Minería y embalses amenazan los ecosistemas de Brasil



Nuevas leyes amenazan con permitir la construcción de grandes presas y la explotación minera en zonas hasta ahora protegidas, con graves consecuencias para los ecosistemas y para la población indígena. 

 Los ciudadanos brasileños acaban de reelegir a Dilma Rousseff para un nuevo mandato y, en este contexto, un grupo de científicos brasileños y británicos ha visto la ocasión propicia para llamar la atención sobre el cambio de políticas que en los últimos años está amenazando el liderazgo mundial del gigante sudamericano en la conservación de la naturaleza. Nuevas leyes amenazan con permitir la construcción de grandes presas y la explotación minera en zonas hasta ahora protegidas, con graves consecuencias para los ecosistemas y para la población indígena. En las últimas dos décadas, Brasil ha destacado en la protección del medio ambiente y ha recibido elogios por expandir sus áreas protegidas y reducir la deforestación del Amazonas. El país sudamericano disfruta de la mayor red de zonas protegidas del mundo, que suman 2,2 millones de kilómetros cuadrados, un 12,4% del total mundial. Sin embargo, desde 2008 Brasil ha perdido 44.100 kilómetros cuadrados de áreas protegidas que han sido descatalogadas y en la actualidad otros 21.000 están amenazados por distintos proyectos que ya se debaten en el Congreso Nacional. Joice Ferreira, científico del instituto de investigación agrícola Embrapa y principal autor del artículo, pide que el nuevo gobierno electo aclare la situación y mantenga a Brasil “en la senda del desarrollo sostenible”. En su opinión, cualquier proyecto debe ser sometido a un análisis integral a largo plazo sobre posibles impactos ambientales y sociales, teniendo en cuenta que las áreas protegidas son la mejor manera de garantizar la conservación de la biodiversidad brasileña, de una riqueza extraordinaria. Hasta ahora, la expansión de la agricultura no planificada suponía la gran amenaza, pero el potencial que tienen la energía hidroeléctrica y los recursos minerales para el desarrollo del país representa ahora un enemigo mucho más feroz para el medio ambiente. “En el Amazonas aún queda un 80% de vegetación nativa, pero al mismo tiempo es la región que tiene los recursos naturales más abundantes, incluidos los minerales y la energía hidroeléctrica”, advierte Joice Ferreira. Sin embargo, la situación no es muy diferente en otros biomas mucho más amenazados, como el Bosque Atlántico, que sólo conserva el 10% de su vegetación original debido a la deforestación que han provocado, precisamente, actividades como la minería. Las áreas registradas como de interés para la minería incluyen más de 34.000 kilómetros cuadrados de las actuales áreas protegidas, casi el tamaño de Suiza, entre las que se encuentran distintas categorías, como parques naturales, reservas biológicas y refugios de vida silvestre. 
El consentimiento de los pueblos indígenas 
Para los pueblos indígenas, la situación también sería dramática. Un ejemplo específico es el de los Kayapó, en el estado de Pará, cuyas tierras se superponen en más de 11.000 kilómetros cuadrados con los territorios registrados como de interés para la minería. Aunque la Constitución brasileña establece que las actividades mineras solo se permiten con la autorización del Congreso Nacional y el consentimiento de los pueblos locales, existe un proyecto de ley para que esta actividad tenga una nueva regulación y muchas dudas entre los expertos sobre cómo asegurarse de que, efectivamente, el posible consentimiento de los indígenas es verdaderamente libre. En términos generales, el 28% de las tierras indígenas se superponen con áreas de interés minero, lo que supone más de 281.000 kilómetros cuadrados, más que la superficie del Reino Unido o el estado de São Paulo. Una buena muestra de cómo el desarrollo va socavando la protección de muchos espacios es que algunos parques naturales y otras reservas se han reducido para permitir la construcción de embalses, especialmente, a lo largo del río Tapajós, en Pará. Estos cambios se realizan mediante órdenes ejecutivas del Gobierno brasileño. 
Los científicos que firman el informe de Science consideran que las medidas tratan de mitigar los efectos de estos proyectos no son efectivas y que las grandes obras involucrarían a miles de trabajadores, lo que provocaría un rápido crecimiento de la población local y la necesidad de nuevas infraestructuras, que a su vez contribuirían a una mayor deforestación. Para colmo, más allá de estas amenazas tangibles, los especialistas están preocupados por el ejemplo que puede dar al mundo el país que más ha hecho en los últimos tiempos por adoptar políticas de protección y desarrollo sostenible. La motivación y el apoyo de otras naciones al medio ambiente pueden verse muy afectados. 
Beneficios difíciles de evaluar 
Los autores del artículo lamentan que los gobernantes solo piensen en la economía a corto plazo. “Es fácil de evaluar los beneficios monetarios directos de la minería o de las presas, pero muy difícil evaluar los beneficios indirectos que puede acumular la naturaleza”, señala Ferreira. Para colmo, “las áreas protegidas han sido vistas como un impedimento para el desarrollo por muchos legisladores y grupos de presión” y las energías renovables y las actividades económicas alternativas parecen difíciles de implementar. La esperanza es que la visión vaya cambiando ante la evidencia de las consecuencias dramáticas que comienzan a tener las acciones del hombre. Por ejemplo, parece existir un vínculo directo entre la cubierta forestal amazónica y las precipitaciones en el Sureste de Brasil. La ruptura de ese ciclo hidrológico ya se ha traducido en “un claro ejemplo”, asegura el científico de Embrapa, “la grave sequía que ha sufrido São Paulo en 2014”. En cualquier caso, combinar el desarrollo económico con la protección del medio ambiente y los derechos de los pueblos indígenas es “esencial a largo plazo”, declara. Los expertos solicitan que en cualquier decisión se tengan en cuenta los efectos ambientales y sociales y advierten de que “una vez que se toman las decisiones, disminuyen las posibilidades de las generaciones futuras”. 

Fuente original: http://www.agenciasinc.es/  - Fotos: www.veoverde.com - www.veoverde.com
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Embestida minera en Brasil: un esquelense entre afrodescendientes
El abogado Gustavo Macayo participó del Seminario sobre los Derechos de las Comunidades Afrodescendientes, Sobrevivientes a la esclavitud, que se desarrolló en la localidad de Sêrro, Estado de Minas Gerais. El evento estuvo organizado por la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais (PUC) y contó con la participación de comunidades negras, sociólogos, abogados, historiadores y docentes, entre otros. Macayo intervino en el panel referido a “Los emprendimientos económicos (mineración y estancieros) y la protección jurídica del territorio de las comunidades tradicionales”

Por Gustavo Macayo

Estuve participando de un seminario sobre los derechos de las comunidades afrodescendientes, sobrevivientes a la esclavitud, en la localidad de Sêrro, Estado de Minas Gerais, Brasil, durante los días 30, 31 de noviembre y 1º de octubre. La actividad estuvo organizada por la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais (PUC) que dicta la carrera de Derecho, y tuvo participación de comunidades negras, sociólogos, abogados, historiadores, docentes, etc.
El centro de la cuestión es la problemática actual que enfrentan los territorios de la región, con el arribo de las Multinacionales Mineras, que desde hace más de seis años han comenzado su actividad silenciosamente, y hoy las poblaciones rurales y urbanas se enfrentan a una verdadera devastación, muy parecida a la que sufren los vecinos de Catamarca y San Juan. Particularemente, el municipio de Conceiçâo do Mato Dentro está soportando la extracción de hierro, con la construcción de un mineroducto, todo operado por la Anglo-American Gold , que en los últimos meses ha dejado directamente sin agua a la población.
Respecto a los asentamientos poblacionales de comunidades negras descendientes de los esclavos africanos escapados, (llamadas quilombos, y que son actualmente comunidades agrícolo-ganadero-artesanales) superan el número de 4.000 en todo Brasil, y unas 430 solamente en Minas Gerais.
Como ellos están amparados por el Convenio 169 de la OIT para Pueblos Indígenas y Tribales, tienen entre otros derechos, el de ser reconocidos como Comunidades Tribales, el título comunitario de sus tierras ancestralmente ocupadas, y sobre todo, el derecho a Consulta Previa respecto a cualquier proyecto que afecte sus territorios y/o intereses.
Si bien es una lucha que está en un momento fundacional, y sin dudas será durísima, es por demás interesante el proceso. Yo estuve participando de un panel el día 30, referido a “Los emprendimentos económicos (mineración y estancieros) y la protección jurídica del territorio de las comunidades tradicionales (indígenas e quilombolas): reflexiones sobre la toma de conciencia, movilización popular y estrategias políticas e jurídicas de defensa del derecho al territorio de las comunidades tradicionales.”
Para mi presentación, utilicé un power point, muy completo, que gentilmente me pasó Viviana Moreno, y que gracias a la colaboración de mi hija Nayara (quien también me acompañó pasando las imágenes) conseguimos traducirlo al portugués, donde se resume la lucha de la comunidad de Esquel y los impactos socio-económicos-ambientales de la Megaminería Transnacional. También distribuí entre los presentes carteles del NO A LA MINA – PATAGONIA REBELDE, con la bandera argentina, de nuestra asamblea, que me proveyó Chuni Souza.
El saldo fue altamente positivo, el aporte fue muy bien recibido, y seguramente tendrá una continuidad ya que existe un grupo de gente capacitada y comprometida como para hacerlo. Desde ya que la actividad fue espiada, fotografiada y grabada de diferentes formas por gente de la empresa minera, como pasa siempre. Tampoco faltan muchas de las peores prácticas que ya conocemos de las numerosas empresas mineras que operan en este enorme territorio mineral (corrupción, soborno, aprietes, propaganda engañosa, apropiación de las instituciones y funciones públicas, etc.) Además en el evento hubo actividades artísticas y culturales, (como música, danza, teatro, exposición de artesanías, crónica histórica) donde participaron gente de las comunidades quilombolas.
El evento se realizó en un amplio auditorio de la Universidad con capacidad para 250 personas, que estuvo casi siempre completo, con asistencia de estudiantes, profesores, y público de diferentes lugares.

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