Europa vigila la caída de la sonda suicida rusa




Moscú sitúa la llegada del artefacto de 13,5 toneladas el domingo por la tarde en un punto del océano Índico al norte de Madagascar. Doce agencias espaciales comparten datos del seguimiento de la nave 'Fobos-Grunt'
N. DOMÍNGUEZ 
Las mayores potencias espaciales del mundo, incluida Europa, vigilan desde hace unos días la caída a la Tierra de una nave fuera de control y cargada con combustible peligroso. A pesar de lo alarmante que pueda sonar, la llegada del artefacto, la sonda rusa Fobos-Grunt, no supone un "evento de alto riesgo", según explicó ayer a este diario Heiner Klinkrad, jefe de la oficina de basura espacial de la Agencia Europea del Espacio (ESA). La ESA participa junto a EEUU, Rusia y otros diez países en una comisión internacional que vigila el acercamiento a la Tierra de la sonda, cuyos tanques de combustible llevan 11 toneladas de hidrazina explosiva. Las últimas predicciones de Rusia, publicadas ayer por su agencia espacial, Roscosmos, apuntan que la nave caerá entre el domingo y el lunes. El punto medio de esa ventana temporal es el domingo a las 17.12, hora peninsular española. El lugar de caída de la nave está en el océano Índico al norte de la isla de Madagascar, según un mapa publicado junto a la predicción de ayer.
Los cálculos de las agencias espaciales tienen un margen de error de un día
La previsión tiene un margen de error considerable. "Los sistemas de seguimiento actuales sólo pueden calcular el punto aproximado de caída con un margen de error de un día", explica Klinkrad. La nave fuera de control, que fue lanzada el 10 de noviembre y debía viajar a Marte, da una vuelta a la Tierra cada hora y media, aproximadamente. En esta situación, ni el mejor sistema de radares del mundo, el de EEUU, puede predecir con fiabilidad el punto en el que la sonda se estrellará contra la Tierra. Lo único seguro es que lo hará en una franja de entre 51 grados norte y 51 grados sur, lo que abarca todos los continentes excepto la Antártida y deja al norte zonas de Canadá, Escandinavia y el norte de Rusia.
Fracaso
La odisea de la Fobos-Grunt comenzó tras su lanzamiento. Su sistema de propulsión falló después del despegue y no pudo darle el empujón necesario para emprender su vuelo hacia Marte. La misión estaba diseñada para aupar a Rusia al altar de las glorias espaciales, pues debía ser la primera en la historia capaz de viajar a Fobos, la luna de Marte, y traer de vuelta un puñado de tierra de su superficie. Su éxito permitiría olvidar las 12 misiones anteriores al planeta rojo que habían fracasado desde la década de los cincuenta. A pesar de los intentos de Rusia y la ESA de comunicarse con la nave para encender sus propulsores con un comando enviado desde tierra, la Fobos se convirtió en un artefacto zombi que, en cada órbita, se acerca cada vez más a la atmósfera terrestre, que quemará gran parte de su fuselaje.
La llegada de la sonda rusa no supone "un evento de alto riesgo" 
Cada país realiza sus propias estimaciones sobre cuándo y dónde caerá la nave y después comparte esos datos con sus socios, según Klinkrad. Los países con una red de radares más potente son EEUU y Rusia. En Europa, Alemania y Francia poseen las dos mayores estaciones de seguimiento del artefacto, cuyos datos compartirán después en el marco del Comité de Coordinación de Basura Espacial (IADC). La Fobos-Grunt es una nave de seis metros de largo. Lleva a bordo tanques de combustible con 11 toneladas de hidrazina, un producto muy explosivo e inflamable. La agencia rusa dice que los depósitos están hechos de aluminio y que se fundirán con las altas temperaturas que alcanzará la nave en su rozamiento con la atmósfera a unos cien kilómetros de altura, con lo que el combustible no reviste riesgos para la población en caso de que la nave caiga en tierra y no en el mar, que es lo más probable. Del resto del fuselaje sobrevivirán de 20 a 30 piezas que suman en total 200 kilos. Las probabilidades de que alguna de esas piezas caiga sobre alguien son muy remotas. El año pasado, otros dos satélites fuera de control, el UARS de EEUU y el Rosat alemán, cayeron a la Tierra sin causar daños. En ambos casos, las agencias espaciales propietarias de los aparatos calcularon la probabilidad de que los restos del artefacto cayeran sobre alguien. Roscosmos no ha publicado ninguna estimación para la Fobos. "Las probabilidades están en el mimo orden de magnitud que las del UARS", explica Klinkrad.
Las probabilidades de que hiera a alguien son en torno a una entre 3.200 
Las probabilidades de que el UARS cayese sobre alguien eran de una entre 3.200. En un mundo con 7.000 millones de habitantes, eso supone que el riesgo individual de resultar herido por el UARS o la Fobos es aproximadamente de uno entre 20 billones. Cosas como esta explican por qué en el más de medio siglo que la humanidad lleva lanzando artefactos al espacio ni un solo terrícola ha resultado nunca herido por la basura espacial.
Sabotaje o crisis
En un giro sorprendente, esta semana Rusia culpó del fallo a un posible sabotaje. Vladimir Popovkin, jefe de Roscomos, dijo que la nave ha sufrido "fallos sin explicación" en una entrevista con el diario Izvestia. "No me gustaría acusar a nadie, pero hoy en día existen medios para influir en las naves y no se puede excluir su uso", señaló Popovkin. Hace unas semanas, el mismo Popovkin había reconocido que "la industria espacial" del país "está en crisis", debido en gran parte a la fuga de cerebros que comenzó tras el colapso de la URSS y que hoy ha dejado a la agencia rusa sin ingenieros jóvenes que tomen el relevo de los veteranos. Sólo en 2011 el país ha fracasado en cinco lanzamientos al espacio, lo que le ha supuesto pérdidas millonarias. El último accidente sucedió el 23 de diciembre, cuando un satélite militar se estrelló en Siberia debido a un defecto en el cohete Soyuz-2 que lo lanzó.
publico.es

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