Aprender las lecciones del planeta
Durante la mayor parte de mi vida adulta he sido un educador, primero como profesor de universidad y ahora como director de un museo de ciencia. Mientras que los estudiantes y el escenario han cambiado, el trabajo sigue siendo el mismo, compartir las maravillas del mundo natural y enseñar la ciencia que necesitamos para entender y mantener nuestro planeta.
Por Jonathan Foley
Con el tiempo he llegado a creer que nuestros problemas medioambientales tienen su origen en que la gente no entiende, o ignora intencionalmente, los sistemas físicos y biológicos que gobiernan este planeta. Nos hemos vuelto muy hábiles para ignorar las leyes de la naturaleza, pretendiendo que estamos exentos de ellas.
Pero no lo estamos y es aquí donde surgen nuestros problemas. Ya estemos causando un cambio climático catastrófico, degradando los ecosistemas del mundo o agotando nuestros recursos naturales, los problemas medioambientales empiezan cuando ignoramos los límites físicos de nuestro planeta y actuamos como si no fuera con nosotros. Esta es una combinación peligrosa de ignorancia y arrogancia. A medida que seguimos degradando de manera temeraria el medioambiente a nivel mundial y nuestras sociedades comienzan a sentir las preocupantes consecuencias, todos nosotros necesitamos dar un paso atrás, aprender rápido y vivir de acuerdo a las lecciones que nuestro mundo vivo puede enseñarnos.
Como educador científico, creo que podríamos y deberíamos esforzarnos más para ayudar a la gente a ver y a entender los sistemas que gobiernan nuestro mundo y a interiorizar las lecciones que estos nos pueden enseñar. En otras palabras, necesitamos aprender de verdad las lecciones que nuestro planeta vivo puede enseñarnos y empezar a vivir de acuerdo a ellas. Solo entonces podremos mantener verdaderamente nuestro medioambiente, y nuestra civilización, en el futuro.
Y debemos compartir estas “lecciones del planeta” con tanta gente como sea posible, presidentes y niños de preescolar, ejecutivos y taxistas, padres y políticos. Todos nosotros necesitamos aprender las lecciones de nuestro mundo vivo y actuar en consecuencia.
He decidido hacer mi parte compartiendo algunas de estas lecciones del planeta que he aprendido hasta ahora.
Primera lección. La física está por encima de la política y de la economía. Siempre.
La primera lección que aprendí del planeta trata sobre lo absurdo de la política y de la economía de nuestro “mundo real”.
A pesar de lo que muchos aseguren la política y la economía son sistemas arbitrarios de creencias que la gente en el poder ha inventado a lo largo de los años. Y a pesar de lo que nos han llevado a creer, el planeta realmente no obedece las normas de la política y de la economía. Nunca lo ha hecho.
Aunque con frecuencia nuestras creencias sobre estos sistemas son útiles, en última instancia son totalmente negociables. Después de todo, la gente que ostenta el poder simplemente se las inventó. Creer otra cosa no es solo vagancia mental, es una excusa que usa la gente para justificar una toma de decisiones ineficiente y para mantener el statu quo. Cuando oyes a alguien desestimar algo sensato y necesario, como proteger nuestros mares, cambiar a fuentes de energía 100% renovables o hacer que la agricultura sea sostenible porque “no es económico” o “no es políticamente posible”, lo que realmente están diciendo, nos demos cuenta o no, es que “eso no es conveniente para la gente que ostenta el poder ahora, así que, por favor no hables de eso”.
En lugar de dejarnos atrapar por sistemas económicos y políticos arbitrarios deberíamos centrar nuestra atención en lo realmente gobierna el planeta: los sistemas físicos que llevan funcionando aquí durante eones.
A diferencia de la política y de la economía, la física, la química y la biología de la Tierra son sistemas naturales basados en hechos empíricos y reproducibles. Y estos hechos son fijos y totalmente innegociables. A la naturaleza no le importa lo que elijamos creer y no podemos hacer trampas a las leyes de la física. Nunca. Ignorarlas es, en el mejor de los casos, poca visión de futuro. Y en el peor, garantiza la desaparición de nuestra civilización.
Es por esa razón por lo que es tan alarmante que algunos líderes políticos ignoren las leyes de la física y declaren que el cambio climático no es “real”. Por supuesto que lo es. El efecto invernadero se conoce desde principios del siglo XIX y tenemos pruebas aplastantes de que el aumento de los niveles de CO2 está calentando el planeta. Negar esos hechos es deshonesto o delirante. Mientras que las realidades físicas del cambio climático ya no son debatibles, las preocupaciones políticas y económicas lo son. Por ejemplo, ¿qué deberíamos hacer con el cambio climático? ¿Cuánto nos costará y quién pagará? Pero no confundamos marcos políticos y económicos negociables con las leyes de la física innegociables e inviolables.
Podemos, y deberíamos, mantener debates sobre cómo nuestros sistemas políticos y económicos solucionan los problemas a los que nos enfrentamos. Después de todo, la política y la economía están para ser debatidas. Pero para que esos debates sean racionales y productivos necesitamos entender y reconocer las realidades físicas del planeta. Lo que no podemos hacer es pretender que las leyes de la física son, en cierta medida, nuestras para controlarlas o ignorarlas, según nos convenga. Por ese camino se encuentran el engaño y la ruina.
Segunda lección: la termodinámica y el pensamiento de sistemas son herramientas poderosas.
La siguiente lección que he aprendido con los años es que la termodinámica y el pensamiento de sistemas son herramientas poderosas para entender y describir el funcionamiento de nuestro planeta.
La termodinámica es el estudio de la energía, cómo fluye a través del universo y cómo cambia de una forma a otra. Es también una buena manera de aprender sobre la vida, ya que básicamente los sistemas vivos giran en torno a la energía, la energía recogida del sol, transformada en bioquímica y consumida por innumerables criaturas hasta que finalmente se emite de nuevo al universo. La energía es lo que alimenta todo en este planeta y mantiene su orden, organización y evolución. Para entender la biología, el clima, el ciclo del agua, los ciclos químicos, etc. de la Tierra, debemos entender primero las reglas básicas de la termodinámica.
El pensamiento de sistemas es otro instrumento poderoso para nuestra caja de herramientas mental, ya que nos ayuda a organizar nuestra cosmovisión, a ver las conexiones entre todo lo vivo y lo inanimado de la Tierra. El pensamiento de sistemas nos proporciona un marco a través del cual tener una visión del planeta, mediante lentes de complejidad, bucles de retroalimentación e innumerables conexiones de flujos y materiales que fluyen a través del medio ambiente. El pensamiento de sistemas también nos ayuda a construir modelos poderosos, ya sean modelos conceptuales en nuestras mentes o modelos numéricos que se generan en un ordenador y que nos permiten poner a prueba nuestra comprensión del mundo. De todo lo que he aprendido en mi educación hasta ahora, el pensamiento de sistemas ha sido lo más útil.
La termodinámica y el pensamiento de sistemas, en combinación con observaciones profundas sobre el mundo natural, pueden aportarnos muchos conocimientos importantes, entre ellos:
– La Tierra funciona con energía renovable. El sol proporciona casi toda la energía utilizada para sustentar la vida en la Tierra, además de generar nuestras condiciones climáticas, las corrientes de los océanos y el ciclo del agua. La Tierra recibe 1.370 vatios de calor y luz por metro cuadrado de área soleada, algo que llamamos la “constante solar”, y esa ha sido energía suficiente para que el planeta lo haga todo durante miles de millones de años. De hecho, durante toda la historia de la Tierra los sistemas naturales han vivido de estos “ingresos solares”. Y nosotros podemos hacerlo también si ponemos nuestro empeño en ello. La luz del sol y la energía asociada del viento, las olas y la biomasa, puede proporcionarnos toda la energía que necesitamos. En última instancia, tienen que hacerlo.
– La naturaleza apenas genera residuos. La Tierra es en esencia un sistema “de materiales cerrado”. Quitando el ocasional meteorito no mucho más entra en el planeta y tampoco sale mucho. Esto significa que hay cierta cantidad de átomos de carbono, de nitrógeno y de fósforo, moléculas de agua, etc., en el planeta para funcionar. Así que los sistemas naturales se han hecho expertos en reciclarlo todo. De hecho, los seres vivos casi nunca generan “residuos”. Lo que son desechos para un organismo es a menudo alimento para otro. Por ejemplo, un único átomo de fósforo, un ingrediente elemental para la vida, puede ser reciclado cientos de veces dentro de un bosque antes de ser depositado de nuevo con cuidado en los sedimentos de la Tierra, donde la geología finalmente lo reciclará de nuevo. Desafortunadamente los humanos usamos muchos productos solo una vez antes de que se conviertan en residuos o contaminación tóxica. Necesitamos copiar la austeridad de la naturaleza con los materiales e imitar mucho mejor la “economía circular” de la Tierra.
– Los ecosistemas de la Tierra consiguen su fortaleza y su resiliencia de la diversidad. La evolución ha creado una extraordinaria diversidad de vida, que es extremadamente resiliente frente al cambio. Casi todos los flujos de energía y materia, y prácticamente todo nicho ecológico, rasgo funcional y espacio está siendo usado por algo. Y si un enlace ecológico falla, normalmente otros toman el relevo. Desgraciadamente, los humanos parecen ignorar esta lección. Tendemos a crear monocultivos, especialmente en la agricultura, con solo un enlace; si falla, todo el sistema falla. Necesitamos darnos cuenta de que la diversidad es esencial para crear sistemas fuertes, duraderos y sostenibles.
Tercera lección: Necesitamos una gran dosis de humildad.
El mundo natural también me ha enseñado que deberíamos ser mucho menos arrogantes con el poder de nuestra ciencia y nuestra tecnología. Todavía tenemos mucho que aprender.
Aunque sea humillante, tenemos que admitir que la naturaleza hace cosas que nosotros todavía no podemos hacer. Incluso las algas más simples pueden funcionar con energía renovable solamente, con casi un reciclaje infinito, con extraordinaria diversidad y resiliencia. En resumen, la naturaleza es una ingeniera de primer orden.
Desgraciadamente todavía estamos lejos de igualar las capacidades del mundo natural. Todavía usamos combustibles fósiles sucios, energía no renovable, lo que provoca la contaminación del aire, el cambio climático, la acidificación de los océanos y otros problemas graves. Todavía extraemos temerariamente materias primas de la naturaleza mucho más rápido de lo que pueden regenerarse, así que inevitablemente se agotan. Nuestra cultura de usar y tirar solo usa las cosas una vez, creando desechos peligrosos que se arrojan al medioambiente. Desafortunadamente, continuamos ignorando las lecciones que unas simples algas pueden enseñarnos.
Lo que necesitamos es una gran dosis de humildad y admitir que tenemos mucho que aprender del resto de la vida en la Tierra. El resto de la vida ha aprendido las lecciones del planeta, nosotros no.
Cuarta lección. Sal y observa la naturaleza
La naturaleza es el mejor maestro que he tenido nunca. He aprendido sobre la fotosíntesis, las reservas de carbono y el ciclo de nutrientes en mi jardín. Y aprendí sobre meteorología y oceanografía observando las nubes y las olas. Mientras que el aprendizaje en las aulas es ciertamente importante, es esencial que pasemos tiempo observando e interactuando con el mundo natural para interiorizar verdaderamente las lecciones del planeta.
Afortunadamente, mucha gente está empezando a mirar a la naturaleza como fuente de inspiración y de soluciones. Y podemos seguir su ejemplo.
En concreto, las observaciones profundas del mundo natural han dado lugar al concepto básico y a las innovaciones de la biomimética, que busca diseñar productos que imitan las soluciones que ya se encuentran en la naturaleza. Esas observaciones también han estimulado el desarrollo de la agroecología y de la permacultura, que buscan diseñar sistemas agrícolas que imiten los procesos encontrados en la naturaleza. También hemos empezado a reconocer con más profundidad el flujo de materiales y servicios de los ecosistemas y cómo mantienen el bienestar humano.
Deberíamos mirar a la naturaleza buscando todavía más soluciones prácticas para vivir con sostenibilidad en la Tierra. Después de todo, si nos detenemos a mirar, y a aprender, la naturaleza puede enseñarnos cómo crear cosas extraordinarias, sin residuos, con una resiliencia increíble, todo alimentado por el sol.
Última lección. ¡Ponte a trabajar!
Finalmente, el mundo natural me ha inspirado a arremangarme, centrarme en los problemas que podemos resolver y empezar a trabajar.
Nos demos cuenta o no, el destino del planeta está en nuestras manos. Somos una fuerza impulsora dentro de una maquina planetaria de enorme complejidad y la mayoría de aquellos que ostentan el poder no tienen ni idea de cómo funciona o creen erróneamente que los sistemas políticos y económicos están por encima de las leyes de la física. Sencillamente no conocen las reglas. Peor aún, están obedeciendo las reglas equivocadas. Esta es una situación muy peligrosa.
Nuestros líderes -qué demonios, todos nosotros- necesitamos con urgencia un curso acelerado sobre cómo funciona realmente el planeta, que incluya los principios que necesitamos para prosperar en el futuro. Debemos aprender las lecciones del planeta para poder construir una civilización duradera.
Hasta ahora no hay ninguna carrera universitaria o grado que enseñe estas lecciones del planeta. No es tan sencillo. Mientras tanto, una mezcla de humildad, un poco de formación en física y pensamiento de sistemas, un ojo clínico para observar y pasar mucho tiempo en el mundo natural podría ser un buen comienzo.
Fuentes: Globalecoguy.org/ Traducido por Eva Calleja
Jonathan Foley (@GlobalEcoGuy) es un científico climático y medioambiental, escritor y orador. También es el director ejecutivo de Project Drawdown, el principal recurso de soluciones climáticas del mundo. Las opiniones expresadas en este artículo son suyas
Se publicó originalmente en bioGraphic.com. Reproducido con permiso.
Fuente: https://globalecoguy.org/learning-the-lessons-of-the-planet-54fa11d5abc9