MANIFIESTO De la 37º Asamblea de la Red Nacional de Acción Ecologista "RENACE"
31 de octubre al 2 de noviembre de 2014
Buenos Aires, Argentina
De la minería y las políticas extractivas
RENACE manifiesta su mas enérgico rechazo a las acciones, planes y proyectos que está impulsando el Estado Nacional a través de los representantes en el gobierno hacia la destrucción de las fuentes de vida, agua, suelo y aire. Rechazamos el empeño en seguir promoviendo como política de estado la megaminería hidroquímica y radioactiva, la energía nuclear (desde la minería del uranio, creación de nuevas centrales nucleares sin repositorios nucleares), la promoción y explotación de hidrocarburos con la técnica de fractura hidráulica, el plan agroalimentario argentino 2020 (PEA) y su correlato con la creación de nuevos eventos transgénicos, la nueva ley propuesta de semillas y la ley de agronómicos; la instalación de grandes represas (solo por nombrar algunos puntos) marcan una política ambiental errada en clara violación de derechos humanos y ambientales fundamentales, política que impacta en la salud de la población en general y en el territorio.
Cuando la ciencia deja de serlo
RENACE lamenta las declaraciones de quienes señalan que los ecologistas basamos nuestros reclamos en estudios que no son científicos. Afirmamos que los que no son serios ni científicos son los estudios e investigaciones que esgrimen quienes promueven el sistema agroalimentario basado en cultivos transgénicos, la explotación no convencional de petróleo, la megaminería, la energía nuclear, la incineración de residuos, y otras prácticas insustentables y contaminantes.
La ciencia deja de ser ciencia cuando prioriza los intereses de las empresas y el capital privado concentrado, con investigaciones propias confidenciales, realizadas por laboratorios o personas vinculadas a las mismas empresas, para fundamentar el impacto a la salud y la vida, amparados en un estado ausente que no ejerce el control sobre la integralidad de los riesgos y daños, que omite el principio precautorio y se maneja por fuera de las necesidades humanas y a la licencia social.
Ley de Semillas
Entre los distintos aspectos que marcan el avance del saqueo y la contaminación que provoca el agronegocio se encuentra el intento de aprobar una nueva Ley de Semillas, que impulsada por Monsanto desde al año 2012, se está discutiendo a puertas cerradas con los sectores corporativos al interior del Ministerio de Agricultura.
La RENACE se opone a la modificación de la Ley de Semillas a partir del rechazo frontal a cualquier intento de apropiación de la vida con los derechos de propiedad intelectual y por ese motivo es parte e impulsa la Campaña “No a la nueva Ley Monsanto de Semillas en Argentina” junto a más de 100 organizaciones sociales, campesinas y políticas de todo el país.
El anteproyecto impide el denominado “uso propio” de las semillas, al limitar la posibilidad de “guardar semilla” para la siguiente cosecha e ilegaliza o restringe gravemente prácticas que han estado en vigencia desde los inicios de la agricultura, abriendo las puertas para que se profundice la expropiación y privatización de la biodiversidad agrícola y silvestre de Argentina y fortalece aún más la posibilidad de apropiación al extender por veinte años el derecho de obtentor. Fortalece un sistema policial para asegurar que las disposiciones de la Ley se observen “adecuadamente” y permite el decomiso y embargo de los cultivos y cosechas de quienes sean acusados de no cumplir con la Ley considerándolos, además, delitos penales.
La RENACE seguirá trabajando junto a todas las organizaciones comprometidas con la Soberanía Alimentaria por que las Semillas sean reconocidas como un Patrimonio de los Pueblos al servicio de la Humanidad y no como una mercancía en manos de las corporaciones.
Patentamiento de la vida
El patentamiento de las especies vivas es la mercantilización definitiva del mundo y sus habitantes. Los "derechos de propiedad intelectual" sobre el material genético es la ocupación territorial solapada, por parte de las corporaciones. Es la nueva estrategia planetaria de colonización y conquista. La apropiación "legalizada" de los seres vivos, desde la investigación y conocimiento genético, no solo es mercantilizar el mundo vivo, sino que es además un movimiento geopolítico descomunal; la "fiesta criminal" del despilfarro saqueador de regiones enteras practicado, anuncia rupturas de ciclos vitales, sequías e inundaciones alternadas, pérdidas de suelos fértiles, agotamiento progresivo de caladeros de pesca marina y de aguas dulces, disminución diaria de diversidad biológica y cultural, escasez creciente de aguas para consumo. En ese escenario desolador, la biotecnología, expresando principalmente a los centros políticos hegemónicos mundiales, invade el territorio genético global, artificializa el vivir, y pretende incrementar el control sobre la vida planetaria. Rechazamos la pretensión de las élites mundiales de instalar un "código de barras" en cada uno de los seres vivos.
Tierras urbanas y públicas
La RENACE condena el avance de los intereses económicos probados especulativos sobre parques, plazas y tierras públicas urbanas como las ferroviarias, amparados en figuras como de “asociación en iniciativas público-privadas”. Pretenden mostrar como soluciones al problema urbano la construcción de más cocheras, centros comerciales, generando externalidades negativas a corto plazo que impactan directamente en la población. Este asalto a las tierras públicas urbanas se complementa con la apropiación de los territorios rurales en nuestro país.
Hacia un sistema agroalimentario agroecológico, sostenible y solidario
Desde la RENACE promovemos el cambio del sistema agroalimentario transgénico dominante a causa de los daños y los riesgos ambientales, sociales y económicos que genera.
Los cultivos transgénico ocupan más de 25 millones de hectáreas en la Argentina, casi las tres cuartas partes de la superficie total cultivada llegando hasta el borde mismo de los lugares donde la gente desarrolla su vida. Se sustenta en argumentos fraudulentos, en lo que hace a las propias semillas y a los agrotóxicos para su producción. Articula con complejos agroindustriales concentrados en grandes corporaciones vinculadas al comercio mundial de alimentos, insumos y tecnología, la distribución de los alimentos y mecanismos financieros como los pool de siembra.
Desde el punto de vista ambiental altera el funcionamiento de los ecosistemas por la liberación al ambiente de semillas transgénicas y los biocidas asociados; modifica fuertemente los procesos ecológicos esenciales, el equilibrio biológico entre especies y el ciclo de nutrientes. Estas alteraciones impiden la recreación de las condiciones naturales de reproducción; se busca el reemplazo de estas funciones ecosistémicas con el uso cada vez mayor de agroquímicos biocidas y fertilizantes, siendo además el principal responsable de la generación antrópica de los gases de efecto invernadero.
Desde el punto de vista social y económico, pone en riesgo la soberanía alimentaria. Concentra el control de la producción, comercialización y utilización de insumos básicos que promueve este sistema, destruye la biodiversidad y destruye las culturas productivas que reproducían la complejidad ecosistémica. Genera grandes impactos en la salud de la población afectada por los biocidas, desplaza población rural, y pone en riesgo la sostenibilidad económica integrada del sistema productivo. Todo, para producir alimentos de menor valor nutricional conteniendo residuos de biocidas.
Desde la RENACE proponemos y promovemos, como tantos investigadores, productores, campesinos y consumidores, un sistema agroalimentario agroecológico, familiar, campesino y solidario y diversificado, inclusivo, que recupere la soberanía alimentaria y preserve las funciones ecosistémicas de los sistemas productivos. Que produzca alimentos sanos, naturales, sin biocidas ni eventos transgénicos, lo más cerca posible de los lugares donde serán consumidos. Se trata de una cuestión de sobrevivencia.
Agua por gas y petróleo = fracking no!
Todo cuanto hace al fracking de Vaca Muerta se desarrolla a costa del uso y la contaminación del agua de los ríos Limay, Neuquén, Negro, y del ya empetrolado río Colorado en Patagonia.
Usar y contaminar agua de nuestros ríos para permitir el proceso de fractura hidráulica horizontal o fracking en el yacimiento de gas y petróleo no convencional es una actitud incongruente, amoral y ecocida, en perjuicio de las próximas generaciones.
Resignar agua por gas y petróleo significa destrucción; una acción absurda promovida por el gobierno y sus aliados en el poder legislativo y judicial; técnicos, empresarios, gremios y referentes entregados a sostener un sistema inviable en el tiempo. Es enorme la estructura de corrupción que sostiene al fracking. RENACE decide ir en su contra, avanzando a favor del agua.
Aliados a través de la sed y convenidos en cuencas, hemos de apropiarnos del agua sosteniendo el valor natural del
agua como esencia de vida.
Sin agua no hay fracking. RENACE rechaza los proyectos que canjean agua por gas o petróleo, pues el agua es la Vida.