La ruta del oro alemán inclina a la desconfianza
PL
En medio de la crisis económica, hoy la nota de atención apunta a la extracción alemana de sus fondos en oro de Estados Unidos y Francia, con la intrigante etiqueta de la desconfianza. El anuncio del banco central alemán (Bundesbank) de repatriar 674 toneladas del metal precioso desde aquellos países en primer término desata esta semana variadas especulaciones, que atañen sobremanera a los mercados e inversores.
En materia noticiosa, la fuente rechazó especificar la manera y el momento para retomar 374 toneladas de oro desde el Banque de France y 300 de la Reserva Federal de Nueva York.
Estas cifras sobrepasan las 50 toneladas anuales que la entidad financiera germana anunció en octubre anterior que repatriaría en el plazo de tres años.
Como era de esperar, las primeras reacciones apuntan a una fuerte desconfianza quizás en la seguridad, pero sobre todo en el desarrollo de la economía de esos dos guardianes.
El fundador de PIMCO, el mayor fondo de inversiones en bonos del mundo, Bill Gross, apreció esa acción como señal de desconfianza en los bancos centrales, mientras otras fuentes como Ric Spooner, analista de CMC Markets, apunta más bien a la crisis fiscal estadounidense.
Para estas voces, Alemania pude sentirse más segura con sus archivos auríferos en casa, a la par que el veterano operador de ese metal Jim Sinclair recuerda una medida idéntica efectuada por el líder francés Charles de Gaulle en los años 70 del pasado siglo, al sacar oro de los Estados Unidos.
En aquella ocasión, como en esta, los expertos estimaron que el liderazgo de Washington y la subida de los precios en los mercados financieros resultaban las causas más a la mano.
Sin embargo, otras miradas consideran el traslado como un nuevo nivel de oro y posibilidades para el respaldo de la divisa por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Muchas pueden ser las interpretaciones, en un mundo cambiante, sobre todo en el plano financiero y con el desequilibrio económico en las narices de parte de naciones del llamado viejo continente como España, Grecia e Italia, en espera aún del rescate foráneo.
Alemania es el segundo poseedor de oro a nivel global, con cerca de tres mil 400 toneladas, lo que significa mas del 10 por ciento de las reservas mundiales de ese mineral, solo aventajado por Estados Unidos.
Informes oficiales del Bundesgbank, señalan que el oro está sepultado en Frankfurt con el 31 por ciento del total actual, Nueva York con 45 por ciento, Londres 13 y París 11.
Una de las causas de exportar el oro hacia otros bunkers radicó durante la denominada Guerra Fría en los temores de una potencial invasión soviética.
Ya desde octubre pasado la Corte Federal de Auditores de Alemania exigió una inspección de la administración financiera de Berlín, con rastreo de las reservas de oro protegidas en bancos centrales. La posibilidad de una confusión en cuanto al registro de reservas parece también tener peso a la hora de tomar esa decisión de repatriar el oro. En mayo pasado apareció la iniciativa Traigan nuestro oro a casa, protagonizada por economistas, empresarios y legisladores germanos, con unas 10 mil firmas. Y es el caso de estar en presencia de la primera economía europea, segunda del mundo, con una fuerza y estabilidad que asombran desde incluso dos guerras devastadoras a nivel mundial en el pasado. Pese a todas las controvertidas opiniones, el Bundesbank declaró que no hay dudas de la integridad de los depósitos exteriores, pero en la práctica, la maniobra financiera se maneja entre vacilaciones y el mundo convulso que nos ocupa, inestable en finanzas, economía y desavenencias político-militares.
Imagen: lanuevarepublica.org
En medio de la crisis económica, hoy la nota de atención apunta a la extracción alemana de sus fondos en oro de Estados Unidos y Francia, con la intrigante etiqueta de la desconfianza. El anuncio del banco central alemán (Bundesbank) de repatriar 674 toneladas del metal precioso desde aquellos países en primer término desata esta semana variadas especulaciones, que atañen sobremanera a los mercados e inversores.
En materia noticiosa, la fuente rechazó especificar la manera y el momento para retomar 374 toneladas de oro desde el Banque de France y 300 de la Reserva Federal de Nueva York.
Estas cifras sobrepasan las 50 toneladas anuales que la entidad financiera germana anunció en octubre anterior que repatriaría en el plazo de tres años.
Como era de esperar, las primeras reacciones apuntan a una fuerte desconfianza quizás en la seguridad, pero sobre todo en el desarrollo de la economía de esos dos guardianes.
El fundador de PIMCO, el mayor fondo de inversiones en bonos del mundo, Bill Gross, apreció esa acción como señal de desconfianza en los bancos centrales, mientras otras fuentes como Ric Spooner, analista de CMC Markets, apunta más bien a la crisis fiscal estadounidense.
Para estas voces, Alemania pude sentirse más segura con sus archivos auríferos en casa, a la par que el veterano operador de ese metal Jim Sinclair recuerda una medida idéntica efectuada por el líder francés Charles de Gaulle en los años 70 del pasado siglo, al sacar oro de los Estados Unidos.
En aquella ocasión, como en esta, los expertos estimaron que el liderazgo de Washington y la subida de los precios en los mercados financieros resultaban las causas más a la mano.
Sin embargo, otras miradas consideran el traslado como un nuevo nivel de oro y posibilidades para el respaldo de la divisa por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Muchas pueden ser las interpretaciones, en un mundo cambiante, sobre todo en el plano financiero y con el desequilibrio económico en las narices de parte de naciones del llamado viejo continente como España, Grecia e Italia, en espera aún del rescate foráneo.
Alemania es el segundo poseedor de oro a nivel global, con cerca de tres mil 400 toneladas, lo que significa mas del 10 por ciento de las reservas mundiales de ese mineral, solo aventajado por Estados Unidos.
Informes oficiales del Bundesgbank, señalan que el oro está sepultado en Frankfurt con el 31 por ciento del total actual, Nueva York con 45 por ciento, Londres 13 y París 11.
Una de las causas de exportar el oro hacia otros bunkers radicó durante la denominada Guerra Fría en los temores de una potencial invasión soviética.
Ya desde octubre pasado la Corte Federal de Auditores de Alemania exigió una inspección de la administración financiera de Berlín, con rastreo de las reservas de oro protegidas en bancos centrales. La posibilidad de una confusión en cuanto al registro de reservas parece también tener peso a la hora de tomar esa decisión de repatriar el oro. En mayo pasado apareció la iniciativa Traigan nuestro oro a casa, protagonizada por economistas, empresarios y legisladores germanos, con unas 10 mil firmas. Y es el caso de estar en presencia de la primera economía europea, segunda del mundo, con una fuerza y estabilidad que asombran desde incluso dos guerras devastadoras a nivel mundial en el pasado. Pese a todas las controvertidas opiniones, el Bundesbank declaró que no hay dudas de la integridad de los depósitos exteriores, pero en la práctica, la maniobra financiera se maneja entre vacilaciones y el mundo convulso que nos ocupa, inestable en finanzas, economía y desavenencias político-militares.