Lex Natura: Las leyes de la Ecología y la Precedencia de la Ley Natural en aguas internacionales











Escrito por Sea Shepherd Conservation Society   


Por el Capitán Paul Watson.

Siento sumo respeto por la ley. Según las leyes primarias de la ecología, es nuestro deber, como ciudadanos de la Tierra, vivir en armonía dentro de las complejas interacciones entre las especies. La supervivencia de las especies no depende de la inteligencia de las mismas sino de la adaptabilidad y adherencia a las leyes de la naturaleza. Estas leyes están bajo la categoría de la lex natura (Ley Natural) a diferencia de las leyes escritas y no escritas de los estados nación conocidas como lex scripta (ley escrita) y lex nonscripta (ley común o ley no escrita) respectivamente.
Cuando la lex natura se combina con la lex ethica (leyes éticas) se conforma una base para el comportamiento humano que puede describirse como ley natural.
La ley en las sociedades humanas es un bastión contra el caos social y las leyes de la naturaleza transforman el caos en orden.
Las leyes de la naturaleza pueden dividirse en leyes físicas primarias y leyes físicas secundarias.
Las leyes físicas primarias incluyen la ley de la gravedad, la ley de la entropía, la ley de la termodinámica, la ley química, nuclear, biológica, las leyes de la electricidad y la ley de la conservación de la energía o masa.
Las leyes primarias nunca han de preocuparnos. En las leyes físicas de la naturaleza no existen vacíos legales. La gravedad no sólo es una buena idea sino que es la ley. Salta un acantilado sin un paracaídas y se apreciarán rápidamente las consecuencias de la ley de la gravedad.
Podemos formular incluso una Ley de las Consecuencias Inmediatas. La violación de las leyes físicas primarias tiene consecuencias inmediatas. La aplicación de estas leyes es normalmente despiadada y no discriminatoria. Son fijas y no pueden ser revocadas, modificadas o enmendadas. Son incuestionables, están más allá de la crítica y por tanto son inquebrantables.
Los humanos y todos los demás organismos no tienen más elección que respetar las leyes físicas primarias de la naturaleza.
Las leyes físicas secundarias pueden ser infringidas sin un castigo inmediato. Los resultados pueden no ser drásticos e inmediatos y las consecuencias pueden abarcar desde cosas que no funcionan a catástrofes traídas a lo largo del tiempo.
Las leyes de la ecología son leyes físicas secundarias y relativamente simples que conforman el segundo reino de las leyes biofísicas. Son leyes físicas secundarias en que pueden ser infringidas sin que deriven consecuencias inmediatas.
Es posible violar las leyes de la ecología aunque escapar de ello sea una cuestión de tiempo. Las consecuencias son igualmente despiadadas y no discriminatorias, con la única diferencia de que el castigo llega más tarde.
Para que una especie sobreviva y prospere, el sentido común o instinto anula la violación de la ley primaria. No pones la mano en el fuego, no caminas sobre la agua y no te arrojas por un acantilado.
La adherencia a las leyes de la ecología es necesaria para que una especie se mantenga por sí misma dentro de un ecosistema.
Finalmente, cada especie desarrolla un código de conducta dentro de su estructura especial que organiza el comportamiento entre los de su propia clase para un bien común. Este código de ética es antiguo y se transforma pero es necesario para asegurar la supervivencia social relacionada directamente con la supervivencia biológica. Los humanos tienen éticas universales y éticas culturales. Todas las demás especies tienen sus propias disciplinas éticas internas.
Las Leyes de la Ecología
Existen tres leyes principales de la Ecología
Ley de la Interdependencia
La ley de la interdependencia dicta que toda forma de vida dentro de un ecosistema depende de otro. Esta dependencia puede ser directa o indirecta. John Muir lo ilustró mejor al decir: "si tiras de cualquier parte de la naturaleza la hallarás conectada a algo más."
La presa es tan dependiente del depredador para el control y salud de su población como el depredador lo es de la presa como fuente de alimento. El árbol depende del hongo para arrastrar el agua a sus raíces y el hongo depende del árbol que le sirve de huésped. Incluso el odiable mosquito o el temible virus son parte de este ciclo de la interdependencia.
Por ejemplo, se alzarían pocas objeciones a un programa de erradicación de mosquitos sin embargo sería difícil ganar el apoyo de la gente para un programa de erradicación de golondrinas. Las golondrinas comen mosquitos y si los mosquitos mueren también lo harán las golondrinas.
Pueden tomarse acontecimientos actuales de la historia como ejemplos parecidos. En nuestra sabiduría percibida, a finales de los cincuenta y sesenta los humanos llevaron a cabo un programa de erradicación de los mosquitos al noroeste de África. El objetivo era controlar y erradicar la malaria. Aunque era un objetivo noble a corto plazo, se trataba sin embargo de un programa carente de visión a largo plazo. La malaria disminuyó con la exterminación en masa del mosquito. Al mismo tiempo, cantidades masivas de DDT mataron los depredadores naturales del mosquito y afectaron a la supervivencia de un gran número de especies africanas, tanto de plantas como de animales. Los resultados contribuyeron a la desertización unida al rápido crecimiento de la población humana. Aquello derivó en una ecología donde la capacidad poblacional había sido reducida y la población humana había incrementado de manera no natural.
Los humanos habían superado la capacidad de carga ecológica de la región degradando más la capacidad de carga ecológica y obligando a la gente de la región a conflictos sociales.
El problema había sido que los bienintencionados doctores y los defensores por los derechos humanos habían avanzado en un programa que pasaba por alto la primera ley de la ecología, la ley de la interdependencia. El resultado desencadenó la hambruna, la enfermedad y la guerra.
La malaria había sido erradicada pero a un terrible coste y lo peor estaba todavía por llegar. El mosquito desarrolló una resistencia al DDT, la malaria desarrolló una resistencia a la quinina y había menos depredadores naturales del mosquito.
El hombre había declarado la guerra a la naturaleza, ganando una batalla y perdiendo el contraataque. Murieron millones de niños en África porque los hombres y mujeres con altos ideales humanitarios pero sin una educación ecológica o sentido común ecológico violaron la sagrada fundación de la Tierra desafiando la ley de la naturaleza.
La Ley de la Diversidad
La segunda ley de la Ecología afirma que la estabilidad de los ecosistemas depende de la diversidad. Un ecosistema que contiene setecientas especies distintas es más estable que un ecosistema que contiene siete.
Por ejemplo, imagina un bosque natural que contenga docenas de especies de árboles. Cada especie es susceptible a determinadas enfermedades que pueden matar árboles individuales. Si existe una variedad de tres árboles es poco probable que las tres especies sean atacadas a la vez. Dado que los árboles de cualquier especie están separados entre ellos por otras especies, existe poca posibilidad que una epidemia haga desaparecer cada árbol de esa especie.
El hombre entra en escena. Se tala el bosque para obtener madera y se replanta con semillas de una especie que se adapta mejor a las necesidades del hombre de lo que se adaptaba la diversidad de la especie original. Si ahora una enfermedad específica azota el bosque, todos los árboles son susceptibles y probablemente dé lugar a una epidemia.
Debido a la Ley de la Biodiversidad, un bosque tropical es un ecosistema más fuerte y resistente que el ecosistema de la tundra o de un bosque boreal. Las especies disfrutan de más protección dentro de las fronteras de un ecosistema diverso. La diversidad es fuerza.
Por esta razón los derechos de una especie deben siempre tomar prioridad por encima de los individuos o un grupo de individuos de cualquier otra especie.
En mis clases de ecología he sido acusado de preferir una bacteria por encima de los bebés. Esto viene en respuesta a una elección que ofrecí a mis estudiantes. Escoge entre la preservación de un especie desconocida de bacteria o la vida de un ser humano y para hacerlo aun más difícil, digamos que ese humano es un precioso bebé.
La respuesta antropocéntrica es que la vida de un ser humano merece más que la supervivencia de una especie de germen. De hecho, un periodista me dijo una vez que todas los Redwood del Estado de California no valen la vida de un ser humano.
En el momento en que la mayoría de mis estudiantes han escogido la vida de un bebé por encima de la de un germen desconocido, decido dar a conocer la identidad de esa bacteria como la Lactobacillus acidophilus, la microfibra que vive dentro del tracto intestinal del ser humano y que nos permite digerir nuestro alimento. No sobreviviríamos sin ella y por tanto la elección condenaría a toda la especie humana ilustrando de este modo la ley de la Biodiversidad.
Otro ejemplo es un árbol en Mauricio conocido como Calvaria major. Esta planta, también famosa como el árbol de Dodo, únicamente sobrevive en 13 muestras antiguas. Una vez abundante, no existe evidencia de la aparición de un nuevo árbol desde la extinción del Dodo en 1960. A pesar de que en los árboles supervivientes de 300 o 400 años crecen sus frutos y semillas, no se ha propagado ninguna semilla y estos árboles están llegando al fin de su existencia.
La razón de ello es que el duro revestimiento de la semilla tendría que ser aplastado en el buche de un Dodo y pasar a través de su sistema digestivo antes que pudiera ser propagado.
Cuando los navegantes holandeses acabaron con el último Dodo, inconscientemente también sentenciaron al árbol de Dodo a la extinción.
También existen bacterias y hongos que dependen del árbol de Dodo y otros organismos que dependen de ellos y así sucesivamente.
La Ley de los Recursos finitos
La tercera ley de la ecología es la Ley de los Recursos Finitos. Esto significa que todos los recursos son finitos y por tanto existen límites fijados al crecimiento de todos los sistemas vivos. El tamaño finito de la tierra y la producción finita de energía dictan estos límites. Casi todos los límites del ecosistema vienen dictados por la cantidad de recursos dentro de un sistema particular en relación al número de organismos consumidores dentro de ese sistema.
La pérdida de control del crecimiento de la población humana es la amenaza más grave a la biodiversidad en el planeta. Cuanta más gente mayor es el consumo de los recursos finitos. La humanidad compra tiempo robando la capacidad de carga ecológica de otra especie y por tanto estamos en la bruma de uno de los periodos más grandes de extinción en masa en la historia del planeta.
Richard Leakey en su libro La Sexta Extinción ilustra la magnitud de esta extinción. Mientras que las últimas cinco extinciones fueron debidas a las leyes físicas primarias, la sexta es una consecuencia de la población humana y el consumo.
Desde 1950 la población humana se ha doblado de tres billones a seis billones. Cincuenta años más nos deberían dar doce billones, cien años más nos deberían dar 24 billones. Estos números se alcanzarán con la extinción de una multitud de especies hasta rebasar un punto crucial que implicará un desplome drástico en el número de humanos.
Mientras tanto, como está ocurriendo hoy, las válvulas de seguridad caótica recortan el número de humanos. La guerra, la peste, la hambruna, los tres caballeros oscuros del Apocalipsis, matarán a cientos de millones. Nuevos virus abandonarán los mermados huéspedes y se verán obligados a adaptarse a la especie cuyos números rebosen. La presión del aumento de la población conduce a la guerra y violencia. El agua y la tierra están desapareciendo y nuestra dependencia a unas pocas especies domesticadas de plantas y animales limita gravemente nuestras posibilidades de supervivencia.
Más gente produce más desechos, contaminando más hábitats. Existe también un límite finito a la capacidad de los océanos, ríos, lagos y estuarios para absorber este desecho.
Actualmente nos estamos aproximando a los límites de muchos recursos naturales, incluyendo la tierra agrícola, pesquerías, bosques, ballenas, vida salvaje, minerales y agua.
Cuando la especie humana no toma en cuenta las implicaciones lógicas de las leyes de la ecología, somos culpables de los crímenes contra la Tierra y contra las futuras generaciones de la humanidad. No seremos juzgados de estos crímenes por hombres si no por la terrible justicia de la propia Tierra. Un curso que lleva hacia la destrucción de un ecosistema de la Tierra es un curso que destruirá la especie humana.
La Precedencia de la Ley de la Naturaleza
La violación del planeta es un crimen contra la naturaleza pero es una práctica legal bajo las leyes humanas. Envenenar el planeta con desechos tóxicos y radioactivos es un crimen contra la naturaleza pero es legal bajo la ley humana en muchos países. El asesinato de un ciudadano de este planeta, ya sea humano o no humano, es un crimen contra la naturaleza pero en muchos casos, con humanos y la mayoría de casos con no humanos, es sancionado bajo la ley del estado.
La gente ha sido encarcelada por rechazar matar a otra gente. Cuando el estado declara que el asesinato es legal, se convierte en un crimen objetar el asesinato. La gente ha sido encarcelada por proteger los bosques, los océanos y los ecosistemas. Los destructores de estos hábitats reciben completa protección bajo la ley del estado.
La ley reconoce los derechos de algunas personas, corporaciones y barcos, todos ellos tienen disposición legal por ley. Sin embargo cada otra criatura viva, especie o ecosistema, existe sin la protección garantizada de la ley del estado.
¿Dónde está la línea que determina la diferencia entre lo que es correcto y lo que no, entre el bien y el mal, entre la justicia y la ley?
¿Es el hombre criminal por rechazar matar a otro hombre ante la insistencia de su gobierno?
De hecho bajo la ley es un criminal.
Éticamente tiene razón, moralmente es superior, espiritualmente es bueno pero legalmente está equivocado, es inferior y algunos nos harían creer, que es un antipatriota y por tanto el mal.
El espíritu de la ley a menudo da preferencia a los principios de derecho. El propósito de las leyes a menudo es subvertido a la burocracia de aquellos que gestionan la ley.
Algunas veces, la ley del estado debe ser infringida deliberadamente en el espíritu de la justicia. Cuando la ley del estado se emplea de manera corrupta para tiranizar, la ley debe ser infringida antes que se infrinja el potencial infractor de la ley.
Principalmente, debemos tener una jerarquía de lealtad a varios espectros de la ley.
Mantengo que este espectro debería situar las leyes de la naturaleza en la cima, seguidas de las leyes de la ética y conciencia, seguidas de la ley internacional y seguidas por las leyes del país que están divididas en las regulaciones federales, estatales, del país o municipales.
Ha de haber una justificación para violar estas leyes en el estrato inferior en el interés de hacer sostener mantener en el estrato superior.
Por ejemplo, en 1981, desembarqué ilegalmente en la playa de la Siberia Soviética para documentar las actividades de caza ilegal de ballenas. Al hacerlo obtuve la prueba de que los soviéticos estaban violando las regulaciones internacionales de la Comisión Ballenera Internacional. En el interés de hacer sostener una ley internacional, fui obligado a infringir una ley del estado.
Existe un principio de la ley internacional que permite hacer esto.
El Principio 21 (e) de la Carta Mundial de la Naturaleza de Naciones Unidas afirma que:
(e) Salvaguardarán y conservarán la naturaleza en los espacios que estén más allá de los límites de la jurisdicción nacional.
Proteger el Medioambiente Marino bajo la Ley Internacional
La mayor parte de la superficie de la Tierra está libre de autoridad estatal y esto significa que no existe ninguna estructura ni cuerpo político o supervisor que esté en una posición de defender los recursos en aguas internacionales de la piratería.
Los océanos del mundo se hallan en un límite abierto, con todo disponible para todos aquellos que posean las mayores y mejores tecnologías para extraer peces, ballenas, minerales, petróleo, plancton o energía. Lo mismo para aquellos que ven los mares como un lugar donde verter los desechos radioactivos, aguas residuales, tóxicos o plástico.
En aguas internacionales, el poder hace el derecho. Es la única ley que existe a efectos prácticos, mientras que la mayoría de leyes internacionales sólo existen en la teoría. Las leyes sin la aplicación de las mismas no tienen más valor que el papel donde están escritas.
El Capitán Jacques Cousteau me dijo una vez que creía que las marinas de guerra del mundo dejarían de jugar entre ellos a los juegos de guerra y se dedicarían a los auténticos ejercicios de proteger a los océanos de la avaricia humana.
Desde luego, las marinas son solamente las herramientas de los estados de la nación y la protección del patrimonio común para el bien de los comunes no es la política real de ningún estado nacional. Sin duda tiene un sentido perfecto a largo plazo pero la política no ha sido una disciplina que se haya preocupado por objetivos de largo alcance.
Como tal, estamos ante un dilema. Los océanos están siendo saqueados, sin embargo la situación de la ley internacional es que los estados de la nación pueden escoger no tener en cuenta ninguna ley a pesar de haber acordado sostenerla.
Actualmente lo que conocemos como ley internacional es una mera colección de acuerdos por parte de determinados estados nación, todos ellos sin una verdadera aplicación que obligue a apoyar su implementación.
El redactado de las leyes ha sido emprendido por aquellos que se estima tienen disposición legal para hacerlo, por ejemplo, los representantes de los estados nación.
Debe reconocerse que los estados nación carecen del conocimiento científico para determinar el éxito o fracaso de la ley del medioambiente internacional y la ley de la conservación. Como una vez dijo William Ruckelshaus en su artículo de revisión de la ley titulado: "El papel de la Agencia de la Protección del Medioambiente":
"Como sociedad sabemos muy poco sobre lo que estamos haciendo a nuestro medioambiente. Sabemos muy poco sobre quien está poniendo el qué dónde. Sabemos muy poco sobre los aditivos y sinérgicos efectos de diversos contaminantes en nuestro medioambiente. Sabemos muy poco sobre lo que estamos haciendo a la salud humana, al clima y a toda la flora y fauna de nuestro maltrecho planeta."
Incluso de tener el conocimiento al alcance, no se emprende ninguna acción debido a que normalmente genera polémica ante los deseos de la industria o la agricultura.
Por ejemplo, a principios de los ochenta el gobierno de Canadá estaba al corriente de la posibilidad del colapso de la Pesquería de Bacalao en Terranova. Se demoró continuamente emprender alguna acción hasta que finalmente la pesquería se colapsó, momento en el que el Ministro de Pesquerías de Canadá Brian Tobin puso en marcha una estratagema de relaciones públicas para acusar a los españoles de todo aquello con el fin de distraer de la incompetencia de su propio gobierno.
Canadá sigue rechazando aprender de sus errores y las poblaciones de salmón siguen mermando frente a la costa occidental bajo la presión de las grandes compañías de pesca y uniones negando la realidad de la fragilidad de la especie y del ecosistema.
Los crímenes contra la ecología son también crímenes contra la humanidad. Estos crimines los han cometido continuadamente aquellos mismos estados naciones que poseen la disposición legal para participar en la formulación de tratados y leyes. Ninguno de estos estados admitirá las malas conductas, o de admitirlas, no acepatarán ser sancionados por sus infracciones.
Una breve mirada a los crímenes de algunos de estos estados naciones revela el asombroso alcance de la falta de legalidad e irresponsabilidad en los océanos del mundo.
El grave crimen ecológico de Japón de masacrar ballenas en peligro en un santuario de ballenas establecido internacional, el delito de verter reactores nucleares en los océanos del Atlántico norte y Ártico por parte de la ex Unión Soviética, la caza ilegal de ballenas por parte de Canadá y la incompetente gestión de las pesquerías del Atlántico y Pacífico, la matanza de delfines en Méjico y el apoyo de Estados Unidos a esta matanza en interés a las consideraciones de comercio, las descaradas violaciones de Japón y Noruega a la moratoria global de caza comercial de ballenas, las redes a la deriva en los océanos por parte de Taiwán, Corea y Japón, la caza furtiva descontrolada de la fauna marina, el envenenamiento con cianuro de los arrecifes de coral, la arriesgada operación del tráfico de tanques de petróleo llevada a cabo por todos los países, la implacable destrucción de los humedales y estuarios, el vertido de plástico en el mar por casi cada nación que bordea el océano.
La retahíla de amenazas al medioambiente es continua y no tiene fin.
Las víctimas reales, las generaciones que aun no han nacido, no tienen voz para protestar ni posición para impugnar estos crimines. Somos una generación que se aprovecha por encima de la privación y miseria de nuestros nietos.
Sin embargo tenemos leyes que protegen al medioambiente.
Japón y Noruega son miembros de la Comisión Ballenera Internacional y entre lo dos han matado unas 18.000 ballenas desde que en 1986 la CBI implementara una moratoria sobre la caza comercial de ballenas.
Tenemos convenciones internacionales como la convención de 1973 sobre el vertido en el mar y la convención de 1973 para impedir la contaminación por barcos, ambas básicamente no se aplican.
El artículo 192 de la Convención de 1982 de la Ley del Mar provee: "Los estados tienen la obligación de proteger y preservar el medioambiente marino."
Todo esto queda en palabras sin las medidas adecuadas para su aplicación.
Una posibilidad para la aplicación es la promulgación de una legislación nacional que impusiera embargos comerciales a las naciones infractoras. Por ejemplo, bajo las regulaciones del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, las medidas pueden llevarse a cabo para sancionar países que no se adhieren a las regulaciones de la Comisión Ballenera Internacional. A pesar de tratarse de la ley, los Presidentes desde Reagan a Bush han escogido reiteramente ignorar la ley y en su lugar substituirla por 'cartas de protesta' a las naciones balleneras infractoras como Noruega y Japón. Su razonamiento es que el tema no merece que afecte a las relaciones comerciales. Como resultado, a pesar de la ley, ambas naciones han aumentado cada año sus cuotas ilegales con impunidad.
Esto concuerda con lo que Maurice Strong declaró en una entrevista en el Canada’s Financial Post en 1992. El Secretario General de la Conferencia de Medioambiente y Desarrollo de Naciones Unidas dijo, "la legislación medioambiental nunca debe ser una barrera al libre mercado."
Si manda el libre mercado, el medioambiente pierde. Tanto el Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles (GATT) y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) como tratados internacionales prestan legislación nacional como el Acta de Especies en Peligro de Estados Unidos. Los acuerdos de comercio internacionales invalidan la legislación de la conservación nacional. Por esta razón Méjico demandó con éxito bajo el GATT a los Estados Unidos por prohibir el comercio de atún capturado bajo el método de 'pesca sobre marsopa'. Esto obligó a los Estados Unidos a derrocar la legislación de protección de delfines de las redes de atún.
Lo que esto significa es que el futuro para la conservación parece desolador porque siempre quedará rezagado a los intereses del libre mercado.
Desde luego mientras los recursos siguen agotándose, la guerra se convertirá en la extensión natural de las discusiones diplomáticas. En 1973 vimos salir esto a la superficie con la guerra del bacalao por parte de Gran Bretaña e Islandia cuando Islandia extendió unilateralmente su límite territorial a las cincuenta millas. Este fue el primer paso a un acuerdo internacional creando el límite reconocido de las 200 millas, una medida que resultó un éxito porque apelaba a las ambiciones territoriales de los estados participantes.
Aun así, esto no fue suficiente y en 1995 Canadá abrió fuego contra el buque de arrastre español Estai que se encontraba fuera del límite de las 200 millas con el fin de poner de relieve su deseo de proteger al pescado, que había escogido viajar a aguas internacionales, y que Canadá consideraba suyo. A cambio, España acusó de piratería al Ministro de Pesquerías Canadiense pero como todo ocurría en aguas internacionales, los cargos no hicieron nada excepto promover las ambiciones políticas del propio Ministro. España siguió pescando mientras Canadá se golpeaba el pecho mostrando un raro machismo.
Resulta interesante que fuera Canadá quien me arrestara en 1993 por perseguir a la flota pesquera cubana fuera de la cola de los Grandes Bancos en Terranova. También se encontraba fuera del límite de las doscientas millas. Sin embrago, como ciudadano canadiense, fui llevado a juicio en tres ocasiones por delito de vandalismo. Aunque no había provocado ningún daño a la propiedad ni herido a nadie, Canadá intentó imponerme dos cadenas perpetuas además de diez años por pedir a los cubanos que abandonaran la zona.
Lo que yo había hecho no era distinto de lo que Canadá haría a los españoles dos años más tarde. Mi juicio fue celebrado después del incidente con los españoles y cuando mi abogado intentó comparar mis acciones a aquellas del Ministro de Pesquerías, el juez no lo aceptó. El juez dictaminó que no era correcto comparar una acción criminal con otra acción criminal.
En resumen, el Abogado del Estado informó al jurado que 'debe enviarse un mensaje de que no debe ser tolerada la intromisión del ciudadano en la sobrepesca."
En otras palabras, no eran mis acciones lo que desagradaban sino el hecho que las acciones no habían sido llevadas a cabo por un representante del Estado como era el caso del Ministro. El Ministro de Pesquerías Brian Tobi fue alabado como un héroe por hacer lo que yo había hecho y por lo cual me acusaba.
Lo el juicio consiguió fue darme la oportunidad para defenderme haciendo uso de la Carta Mundial de la Naturaleza de Naciones Unidas.
Canadá hizo enviar a mi juicio a un experto legal para que argumentara que aunque Canadá era signatario de la Carta Mundial de la Naturaleza, la Carta, bajo la ley canadiense, no se consideraba parte de la defensa de mis acciones. Mi abogado replicó con éxito que si Canadá era signatario de la Carta, entonces Canadá estaba de acuerdo con ella.
El jurado halló que yo había actuado de manera justificada y quedé absuelto de los cargos de delito aunque admití haber hecho exactamente lo mismo que gobierno me acusaba de haber hecho, ordenar el regreso a casa de la flota cubana.
La flota abandonó la zona y Canadá me informó que yo había sido responsable de 35 millones de dólares en pérdidas de beneficios de los cubanos. Todo lo que pude ver fue el inmenso número de peces que ello representaba y lo consideré una victoria.
Es importante enteder que no soy un defensor de la aplicación de nuestra filosofía contra cualquier objetivo al azar.
La CBI por ejemplo es el único cuerpo internacional con poder con la participación de estados naciones que componen sus miembros para redactar regulaciones para la conservación de las ballenas. Según el artículo 65 de la Convención sobre la Ley del Mar, los estados cooperarán con vistas a la conservación de los mamíferos marinos y en el caso de los cetáceos en particular, a trabajar a través de la organización internacional adecuada para su conservación, gestión y estudio.
La Conferencia sobre el Medioambiente y Desarrollo de Naciones Unidas en Río de Janeiro en 1992 reforzó aún más esta regulación reconociendo a la CBI como el cuerpo legítimo de supervisión de las regulaciones de conservación de las ballenas.
El documento de Río, llamado Agenda 21, también reforzó la Carta Mundial de la Naturaleza afirmando que:
Los gobiernos y legisladores...deberían establecer procedimientos judiciales y administrativos para reparar y poner remedio a las acciones que afecten al medioambiente y desarrollo y que puedan ser ilegales o infringir los derechos bajo la ley y deberían proporcionar acceso a los individuos, grupos y organizaciones con un interés legal reconocido.
Existe una necesidad de construir una fuerza agresiva policial oceánica internacional que no responda a ningún gobierno particular pero que responda a los comunes en el principio.
No existe realmente ninguna razón por la cual esto no pueda hacerse.
Una organización no gubernamental tiene tanto derecho a operar en aguas internacionales como cualquier gobierno. En lugar de ciudadanos, esta organización tendría miembros contribuyentes para poder financiarla y fuerza de aplicación para hacer sostener las leyes, convenciones, tratados, regulaciones y acuerdos a pesar de las protestas de los firmantes participantes.
Este Tribunal Neptuniano no crearía leyes, simplemente las haría cumplir y haría sostener todas las leyes existentes ya acordadas por los estados miembros.
La Carta Mundial de la Naturaleza proporciona a los individuos y grupos la autoridad para actuar de esta forma, limitada únicamente por el 'alcance de su capacidad."
Me imagino esta organización como una tela mundial de contactos que monitorizaran y comunicaran información importante sobre todas las actividades que infringieran la ley establecida.
Armados con esta información, la organización desplegaría unidades tácticas encubiertas o bien fuerza clara allí donde se precisara.
La mejor medida sería el despliegue de submarinos que permanecerían en aguas internacionales de manera permanente. Las reparaciones podrían llevarse a cabo reflotando el submarino a dique seco o bien en un país que estuviera de acuerdo en permitir las operaciones en su territorio. Los cambios de tripulación y reabastecimiento de combustible podrían tener lugar en el mar.
De esta manera, los buques navegarían sin bandera y no estarían sujetos a las leyes de ninguna nación.
El Derecho Marítimo y de Almirantazgo está limitado principalmente a buques y su jurisdicción es, a la práctica, relegada a la territorialidad de la nación donde se han formulado los cargos. No es aplicable en aguas internacionales.
Existe el riesgo de que los buques puedan ser declarados piratas y podrían ser blanco por ello. Esto abriría un interesante debate ético de por qué los piratas de la conservación son objetivo y los piratas corperativos no.
Es por esta razón precisamente que abogaría por una flota de submarinos tripulados por profesionales entrenados. Seria difícil localizarlos y atacarlos.
Disponemos de la tecnología de las comunicaciones para llevar a cabo este trabajo. Internet nos ofrece la libertad de las comunicaciones instantáneas en todo el mundo. Todo lo que necesitamos es la organización que lo una todo para poder financiarla y ponerla en marcha.
Me imagino una fuerza naval independiente. La Marina de Neptuno.
Ya he tendido los trabajos preliminares con la Sea Shepherd Conservation Society.
En 1990 y 1992 embestí y dejé inoperativo a los buques japoneses de redes a la deriva en el Pacifico Norte, documenté el ataque y desafié a Japón a que pusiera cargos. No lo hicieron. No pudieron porque ellos mismos estaban actuando de manera ilegal.
Después de todas nuestras actividades durante los últimos veinte años, he sido llamado de muchas formas pero nunca he sido condenado por un delito. Existe una gran diferencia entre ser llamado terrorista por un ballenero ilegal y ser un terrorista a los ojos de la ley.
Cuando Sea Shepherd compró un submarino en 1994, un portavoz de la Marina Canadiense dijo que era ridículo que una organización por la conservación tuviera un submarino. Entre risas nos reprochó de no saber lo que era un submarino. "¿Qué clase de experiencia tiene esa gente? vociferó.
Tuve que responder que desde la Segunda Guerra Mundial, la Sea Shepherd Conservation Society ha hundido, abordado y embestido más barcos que la Marina Canadiense. Nuestro nivel de experiencia en el campo de las tácticas excede al de la Marina Canadiense.
Las fuerzas tácticas que he desplegado para hundir a los balleneros son fuerzas especiales militares entrenadas procedentes de varios países. Tenemos abogados, doctores, ingenieros, navegantes, pilotos, electricistas y líderes de operaciones especiales.
No existe realmente ninguna razón por la cual no podamos hacer frente y hacer cumplir la ley contra la piratería ecológica internacional. Disponemos de los medios bajo la ley internacional y tenemos la capacidad. Sólo necesitamos la voluntad, las finanzas y el coraje para actuar.
No fue la Royal British o la Marina Española las que pusieron fin en el siglo 17 a la piratería en el Caribe. Dios sabe que ambas armadas gastaron considerable energía y recursos para conseguirlo pero fracasaron miserablemente.
En su lugar, la piratería fue derrotada por un individuo, no menos que un pirata, en la persona del Capitán Henry Morgan a quien se recompensó con la calidad de gobernador de Jamaica por sus valerosos esfuerzos.
Los individuos y las organizaciones no gubernamentales pueden triunfar allí donde los gobiernos de los estados fracasan puesto que la burocracia puede dispensar y desplegar el interés personal. Mientras que el estado de la burocracia está maniatado a la no acción debido a los intereses y ambiciones políticas de sus ciudadanos, una organización no gubernamental está avivada por el interés común y deseo apasionado de sus miembros. Un Estado debe incluir todos los intereses, muchos de los cuales entran en conflicto, en cambio una organización no gubernamental está conducida por el interés y objetivo comunes.
Si el objetivo común es también uno de los objetivos de las naciones en acuerdo con el principio, entonces una ONG que refleje esta inquietud común debería ser al menos tolerada, si no activamente, sí apoyada por algunos estados naciones.
Hubo muchos en los imperios británico y español que se aprovecharon directamente o indirectamente de la piratería, incluyendo muchos que estaban en una posición influyente. Los que abogaban en el gobierno por poner fin a la piratería tenían que abrirse camino entre la suciedad de la política y la corrupción cooperativa, intereses especiales, dilemas diplomáticos, conflicto de ambiciones y con la vieja burocracia.
El Capitán Morgan, por otro lado, únicamente tenía sus propias ambiciones por las que preocuparse.
Hoy, existe otra forma de piratería en alta mar, la demanda siempre en aumento de los recursos está saqueando las vastas áreas oceánicas del planeta.
Creo que es importante proceder contra las violaciones utilizando la máxima moderación en el despliegue de la fuerza. Cada esfuerzo debería ser implementado para asegurar que no provoca heridos a la tripulación empleada en las actividades ilegales. Por esta razón, las herramientas principales para la aplicación deberían ser las tácticas no letales y la maquinaria. El objetivo es la interferencia, intervención y acoso con la utilización de buques, electrónica, intimidación y más importante, la documentación.
El arma más importante que puede desplegarse es la cámara asegurando que el saqueo en alta mar no tiene lugar a nuestra vista y de la mente.
La información podría ser reunida de una variedad de fuentes pero principalmente de una red internacional de representantes de campo. Actualmente estamos haciéndolo con la caza de ballenas de Noruega. Tenemos una red de docenas de ciudadanos noruegos que informan de los movimientos de los buques balleneros, puntos fuertes y vulnerabilidades. Estos informantes pueden ser remunerados y voluntarios. Los agentes de campo también asistirían con líderes de operaciones especiales como apoyo y encubierto cuando precisaran.
Aunque se desplegarían operaciones encubiertas, todas las actividades serian hechas públicas. Es importante que la gente esté informada todo el tiempo sobre la necesidad de dichas acciones para sostener las leyes existentes y que dichas acciones no se emprenden contra objetivos políticos o protesta filosófica.
Si pensara que sería práctico abogar por las Naciones Unidas o cualquier otro representante de estado nación crear una fuerza similar, no dudaría en apoyar la propuesta. Sin embargo, dado que no existe un registro de cooperación internacional en este tema y considerando la hipocresía de los estados nación en apaciguar intereses corporativos o nacionales por encima del espíritu de la cooperación internacional, creo que la solución debe ser no gubernamental.
En definitiva, lo que abogo aquí es una fuerza de patrulla no gubernamental que operaría según las instrucciones formuladas en la Carta Mundial de la Naturaleza con el fin de investigar e intervenir las violaciones de la ley de la conservación marina internacional.
Fue el pirata John Paul Jones quien fundó la Marina de los Estados Unidos. Quizá harán falta algunos piratas para salvar los océanos.


Fuentes: Legal: United Nations: Législation Nationale et Traités Concernant Le Droit da la Mer.

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Sources: Historical: Cruikshank, Brig-General E.A. The Life of Sir Henry Morgan. © 1935

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Ellsberg, Commander Edward. Captain Paul © 1941.

Thomson, Valentine, Knight of the Sea The Life of John Paul Jones © 1939

Fuente: Capitán Paul Watson 
(Trabajo de Traducción: Ocean Sentry)

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