Reptiles y anfibios, “amor” entre escamas y pieles húmedas

Penes dobles, piratería de puestas o fecundaciones verticales son algunas de las peculiaridades de la vida sexual de anfibios y reptiles, unos animales poco amorosos que no forman parejas estables y que suplen su falta de romanticismo con una mayor posibilidad de tener éxito reproductivo.

por: Manuel Moncada

La herpetofauna “no es tan amorosa como otros grupos“, señala en entrevista a Efeverde el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y experto en reptiles y anfibios David Vieites, que ha repasado algunas curiosidades del mundo sexual de estos escurridizos animales.

Hemipenes
Foto de archivo de dos de las numerosas iguanas que habitan un parque del barrio Uribe Uribe, al suroriente de Cali (Colombia). EFE/Carlos Ortega

“Una de las cosas mas curiosas de los reptiles es que no tienen un pene como suele ser habitual en casi todos los machos de otros grupos“, sino que tienen dos hemipenes, una estructura con forma de saco doble que introducen en la cloaca de la hembra cuando llega el momento de la cópula.
Lo curioso de estos sacos es que “están cubiertos de unos pinchos que ayudan al macho a engancharse por dentro a la hembra“, por lo que este método de acoplamiento es un mecanismo muy particular que tienen los reptiles para reproducirse.
Piedra, papel o tijera
Hay reptiles para los que el sexo es “un tema de piedra, papel o tijera“, ha explicado Vieites. Este es el caso de algunas especies de lagartijas cuyos machos exhiben un rango de colores determinado: “naranjas, amarillos o rojos“. Esos colores anuncian a sus potenciales compañeras qué tipo de “estrategia reproductiva” llevarán a cabo, ya que el tono de sus escamas, “como en el juego de piedra, papel o tijera“, implica unas cualidades genéticas que “tienen sus ventajas y desventajas” a la hora de resultar elegidos.
Espermatecas
Las hembras de los reptiles pueden acumular esperma de varios machos y usarlo “según lo necesiten“. Este mecanismo de conservación mantiene el esperma en buen estado “sin estar a cientos de grados bajo cero como en una clínica de reproducción asistida“. No se comprende todavía cómo funciona exactamente el proceso, pero lo que está claro es que esta capacidad de almacenamiento de esperma permite a las hembras ser independientes de los machos, “una vez que los usan se olvidan de ellos“.
Huevos de tortugas marinas. EFE/Melissa sarmiento

La vida se abre camino… por partenogénesis
Cuando la proporción de machos es muy baja o cuando “directamente no hay“, las hembras de algunos reptiles y anfibios “no necesitan un macho para reproducirse“. El investigador asegura que en un ambiente de sexo único, son capaces de engendrar descendencia “a partir de su propio ADN“, es decir, no necesitan el cromosoma extra del macho para fertilizarse. Este proceso reproductivo se conoce como partenogénesis.
El cambio climático y el sexo de las tortugas
Vieites ha explicado cómo el cambio climático afecta a la reproducción de algunas especies, sobretodo a las tortugas marinas, unos reptiles que se reproducen en el mar, pero que “entierran los huevos ya fertilizados en la arena de la playa“. En función de la temperatura a la que se encuentre la arena, “en el interior del huevo se desarrollará una hembra o un macho“, por lo que “el calentamiento de los océanos” hará que la proporción de hembras “aumente“, lo que generará un “desequilibrio” peligroso para la especie, ha advertido.
El sapo partero
En el mundo de los anfibios, los machos y las hembras suelen reunirse el mismo sitio para reproducirse: “la hembra hará una puesta y el macho liberará su esperma encima“, pero, en el caso del sapo partero, el procedimiento es algo distinto. El macho “se lleva los huevos fertilizados atados en un saco a sus patas traseras“, y “portará a su prole hasta que este lista para eclosionar”.
El sapo partero, un anfibio amenazado en España, con su cararterístico “saco”. EFE

Piratería de puesta
Otro comportamiento único es el de las ranas pardas de los Pirineos, cuyos machos han agudizado el ingenio dado el bajo número de hembras. El investigador se ha referido a una estrategia conocida como “piratería de puesta“, un método consistente en el robo de huevos ya fecundados para “liberar su propio esperma encima“. Así, los machos “ya no compiten por la hembras, si no por las puestas de otras parejas“. Hay algunos que llegan a “perforar el saco para meter su esperma dentro“, ya que los huevos del interior puede que aún no hayan sido fecundados.
Amor vertical
Los mantélidos son una familia de ranas únicas de Madagascar, que según el experto en anfibios y reptiles “llegan al siguiente nivel de complejidad“. Vieites describe un acrobático proceso reproductivo en el que “la hembra se coloca en una hoja o en una pared húmeda, pero en posición vertical“, de forma que el macho sitúe sus patas traseras sobre la cabeza de la hembra, contra la que “se empieza a frotar“. Esta fricción genera unas feromonas que “estimulan a la hembra y hacen que comience a poner los huevos“; una vez realizada la puesta, el “macho libera su esperma, que se derrama por la espalda de la hembra, hasta que desciende, alcanza la cloaca y fertiliza la puesta“.

Fuente: EFEverde - Imagen de portyada: Un grupo de ranas "Doradas". EFE/EFE/Carlos Ortega

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