Chile: oposición a subsidios gubernamentales para expansión de monocultivos de árboles
Con motivo de la crisis económica mundial desarrollada a fines del año pasado la Presidenta Bachelet anunció la aplicación de una serie de medidas para fomentar el empleo y la reactivación económica. Dentro de las medidas sorprende encontrarse con una referida al incremento transitorio de los beneficios del Decreto Ley 701 de subsidio a las plantaciones forestales.
El Decreto Ley 701 o Ley de Fomento Forestal es el principal instrumento de un modelo forestal que ha contribuido a una apropiación injusta y desproporcionada de la tierra, el que se ha expandido sustituyendo bosque nativo y ocupando suelos agrícolas de buena calidad. Se crea en 1974, en época de dictadura militar, lo que además propició la ocupación de territorios del Pueblo Mapuche, monopolizando las tierras en dos grandes grupos económicos: el grupo familiar Matte (CMPC) y el grupo Angelini (Copec–Arauco-Celco). Este subsidio se traduce en una bonificación del 75% de los costos netos de forestación, otorga franquicias tributarias y garantiza la inexpropiabilidad.
Algunos meses antes del anuncio, la misma presidenta Bachelet se había reunido con altos ejecutivos de estas empresas para comprometer la entrega de 3000 millones de pesos a un Consorcio Tecnológico Bioenercel formado por las 3 grandes empresas forestales (Arauco, CMPC, Masisa), la Universidad de Concepción, la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y la Fundación Chile, para investigación de la producción de biocombustibles de segunda generación, es decir, combustibles a partir de biomasa de pinos y eucaliptos, lo que constituye un nuevo incentivo para aumentar la expansión de estos monocultivos.
Lo anterior se suma al apoyo y compromiso del gobierno para lograr la plantación de un millón de hectáreas más en 10 años. Es decir, la medida “anticrisis forestal”, reafirma el compromiso del gobierno con este sector, aludiendo a que es un sector altamente sensible a las variables del mercado internacional, ya que más del 90% de la producción de madera y celulosa se exporta. Estas ayudas estatales hacen caso omiso a las innumerables demandas de las comunidades que viven o sobreviven dentro de miles de hectáreas de monocultivos de pinos y eucaliptos, o que sufren la contaminación de las aguas a consecuencia de la industria de la celulosa.
Alarmados por tal situación, la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo manifestó en una declaración pública que este modelo forestal “dominado por transnacionales que en tres décadas establecieron enormes extensiones de monocultivos de especies exóticas, acumulando la riqueza en pocas manos y desplazando poblaciones rurales” no es sustentable. Plantearon que el gobierno debe terminar con el subsidio a las grandes empresas forestales, ya que atentan contra el medio ambiente, los recursos hídricos, además de provocar impactos sociales y culturales en las comunidades aledañas. Exigieron a la presidenta que detenga el crecimiento de las plantaciones forestales, advirtiendo que el gobierno chileno no puede ser cómplice de este desastre y que es urgente fortalecer las políticas de mediana y pequeña agricultura, principal sector afectado por el cambio de uso de suelos, así como desarrollar un ordenamiento territorial democrático (ver declaración completa en http://www.wrm.org.uy/paises/Chile/Ingenieros_Forestales.html).
Por su parte, 26 organizaciones mapuche, sociales y ambientales se reunieron en Temuco, en el encuentro “Implicancias de las Plantaciones Forestales en el Cambio Climático, la Desertificación y la Sequía” y emitieron una declaración en la que responsabilizan al modelo forestal chileno de incrementar la pérdida de suelos agrícolas, disminuir y desaparecer las fuentes de agua subterráneas y superficiales, sustituir el bosque nativo, destruir la forma de vida y la cultura de las comunidades. En consecuencia, las organizaciones plantearon al gobierno:
· Rechazamos que estas decisiones -que afectan a muchos territorios y comunidades- se tomen de manera bilateral entre el gobierno y las grandes empresas forestales, excluyendo a las comunidades que viven el flagelo de la expansión de las plantaciones.
· Exigimos que se termine con los subsidios directos e indirectos al sector forestal con los recursos de todos los habitantes de Chile y que no son para favorecer a grupos económicos específicos. Se debe terminar con el saqueo del Estado de bienes y recursos que son públicos y colectivos y que corresponden a las soberanías populares.
· Exigimos suspender la medida de aumentar los recursos para el subsidio forestal, que se derogue definitivamente el Decreto Ley 701 y que se reorienten los recursos a apoyar la actividad agrícola campesina y a la recuperación de los daños causados para promover y potenciar las economías locales y diversas.(ver declaración completa en http://www.wrm.org.uy/paises/Chile/No_expansion_forestal.html)
Es importante señalar que dicho encuentro –no convocado por el gobierno sino por el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales- ha sido la única instancia en que las comunidades afectadas tuvieron la oportunidad de pronunciarse sobre este tema, constituyendo además una articulación amplia para continuar trabajando en la exigencia de terminar con los subsidios gubernamentales a las empresas forestales y detener definitivamente los monocultivos extensivos de pinos y eucaliptos.
Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales – OLCA, miembro de RECOMA.
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Costa Rica: aumenta la subvención del estado a las plantaciones de monocultivos
En el año 2003 ya decíamos (revista Ambientico (número 123, diciembre 2003, www.una.ac.cr/ambi/Ambien-Tico/123/) que “(E)l denominar reforestación al establecimiento de un monocultivo de árboles le ha otorgado históricamente a este tipo de actividad todos los atributos positivos que la humanidad justamente le otorga a un bosque, lo cual dista mucho de la realidad.” Agregábamos que “(P)or lo general, en las plantaciones de árboles se cultiva una o, como máximo, unas pocas especies, siempre con individuos de una misma edad y nunca alcanzando el grado de biodiversidad ni la complejidad de interrelaciones que presenta un bosque.” Por su parte, Edwin Alpizar señalaba que “(L)as plantaciones, en comparación con los bosques, poco contribuyen con el ambiente” y mencionaba sus impactos en cuanto a pérdida de biodiversidad y afectación de la regulación del régimen hídrico.
A pesar de eso, y de que las plantaciones de monocultivos no fueron capaces de autofinanciarse, en Costa Rica el estado las ha subvencionado, y continúa haciéndolo de manera camuflada, directa e indirectamente, bajo el eufemismo de “pago por servicios ambientales”. Entre 2006 y 2007 el monto con que se subvencionaba el establecimiento de plantaciones de monocultivo de árboles se incrementó de $500 /hectárea a $810 /hectárea.
La justificación en ese entonces para ese incremento se basó en que los montos serían distribuidos a lo largo de un plazo que se incrementaba a su vez de cinco a diez años para garantizar el crecimiento a largo plazo de las plantaciones.
Sin embargo en 2008, sin ninguna explicación, el plazo de distribución de estos fondos se redujo de nuevo a cinco años. Este año (2009), el sector maderero, apoyado por uno de sus líderes históricos, el ahora Ministro del Ambiente don Jorge Rodríguez, se atribuyó otro aumento sustancial. Según el Decreto ejecutivo nº 35159-MINAET, de abril del presente año, el monto de la subvención a los monocultivos de árboles se incrementa de nuevo, sin ninguna explicación, de $810 a $960/ha, es decir un incremento del 20%.
Esto constituye, a la vez, una subvención indirecta a una de las grandes exportadoras de frutas -piña y banano- toda vez que más del 80% de la madera de plantaciones de árboles es utilizada actualmente para la fabricación de tarimas empleadas en la exportación de las frutas. El gobierno financia la producción de madera para que las empresas que obtienen jugosas ganancias a partir de la exportación de frutas, cuenten con madera barata para sus tarimas.
Los monocultivos de piña y banano han tenido fuertes impactos, ampliamente documentados en las noticias regulares de los últimos años: cientos de trabajadores esterilizados y envenenados, acueductos rurales contaminados, erosión y deforestación.
Actualmente hay más de 26 empresas piñeras investigadas por daños ambientales, según surge de un informe realizado en marzo de este año 2009 en la comunidad de Milano, provincia de Limón (1). El informe también denuncia el proceso de deforestación para la expansión del monocultivo de piña, produciendo la desaparición de especies que están protegidas -como el cedro, caobilla, gavilán- y la tala selectiva de otras, como el laurel, para evitar que “contamine” las piñas de exportación, que en Europa serían rechazadas por motivos de normas sanitarias o fitosanitarias.
Sobre la tala de bosques, uno de los comuneros entrevistados dio el siguiente testimonio: “Yo fui guardia de seguridad de la empresa y vi todo lo que hacía con el bosque. Antes todo estaba cubierto por una gruesa cubierta forestal. La empresa se dedicó a cortar los árboles por la noche, que eran de muy buena madera y los enterraban porque estaba prohibido por el gobierno talarlos.” Y añadió: “La empresa nos ha dejado sin nada. También las aves y otros animales se han ido con la desaparición de los bosques”.
Es triste, además, que todo este esquema se promueve mediante la campaña publicitaria de “¡A que sembrás un árbol!”, que entre otras cosas contabiliza los árboles de grandes corporaciones, muchos de los cuales se cortarán a los 8 años para hacer tarimas. El año pasado alrededor del 80% de los árboles reportados por esta campaña fueron especies exóticas, sembradas en grandes monocultivos subvencionados por el gobierno.
El país necesita madera, es cierto, pero necesita además bosques para enfrentar el cambio climático. Existen varias propuestas para producir madera de una manera socialmente justa y ambientalmente sana, y para ver algunas de estas opciones los invitamos a visitar www.coecoceiba.org.
(1) “Informe de la misión de verificación sobre los impactos de los monocultivos de piña”, Comunidad de Milano, provincia de Limón, Costa Rica, 29 de marzo de 2009. El informe completo puede leerse en http://www.wrm.org.uy/paises/CostaRica/Informe_monocultivo_pina.pdf
Por Javier Baltodano, COECOCEIBA-Amigos de la Tierra, Costa Rica, correo electrónico: licania@racsa.co.cr