Las corrientes oceánicas conectan en red las pesquerías del mundo

Las pesquerías marinas del mundo forman una sola red, con más de 10.000 millones de dólares (casi 9.000 millones de euros) en peces cada año que se capturan en un país diferente al que se originaron. Si bien las pesquerías se manejan tradicionalmente a nivel nacional, el estudio --publicado en Science-- revela el grado en que la economía pesquera de cada país depende de la salud de las zonas de reproducción de sus vecinos, lo que destaca la necesidad de una mayor cooperación internacional.


Dirigido por investigadores de la Universidad de California, la London School of Economics y la Universidad de Delaware, el estudio utilizó una simulación por computadora de rastreo de partículas para mapear el flujo de larvas de peces a través de las fronteras nacionales. Es el primero en estimar el alcance del transporte de larvas a nivel mundial, situando la gestión de la pesca en una nueva perspectiva mediante la identificación de puntos críticos de interdependencia regional donde más se necesita la gestión cooperativa.
"Ahora tenemos un mapa de cómo se interconectan las pesquerías del mundo y dónde se necesita la cooperación internacional con mayor urgencia para conservar un recurso natural del que dependen cientos de millones de personas", advierte en un comunicado la coautora Kimberly Oremus, profesora asistente de la Universidad de Escuela de Ciencias y Políticas Marinas de Delaware. La gran mayoría de los peces marinos capturados en el mundo, aproximadamente el 90 por ciento, se encuentran a unos 300 kilómetros de la costa, dentro de las jurisdicciones nacionales. Sin embargo, incluso estos peces pueden ser transportados lejos de sus lugares de desove por las corrientes en su etapa larvaria, antes de que puedan nadar.
Esto significa que mientras los países han establecido límites marítimos nacionales, el océano está formado por redes altamente interconectadas donde la mayoría de los países dependen de sus vecinos para administrar adecuadamente sus propias pesquerías. Comprender la naturaleza de esta red es un paso importante hacia una gestión más eficaz de la pesca, y es esencial para los países cuyas economías y seguridad alimentaria dependen de los peces nacidos en otros lugares. Los autores reunieron su experiencia en oceanografía, biología de peces y economía para avanzar en este complejo problema.
"Los datos de una amplia gama de campos científicos debían unirse para hacer posible este estudio --destaca la autora principal, Nandini Ramesh, investigadora postdoctoral en el Departamento de Tierra y Ciencia Planetaria de la Universidad de California--. Necesitábamos observar los patrones de desove de los peces, los ciclos de vida de diferentes especies, las corrientes oceánicas y cómo estos varían con las estaciones para comenzar a entender este sistema".
"Ahora tenemos un mapa de cómo se interconectan las pesquerías del mundo y dónde se necesita la cooperación internacional con mayor urgencia para conservar un recurso natural del que dependen cientos de millones de personas".
El estudio combinó datos de satélites, amarres oceánicos, observaciones de campos ecológicos y registros de capturas marinas, para construir un modelo informático de cómo las corrientes oceánicas transportan los huevos y larvas de más de 700 especies de peces en todo el mundo. La investigación muestra que las regiones oceánicas están conectadas entre sí en lo que se conoce como una 'pequeña red mundial', el mismo fenómeno que permite que los extraños se vinculen con seis grados de separación. Eso agrega un nuevo riesgo potencial: las amenazas en una parte del mundo podrían resultar en una cascada de tensiones, que afectan a una región tras otra.
"Todos dependemos de los océanos --recuerda el coautor James Rising, profesor asistente de investigación en el Instituto de Investigación Grantham en la London School of Economics--. Cuando las pesquerías están mal administradas o los criaderos no están protegidos, podría afectar la seguridad alimentaria a medio mundo de distancia". Un hallazgo sorprendente del estudio fue la forma en que las pesquerías nacionales están interconectadas en todo el mundo. "Esto es algo así como una espada de doble filo --alerta el autor principal Ramesh--.
Por un lado, implica que la mala gestión de una pesquería puede tener efectos negativos que se propagan fácilmente a otros países y, por otro lado, implica que varios países puede beneficiarse al dirigir los esfuerzos de conservación y/o gestión en solo unas pocas regiones". "Al modelar la dispersión por especies, podríamos conectar este servicio de ecosistema con el valor de la captura, los trabajos de pesca marina, la seguridad alimentaria y el producto interno bruto --agrega Oremus--. Esto nos permitió hablar sobre la vulnerabilidad de una nación a la gestión de la pesca en los países vecinos".
Descubrieron también que los trópicos son especialmente vulnerables a este movimiento larvario, especialmente cuando se trata de la seguridad alimentaria y el empleo. "Nuestra esperanza es que este estudio sea un trampolín para que los responsables de las políticas estudien sus propias regiones más de cerca para determinar sus interdependencias --confiesa Ramesh--. Este es un primer paso importante. Esto no es algo que las personas hayan examinado antes a esta escala".

Fuente: ecoticias.com - Imagen de portada: ‪Europa Azul‬

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