La epidemia de las conspiraciones
La falta de información oficial fidedigna por parte de las autoridades sanitarias ha generado una explosión de rumores.
La irrupción del virus de la Influenza generó una fiebre de teorías conspirativas y complots que inundan la red de redes.
Por Anne Marie Mergier
Revista Proceso de México.
(Desde París)
Mientras los científicos se esfuerzan por determinar de dónde surgió el virus que provoca la gripe A/H1N1 para elaborar una vacuna que lo contrarreste, en internet proliferan las páginas web y los blogs donde se alimentan historias que van desde los mitos hasta las teorías conspirativas. Expertos internacionales en tecnologías de la información sostienen que situaciones como éstas se manifiestan cuando la gente común carece de datos, lo que provoca incertidumbre y, por ende, la proliferación de rumores que, al difundirse por internet, crean una verdadera pandemia virtual.
¿Se desatará algún día la pandemia de gripe A/H1N1, tan temida por la comunidad científica? Es difícil saberlo. Lo que sí es un hecho es que el cúmulo de rumores y versiones conspirativas generadas por el brote de esa enfermedad se expandió ya por todo el planeta.
Tan sólo unas horas después de la primera aparición de este nuevo virus mutante, las páginas electrónicas comenzaron a llenarse de mensajes que iban desde chistes ingenuos hasta las teorías del complot, a las que los internautas son tan aficionados.
Hoy resulta imposible hacer una lista exhaustiva de las historias que llenan los sitios virtuales, los correos y los blogs. Baste mencionar las siguientes:
Una, por ejemplo, sostiene que el nuevo virus pudo ser elaborado por bioterroristas para asesinar al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante su estancia en México, donde estuvo de visita oficial el 16 y 17 de abril. Otra versión: los bioterroristas estarían usando a los inmigrantes mexicanos como vectores de contaminación del pueblo estadounidense.
De las teorías del complot, una de las más exitosas indica que una bomba viral fue concebida en “laboratorios secretos” a pedido expreso de “ciertos gobiernos”. Su propósito: enfrentar los cambios climáticos apocalípticos que genera la sobrepoblación del planeta.
La estrategia sería implacable, según sus divulgadores: aniquilar a gran parte de la humanidad por medio de ese “virus mortífero” que se propaga alrededor del mundo. Según ese maquiavélico plan, la próxima etapa consistiría en imponer una “ley marcial global” a los sobrevivientes.
Otra variante de esta versión indica que la aparición del virus A/H1N1 y la pandemia que podría desencadenar son tan sólo un beta test para preparar un futuro ataque decisivo.
Diversas corrientes conspirativas sostienen que los directivos y accionistas de grandes laboratorios farmacéuticos provocaron esta situación caótica para contaminar a media humanidad con el fin de vender millones de vacunas y antivirales. Una solución infalible para escapar a la recesión mundial.
En este escenario, el complot de una tenebrosa y poderosa élite mundial que actúa tras bambalinas para imponer el Nuevo Orden Mundial (NWO, por sus siglas en inglés) tiene muchísimos más partidarios a nivel internacional que la hipótesis de la “lucha final” de los narcotraficantes mexicanos contra el gobierno de Felipe Calderón.
A su vez, en páginas web islámicas el mensaje es que el brote de influenza humana es un castigo divino dirigido a quienes desobedecen a Mahoma al comer carne de puerco. Y en sitios electrónicos de países europeos, así como en Estados Unidos, se afirma que la prensa escrita, golpeada por la crisis financiera desde hace varios meses, aprovecha la confusión para explotar el tema de la nueva gripe para lucrar.
De igual manera, el “complot del G20”, que contaría con la complicidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS), está seduciendo a un número de internautas cada vez mayor.
Más: los representantes de los 20 gobiernos reunidos en Londres el pasado 2 de abril se pusieron de acuerdo para desviar la atención de la catástrofe económica mundial con la amenaza terrorífica de una nueva peste gripal. Los rumores y las teorías del complot son fenómenos antiguos y recurrentes, sólo que desde hace dos décadas internet les permite propagarse a una velocidad exponencial por todo el mundo. Esto les confiere una fuerza y un impacto inéditos.
El jefe de redacción de la revista electrónica francesa automatesintelligents.blog.lemonde.fr, Jean-Paul Baquiast, experto en tecnologías de la información, analizó la problemática de la circulación de rumores por internet en un ensayo titulado Teoría del complot y análisis científico. Baquiast recalca que pueden sacarse muchas enseñanzas del éxito creciente que tienen las teorías conspirativas: “En primera instancia nos recuerdan que el cerebro humano no acepta lo que no comprende. Las teorías del complot reaparecen cada vez que estamos confrontados a realidades que nos superan”.
“Desde finales de abril, la comunidad científica mundial nos dice que la mutación de los virus es algo sumamente complejo, imprevisible y potencialmente mortífero, que no hay forma de prevenirla y que sólo se puede intentar enfrentarla. Al explicarnos que estamos sometidos a la lógica propia de los virus y que esa lógica se nos escapa, los científicos nos obligan a encarar nuestra extrema vulnerabilidad.
“Para la mayoría de la gente, semejante verdad es intolerable. El ser humano necesita una explicación que le dé siquiera una ilusión de sentido. Los psicoanalistas llaman ‘racionalización’ a esa tendencia a inventar o aceptar explicaciones por muy descabelladas que sean.”
El megacomplot mundial permite construir una especie de filosofía de la historia para la opinión pública, una vulgarización de grandes relatos explicativos. El desarrollo de los medios de comunicación masiva dio aún más fuerza a la utopía de transparencia y agudizó el deseo de la gente de tener claves de comprensión y dominio del mundo.
Baquiast retoma el tema de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que considera como arquetípico:
Explica: “Tienen cada vez más impacto tesis que cuestionan la versión oficial de los hechos. Parte de la opinión pública mundial está convencida de que los atentados no fueron perpetrados por Al Qaeda, sino por un equipo secreto que obedecía al presidente de Estados Unidos George W. Bush”.
David Steven, editor de la página electrónica GlobalDashboard, especializada en riesgos globales y política internacional, radiografió de manera sistemática y aguda el nacimiento de una de las tesis conspirativas sobre el virus de la gripe A/H1N1. Los resultados de su análisis, al que tituló Swine flu cooked up in a lab (Gripe porcina elaborada en un laboratorio), fueron publicados el 26 de abril en el sitio GlobalDashboard.
Steven siguió paso por paso la trayectoria del rumor que se fue ampliando, enriqueciendo y modificando en la medida en que pasaba de un correo electrónico a otro, de un blog a otro y que circulaba en foros de discusión.
Luchar contra los rumores dista de ser una tarea fácil. Oponer el racionalismo a tesis conspirativas es a menudo inútil, ya que las teorías del complot se apoyan en supuestas verdades ocultas.
“No se puede matar a los rumores. Siempre habrá epidemias virales y siempre habrá pandemias de rumores. Desmentir a los teóricos del complot es difícil, porque nos faltan hechos, pruebas, informaciones. Por ahora sólo podemos oponerles otra lógica, como lo hacen los expertos que diseñan y editan páginas web y blogs”, sostiene Baquiast.
Pero no parece hacerse mayores ilusiones: la fascinación por lo oculto y las conjuras suele ser muchísimo más fuerte que el discreto encanto del cartesianismo.
Fuente: Miradas al Sur