Nueva amenaza para la biodiversidad de los Océanos: La minería submarina
La creciente demanda de metales ha desencadenado una carrera para explotar la minería de las profundidades marinas. Se trata de una gran amenaza que causará daños irreparables al fondo marino, con bajas posibilidades de control. Con sólo un 5% de la biología de los fondos marinos investigados hasta la fecha, los océanos son un ecosistema muy frágil y casi inexplorado. Se necesitarán todavía décadas de investigación para poder comprender la extraordinaria biodiversidad que esconden. Son además fuente de alimento, energía, ocio, posibilita movilidad y transporte, regulando el clima, proporcionando oxígeno y absorbiendo gran cantidad de dióxido de carbono. No hay ninguna duda de que hay que cuidar mares y océanos, ya enormemente degradados por la contaminación.
Guadalupe Rodríguez
Pero en las llanuras abisales de los fondos marinos existen además de tantas otras riquezas, también nódulos ricos en metales (Mn, Ni, Co, Cu, Mo), costras metálicas (Co, Ni, Tierras Raras, Cu, Mn, Te), los sulfuros ricos en metales y otros materiales de valor. Y hay empresas interesadas en llevar a cabo actividad minera submarina que ya está en planificación y que si nadie la para es de inminente comienzo, aunque sin que se hayan tomado en cuenta los terribles impactos ambientales.
Hay máquinas inmensas capaces de extraer las costras metálicas que recubren muchos montes submarinos. La extracción que se pretende hacer utilizará gran maquinaria, “orugas” mecánicas que raspan la corteza, excavan y trituran el fondo marino. No está libre de impactos graves para las especies animales y vegetales y los ecosistemas marinos tanto de manera localizada como obviamente extendida. La producción de sedimentos asfixiará a las especies que habitan el fondo marino como esponjas y corales. Aguas residuales, sustancias tóxicas, tráfico marino aumentado, gran actividad de maquinaria pesada son sólo algunas de las preocupaciones.
Gobernanza de los océanos
Es otra de las preocupaciones. La gobernanza de los fondos marinos es un tema peliagudo, pues no son ‘de nadie’ pero a la vez son ‘de todos’. Hace 35 años, las Naciones Unidas aprobaron la Convención sobre el Derecho del Mar (UNCLOS por sus siglas en inglés) que trata sobre todas las materias sensibles relacionadas con el mar. Según la misma, la mayor parte de los recursos del océano son “patrimonio común de la humanidad” y su uso no debe poner en peligro el medio ambiente. En virtud de la misma se estableció la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos AIFM (siglas en inglés ISA) de la que forman parte numerosos estados para controlar las actividades que se llevan a cabo en los mares fuera de los límites de las respectivas jurisdicciones nacionales, dentro de las que forman parte de la responsabilidad de cada país. En la práctica, no es una instancia transparente y encima hay países como los Estados Unidos no forman parte de la misma. AIFM ha otorgado por cierto casi 30 contratos de exploración a contratistas de origen diverso ( Francia, Bélgica, Alemania, Polonia, Reino Unido, Rusia, China, Corea, Japón, Singapore, India, etc.).
La situación actual del Ártico en deshielo, que facilitará el acceso a sus recursos, constituyen también una cuestión muy controvertida en este contexto. Ningún tratado -más allá de las zonas económicas exclusivas (ZEE) que recoge UNCLOS regula la explotación y gestión de sus recursos.
La minería submarina se presenta entonces como una cuestión sobrevenida, muy difícil de controlar, con la dificultad añadida de que no vive nadie en buena parte de las zonas en las que se pretendería llevar a cabo y hay pocas posibilidades de vigilar y acceder a información verídica y segura sobre las actividades que se llevan a cabo (al igual que sucede en las zonas terrestres habitadas).
Frenar antes de que sea tarde
Guadalupe Rodríguez
Pero en las llanuras abisales de los fondos marinos existen además de tantas otras riquezas, también nódulos ricos en metales (Mn, Ni, Co, Cu, Mo), costras metálicas (Co, Ni, Tierras Raras, Cu, Mn, Te), los sulfuros ricos en metales y otros materiales de valor. Y hay empresas interesadas en llevar a cabo actividad minera submarina que ya está en planificación y que si nadie la para es de inminente comienzo, aunque sin que se hayan tomado en cuenta los terribles impactos ambientales.
Hay máquinas inmensas capaces de extraer las costras metálicas que recubren muchos montes submarinos. La extracción que se pretende hacer utilizará gran maquinaria, “orugas” mecánicas que raspan la corteza, excavan y trituran el fondo marino. No está libre de impactos graves para las especies animales y vegetales y los ecosistemas marinos tanto de manera localizada como obviamente extendida. La producción de sedimentos asfixiará a las especies que habitan el fondo marino como esponjas y corales. Aguas residuales, sustancias tóxicas, tráfico marino aumentado, gran actividad de maquinaria pesada son sólo algunas de las preocupaciones.
Gobernanza de los océanos
Es otra de las preocupaciones. La gobernanza de los fondos marinos es un tema peliagudo, pues no son ‘de nadie’ pero a la vez son ‘de todos’. Hace 35 años, las Naciones Unidas aprobaron la Convención sobre el Derecho del Mar (UNCLOS por sus siglas en inglés) que trata sobre todas las materias sensibles relacionadas con el mar. Según la misma, la mayor parte de los recursos del océano son “patrimonio común de la humanidad” y su uso no debe poner en peligro el medio ambiente. En virtud de la misma se estableció la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos AIFM (siglas en inglés ISA) de la que forman parte numerosos estados para controlar las actividades que se llevan a cabo en los mares fuera de los límites de las respectivas jurisdicciones nacionales, dentro de las que forman parte de la responsabilidad de cada país. En la práctica, no es una instancia transparente y encima hay países como los Estados Unidos no forman parte de la misma. AIFM ha otorgado por cierto casi 30 contratos de exploración a contratistas de origen diverso ( Francia, Bélgica, Alemania, Polonia, Reino Unido, Rusia, China, Corea, Japón, Singapore, India, etc.).
La situación actual del Ártico en deshielo, que facilitará el acceso a sus recursos, constituyen también una cuestión muy controvertida en este contexto. Ningún tratado -más allá de las zonas económicas exclusivas (ZEE) que recoge UNCLOS regula la explotación y gestión de sus recursos.
La minería submarina se presenta entonces como una cuestión sobrevenida, muy difícil de controlar, con la dificultad añadida de que no vive nadie en buena parte de las zonas en las que se pretendería llevar a cabo y hay pocas posibilidades de vigilar y acceder a información verídica y segura sobre las actividades que se llevan a cabo (al igual que sucede en las zonas terrestres habitadas).
Frenar antes de que sea tarde
Las compañías mineras por su parte se toman en serio eso de que los océanos “son de todos” y se han lanzado a su conquista indiscriminada. Existen informes no públicos de las empresas que están trabajando en este sector. El primer proyecto se encuentra en Papua Nueva Guinea y está en manos de la empresa Nautilus Minerals. Ha habido exploración en aguas nacionales e internacionales de India, en el océano Atlántico, el Mar Rojo, y la a zona Clarion Clipperton (CCZ) que se sitúa entre Hawai e Mexico. Hay países que parecen interesarse por la minería submarina, y ojo, porque España es uno de ellos.
La Unión Europea tiene un rol decisivo en el desarrollo de la minería submarina por los recursos que está invirtiendo, más de 47 millones de euros ya en uso o comprometidos, según informaciones de la Comisión Europea. A pesar de ello, en una resolución del Parlamento Europeo sobre la gobernanza de los océanos aprobada en enero de 2018, una amplia mayoría del Parlamento pidió una moratoria de la explotación minera de los fondos marinos en aguas internacionales.
También el Consejo Consultivo de Flota de Larga Distancia (LDAC) que aglutina al sector pesquero de alta mar expresó su gran preocupación por la minería submarina sobre los ecosistemas marinos en un dictamen reciente.
A ciegas
Actualmente no existe conocimiento ni información exhaustiva y accesible de estos planes de llevar a cabo minería submarina, ni tampoco un debate público activo y presente en la sociedad, lo cual es imprescindible al tratarse de un patrimonio común de la humanidad. No se puede otorgar libre decisión sobre el mismo a un reducido grupo de personas de una Autoridad que como he mencionada no se considera transparente en absoluto.
Ni siquiera hay evidencias de que la minería submarina va a reducir la dependencia crónica que nuestras sociedades han creado con la minería terrestre.
¿Es imprescindible la minería submarina?
No, realmente no es necesaria. Lo necesario es aplicar el principio de precaución, a nivel global y a nivel de cada Estado. Por los efectos obvios y por los desconocidos y no suficientemente investigados. Hay que tener en cuenta que los fondos marinos albergan incluso ecosistemas enteros aún ni siquiera descubiertos.
La propuesta inmediata es mantener todos esos metales donde se encuentran. Reducir nuestra dependencia indiscriminada y la adicción a un crecimiento tan destructivo de nuestras sociedades hacia los metales. También se requiere aumentar la transparencia de AIFM.
Hasta tanto lo más sensato será no permitir la actividad ¿No?
También el Consejo Consultivo de Flota de Larga Distancia (LDAC) que aglutina al sector pesquero de alta mar expresó su gran preocupación por la minería submarina sobre los ecosistemas marinos en un dictamen reciente.
A ciegas
Actualmente no existe conocimiento ni información exhaustiva y accesible de estos planes de llevar a cabo minería submarina, ni tampoco un debate público activo y presente en la sociedad, lo cual es imprescindible al tratarse de un patrimonio común de la humanidad. No se puede otorgar libre decisión sobre el mismo a un reducido grupo de personas de una Autoridad que como he mencionada no se considera transparente en absoluto.
Ni siquiera hay evidencias de que la minería submarina va a reducir la dependencia crónica que nuestras sociedades han creado con la minería terrestre.
¿Es imprescindible la minería submarina?
No, realmente no es necesaria. Lo necesario es aplicar el principio de precaución, a nivel global y a nivel de cada Estado. Por los efectos obvios y por los desconocidos y no suficientemente investigados. Hay que tener en cuenta que los fondos marinos albergan incluso ecosistemas enteros aún ni siquiera descubiertos.
La propuesta inmediata es mantener todos esos metales donde se encuentran. Reducir nuestra dependencia indiscriminada y la adicción a un crecimiento tan destructivo de nuestras sociedades hacia los metales. También se requiere aumentar la transparencia de AIFM.
Hasta tanto lo más sensato será no permitir la actividad ¿No?
Fuente: Blog de la autora - https://medium.com/@ecologistadelno/preocupa-la-miner%C3%ADa-submarina-f68846470a36 - Imagern de portada: Maquinaria de Nautilus para minería submarina