“La tecnología a veces es útil, pero nunca puede ser lo primero”
Peter Howson es profesor de la Universidad de Northumbria en Newcastle. Lleva varios años alertando de que el criptocarbono genera desafíos sociales y políticos que hasta ahora han escapado al escrutinio público crítico. El "hype" en torno a estas tecnologías, ha hecho creer que realmente pueden aplicarse a una amplia gama de industrias, prestar servicios sociales y terminar con nuestras preocupaciones sobre la gestión ambiental. Una mirada más atenta revela que los discursos en torno a lo cripto, en definitiva, permiten que los mercados adquieran un rol fundamental en la resolución de la crisis climática. Por ejemplo, a través de la facilitación de mecanismos de mercado de activos naturales, como la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques (REDD+), cuyo objetivo es incentivar la conservación, haciendo que los bosques tropicales sean más valiosos vivos que talados. No obstante, como muestra Howson, el 95% de los créditos de deforestación, que representan millones de hectáreas de bosque conservado, se quedaron sin comprador.
Esta entrevista ha sido realizada en el marco de Crypto Syllabus, un proyecto del The Center for the Advancement of Infrastructural Imagination que trata de ofrecer un archivo digital para comprender de manera crítica los discursos sobre estas tecnologías descentralizadas que han emergido en la esfera pública, narrativas e imaginarios hasta ahora monopolizados por unos cuantos fondos de capital riesgo, quienes han visto una oportunidad de negocio sin igual.
A continuación, Howson desentraña los mitos en torno al blockchain y las criptomonedas aplicadas al clima, critica el «colonialismo verde» o la «filantropía de vigilancia» que acarrean, y sugiere que prohibir el minado de bitcoin, cuyo consumo es mayor que el de conectar a la humanidad a Internet, sería una buena victoria para los movimientos por el clima.
En un artículo sobre criptocarbono, usted discute cómo la retórica sobre la protección forestal que profesa el blockchain depende en última instancia de los mecanismos del mercado. Además, afirma que refuerza el imaginario de que el «capitalismo verde» es más efectivo y que legitima la política neoliberal detrás de tales esfuerzos. ¿Podría explicar cómo operan exactamente estos mecanismos de mercado en los proyectos de blockchain? ¿Puede hablarnos sobre su papel en la implementación de mecanismos de mercado de activos naturales, como el que propone REDD+?
REDD + es una idea que nació poco después del Protocolo de Kyoto. Existía este apetito por soluciones flexibles y hubo mucho entusiasmo entre los economistas a finales de los 90 y principios de los 2000, pues vieron oportunidades para que los mercados solucionaran el cambio climático inducido por el ser humano. Por lo tanto, indicaron, no era necesario producir leyes o evitar que las industrias obtuvieran grandes ganancias al estropear los sistemas que sostienen la Tierra. Según ellos, solo necesitábamos mejores estructuras de precios, es decir, que las consecuencias ambientales y sociales de hacer las cosas mal tuvieran un precio. En efecto, una gran parte de esa idea involucraba compensaciones. Aparentemente, los bosques podrían ser más valiosos utilizando una contabilidad inteligente que talándolos.
¿Qué ocurre si las aerolíneas y las centrales eléctricas de carbón no pueden reducir sus emisiones sin afectar a sus resultados finales? No importa, pueden pagar una serie de compensaciones superbaratas y, además, hacer que sus clientes las paguen. Así es cómo estas empresas se benefician doblemente: por un lado, mejoran su marca ecológica, y al mismo tiempo se aprovechan de los mercados de carbono. Estos proyectos fueron una mala noticia para las personas que vivían en los bosques deforestados y en sus alrededores. También para los pueblos indígenas, quienes fueron expulsados de sus tierras debido a lo que se ha dado en llamar «acaparamiento verde» o «colonialismo verde». A continuación, estas personas a menudo se vieron obligadas a obtener medios de vida insostenibles que incluían la caza furtiva, la tala ilegal o simplemente trabajar en plantaciones de aceite de palma.
En este contexto, parece sencillo pensar que las criptomonedas o las cadenas de bloques no pueden hacer que el sueño de la economía verde sea más equitativo. Lo mejor que podemos hacer es devolver estos bosques a las comunidades indígenas que han vivido en ellos y los han gestionado de forma sostenible durante miles de años. Pero como se puede ganar muchísimo dinero vendiendo la economía verde, no creo que eso vaya a suceder.
Dado su historial, ¿por qué considera que inicialmente hubo tanto entusiasmo por las promesas del blockchain asociadas a este campo? ¿Cuáles fueron las expectativas más utópicas asociadas con él? ¿Por qué se depositaron tantas esperanzas en la idea de «criptogobernanza»?
REDD + se basa en argumentos completamente estrafalarios, en lo que llamamos «narrativas de línea de base». Vale la pena recordar que cuando alguien compensa sus emisiones al volar a Benidorm o donde sea, lo cierto es que eso no significa que otra persona salga a plantar árboles en su nombre para justificar el viaje. De hecho, solo está donando dinero a un proyecto de conservación que afirma haber evitado la tala de árboles. Y es bastante difícil, quizás imposible, saber realmente si esos árboles estaban protegidos o estuvieron en peligro real de ser talados. O si los árboles todavía existen, o si ahora son solo la plataforma de madera de alguien cuando dona su dinero. O si su donación va destinada a un vaquero en Indonesia que dice ser dueño de un bosque, pero en realidad es solo un campo de golf y vive en Benidorm. Así que esta es un área plagada de corrupción. Se cometieron fraudes en el pago del IVA por valor de miles de millones de euros mediante compensaciones. Además, si hay tantos de estos bosques estilo REDD +, eso es porque a la gente se le prometió una economía de carbono en auge. Pero lo cierto es que el mercado para estos créditos nunca se materializó. Eso es debido a muchas razones, pero principalmente porque la gente, con razón, no confiaba en ellos. Entonces, esta tecnología mágica conocida como blockchain aparece casi al mismo tiempo que REDD +, y promete ser una tecnología en la que se puede confiar. No puedes confiar en los vaqueros del carbono ni en los gobiernos corruptos de repúblicas bananeras, pero te dicen que debes confiar en esas personas agradables de Silicon Valley porque cargan entradas en una base de datos electrónica compartida, segura e inmutable. También tenemos que escuchar que esta tecnología permite a la gente local que vive en los bosques y planta esos árboles cobrar por hacerlo, en lugar de que todo el dinero vaya a parar a horribles y corruptos intermediarios. O que los vendedores pueden conectar estas compensaciones de carbono a las criptomonedas, por lo que puede esquivar al recaudador de impuestos, realizar microcompras y evitar las tarifas de cambio. Y todo esto se puede automatizar con lo que ellos llaman «contratos inteligentes». Entonces, teóricamente, si un satélite detecta que el bosque por el que se está pagando para su protección es en realidad un campo de golf, los fondos pueden retenerse. No hay gente pobre indigna de confianza tratando de pasar gato por liebre. Todo suena genial, ¿verdad?
Usted también ha escrito recientemente, y de manera bastante persuasiva, sobre el «cripto-colonialismo», por el cual la tecnología blockchain estaría permitiendo nuevas formas de apropiación de recursos en el Sur Global. Es inquietante, aunque no sorprendente, que gran parte de ello se justifique bajo la bandera del «desarrollo sostenible». ¿Podría darnos algunas nociones sobre qué se entiende exactamente por «cripto-colonialismo» y también sobre la historia del concepto, que es anterior a las criptomonedas? ¿Cómo se relaciona con la noción tan popular del «capitalismo del desastre»?
Originalmente, Michael Herzfeld usó el término «cripto-colonialismo» para dar sentido a la naturaleza clandestina de determinadas imposiciones geopolíticas que usaban la deuda y las relaciones comerciales asimétricas para mantener los lazos coloniales. En mi trabajo lo empleo de una manera diferente para mostrar cómo los experimentos de blockchain y criptomonedas se están imponiendo en lugares que sufren las cicatrices de las invasiones coloniales pasadas. Y sí, el desarrollo sostenible se utiliza a menudo para legitimar estos proyectos. Pero los desarrolladores de criptomonedas no necesariamente se sienten atraídos por las partes pobres marginadas del Sur Global y por que quieran arreglar las cosas en esos entornos. La pobreza, la opresión y la corrupción son las condiciones ideales para que los cripto-empresarios extraigan recursos, encuentren nuevos clientes y realicen pruebas en entornos reales. Al igual que el argumento de Naomi Klein sobre el capitalismo del desastre, los tech bros buscan poblaciones que hayan sufrido desastres climáticos, deudas y guerras, y cuanto más marcadas por el abuso colonial pasado mejor, para experimentar e incubar nuevas ideas sobre la criptografía.
Usted muestra que en varios de los proyectos de compensación de carbono basados en blockchain en realidad no hay ningún impacto en las comunidades locales, y que la venta de créditos beneficia principalmente a los inversores en el extranjero. ¿Podría explicar cómo funciona y por qué no se acumulan beneficios para las comunidades a las que se supone que deben ayudar estas iniciativas criptográficas, supuestamente bien intencionadas? ¿Cómo es que los financieros del Norte Global son los que cobran ese dinero, una ironía máxima dado que se suponía que las criptomonedas ayudarían a contener y limitar su poder?
Principalmente porque es muy difícil en Europa o EE.UU. enviar dinero a países pobres sin pasar por los aros de KYC/AML, a los que ayudan intermediarios como PayPal y Western Union. En el Reino Unido puedo vincular mi billetera criptográfica a mi PayPal o a mi tarjeta de crédito. Yo puedo convertir mis Tree Coins en Fish Coins y volver a libras esterlinas sin problema, pero no se puede hacer tan fácilmente en Perú o Zimbabue. Todo esto es inútil porque las comunidades que reciben el dinero no pueden comprar nada con Tree Coins. Y todos estos créditos de carbono se produjeron hace años. Cuando alguien compra estos tokens/créditos, el proyecto de compensación simplemente toma su dinero y se lo devuelve a sus inversores y directores. Empleando un ejemplo: coge el dinero real de Peter para pagarle a Paul, mientras le da tokens criptográficos inútiles a Bill, que no puede gastarlos en nada. Y luego, Peter recibe un certificado electrónico que sugiere que algunos árboles existieron una vez en el pasado. Eso es prácticamente todo. Ese es el modelo de negocio.
Fuente: https://www.climatica.lamarea.com/peter-howson-tecnologia-mineria-bitcoins/