El turismo de cruceros bajo la ‘lupa de la sostenibilidad’

Ecologistas en Acción reclama al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, el freno inmediato al desarrollo de la industria de cruceros en España. El turismo de cruceros es uno de los segmentos del turismo internacional que mayor crecimiento está teniendo, pasando de 9,3 millones de pasajeros en el año 2003 a casi 30 millones en 2018.

De este total, 10,1 millones de cruceristas llegaron a los puertos de Barcelona, Palma de Mallorca y Las Palmas de Gran Canaria, batiendo todos los récords. Para Ecologistas en Acción, son datos con los que las agencias de turismo podría alardear de la buena salud de ese sector y que, sin embargo, esconden consecuencias sociales y medioambientales muy negativas.
La organización ecologista ha recordado los enormes impactos de este tipo de turismo relacionados con la contaminación y la masificación de las ciudades, pero también sobre los ecosistemas marinos y la alteración de la dinámica litoral por la construcción de terminales.
Ecologistas en Acción también ha recalcado que las cifras del crecimiento en el turismo de cruceros se deben a la política de Puertos del Estado de ampliación de terminales de cruceros y promoción del sector, en connivencia con las administraciones locales y autónomicas.
Esta es una política que responde a la intereses privados del sector ya que, si bien son puertos de titularidad estatal denominados ‘de interés general’, los procesos de liberalización han llevado a una gestión privada en manos de capitales internacionales (terminales concesionadas, operadoras y grupos navieros).
Bajo las cifras de éxito económico que prodiga el sector y las administraciones, está un ámbito donde se concentran cuatro grupos empresariales: Carnival Corporation (con 105 embarcaciones y el 41,8 % del mercado), Royal Caribbean (con 52 barcos y una cuota del 23,3 %), Norwegian Cruise Line (26 naves, 9,4 % del sector) y MSC Cruceros (16 embarcaciones, 8 % del volumen global).
Corporaciones registradas en paraísos fiscales y con barcos que utilizan banderas de conveniencia de Bahamas, Malta, Panamá o las Bermudas para eludir impuestos y normativas laborales y ambientales.
Ecologistas en Acción ha denunciado la contaminación que generan estos barcos, especialmente en la población expuesta más directamente a las terminales de cruceros.
Son barcos que utilizan combustibles con un alto contenido de azufre que emiten contaminantes altamente peligrosos para la salud humana. Esto es posible debido a la deficiente regulación sobre el transporte marítimo comparada con la existente en tierra donde su uso está prohibido.
Cuando la navegación es costera, como es el caso de los cruceros, el impacto de las emisiones sobre las poblaciones resulta evidente. En este sentido, Ecologistas en Acción junto a la organización alemana Nabu (Nature and Biodiversity Conservation Union) ha realizado mediciones en las terminales de cruceros de Barcelona, Palma de Mallorca y en el Estrecho de Gibraltar.
El resultado ha mostrado niveles de contaminación hasta 70 veces mayores que la concentración de fondo normal de las ciudades.
El impacto del turismo de cruceros sobre el clima es también alto y supone el modo de transporte con mayores emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) por kilómetro recorrido relacionadas con el turismo (en términos absolutos es la aviación). Además, la mayor parte de los cruceros comienzan con vuelos necesarios para llegar a los puertos, lo que añade entre un 10 % y un 30 % a las emisiones totales producidas por el crucero.
Por todo ello, y ante la urgencia de actuar frente a la emergencia climática, Ecologistas en Acción ha exigido al Gobierno español que frene de inmediato la ampliación de la actividad de cruceros y la construcción de nuevas terminales, así como de las infraestructuras aeroportuarias.
María García, portavoz de Ecologistas en Acción, ha declarado: “Como primer paso ineludible, es necesario un plan de reducción drástico de la actividad en función de los niveles de protección de contaminación atmosférica".
"También como parte del cumplimiento de la reducción del 7,6 % de las emisiones anuales de GEI que reclama la comunidad científica en el último informe de la ONU. Además, es fundamental que no se planteen falsas soluciones de lavado verde como está ocurriendo con el gas natural”.

Fuente: Ecologistas en Acción


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