Biosphere 2, la utopía de crear una Tierra dentro de la Tierra en los años 90 y terminó con sus participantes casi muertos por el hambre y la falta de oxígeno
En 1991, un grupo de ocho investigadores voluntarios se encerró durante dos años en una estructura de cristal y acero dentro de la que científicos habían recreado varios ecosistemas del planeta Tierra. Aquel experimento formaba parte del proyecto Biosfera 2 y el objetivo era comprobar si, en un futuro, los humanos podrían vivir en circunstancias similares en colonias en otros planetas.
Cristian Rus @CristianRus4
Gran parte de la rutina de los ocho participantes, llamados "biosferianos", se redujo a labores agrícolas. Debían cultivar sus propios vegetales, recolectar granos del suelo y obtener proteínas de animales de granja y peces criados en estanques de acuicultura. El experimento, presentado como como una "misión espacial" dentro de la Tierra, acaparó la atención mediática. Pero la aventura no acabó como se esperaba. Los cultivos no crecían al ritmo estimado, la comida empezó a escasear, el oxígeno era insuficiente y la tensión afloró en la convivencia de los participantes.
En mitad del desierto de Arizona hay un conjunto de edificios un tanto especiales, enromes cúpulas de cristal interconectadas entre sí y repletas de vegetación en su interior que dan la impresión de estar construidas por extraterrestres. Pero no es nada del otro mundo, es una creación humana, un intento de crear una biosfera dentro de la biosfera terrestre ya existente. Se llama Biosfera 2 (porque la 1 ya existe y es en la que habitamos) y aparte de ser todo lo anteriormente mencionado, también fue uno de los fracasos científicos más polémicos.
Un mundo en miniatura
Biosfera 2 buscaba ser una réplica perfecta del mundo. Dentro disponía de varios biomas, animales diversos de cada uno de ellos, plantas de todo el mundo e incluso un océano y un desierto artificial. ¿Es posible replicar el mundo en miniatura? Y lo más importante, ¿hacer que funcione? Un grupo de investigadores y científicos estaban detrás de este proyecto en la década de los 90, pero en realidad todo se remonta mucho antes, cuando en la década de los 70 con eso de la Guerra Fría unos entusiastas buscaban crear mundos aislados en caso de un desastre nuclear. Es así como se conocieron el filántropo Ed Bass y el ecologista John P. Allen. Finalmente, en 1984 se puso en marcha el proyecto Biosfera 2, con la idea de crear este espacio donde existiese la vida simulando la de la Tierra pero sin tener contacto con la Tierra. Nada de contacto, absolutamente todo lo que tendrían los habitantes de Biosfera 2 sería lo que hay dentro. La construcción comenzó en 1987 y para 1991 finalizaron el conjunto de edificios.
Si nos fijamos en las imágenes vemos que todo parece estar hecho de cristales y tuberías. No es en vano, los cristales permitían pasar la luz del sol para que las plantas hicieran la fotosíntesis, mientras que las tuberías servían para conseguir una estructura correctamente estable y aislada creando paredes herméticas. Aquí además es interesante destacar como lidiaban con le hecho de que el aire de dentro se expandiese y se contrajese durante el día y la noche por el calor y el frío respectivamente. Para evitar que los cristales se rompieran por los cambios de presión crearon espacios de volumen variable en cada uno de los edificios. De este modo se podían contraer y expandir estos espacios para mantener siempre una presión similar. Estaba todo pensado, crearon una atmósfera y dentro un mundo en miniatura capaz de ser autosuficiente, o eso pensaron.
Jugando a ser Dios
En un mundo tan pequeño no cabía cualquiera, el límite de recursos y espacios hizo que para la primera misión seleccionaran a un total de 8 personas. Entraron dentro en septiembre de 1991 y el objetivo era permanecer dos años dentro sin contacto con el exterior. ¿Qué hicieron en estos dos años? Pasar hambre. Dentro de Biosfera 2 la agricultura era la base de la dieta, una dieta rica en nutrientes antes que en calorías. Habían seleccionado algunos alimentos concretos para obtener un alto contenido nutritivo: cacahuetes, frijoles, bananas, batatas... Pero a pesar de que tenían uno de los sistemas de producción agrícola más eficientes del mundo, no era suficiente para mantener, nutricionalmente hablando, a los ocho integrantes del experimento. Eso sí, no eran "vegetarianos estrictos", sino que también tenían en el interior unas cuantas cabras, peces, cerdos, decenas de gallinas y algunos animales más.
En mitad del desierto de Arizona hay un conjunto de edificios un tanto especiales, enromes cúpulas de cristal interconectadas entre sí y repletas de vegetación en su interior que dan la impresión de estar construidas por extraterrestres. Pero no es nada del otro mundo, es una creación humana, un intento de crear una biosfera dentro de la biosfera terrestre ya existente. Se llama Biosfera 2 (porque la 1 ya existe y es en la que habitamos) y aparte de ser todo lo anteriormente mencionado, también fue uno de los fracasos científicos más polémicos.
Un mundo en miniatura
Biosfera 2 buscaba ser una réplica perfecta del mundo. Dentro disponía de varios biomas, animales diversos de cada uno de ellos, plantas de todo el mundo e incluso un océano y un desierto artificial. ¿Es posible replicar el mundo en miniatura? Y lo más importante, ¿hacer que funcione? Un grupo de investigadores y científicos estaban detrás de este proyecto en la década de los 90, pero en realidad todo se remonta mucho antes, cuando en la década de los 70 con eso de la Guerra Fría unos entusiastas buscaban crear mundos aislados en caso de un desastre nuclear. Es así como se conocieron el filántropo Ed Bass y el ecologista John P. Allen. Finalmente, en 1984 se puso en marcha el proyecto Biosfera 2, con la idea de crear este espacio donde existiese la vida simulando la de la Tierra pero sin tener contacto con la Tierra. Nada de contacto, absolutamente todo lo que tendrían los habitantes de Biosfera 2 sería lo que hay dentro. La construcción comenzó en 1987 y para 1991 finalizaron el conjunto de edificios.
Si nos fijamos en las imágenes vemos que todo parece estar hecho de cristales y tuberías. No es en vano, los cristales permitían pasar la luz del sol para que las plantas hicieran la fotosíntesis, mientras que las tuberías servían para conseguir una estructura correctamente estable y aislada creando paredes herméticas. Aquí además es interesante destacar como lidiaban con le hecho de que el aire de dentro se expandiese y se contrajese durante el día y la noche por el calor y el frío respectivamente. Para evitar que los cristales se rompieran por los cambios de presión crearon espacios de volumen variable en cada uno de los edificios. De este modo se podían contraer y expandir estos espacios para mantener siempre una presión similar. Estaba todo pensado, crearon una atmósfera y dentro un mundo en miniatura capaz de ser autosuficiente, o eso pensaron.
Jugando a ser Dios
En un mundo tan pequeño no cabía cualquiera, el límite de recursos y espacios hizo que para la primera misión seleccionaran a un total de 8 personas. Entraron dentro en septiembre de 1991 y el objetivo era permanecer dos años dentro sin contacto con el exterior. ¿Qué hicieron en estos dos años? Pasar hambre. Dentro de Biosfera 2 la agricultura era la base de la dieta, una dieta rica en nutrientes antes que en calorías. Habían seleccionado algunos alimentos concretos para obtener un alto contenido nutritivo: cacahuetes, frijoles, bananas, batatas... Pero a pesar de que tenían uno de los sistemas de producción agrícola más eficientes del mundo, no era suficiente para mantener, nutricionalmente hablando, a los ocho integrantes del experimento. Eso sí, no eran "vegetarianos estrictos", sino que también tenían en el interior unas cuantas cabras, peces, cerdos, decenas de gallinas y algunos animales más.
A pesar de todo, el humano sigue sin ser capaz de imitar a la naturaleza en su complejidad. En un espacio tan reducido es imposible meter todos los elementos que conforman la biosfera terrestre. Y si por algo se caracterizan los ecosistemas del planeta es por que funcionan, porque cada organismo introducido depende de otros organismos de los que se alimenta y a la vez sirve como alimento para otros tantos organismos. Y evidentemente también influyen las condiciones ambientales, por mucho que Biosfera tuviese su propio océano o su propio desierto entre otros, no replicaba al 100% las condiciones del exterior.
Debido al pequeño tamaño de Biosfera 2 (en comparación con la Tierra) y debido a la concentración de organismos en el espacio reducido se generaron mayores fluctuaciones y ciclos de vida más rápidos. Algunos biomas se desarrollaron mucho más rápido de lo pensado, otros apenas se mantenían. Algunos animales se reproducían en condiciones perfectas, otros perecieron con toda su especie. Es así como los investigadores se dieron cuenta de lo difícil que era jugar a ser Dios.
Luego encontramos el otro gran problema al que se tuvieron que enfrentar los integrantes de Biosfera 2: el oxígeno. Dentro de la instalación comenzaron la misión con un 20,9% de oxígeno en el aire, pero debido a que la vegetación interna no transformaba el CO2 al mismo ritmo que se consumía el oxígeno... acabaron 16 meses después con un 14,5% de oxígeno. Para poner esta cifra en contexto, es como respirar a más de 4.000 metros de altura en una montaña, es posible pero cuesta más y puede provocar dificultades en la salud si no estás acostumbrado. Al final tuvieron que insertar oxígeno desde fuera en dos ocasiones para recuperar los niveles, dándose así el primer fracaso de Biosfera 2.
Creado por humanos, estropeado por humanos
El comportamiento humano en situaciones de aislamiento es fascinante, también uno de los mayores problemas a resolver por parte de los investigadores para llevar a cambio misiones con éxito fuera de la Tierra. Ocho personas en 1,27 hectáreas durante dos años: es inevitable que se generen conflictos. Antes de que finalizara el primer año ya se crearon dos facciones entre los integrantes de la misión. Por un lado estaban los que ante la falta de alimento y oxígeno pensaban que era mejor introducir del exterior para poder seguir llevando a cambio la misión y las investigaciones. Por otro lado estaban los que creían que el estudio perdería el sentido si había contacto con el exterior. Al final como hemos visto, se tuvo que insertar oxígeno en dos ocasiones porque los investigadores comenzaron a presentar problemas como apnea del sueño por falta de este componente en el aire.
Todo esto fueron problemas de la primera misión, pero en marzo de 1994 se inició una segunda aventura con lo aprendido de la primera misión y mejoras en el sistema. La misión en esta ocasión tenía pensado durar 10 meses e incluía a 6 personas en el interior de Biosfera 2. Pero en esta ocasión fue aún peor, de disputa en disputa.
Debido al pequeño tamaño de Biosfera 2 (en comparación con la Tierra) y debido a la concentración de organismos en el espacio reducido se generaron mayores fluctuaciones y ciclos de vida más rápidos. Algunos biomas se desarrollaron mucho más rápido de lo pensado, otros apenas se mantenían. Algunos animales se reproducían en condiciones perfectas, otros perecieron con toda su especie. Es así como los investigadores se dieron cuenta de lo difícil que era jugar a ser Dios.
Luego encontramos el otro gran problema al que se tuvieron que enfrentar los integrantes de Biosfera 2: el oxígeno. Dentro de la instalación comenzaron la misión con un 20,9% de oxígeno en el aire, pero debido a que la vegetación interna no transformaba el CO2 al mismo ritmo que se consumía el oxígeno... acabaron 16 meses después con un 14,5% de oxígeno. Para poner esta cifra en contexto, es como respirar a más de 4.000 metros de altura en una montaña, es posible pero cuesta más y puede provocar dificultades en la salud si no estás acostumbrado. Al final tuvieron que insertar oxígeno desde fuera en dos ocasiones para recuperar los niveles, dándose así el primer fracaso de Biosfera 2.
Creado por humanos, estropeado por humanos
El comportamiento humano en situaciones de aislamiento es fascinante, también uno de los mayores problemas a resolver por parte de los investigadores para llevar a cambio misiones con éxito fuera de la Tierra. Ocho personas en 1,27 hectáreas durante dos años: es inevitable que se generen conflictos. Antes de que finalizara el primer año ya se crearon dos facciones entre los integrantes de la misión. Por un lado estaban los que ante la falta de alimento y oxígeno pensaban que era mejor introducir del exterior para poder seguir llevando a cambio la misión y las investigaciones. Por otro lado estaban los que creían que el estudio perdería el sentido si había contacto con el exterior. Al final como hemos visto, se tuvo que insertar oxígeno en dos ocasiones porque los investigadores comenzaron a presentar problemas como apnea del sueño por falta de este componente en el aire.
Todo esto fueron problemas de la primera misión, pero en marzo de 1994 se inició una segunda aventura con lo aprendido de la primera misión y mejoras en el sistema. La misión en esta ocasión tenía pensado durar 10 meses e incluía a 6 personas en el interior de Biosfera 2. Pero en esta ocasión fue aún peor, de disputa en disputa.
Si no era por la convivencia era por los costes de mantener el proyecto y si no lo era por las preocupaciones por la salud de las personas del interior. Se llegaron incluso a abrir puertas de forma clandestina y a destrozar cristales para que entrara el aire del exterior. Todo por falta de una decisión y objetivo común. Al final, debido a diversos problemas económicos y disputas, la misión se terminó prematuramente en septiembre de 1994.
Un experimento para experimentar
Biosfera 2, ante todo, era un experimento. Como suele ocurrir en todos los experimentos, pasan cosas inesperadas porque se está probando para ver qué ocurre en diversas situaciones. Esto sirve para conocer mejor temas de los que no sabemos tanto. Y es lo que se buscaba con Biosfera 2 también, conocer qué puede ocurrir cuando se dan ecologías más complejas en situaciones aparentemente controladas y creadas artificialmente. En líneas generales, fue más un proyecto para ver qué ocurre que una demostración de lo que sabe hacer el ser humano en caso de que no lo sabemos tanto.
Un experimento para experimentar
Biosfera 2, ante todo, era un experimento. Como suele ocurrir en todos los experimentos, pasan cosas inesperadas porque se está probando para ver qué ocurre en diversas situaciones. Esto sirve para conocer mejor temas de los que no sabemos tanto. Y es lo que se buscaba con Biosfera 2 también, conocer qué puede ocurrir cuando se dan ecologías más complejas en situaciones aparentemente controladas y creadas artificialmente. En líneas generales, fue más un proyecto para ver qué ocurre que una demostración de lo que sabe hacer el ser humano en caso de que no lo sabemos tanto.
Tras los diversos fracasos estrepitosos y una quiebra de la empresa que estaba detrás del proyecto, finalmente el complejo fue adquirido por universidades como la de Columbia y más recientemente por la Universidad de Arizona.
A lo largo de los años ha servido como punto de investigación y pruebas, hasta que en la actualidad se ha convertido más en una especie de lugar de atracción donde se realizan visitas y se explica cómo se intentó vivir ahí.
La misión de Biosfera 2 es ahora un centro de aprendizaje sobre la Tierra y sus sistemas actuales de vida. En el pasado fue un intento de crear un mundo nuevo, pero no es algo sencillo, ni siquiera aquí en la Tierra, como para intentarlo en la Luna o en Marte.
Fuente: https://www.xataka.com/investigacion/biosphere-2-utopia-crear-tierra-dentro-tierra-anos-90
La misión de Biosfera 2 es ahora un centro de aprendizaje sobre la Tierra y sus sistemas actuales de vida. En el pasado fue un intento de crear un mundo nuevo, pero no es algo sencillo, ni siquiera aquí en la Tierra, como para intentarlo en la Luna o en Marte.
Fuente: https://www.xataka.com/investigacion/biosphere-2-utopia-crear-tierra-dentro-tierra-anos-90