¿Estamos preparados para la Patagonia? ¿Está preparada la Patagonia para nosotros?
Patagonia para nosotros?
Por Patricio Segura Ortiz Periodista psegura@gmail.com
Desde hace dos semanas se suceden una tras otra jornadas blancas y heladas en esta Patagonia. En este Aysén que las recientes nevazones hicieron más lento, más pausado, más orientado a la meditación que a la acción. Más a la reflexión que al simplemente hacer.
Y volvieron las preguntas de siempre. Si estamos o no preparados para vivir en una tierra como ésta, que no brilla precisamente por sus certezas climáticas, que en esto es la incertidumbre hecha carne. De ahí que: “El que se apura en la Patagonia pierde el tiempo.
Algunos dicen que necesario es pensar cómo nos aperamos para vivir los inviernos. Otros que lo ocurrido no fue para tanto, que antes la gente estaba más acostumbrada, pero que nos hemos adormilado tanto con la dependencia de lo tecnológico y del Estado que cualquier ventisca del ayer de transforma en desastre en el hoy.
Están quienes piensan que la nieve fue una desgracia. Y apuntan a los cientos de aislados, a quienes perdieron sus vuelos, a los ganaderos que hoy sufren por los problemas para alimentar sus animales. Y en las ciudades, a las familias desprovistas de calefacción, a los automovilistas sin cadenas, a los transeúntes poco avezados para al tránsito con escarcha.
Pero también existen los que han visto el fenómeno con deleite. Un buen contexto le entregó al Primer Festival Invernal de Aysén, que gracias al manto blanco que se esparció por doquier tuvo el escenario ideal para desarrollarse. Y qué decir de los visitantes, que se solazaron registrando el temporal. Voces hay que explican que la naturaleza necesitaba de esta agua sólida caída del cielo, que permitirá que en verano los propios campesinos cuenten con mayores reservas de agua dulce fluyendo por los ríos.Así, dos caras de una misma moneda se entremezclan. Una, la pregunta de si estamos preparados, como seres humanos, para vivir con el mundo natural de determinados territorios. Y, la otra, si esos mismos ecosistemas están preparados para vivir con nosotros como especie.
Digo esto por lo ocurrido, pero también por el recurrente tema de las tradiciones, que es una especie de lado b de lo sucedido. De si es legítimo mantener ciertas costumbres que a la luz de opciones valóricas actuales son a veces menos tolerables. En el mundo hay muchos ejemplos, desde la extirpación del clítoris en algunos países musulmanes hasta las corridas de toros en España. Pero en Chile también. El caso del rodeo como alma de la chilenidad. Donde el animal no la pasa precisamente bien con el collereo de nuestros huasos. En ese caso prefiero las jineteadas, que por último enfrentan al hombre con el caballo en mayores condiciones de igualdad. De todas formas en Aysén también hay patrimonios de la identidad que con el ojo del hoy debieran tener una revisión. Como la ganadería extensiva e intensiva que erosionó los suelos de Aysén, dejándolos en algunos casos inservibles, con impactos ambientales aún no dimensionados en plenitud.
Ante esto debo señalar que no se me ocurriría plantear la necesidad de que se extirpen por secretaría estas muestras de la cultura tradicional pero tampoco considero que no sea legítimo discutir sobre ellas, sobre sus impactos, sobre su sustentabilidad. Como tampoco es válido prohibir el debate sobre los efectos que podría tener en la cultura y las tradiciones la conservación a gran escala.
Preguntarse más es esencial. Tener siempre ganas de saber y entender. Porque la curiosidad es la hebra que permite, si no llegar a la verdad, simple y esencialmente avanzar. Y como el viaje es largo, se lo debemos a los hombres y mujeres que en el futuro serán los pasajeros de esta nave llamada Patagonia.
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Fuente: http://www.eldivisadero.cl/noticias/?task=show&id=22482
Foto: Claudio Frías/Agencia Imágenes de la Patagonia