Esquemas mentales

El cambio de paradigma está aquí aunque no nos guste... si podemos o sabemos verlo y reconocerlo eso nos puede ayudar. Personal y colectivamente.… No podemos seguir pensando en volver a la misma ‘anormalidad’ que nos ha traído hasta aquí. Por más que el querer volver a lo conocido sea para la mayoría una añoranza que proporcione aliento y un atisbo de algo semejante a la certidumbre imaginada, lo de siempre, frente a la incertidumbre y lo desconocido. La resistencia al cambio es fuerte pero el ser humano posee la capacidad de adaptación, una de sus cualidades más poderosas.

Quizá el impulso o la inercia para seguir haciendo las cosas como siempre se imponga tras una posible atenuación de la pandemia, cuando se vaya generalizando la vacunación entre las más de 7.500 millones de personas sobre el mundo. No va a ser fácil. Quizá volvamos a hablar de unos “alegres años veinte”, esta vez del siglo XXI.
Pero son tantos los informes científicos que afirman la imposibilidad de seguir estirando el modo de vivir que llevamos o perseguimos, particularmente los últimos 50 años, que nada hace pensar en un periodo de bonanza duradero, a lo sumo unos pocos años como mucho. Será un espejismo y, seguramente muy selectivo, solo para una parte que se lo pueda permitir y elija dar rienda suelta.
Todo parece hacerse más evidente cuando cuestiones como la tecnología 5G, que abiertamente se propone como parte de la solución, transitando a una sociedad más tecnológica, puede convertirse en parte del desastre. No hay teoría conspiranoica, sino observación empírica y análisis científico ante lo que el despliegue generalizado de la tecnología 5G implica en cuanto a consumo de recursos materiales y energía. Tampoco se observa la aplicación del principio de cautela en el despliegue de la tecnología 5G, ni siquiera por parte de las autoridades gubernamentales, ante posibles riesgos para la salud de los seres vivos, insectos, pájaros, anfibios y humanos incluidos. Por no hablar del control social que propicia y la pérdida de privacidad.
Una decidida apuesta por la agricultura y ganadería ecológicas de proximidad

Por tanto, además del enorme esfuerzo que ya supone una reducción de emisiones de CO2 del 60% sobre las de 1990 o del 50% sobre las de 2010, podríamos encontrarnos con que este no ha servido de nada, si únicamente se está pensado en sustituir energía proveniente de combustibles fósiles por energía proveniente de renovables, sin modificar la base o metabolismo en que nos sustentamos como sociedad, si seguimos pensando en que es viable producir, consumir y transportar/nos igual. Absolutamente NO. Necesitamos reducir nuestro consumo de energía y materiales y la emisión de residuos, necesitamos reducir la frecuencia, velocidad, y/o distancias con que abusamos del transporte más contaminante y derrochador, y necesitamos también cambiar nuestros hábitos alimentarios produciendo y consumiendo menos carne y que esta sea de crianza en extensivo, como mínimo. Nada de legumbres y otros vegetales que recorran 5.000 Km para llegar a nuestra mesa, pudiéndose estos producir localmente. En resumen, apostar decididamente también por un cambio a producción ecológica de proximidad en la agricultura y la ganadería. Tampoco sirve de nada traer productos ecológicos de Turquía, Moldavia o China, que son de producción “bio” pero no tienen nada de ecológicos sino una gran huella de carbono por su transporte y conservación.
Otros “EcoEsquemas” mentales son necesarios

También son imprescindibles planes lo más amplios y lo más globales posibles de renaturalización o de Regeneración, para contener la pérdida de biodiversidad y sostener las posibilidades de absorción natural de CO2 y que este quede fijado al suelo. Y necesitamos reducir residuos al máximo, consumiendo menos cosas, más sencillas y menos procesadas industrialmente, reutilizando y recuperando materiales de todo tipo intentado imitar lo máximo posible los ciclos cerrados de la naturaleza. Rescatar la producción y elaboración local de fibras naturales para tejidos y utensilios de todo tipo: lino, cáñamo, lana, etc. Otra vía necesaria para la relocalización de actividades económicas y reducción de huella de carbono generando oportunidades de empleo.
Si no es así, y únicamente nos centramos en el despliegue desmedido de renovables a través de proyectos especulativos y masivos, muy concentrados en grandes empresas y fondos de inversión, implantados ocupando grandes superficies de espacios naturales o no urbanizados, siendo proyectos poco distribuidos entre la ciudadanía y sin reducir el gasto de energía, materiales, emisión de residuos y transporte; es decir,solo con la pretensión de cambiar petróleo por placas solares y molinos de viento, el desastre está asegurado.

Fuente: Fragmentos de una nota publicada en: https://desdeahoraya.wordpress.com/2020/11/19/esquemas-mentales/

Entradas populares de este blog

Francia: ‘Mi orina contiene glifosato, ¿y la tuya?’ Denuncia contra el polémico herbicida

Sobre transgénicos, semillas y cultivos en Latino América

Antártida: qué países reclaman su soberanía y por qué