Proyecto Mesoamerica: represión en contra del pueblo Naso de Panamá.
Por: Miriam Miranda OFRANEH
Desde el 27 de marzo pasado se dio inicio a una cacería en contra de los líderes del pueblo Naso, como represalia por las movilizaciones del 22 de marzo, día mundial del agua, cuando cientos de indígenas Naso y Ngobe se tomaron las carreteras para protestar por la destrucción de las cuencas de los ríos Teribe y Changuinola, auspiciada por la Empresa Publica de Medellín (EMP) y la compañía estadounidense AES.
El 30 de marzo, un nutrido grupo de agentes de policía hicieron presencia en la comunidad Naso de San San Durui, para desalojar a los pobladores de esa comunidad, la cual es reclamada por la Empresa Ganadera Bocas, sin tener en cuenta los derechos ancestrales del pueblo Naso sobre su territorio. Al mismo tiempo que existen informes de la presencia de un escuadrón de policía que se dirigen hacia la zona del Bonyc para imponer la construcción de la cuestionada represa de Palo Seco.
La violencia y la represión que están sufriendo los pueblos Naso y Ngobe son similares a las que afectan a otros pueblos indígenas del istmo, las que ven sus derechos territoriales cuestionado por los estados-nación, al sobreponer el Estado sus aspiraciones de "desarrollo" a los derechos humanos de sus pueblos, priorizando las supuestas ganancias económicas a la conservación de la naturaleza, de la que tanto se jactan en proteger.
La pesadilla impuesta por la pérdida de sus territorios a los 7700 indígenas Naso y Ngobe que habitan las zonas de influencia de los proyectos hidroeléctricos que vienen imponiendo la EMP y AES, sin tener en cuenta la presencia de los pueblos indígenas y las áreas protegidas existentes en la zona. Tanto los ríos Teribe como el Changuinola se encuentran dentro del Parque Internacional la Amistad y dentro del Bosque Protector del Río Seco. El proyecto Bonyic es promovido por la empresa Hidroecológica Teribe S.A, siendo el 75% de las acciones de propiedad de Empresas Públicas de Medellín. El otro proyecto que se pretende construir en la zona es un complejo de hidroeléctricas en el Río Changuinola compuesto por: la Central Hidroeléctrica Chan 220, la Central Hidroeléctrica Cauchero II (Chan 140), y la Central Hidroeléctrica El Gavilan (Chan 75).
Las presiones sobre el pueblo Naso surgen desde inicios del año 2000 y ya para el 2004 procedieron el 30 de mayo de ese año a convocar a una asamblea, a la cual asistieron 512 de sus miembros, los que señalaron que la máxima autoridad de expresión y decisión de un pueblo es la Asamblea del Pueblo. Los Nasos reunidos procedieron a la destitución del rey Tito Santana por abuso de poder y optaron por elegir a Valentín Santana como el nuevo monarca, exigiendo al Estado de Panamá que se aprobara la Comarca Naso, al mismo tiempo que rechazaron el proyecto hidroeléctrico que significaría la desaparición de ese pueblo.
Por supuesto que el Estado de Panamá automáticamente desconoció el nuevo monarca y mucho más la resolución de rechazo al proyecto hidroeléctrico, ratificando la validez del ex Rey Tito y sembrando la división dentro del pueblo Naso. En ese entonces el gerente general de Empresas Públicas de Medellín, Juan Felipe Gaviria Gutiérrez, recordó que la decisión de la construcción de la represa era el resultado de un amplio proceso de información, consulta y concertación con las comunidades indígenas asentadas en el área de influencia del proyecto, iniciado en febrero de 2004 por la empresa Hidroecológica del Teribe. El proceso iniciado por la EMP contó con la asesoría de la Fundación Dobbo Yala, ONG panameña con un supuesto reconocimiento de experiencia en asuntos indígenas, y con el acompañamiento directo de funcionarios de Empresas Públicas de Medellín especializados en el tema.
A razón de la participación de los Nasos en el proyecto PRONAT (Proyecto Nacional de Tierras) surge el asesoramiento de Dobbo Yala al pueblo Naso, encontrándose esa ONG asociada al mismo tiempo al Corredor Biológico Mesoamericano (CBM), proyecto del Banco Mundial que sirvió para diluir los reclamos territoriales de los pueblos indígenas del istmo, con el pretexto de la inclusión de la mayoría de los habitas funcionales de los mismos dentro del Corredor Biológico. Y ya para este siglo el CBM es sepultado por el Plan Puebla Panamá, al cual por razones de mercadeo (dada su mala reputación) le cambiaron el año pasado su nombre al Proyecto Mesoamérica.
La administración neoliberal de Martín Torrijos se ha destacado por manejar los asuntos de Estado como si fuera una franquicia internacional. La ley de Tierras 411 ha sido severamente cuestionada por el pueblo Naso, ya que excluye el reconocimiento de la Comarca Naso Tjër-Di, situación que ha derivado en una permanente violación de los colectivos de los Nasos, los que ven hoy su hábitat desaparecer a manos de la Empresa Pública de Medellín y la empresa Ganaderos Boca S.A. Cabe señalar que los demás pueblos de Panamá poseen sus Comarcas. Al mismo tiempo el anteproyecto de Ley 441, altera los procedimientos de elección de gobernadores indígenas, dando pié a intervenciones políticas por parte del Estado y los partidos en boga.
El pueblo Naso procedió el pasado 25 de febrero a interponer una petición ante el Panel de Inspección del Banco Mundial sobre el PRONAT. El Panel registró la petición el 11 de marzo de este año. Nuestra organización efectuó un procedimiento similar en enero del 2006 sobre el proyecto de administración de Tierras de Honduras (PATH) y el Panel de Inspección emitió su informe final en agosto del 2007, donde reconoce que el Banco Mundial violó el Convenio 169 de la OIT. No obstante la Gerencia del Banco Mundial optó por continuar con su PATH y la destrucción de la propiedad comunitaria de los pueblos indígenas de Honduras.
Un reciente informe elaborado por el Defensor del Pueblo, Ricardo Vargas, determinó que los mecanismos de consulta, indemnización y reubicación implementados con los moradores afectados por la construcción del Proyecto Hidroeléctrico Chan- 75, en el sector de Palo Seco, Bocas del Toro, no cumplió con disposiciones en materia de derechos humanos de los pueblos indígenas.
Existe una clara y abierta pretensión del Banco Mundial, B.M. y el Banco Interamericano de Desarrollo, B.I.D., para finiquitar la propiedad comunitaria de los pueblos indígenas, y así poder implementar megaproyectos destructivos y lograr incentivar mecanismos migratorios para los pueblos indígenas, los que por supuesto perderán su territorio, cultural y pasaran a conformar parte de los cinturones de miseria urbana.
La resistencia del pueblo Naso es paradigmática, la supuesta división que presentan es producto de la compra de líderes a través de la lluvia de proyectos de "desarrollo" que no logran acallar el rechazo comunitario a la destrucción de su hábitat en el que han vivido y cuidado durante milenios.
Una vez más se comprueba que nuestros pueblos son los más perseguidos, más violentados y donde existe una violación sistemática de los derechos humanos. Todo a raíz de como los últimos recursos naturales del planeta están ubicados en nuestros territorios. Es por eso urgente que los pueblos visibilicemos nuestra problemática y también nuestra resistencia en defensa de la madre tierra, en defensa de la humanidad, en defensa de los recursos naturales que cada día son más escasos para la sobrevivencia del planeta.
Nuestra solidaridad en la acción con los hermanos Naso y Ngobe de Panamá, y con los demás pueblos en resistencia de Mesoamerica.
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¿Qué cambios desean los Ngöbe Buglé? Por: José Mendoza Acosta
A doce años de haberse creado la Comarca Ngöbé – Buglé, los días 6 a 8 de marzo de 2009 se anunció la celebración del Congreso General de la Comarca en Buobdi, la capital de la Comarca, una meta era unificar la estructura interna, que lleva años de estar dividida, desde el Congreso de Kuerima. Agotados, bajo una persistente llovizna, escasos de hospedaje, sin comida, ni transporte, algunos indígenas optaron por retirarse a falta de las mínimas condiciones de estadía, porque la capital de la Comarca se encuentra abandonada, y deliberadamente excluida de todo desarrollo, por todos los gobiernos. Los mismos días 6 y 7 de marzo el Presidente de la República y la candidata del oficialismo, fueron a Chichica, a cuatro horas del lugar del Congreso General mencionado, abundaron las ofertas de becas, subsidios, caminos, en resumen una actividad proselitista del PRD, en perjuicio del Congreso. ¿Qué de extraño tiene esta visita Presidencial? El Presidente de la República, a la altura de su responsabilidad, debió presentarse al Congreso General, pudo brindar apoyo sin partidismo, respetar la autonomía comarcal, y al pueblo Ngöbe Buglé. ¿Pero, qué fue lo que sucedió? Es sabido que grupo de indígenas utilizan los recursos del Estado para favorecer a sus candidatos, muchos de ellos se hicieron presentes en Chichica, hablaron de cambio de sede del Congreso, para sabotear, manipular, con el aval y presencia del Señor Presidente. ¿Sabía el Presidente de la República que se estaba parcializando a favor de un grupo del PRD?. Si lo sabía le faltó el respeto al Congreso, irrespetó la autonomía, desconoció la dignidad de hombres, mujeres, niños y adolescentes, incluyendo miembros del PRD conscientes, que fueron al Congreso, caminando, en ayunas, sin apoyo del gobierno. Si el Presidente desconocía los hechos descritos, fue engañado y utilizado por supuestos copartidarios, cuya finalidad fue mantener la división interna, manipular y usufructuar los recursos públicos, lo que a todas luces es ilegal e irrespetuoso. La falta de ratificación del Convenio 169 de la OIT , la represión a los hermanos Nasos, y esta actitud ante el Congreso General Ngöbé Buglé, demuestra que el Señor Presidente y su equipo de gobierno, tienen una posición definida ante los pueblos indígenas, que no es la mejor, por el contrario es un retroceso de la política indigenista panameña. El Pueblo Ngäbé y Buglé, no está dispuesto a seguir de primero en los índices de pobreza, desnutrición, analfabetismo, bajo desarrollo humano y usurpación de sus recursos ambientales; su dignidad se reflejará en las urnas el próximo 3 de mayo. Como es propio de todo pueblo, el respeto a la dignidad, y el fin de toda manipulación política elitista es nuestra meta, que resumimos en la conocida frase: ni millones ni limosnas, queremos justicia y respeto a nuestro pueblo.
José Mendoza Acosta
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FRONTERAS DEL SAQUEO
Los naso tienen algo que los demás quieren: tierra y agua. Tierra buena para criar ganado y agua bajada de los densos bosques montaña arriba, que puede servir para generar electricidad. Ambas empresas, Ganadera Bocas e Hidroeléctrica del Teribe, han utilizado a las instituciones de la República, a la Policía Nacional y a los bulldozers para arrancar árboles, destruir casas y correr a la gente.
Pero lo que califica como tierras naso no está definido legalmente y esta es parte del problema. Conseguir el reconocimiento oficial de una comarca, que se llamaría Comarca Naso Tjër-Di, es un viejo sueño del pueblo naso que en cambio no parece ser demasiado apasionante para el estado panameño.
Los ecosistemas y la gente de Bocas del Toro están ubicados en una frontera de la expansión industrial de hoy. Después de un siglo de auge y colapso del monocultivo industrial del banano, sigue la presión sobre una de las zonas con mayor biodiversidad del planeta. La modernidad llega en la forma de especulación inmobiliaria, encerramiento y apropiación de ríos y playas, y turismo de alto impacto.
Los naso practican la agricultura y pesca de subsistencia. Los habitantes hablan el idioma teribe, aunque la mayoría también sabe hablar el español.
Algunos teribes profesan la religión católica, aunque tradicionalmente creen en Sbö, Dios supremo y autor de la creación del mundo. También profesan una veneración muy respetada al río Teribe, del cual la llaman Gran Abuela y que ha servido de sustento para la etnia en general.
Las familias poseen un núcleo monogámico, pero varían la cantidad de miembros por familia en varias localidades. No poseen actualmente ritos tradicionales para el matrimonio.
Viven en casas de madera, con techos de hojas de palma de tipo yambú; generalmente estas viviendas están situadas en lugares altos, para protegerse de las fuertes crecidas del río Teribe.