Inversiones chinas amenazan el medioambiente de América Latina

Por Fabio Santoro

Con el objetivo apuntado a la obtención de recursos naturales para cubrir sus necesidades alimentarias y energéticas, la potencia emergente asiática a la hora de invertir en la región soslaya la problemática ambiental.

Al momento de sentarse a negociar inversiones con China, ante la grave contaminación ambiental que existe en su propio territorio y en base a los últimos informes de cambio climático, expertos afirman que Latinoamérica debería ser más exigente en reclamar a la potencia asiática que adopte estándares apropiados para poder cumplir con las metas y objetivos de desarrollo sostenible definidos en las cumbres ambientales.
“Los países de América Latina deben ser explícitos con los chinos en relación al tipo de inversión que desean recibir y cómo estas deben adecuarse a las metas de París y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”, opinó Guy Edwards, codirector del Laboratorio de Clima y Desarrollo de la Universidad Brown de Estados Unidos al ser entrevistado por Diálogo Chino.
Mega-inversiones con fuerte impacto ambiental
Mega-inversiones chinas de fuerte impacto ambiental y con posibles consecuencias catastróficas en la naturaleza abundan en la región latinoamericana, como por ejemplo el Canal de Nicaragua, el tren bioceánico que cruza el Amazonas, la extracción de petróleo en la zona del Amazonas de Ecuador, la explotación minera en la Cordillera de los Andes y el monocultivo de la soja en la Pampa argentina. Estos son algunos de los polémicos proyectos que ya están vigentes y que amenazan el ecosistema, la biodiversidad y la conservación de los recursos naturales en la región.

En el caso específico del controvertido Canal Interoceánico de Nicaragua los argumentos que plantearon los grupos ambientalistas fueron muy contundentes: el proyecto dañaría seriamente los recursos hídricos y perjudicaría de manera drástica la flora y fauna del lugar afectando gravemente la vida de todos los lugareños que viven de esos recursos.
En la selva amazónica hay proyectos que en el pasado dejaron heridas profundas que aún siguen estando abiertas en la población aledaña y es por eso que el polémico Tren Interoceánico Amazónico encuentra mucha resistencia. Organizaciones ambientalistas afirman que el costo social y medioambiental de un proyecto de tal magnitud puede resultar mucho mayor que al gasto mismo de las obras. La construcción de este tren devastaría tierras y causaría desolación en las vidas de los pueblos indígenas, al abrir sus regiones a la explotación industrial, a la minería y a la tala de árboles ilegales, fomentando la colonización de sus territorios y el uso indiscriminado de sus recursos.
Gráfico del recorrido del Tren Interoceánico amazónico. (Foto: Youtube)
Pero el Amazonas no solo es amenazado por el tren bioceánico, sino también por la extracción de petróleo en zonas vírgenes de la selva amazónica en Ecuador. Esta actividad, además de que podría contaminar el medio ambiente y afectar la conservación de sus riquezas naturales, facilitaría la instalación de oleoductos y la construcción de carreteras, alterando de forma permanente el hábitat de los pueblos indígenas que las habitan.
La astucia del dragón rojo asiático
Edwards señaló que China aún mantiene el mismo tipo de relación “business as usual” con Latinoamérica con el único propósito de obtener acceso a los recursos naturales, energéticos y a la construcción de grandes proyectos de infraestructura que le son útiles, haciendo caso omiso a los estándares y a las recomendaciones de índole ambiental.
Además el investigador apuntó a otros responsables en ayudar a mantener el status quo actual, especialmente a los integrantes de los llamados “ministerios sucios” de Finanzas, Energía y Agricultura, que no priorizan las acciones climáticas al momento de negociar.
De esta manera no se ayuda a combatir el problema del impacto ambiental que hoy constituye una seria amenaza en Latinoamérica a partir del cambio climático, más bien todo lo contrario. Según la opinión de Walter Vergara de World Resources Institute (WRI), las consecuencias producidas por la variación del clima generarían un catastrófico impacto ambiental que afectaría gravemente al ámbito socioeconómico.
El gigante asiático aún mantiene funcionando la vieja matrix de carbón altamente contaminante y expande ese modelo arcaico al resto de los países donde invierte.
Vergara definió a Latinoamérica como “la Arabia Saudita de los recursos renovables y energéticos”, destacando la enorme potencialidad que tiene el continente sudamericano respecto a la posibilidad de aprovechar sus fuentes de energía renovable.“Los países de América Latina deben ser explícitos con los chinos en relación al tipo de inversión que desean recibir y cómo estas deben adecuarse a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)” (Guy Edwards / Universidad Brown de EE.UU.)
“La región cuenta con todos los elementos necesarios para descarbonizar su economía. Las acciones bajas en carbono son la mejor garantía para lograr un desarrollo económico sostenible. Un futuro con menos emisiones de gases de efecto invernadero es posible. América Latina necesita descarbonizar su generación de energía eléctrica, el sector del transporte, el uso del suelo, restaurar sus superficies degradadas y dejar de deforestar”,  expresó el especialista en un seminario realizado en Washington.
Bajo este contexto sería saludable reflexionar sobre la conveniencia o no de implementar estas inversiones chinas con alto impacto ambiental, junto con la de asociarse con un gigante como China que no es proclive a ser muy transparente y muy confiable en su accionar, sino todo lo contrario.

Foto: El activista del medio ambiente chino, Wu Lihong comprueba la calidad del agua en un canal de riego fuera de una fábrica de productos químicos al lado de un campo de arroz y al borde del lago Taihu en Yixing, provincia de Jiangsu, China, el 14 de septiembre de 2011. (MARCA RALSTON / AFP / Getty Images). Fuente: La Gran Epoca http://www.lagranepoca.com/Publicado en: Ecoportal.net

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