Empresas británicas quieren implantar microchips a sus empleados
Para el teólogo David Jeremiah la popularización y el visible aumento de la demanda podría ser la preparación para que las personas se acostumbren a la idea.El Congreso de Sindicatos Británicos y la Confederación de la Industria expresan preocupación
El Congreso de Sindicatos Británicos (Trades Union Congress, TUC) y la Confederación de la Industria Británica (Confederation of British Industry, CBI) mostraron su preocupación por la medida que podrían adoptar masivamente numerosas compañías del país de utilizar la tecnología para “controlar” a sus trabajadores.
La alerta se activó luego que The Telegraph publicase que Biohax, una compañía sueca que ofrece microchips del tamaño de un grano de arroz, aseguró estar en conversaciones con varias firmas jurídicas y financieras británicas sobre la adaptación de estos dispositivos en sus empleados, incluida una importante compañía con cientos de miles de trabajadores.
La implantación de microchips entre el personal no es nuevo en Gran Bretaña, de hecho es algo que ya se lleva a cabo. La firma británica BioTeq ofrece pequeños dispositivos a empresas y particulares, ya ha instalado 150 implantes en el Reino Unido, tal y como recoge The Guardian.
¿Para qué sirven?
Una vez instalados entre el pulgar y el dedo índice, permiten que las personas abran la puerta de su casa, accedan a su oficina o arranquen su coche con un simple movimiento de mano. También pueden almacenar datos médicos.
BioTeq asegura que uno de los objetivos de esta tecnología es ayudar a las personas con discapacidad. Explica que una persona en silla de ruedas puede acercarse a una puerta que se abre automáticamente cuando el lector lea el implante, evitando que maneje unas llaves que apenas puede mover, como son los casos de enfermos con parálisis o esclerosis múltiple.
Sin embargo, esto no tiene nada que ver con la intención que persiguen las empresas de Reino Unido en su “alianza” con Biohax. Jowan Österlund, fundador de la empresa sueca, aseguró a The Telegraph que sus microchips, que cuestan 150 libras cada uno (170 euros), podrían ayudar a las compañías a mejorar la seguridad. “Estas empresas tienen documentos confidenciales”, recuerda, de tal manera que los microchips podrían limitar el acceso de los empleados a información confidencial o delicada.
Österlund afirma también que la implantación de los microchips sería muy efectiva entre los trabajadores de grandes corporaciones, ya que se podrían eliminar los tradicionales métodos de identificación.
Pérdida de privacidad
El CBI, que representa a 190.000 empresas del Reino Unido, expresó su preocupación sobre la perspectiva. “Las entidades deben centrar sus esfuerzos en prioridades más inmediatas y centrarse en no comprometer a sus empleados”, ha asegurado un portavoz de la Confederación de la Industria Británica a The Guardian.
Según Frances O’Grady, secretaria general de TUC, “a los trabajadores ya les preocupa que algunos empleadores estén utilizando la tecnología para controlar y micro gestionar, lo que reduce el derecho de privacidad de su personal”.
Considera que la implantación generalizada de microchip solo reforzaría la posición dominante y controladora de los jefes.
Steven Northam, fundador y propietario de BioTeq, aseguró al diario que la mayoría de sus 150 implantes vendidos han sido para uso personal, aunque reconoce que algunas firmas financieras y de ingeniería también los han implantado entre sus trabajadores.
La iniciativa puede ser global
España, Francia, Alemania, Japón y China son otros de los países en los que se quiere probar estos microchips diseñados por BioTeq, cuyos precios oscilan entre 70-260 libras (80-300 euros).
El año pasado, Three Square Market, con sede en Wisconsin, se asoció con Biohax y se convirtió en la primera compañía en Estados Unidos en insertar microchips, de manera voluntaria, entre sus empleados.
La Marca de la bestia
Para el teólogo David Jeremiah la popularización de los modelos de microchips y el visible aumento de la demanda, podría ser la preparación para que las personas se acostumbren a la “marca de la bestia”. Aunque no cree que es su “forma final”, él entiende que la familiarización con este tipo de cosas es sintomática, algo que sería impensable hace 50 años.
Jeremiah es autor de varios libros como Actores del Apocalipsis, donde afirma que “durante la Tribulación, todas las personas de la Tierra serán obligadas a recibir una marca”. Según destaca, “en Apocalipsis 13 vemos que la bestia de la tierra —el falso profeta— introducirá esa marca que podrá ser algo con funciones similares al chip”. “La marca se colocará en la mano derecha o en la frente. Sin ella nadie podrá comprar ni vender, aquellos que se nieguen a aceptarla podrán morir de hambre”, destaca.