Los feminismos chilenos muestran su fuerza mientras cae el crédito de Piñera

“El Estado opresor es un macho violador”. La frase se repite una y otra vez en multitudinarias performances en todo el mundo. Su potencia es tanta por sintética. Señala a los agresores y a la complicidad de los Estados con violencias coyunturales y sistémicas sobre los cuerpos feminizados. Una vulneración que en Chile no es cosa del pasado sino que se cuenta en anécdotas cercanas. “El violador estes tú”, gritan Las Tesis y muchas repetimos con encendida rabia. Un ejercicio de memoria histórica que anhela el respeto de la autonomía de los cuerpos —territorios contra las continuidades que establecieron las dictaduras— y el mundo patriarca.

Laura Salomé Canteros

El 18 de octubre pasado, Chile despertó e inició un levantamiento que podría dar paso a un proceso social y político de cambio profundo o como se dice en las consignas cantadas: “con todo si no pa qué”. Tras la convocatoria estudiantil a la evasión en la ciudad de Santiago por el aumento del precio del billete del metro que fue reprimida con golpes y detenciones por integrantes de Carabineros, un collage de vidas precarizadas comenzó a protestar por dignidad desde las poblaciones hasta los centros, en un renacer colectivo que hermanó a millones de capuchas ante la crueldad de un sistema de exclusión que lleva más de 30 años de pseudodemocracia.
Es que fueron “las cabras” (las jóvenes) las que se organizaron en el movimiento estudiantil y tomaron sedes de universidades en 2017 contra la violencia sexual; las que se sumaron a la “marea verde” por el aborto libre en 2018 y las que convocaron a una de las movilizaciones más grandes de la posdictadura el pasado 8 de Marzo de 2019 en la primera Huelga Feminista que congregó a un millón en su movilización.
Son ellas quienes dinamizan una lucha que encuentra a tres generaciones enlazadas contra la desigualdad del que fuera el “oasis” del modelo económico —y la cultura— neoliberal en América Latina y el Caribe. Hoy, quienes vivieron el terror de los 17 años de dictadura en Chile, quienes ven precarizadas sus vidas por el endeudamiento o la expropiación de sus fondos de pensión y quienes nacieron sin miedo pero vislumbran un futuro sin derechos básicos como la salud y la educación, están en las calles.
“¡Piñera renunciá!”
El viernes pasado se conoció la última encuesta de opinión que mide el índice de aprobación de la gestión del gobierno de derecha de Sebastián Piñera. Fue realizada por el Centro de Estudios Públicos (CEP), que tiene como uno de sus directores a un exministro de Educación afín al presidente. El resultado afirma que solo un 6% de las personas encuestadas aprueba cómo Piñera está conduciendo el Gobierno y solo el 5% tiene confianza en él. Los datos fueron recogidos entre el 28 de noviembre de 2019 y el 6 de enero de 2020, con una muestra de 1.496 encuestadxs en total, en 117 comunas de Chile. El descrédito también se extiende a las instituciones represivas del Estado, Carabineros (17%), Policía de Investigaciones (25%) y Fuerzas Armadas (24%).
Piñera es un empresario erigido primer mandatario que ordena reprimir al pueblo chileno con un pobre 6% de legitimidad. Sobre esto, a tres meses del levantamiento social, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) oficializó las cifras de detenciones, vulneraciones, lesiones y querellas que se han presentado a raíz de la violencia de agentes del Estado. Desde el 17 de octubre de 2019 hasta el 15 de enero de 2020, se han denunciado 1.445 vulneraciones de derechos (191 actos de violencia sexual, 412 torturas y otros tratos crueles y 842 acusaciones de uso excesivo de la fuerza). El organismo constató que 3.649 personas permanecen heridas; 269 son niños, niñas y adolescentes. Además, 2.063 personas fueron heridas por disparos, en su mayoría con perdigones siendo los traumas oculares por proyectiles 405, de los cuales 33 han significado un estallido o pérdida de uno o de ambos ojos. Así también, 253 personas han sido heridas por bombas lacrimógenas durante estos tres meses de manifestaciones.
Al respecto, Sebastián Piñera está siendo acusado por múltiples actores políticos y referentes sociales. Se lo acusa de homicidios, torturas y apremios ilegítimos físicos, mentales y sexuales, violaciones, privación de la libertad arbitraria, detenciones ilegales, privación de libertad física sin atender a la entrega de información referente a la suerte o paradero de las personas detenidas y mutilación de ojos. Aproximadamente 2.000 personas continúan detenidas y casi 200 mil están con procesos judiciales en el marco de la criminalización de la protesta que lleva como política su gobierno. Solo desde la institución de Derechos Humanos han presentado 1.080 acciones judiciales, 770 querellas por torturas y tratos crueles y 158 por violencia sexual, donde se incluyen acusaciones por desnudamiento, tocamientos, amenazas, insultos y cuatro violaciones que habrían sido perpetradas por agentes del Estado.
Hacia la Huelga General
En este contexto, el 10, 11 y 12 de enero, se realizó en la Universidad de Santiago, Chile, el segundo Encuentro Plurinacional de las que Luchan, una instancia de organización donde más de 3 mil mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans y personas no binarias de diferentes territorios y de 28 países más, acordaron los reclamos que guiarán el próximo 8 de Marzo. Convocado por más de 20 organizaciones y organizado por la Coordinadora Feminista 8M, el Encuentro fue una instancia para articular demandas rumbo a esta fecha global pero también hacia un plebiscito y una posible reforma constitucional, convocados para abril pero aún incierto ya que la ultraderecha amenaza boicotear. “El neoliberalismo nace y muere en Chile, compañeras”, se escuchó como pacto feminista durante la apertura. Una reunión antipatriarcal, antirracista, anticolonialista y anti-imperialista que acordó encender el año llamando a una Huelga —productiva y reproductiva— General Feminista, a marchas, a protestas y barricadas.
Asamblea de mujeres en el Encuentro Plurinacional de las que Luchan. Guadalupe Scotta

Durante la presentación de discusiones, uno de los ejes más importantes fue el de la violencia sexual, definida como “la violencia específica sobre los cuerpos feminizados con un largo historial desde la dictadura cívico- militar”. Se exigió la investigación y castigo a los responsables de los delitos contra la integridad dentro del territorio chileno y surgió la expresión de solidaridad con las mujeres que en Haití fueron violadas por militares chilenos. Las consecuencias de esas vulneraciones afectan a quienes las padecieron y a quienes comenzaron a escuchar, contener y litigar contra el Estado de Chile.
Los feminismos y sus demandas siempre estuvieron en la primera línea de los movimientos sociales. Este Encuentro fue una instancia para proyectar la vida digna y donde las propuestas giraron alrededor de la conformación de una Constituyente Feminista. Un proceso que integre las demandas de mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans y personas no binaries y que sea intergeneracional, transterritorial y sin fronteras. Conclusiones que no esquivaron la coyuntura pero tampoco desconocieron genealogías. Se exigió un sistema único, feminista, plurinacional y comunitario de cuidados y la renuncia de Piñera. Se fue por una educación no sexista y desmercantilizada y por el fin de la represión y la violencia política. Por salud pública y con perspectiva comunitaria y la liberación de las personas presas por motivos políticos desde que comenzó el estallido. Por un sistema de seguridad social que amplíe la visión tradicional de trabajo que incluya a todas y la renuncia de la Ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Isabel Plá.
Además se recordó a aquellas luchadoras como Macarena Valdés, activista ambiental de 32 años, víctima de un “femicidio empresarial” el 22 de agosto de 2016 en Tranquil, zona de los ríos. Una defensora de Derechos Humanos, de la tierra, el agua y las comunidades indígenas al igual que Nicolasa Quintremán (Chile), Berta Cáceres (Honduras), Marielle Franco y Dilma Ferreira Silva (Brasil) o Juana Quispe Apaza (Bolivia). Todas víctimas de sicarios contratados por empresas expropiadoras de los recursos básicos en territorios en resistencia del Abya Yala. En la historia de Macarena, está involucrada RP Global Chile Energías Renovables SA, un holding de capitales austro-chilenos que destruyó un cementerio ancestral, instaló una “central de paso” y violó terrenos de comunidades mapuches contraviniendo el Convenio 169 de la OIT, acciones denunciadas ante el Alto Comisionado de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Un momento de la performance "El violador eres tú" en Santiago de Chile.

Tras dos días de debate, las y les que Luchan conformaron un Comité Internacionalista y se posicionaron ante la coyuntura a pesar de los disensos: no habrá proceso constituyente hasta que no termine el proceso destituyente de un gobierno y de la normalidad de un sistema que excluye, precariza las vidas; viola y mata; obstaculiza el acceso a los derechos y hasta que se libere a todxs lxs presxs políticxs del levantamiento popular. Se exige una nueva Constitución plurinacional, feminista y con la participación de todxs. La intención: frenar la avanzada fundamentalista y de las derechas en la región, enterrar al neoliberalismo y recuperar los territorios del extractivismo, luchar por el aborto libre y por la defensa del Wallmapu (territorio mapuche). En Chile hay un fuego que no se apaga, se multiplica organizado y grita: ¡Marichiweu!, una palabra ancestral que se resignifica y dice: “¡Mil veces venceremos!”.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/feminismos/chile-encuentro-feministas-8-marzo-huelga - Imagen de portada: Varias mujeres se abrazan en el encuentro celebrado entre el 10 y el 12 de enero en Santiago de Chile. Guadalupe Scotta

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