vez que escribo

estoy contradiciéndome

a mí misma

convirtiéndome en la hermana,

en el profeta que se sienta delante de los

pájaros
pidiéndoos por favor de nuevo

silencio

porque al fin callan

las alas de mariposa, el hermano y las

golondrinas,
y me toca hablar a mí.


                      (de Cuaderno de campo, La Bella Varsovia, 2017)

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/saltamontes/voc

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