Si nuestras historias nos separan, necesitamos crear unas nuevas
No es demasiado tarde para adoptar el papel de los héroes de la historia que finalmente se responsabilizan del daño causado al planeta. Según el filósofo e historiador Yuval Noah Harari, “El homo sapiens conquistó este planeta sobre todo gracias a la capacidad única de los humanos de crear y divulgar historias imaginarias. Somos los únicos mamíferos que pueden cooperar con numerosos extraños solo porque podemos inventar historias ficticias, divulgarlas, y convencer a millones para que crean en ellas. Siempre que todos crean las mismas historias ficticias, podemos obedecer las mismas leyes, y así cooperar eficazmente”
Por David Suzuki
En su libro, Sapiens, Harari explica que 1.000 humanos pueden ocupar pacíficamente una gran habitación si es para un propósito común, atender una charla o una misa. Pero si ponemos 1.000 animales no humanos en una habitación, probablemente se producirá el caos. (Por supuesto, las reuniones humanas también pueden terminar en caos).
Esta es la teoría más convincente hasta la fecha de la distinción entre animales humanos y no humanos, una distinción por la que hemos apostado tanto que nos hemos contado numerosas historias para defender el concepto. La mayoría de estas historias han sido desacreditadas.
En los años 60 Jane Goodall sacudió el mundo científico al informar que David Greybeard, un chimpancé que estaba observando, había usado una rama para recoger termitas de un monte de termitas. Hasta entonces, se pensaba que el uso de herramientas era una cualidad definitoria de la humanidad. En observaciones posteriores, se vio a los chimpancés dando forma a herramientas para aumentar su eficacia. Como respuesta, su mecenas Louis Leakye exclamó, “ahora debemos redefinir lo que es una herramienta, redefinir al hombre, o aceptar a los chimpancés como humanos”
En su lugar, cambiamos las reglas del juego, y afirmamos que aunque otros animales podían hacer y usar herramientas, solo los humanos tenían conciencia de sí mismos. Esta teoría fue descartada con la “prueba del espejo”, realizada primero en 1970, en la que Gordon Gullop Jr. anestesió simios, les pinto un punto rojo en la frente y colocó un espejo en su jaula. Cuando despertaron los simios respondieron tocándose el punto y mirándose los dedos, igual que lo hubiera hecho un humano.
Aunque el lingüista norteamericano y activista social Noam Chomsky y sus seguidores afirman que el lenguaje diferencia a los humanos de otros animales, y aunque los humanos nunca hayan conseguido enseñar a otros animales a comunicarse con frases completas, no se cuestiona que los animales se comunican. Las abejas bailan direcciones hacia el néctar cercano. Los monos Vervet usan distintas llamadas para avisar a sus compañeros de la presencia de leopardos, águilas y serpientes.
El investigador W. Tucumseh Fich dice que los animales comunican ideas complejas dentro de sus comunidades, pero esta “sofisticación cognitiva” no es detectable en sus sistemas de comunicación oral.
La afirmación de que solo los humanos pueden pensar ideas abstractas también ha sido descartada, al igual que la noción de que solo los humanos tienen cultura y aprendizaje compartido.
Es incuestionable que los animales no humanos son diferentes a los humanos de muchas maneras distintas. Pero aunque no podamos enseñar a un chimpancé como comunicarse con nosotros en lenguaje de signos como podría hacerlo un humano, tampoco podemos aprender como comunicarnos dentro de las sociedades animales no humanas. Aunque podríamos deducir el significado de algunas de sus señales y chillidos, muchos conceptos que ellos comprenden son comprendidos colectivamente en maneras que muy probablemente nunca conozcamos.
Nuestras historias evolucionan o son reemplazadas a medida que aprendemos del mundo que nos rodea, debemos encontrar narrativas que nos equipen mejor para enfrentarnos a los retos de nuestro tiempo. Nuestra actual línea argumental probablemente dificulta nuestra capacidad de aceptar completamente riesgos como los que plantea el cambio climático y los pasos necesarios para afrontarlos. Hariri escribe, “es importante tener enemigos humanos para tener una historia atrayente. Con el cambio climático no. Nuestras mentes no evolucionaron para esta clase de historia”
Como han mostrado los dictadores a lo largo de la historia, las narrativas colectivas a menudo tienen éxito cuando tenemos un malo, alguien o algo que es “otro”. Es por eso que ver a la naturaleza como “recurso” en lugar de como “pariente” o algo de lo que formamos parte ha facilitado la explotación de los ecosistemas.
En última instancia, los humanos tienen la capacidad de cambiar de narrativa, crear círculos más amplios de cuidado y disfrutar de las maravillosas habilidades de los animales no humanos en lugar de compararlos con nosotros y encontrar sus deficiencias.
No es demasiado tarde para adoptar el papel de los héroes de la historia que finalmente se responsabilizan del daño causado al planeta. Para la historia más apremiante a la que se enfrenta hoy nuestro planeta, el final todavía tiene que ser escrito.
David Suzuki, galardonado genetista y locutor, cofundador de la Fundación David Suzuki en 1990. Fue miembro de la Universidad de la Columbia Británica, y actualmente es profesor emérito. Suzuki es ampliamente reconocido como un líder mundial de la ecología sostenible y ha recibido numerosos premios por su trabajo, entre ellos un premio de la UNESCO para la ciencia y una medalla del programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Fuentes: Rebelión [Foto: Chimpance macho en el parque nacional Kigale, Uganda Traducido del inglés por Eva Calleja https://www.commondreams.org/views/2021/12/18/if-our-stories-set-us-apart-we-need-create-new-ones?utm_term=Autofeed&utm_campaign=echobox&utm_medium=Social&utm_source=Twitter#Echobox=1639838642