Chile: “Si la termoeléctrica Castilla se llega a poner será un asesinato” (Elena Marín)
Pese a que su historia personal da para un libro, ella no sale en la tele y nadie escribe su biografía. Siendo adolescente hizo trabajo político-social en Atacama; después del golpe militar de 1973 fue parte activa de las redes para sacar a perseguidos políticos del país, lo que le significó ser secuestrada y recibir torturas por hombres a quienes nunca vio la cara. Luego de haber salvado a dos hijos de un carabinero de morir en un incendio, él la salvó a ella misma de la muerte, al rogarle que se mudara de región. A sus 60 años arrastra la traición de los políticos locales de la Concertación, asiste a enfermos terminales y, además, vivió la quema de un taller que tenía desde que se involucró en su última batalla: Contra la Central Termoeléctrica Castilla que el millonario brasilero, Eike Batista, quiere instalar en las costas de Totoral.
Hija de minero y campesina, de chango y diaguita, Elena Marín nació en 1952 en el yacimiento Costa Rica, cercano a Totoral, en la comuna de Copiapó. Artesana de oficio, se crió entre pirquineros y pequeños agricultores de la Región de Atacama. Desde los 17 años integró grupos juveniles cristianos y de movimientos obrero-campesinos de la provincia. Hoy, su lucha es para “evitar el proyecto Central Castilla y para que se vaya el empresario brasilero Eike Batista. No sólo es una termoeléctrica que sería la más grande de Sudamérica, también es una desalinizadora y un mega puerto”.
Es una de las historias de luchas de mujeres y hombres de estas tierras por evitar que se dañe el medioambiente, para que se cuiden los recursos naturales y se respeten los derechos de los pueblos que habitan Chile, un país plagado de proyectos extranjeros de transnacionales que atentan contra la calidad de vida de los ciudadanos. Y que también lucharon por la democracia, contra la dictadura y por derechos sociales y civiles de todas y todos.
Los 138 comuneros de Totoral sumados a las familias que allí habitan alcanzan unas dos mil personas. La gran mayoría está dedicada a actividades agrícolas, fundamentalmente cultivos de olivos libres de químicos. Además tienen 33 kilómetros de costas vírgenes. Todos ellos están afectados por el proyecto de la Central Castilla, contra el cual pusieron varios recursos de protección, algunos de los cuales fueron aceptados por los tribunales y ahora lo tiene que ver la Corte Suprema.
El proyecto es de la empresa MPX, controlada por el brasileño Eike Batista, quien tiene una de las fortunas más grandes del planeta.
¿TE CREÍAS DIOS?
-¿Cómo vivió el período de la Unidad Popular y el Golpe de Estado de 1973?
-Tenía entre 18 y 19 años y realizaba bastante trabajo social. No tenía derecho a voto, pero sí participaba en política, con gente como Garretón, y luego en el Mapu Obrero Campesino. Estaba en ese entonces Jorge Riquelme Varas, un dirigente grande de Santiago; Ignacio Agüero Piwonka, y Paulina Elissetch. Con ellos hacíamos un trabajo social importante y muy fortalecedor. Después vino el Golpe y sin ser militante de ningún partido me entregaron unos 150 carnés de obreros, campesinos y mineros. Me tocó sacar de la región y amparar como a cinco personas, entre ellos a Jorge Riquelme.
-¿Sufrió algún tipo de persecución por su labor?
-Yo era el pilar de mi familia, de mi madre y de mi hermana, y tenía un negocio, un restaurante en el camino y trabajaba muy duro. Una vez, cuando venía de estudiar de noche en Vallenar, donde cursaba para auxiliar de enfermería en el Servicio Nacional de Salud -uno de esos días típicos después de haber salvado y sacado gente-, me apresaron, me vendaron, me tomaron entre tres-cuatro hombres, a quienes calculé por las voces; me llevaron a un lugar de reclusión, me torturaron mucho, tengo secuelas. Me cuesta mucho hablar de esto. Hasta ahora siempre pensé que iba a llegar virgen al matrimonio, pero ellos me violaron. Callé siempre, pero ahora saco mi verdad, y no tengo rencor con nadie. No vi sus caras jamás, me pegaron en alguna celda y después de las preguntas y torturas me fueron a tirar al estanque Cavanchas.
-¿Cuántos días estuvo detenida?
-Dos días. Ellos me decían “¿Te creías Dios?”. Me despertaban y seguían las torturas y las violaciones. En algunos momentos me desvanecía y tengo una cicatriz en la pierna derecha que me la hicieron, tal vez, con un corvo, que ya es parte de mí.
-Un golpe tan fuerte quizás hizo que cuestionara su vocación política.
-No me escondí; me pregunté muchas veces ¿Por qué?, pero no me he arrepentido jamás y nunca lo haré, de salvar a esas personas.
SALVADA POR UN POLICÍA
-¿Cómo proyectó esa vocación después?
-En vez de tener odio y frustración, seguí luchando en lo social. Hace dos años fui una de las iniciadoras y enfermera del hogar del cáncer terminal de Copiapó, donde he ayudado a morir dignamente a varias personas. He estado en juntas de vecinos, he formado agrupaciones, he enseñado, he sido paño de lágrimas de miles, y sigo en esto porque lo amo, amo la vida, detesto la injusticia.
-¿Participó en los años ’80 en la lucha contra la dictadura?
-Sí, tuve que irme, son cosas de la vida. Pasó una vez que en un incendio que hubo me tocó salvar de que murieran quemados dos hijos de un carabinero. Él me dice “por favor váyase que la van a apresar; sabemos lo que usted hace”. Yo no hago nada -le respondí- yo estoy apoyando a la gente, y él me contestó: “Sí, pero por ese sólo hecho a usted la van a apresar” y agrega: “Váyase, por favor, se lo suplico, porque usted me salvó mis dos hijos”. Ahí reaccioné y me tuve que esconder y luego me fui a Santiago, donde estuve trabajando con el padre (Rafael) Maroto en las arpilleras de Nos; trabajé bastante con el padre Luis López, que fue el que me casó en la capital.
-¿Entre qué años estuvo en Santiago?
-Del ’79 hasta el ’87, cuando regreso con mis hijas. Ellas nacieron en Santiago pero las traje chicas porque quería volver a mi pueblo, soñaba con él, me emociona mucho mi Totoral. Soy de ahí del sector, nací en una minera que se llama Costa Rica y me crié entre ella y el pueblo y de ahí me fui a estudiar a Vallenar. Pero volví acá y me radiqué en Copiapó, aunque siempre yendo y estando en Totoral, donde soy comunera.
DE PASCUA LAMA A CASTILLA
-¿Cuándo comenzó su lucha ambientalista?
-Pertenecía a la Red de Mujeres Rurales y fui invitada a Freirina en 2001. Allí me conmovió Mirna Inostroza, que lloraba por su tierra en el interior de Vallenar y por su gente. Y dije “esto no puede ser”, y me quedé en este trabajo de lucha contra Pascua Lama y también ahora contra El Morro, que también está ahí y son consorcios que están unidos; para mí es un solo saqueo.
-¿Por qué se inicia el conflicto con el empresario brasilero Eike Batista, uno de los hombres más ricos de América y del mundo?
-Eike Batista compra Castilla con un derecho de reserva, según él, y nos están rodeando, ellos nos están quitando todos los terrenos por el derredor, incluyendo la costa de Punta de Cachos hacia Pajonales. Nosotros como comunidad y como territorio estamos constituidos desde 1634 y asentados desde mucho antes. Ellos no deberían tener derecho alguno sobre nuestro territorio. Esto huele muy mal, huele a atropello, huele a que ese multimillonario se está empoderando para quitarnos nuestros pajonales, nuestras tierras. Hace poco tiempo contrataban gente para sacar los tambos, que son vestigios indígenas, pese a que están decretados monumentos nacionales.
-¿Han existido negociaciones con la empresa?
-Ellos mintieron en la Red Atacama (TVN) diciendo que nosotros le habíamos pedido no sé cuántos millones de dólares. Jamás fue así. En esa reunión vine yo y les dije: “Nosotros queríamos saber si ustedes se van a retirar de estas tierras”. A fines de junio del 2011, 72 comuneros tuvimos una reunión con los representantes de Castilla y ellos nos pidieron que levantáramos las demandas para negociar, pero ¿cuál es el negocio que ellos dicen?: Mejoramiento para 20 viviendas, becas de estudios para los que estén mejor calificados, que no son más de 10 personas, luz, una posta en su planta -ya hay una en Totoral-. Lo que ofrecen es la nada misma.
-¿Y si se llega a construir la termoeléctrica?
-Si la termoeléctrica se llega a poner será un asesinato. Nosotros no vamos a poder vivir ahí, porque habrá cianuro, todos los componentes tóxicos y metales pesados, porque son seis turbinas, cuatro a carbón y dos a petróleo.
LE QUEMARON UN TALLER A MODO DE ADVERTENCIA
-¿Cómo ha sido la intervención de MPX Energía en la comunidad?
-Cuando la gente les preguntó respecto de las indemnizaciones, los representantes de la empresa dijeron que ellos ya no tienen dinero para indemnizar, porque hay que estarle pagando a los abogados. Me pareció increíble, por decir lo menos ¿Qué se creen? Es ahí donde uno de los comuneros de acá le grita, “oiga, ¿usted cree que están tratando con hueones?”. Yo agregué que acaso “el octavo multimillonario del mundo, ¿no tiene dinero para pagar los abogados?; ustedes, hace dos años que venden a 800 pesos el metro cúbico de agua a una carretera de doble vía que están haciendo ahora, y dicen que no tienen”.
-¿Cómo ha intentado la empresa disuadir a la población para que acepten el proyecto?
-Trataron en su momento de hacerle creer a la ciudadanía que esa electricidad iba a ser para cada uno de ellos, para abastecer la red de la Región y no es así, es para alimentar a la gran minería.
-¿La empresa ha trabajado a las autoridades?
-El ex alcalde de Copiapó, Marcos López, tuvo conversaciones a espaldas nuestras. Se agarró con 23 pescadores que están en la caleta e hicieron una negociación con ellos, en el sentido de que les compraron su área de manejo. También les metieron el dedo a la boca porque resulta que les ofrecieron cinco millones de pesos a cada uno, y es ahí donde hicieron toda esta manipulación entre gallos y medianoche, y se trajeron a los pescadores en un bus y firmaron este acuerdo. Y entre esos pescadores solamente hay dos comuneros, las demás personas no son de Totoral, no son de nuestras raíces, por lo tanto se agarraron mal, o sea, no es válido lo que ellos han hecho.
-¿Han intentado sobornarla?
-En enero de 2011 tuvimos una reunión y yo les dije que no necesitaba que me coimearan, que yo no me vendo y mi pueblo tampoco. Una vez terminada esa sesión me fui a Totoral. Al otro día, un sábado, a las cinco de la mañana, siento un bombazo, y pensé que asesinaron a alguien o que me iban a cargar a mí algo malo. Prendo la vela, salgo de mi casa y vi que estaba mi taller en llamas; me habían tirado una bomba incendiaria, intenté apagar el fuego y me fui a buscar un teléfono. En ese entonces estaba Milton Morales de presidente y le pedí por favor que llamáramos a Carabineros y a Investigaciones, eso fue como a las seis de la mañana. Llegaron más o menos como a la una de la tarde y los hice pasar, les pedí por favor que entraran y revisaran todo y que investigaran a fondo. Hasta hoy día no sé quiénes fueron y no hay culpables.
-¿Y a otros comuneros los han amedrentado?
-A otros comuneros les degollaron unas cinco vacas, también se perdieron como 32 cabras. Además, teníamos los límites marcados con nuestros letreros y los arrancaron de cuajo.
LA TRAICIÓN DE LA CONCERTACIÓN
-¿Qué siente al saber que hubo personeros de la Concertación, a los cuales usted ayudó, que después aparecieron apoyando a Castilla?
-Es muy doloroso que Marcos López, el ex alcalde de Copiapó, nos traicionara. Le hicimos la campaña y después, entre gallos y medianoche, cambió el uso del suelo para permitir el proyecto. También es doloroso saber que la ex Intendenta del gobierno de (Michelle) Bachelet, Viviana Ireland, está trabajando ahora en una de las mineras que tiene Castilla.
¿Qué sensación le provoca eso?- descontamina.cl
-Sentimientos dolorosos. Dan cuenta de que parte de la Concertación tiene muchas culpas en muchas cosas turbias, a espaldas de la ciudadanía, porque si estás ofreciendo algo y estás haciendo otra cosa, esa es una falta de respeto. La Concertación tiene que asumir sus culpas.
LAS REDES QUE SE ARMAN
-¿Van a esperar el resultado de la Corte Suprema respecto de Castilla o harán movilizaciones?
-Las movilizaciones no tienen por qué parar. Para eso está la Mesa Social Atacama contra la termoeléctrica Castilla, que se formó hace dos años atrás con gente de Huasco y Vallenar. También está la Mesa de Trabajo contra Barrick Gold. Estamos unidos y participan la Junta de Vecinos, las organizaciones de salud, los profesores y los alumnos.
-¿Por qué cree que en Chile estamos viviendo estos conflictos?
-Veo cada vez más, especialmente en este Gobierno que ofrece el mundo de Bilz y Pap, pero no ha cumplido nada de lo que prometió. Con las movilizaciones del 2011 en adelante el país ha madurado y está cansado de aguantar.
-El Gobierno, los empresarios y los medios dicen que los proyectos energéticos son para evitar una crisis, ¿les cree?
-Los chilenos no necesitamos esas cantidades inmensas de energía que dicen que hacen falta, menos acá en la región. Esa energía es para las grandes mineras extranjeras, a las cuales les entregamos todas nuestras riquezas, porque el único que deja el excedente acá es Codelco que es una empresa de todos los chilenos. Los demás lavan sus dineros en los paraísos fiscales.
-¿Cómo la afecta eso?
-Soy nortina, sé que tenemos todas nuestras riquezas, nuestras aguas y son nuestras, de Chile; ¿por qué nos vienen a succionar, por qué nos vienen a flagelar? Para mí la tierra en donde nacemos todos es nuestra segunda madre, es donde tú das los primeros pasos y donde aprendes a amarla, y eso es para mí, mi región, mi gente, Totoral, y es por eso que es esta lucha.
-¿Qué mensaje le entregaría a las nuevas generaciones?
-Hay que salir a las calles con fortaleza y unidad. Nosotros tuvimos una nacionalización del cobre, tiene que haber una regionalización y, a la vez, una re-nacionalización. Los políticos tienen que preguntarnos, porque así como nos piden el voto y nos cuentan un cuento, a veces, yo no digo que son todos, pero hay que tener ese compromiso. No tengo nada contra los ricos ni contra los empresarios, pero hay que ver cómo va la mano, unos muy pobres y otros muy ricos que se quedan con todo. En estos momentos, si hablamos una pincelada sobre la educación, deja en verdad mucho que desear, y en salud, olvídese, es algo terrible. En eso estamos, enseñando a que seamos personas con gallardía. Quiero felicitar a los mapuches por luchar; los pueblos indígenas -changos, diaguitas, coyas, etcétera- merecen nuestro respeto. Tenemos que luchar por la vida, por defender nuestras riquezas, que las negociaciones sean para favorecer a la gente local. Que se reconozca y valorice el trabajo de los campesinos, de la gente de mar. Si amas tu Chile, a tu gente, debes luchar para que seamos respetados y gocemos de nuestras riquezas; hay mucho potencial turístico en nuestros territorios.
Por Cristian Sotomayor Demuth
El Ciudadano Edición 124 - Imagenes: elirreverente.cl