‘Manejo Sostenible de los Bosques’: el ‘cambio’ que continúa destruyendo


Editorial del WRM

El año 2014 parece batir el ‘récord’ en declaraciones internacionales en las cuales los signatarios se comprometen a reducir drásticamente la deforestación e incluso a detenerla. Lo que llama la atención es que, en todas ellas, aparece el apoyo de grandes empresas transnacionales vinculadas al sector de plantaciones de árboles para la producción de celulosa así como para la plantación y procesamiento industrial de la palma aceitera, además de instituciones vinculadas al capital financiero. Además de ello, siempre hay participación de ONGs.

El WWF ha sido una de las ONGs más activas en ese sentido. Hace aproximadamente 20 años, lideró una de las primeras iniciativas para “salvar a los bosques tropicales” que tocaba el tema de la extracción de madera, que es una de las principales causas de la deforestación. La iniciativa se llama ‘Red Global de Bosques y Comercio Forestal’, una asociación con empresas madereras “para promover el comercio global de productos madereros ‘legales y sustentables’, ayudando a las empresas a producir y comercializar productos madereros ‘certificados con credibilidad’”. (1) La Red defiende la certificación forestal del Consejo de Manejo Forestal (FSC, por su sigla en inglés), o sea, el ‘Manejo Sostenible de los Bosques’ (MSB) como el camino a seguir. El WWF resume eso como “usar a las empresas para impulsar el cambio”. (2) El tema del ‘MSB’ tendrá un destaque especial en este boletín.
Sin embargo, cuando grandes empresas capitalistas se comprometen a algún ‘cambio’ que no forma parte de su misión empresarial, solamente suelen hacerlo cuando ven que ello no obstaculiza su principal objetivo, que es aumentar y expandir los negocios para generar mayores ganancias para sus accionistas e inversores. De hecho, ninguna de las declaraciones e iniciativas voluntarias sobre deforestación que las empresas responsables firman propone que sus negocios, que son una causa directa de la deforestación, se reduzcan o limiten. He aquí la primera gran contradicción de estas declaraciones e iniciativas. El artículo sobre Indonesia en este boletín muestra cómo las formulaciones en las declaraciones y políticas de conservación de los bosques realizadas por las empresas están distantes de la práctica, lo que muestra la continuidad de la destrucción forestal como resultado de los planes de expansión.
Otra característica de las empresas capitalistas es su búsqueda constante de nuevas oportunidades de negocios, con una capacidad enorme de transformar las crisis en oportunidades. Con relación a la extracción de madera tropical, en especial, y a la devastación resultante, la retórica del ‘MSB’ –estimulado y abrazado por agentes del capital, como instituciones financieras, la ONU a través de la FAO y gobiernos- abrió nuevas oportunidades de mercado para esa ‘nueva’ forma de producción ‘sustentable’. Muchos miles de millones de dólares fueron puestos a disposición para el ‘MSB’, principalmente por el Banco Mundial.
Según la Organización Internacional de Maderas Tropicales (ITTO, por su sigla en inglés), en 2011 ya había 131 millones de hectáreas de bosques tropicales con algún ‘plan de manejo’ y 53 millones de hectáreas donde se practica el ‘MSB’ (3). Este es un número significativo, considerando que el área total de bosques tropicales en el mundo es de aproximadamente 600 millones de hectáreas (4). Pero ¿será que todos esos planes son efectivamente capaces de conservar los bosques tropicales? Un primer argumento que pone esto en duda es el simple hecho de que la exportación de la madera tropical mueve, en los países del Sur, de acuerdo con la ITTO, casi US$20 mil millones al año (5) – un valor nada despreciable. Las empresas ciertamente prefieren adecuarse a los nuevos tiempos de la extracción con ‘planes’, extrayendo de forma ‘legal’ y/o ‘sustentable’, que renunciar a un negocio que involucra tanto dinero y donde la materia prima, además de estar pronta para ser cortada y llevada, todavía es bastante abundante, por lo menos por ahora.
Los defensores del ‘MSB’ siempre argumentan que éste generaría renta, combatiría la pobreza y conservaría el bosque, todo al mismo tiempo. Para averiguar eso, realizamos recientemente un estudio de caso en el lugar donde ocurrió el primer proyecto de ‘Manejo Sostenible de los Bosques’ del mundo: el estado de Acre, en Brasil. Este primer proyecto fue promovido por la ITTO desde 1989. Actualmente el gobierno de Acre continúa incentivando el modelo de ‘MSB’ y la certificación FSC, ahora también con el manejo ‘comunitario’.
Algunas conclusiones de nuestra visita fueron (6):
– Se trata de una actividad subsidiada por el Estado brasilero mediante préstamos bancarios a nivel nacional, como del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), e internacional, como del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en beneficio principalmente de las empresas madereras;
– El ‘MSB comunitario’, en el que la extracción de madera es administrada por las comunidades, es una propuesta de afuera para adentro. Los ingenieros forestales están al mando del manejo de los territorios de las comunidades, imponiendo lo que la comunidad puede y no puede hacer dentro de su propio territorio;
– La propuesta del ‘MSB comunitario’ no mejora las utilidades de la comunidad, hasta entonces basada en productos forestales no madereros. Mientras un miembro comunitario recibe aproximadamente US$25 por metro cúbico de madera extraída, la empresa que vende para el exterior consigue ganar aproximadamente 100 veces más en el puerto de exportación;
– La propuesta del ‘MSB’ genera relativamente pocos empleos. Por la complejidad del negocio, el manejo es cada vez más controlado por empresas que traen personas de afuera;
– La propuesta del ‘MSB’ no garantiza la conservación del bosque. La regeneración sugerida por sus promotores es cuestionada por las observaciones empíricas de las comunidades y por científicos que realizaron investigaciones con la comunidad;
– El incentivo para explotar la madera representa un cambio en el modo de vida de las comunidades y su relación con el bosque. Antes la madera solo era extraída para uso doméstico/local.
Una oportunidad adicional para las empresas madereras que practican el ‘MSB’ es vender el carbono almacenado en el llamado ‘bosque en pie’, mediante el mecanismo de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de bosques (REDD+). El REDD+ fue creado en 2010, incluyendo, entre otras, esa modalidad del ‘MSB’. En Acre, llegamos a encontrar empresas de consultoría que buscan cuantificar la cantidad de carbono en las áreas del ‘MSB’. Hay incluso madereras que afirman que un bosque de donde se extraiga madera de forma ‘sustentable’ tendría más capacidad para almacenar carbono que un bosque sin extracción de madera.
La oportunidad del carbono está principalmente en el hecho de que los que idealizan a REDD+ esperan que funcione en el futuro mediante mercados de carbono, o sea, que la oferta de créditos de carbono del bosque sea capaz de atraer a inversores de los mercados del capital financiero. Esto profundizaría todavía más la dominación de los mercados financieros sobre la economía de producción, involucrando fondos de inversión diversos que hoy ya invierten en las tierras que una empresa controla, en la producción extraída encima de esas tierras y en las ventas futuras de producción. El capital financiero, a través de sus diferentes ‘papeles’ – ‘activos’- mueve hoy por lo menos 5 veces más dinero que el capital productivo. Que el capital financiero negocie también con el carbono y otros servicios ‘ecosistémicos’ significa más especulación y oportunidades de ganancias para ese capital, principalmente en la medida en que los bosques se vuelvan cada vez más escasos. Esa es exactamente la tendencia, porque todo indica que las empresas petroleras, mineras, madereras, etc., continuarán avanzando sobre los bosques tropicales.
Conservar los bosques tropicales depende esencialmente de reducir las presiones sobre los bosques. Para ello, solamente puede ayudar un tipo de cambio: cambiar el sistema actual de producción, algo que, como constatamos, no es abordado en la gran cantidad de declaraciones y compromisos para reducir la deforestación. Si se concretara un acuerdo sobre REDD+ a nivel de la ONU, el resultado será la creación de cada vez más áreas donde las comunidades perderán el control territorial, en beneficio de negocios de carbono y de empresas madereras, en las llamadas áreas de ‘bosque en pie’.
Cabe destacar que muchas veces oímos la afirmación de que el ‘MSB’ sería una demanda de los consumidores, que ellos quieren la conservación de los bosques tropicales. Sin embargo, la historia muestra que la demanda de la ‘sociedad de consumo’ es algo incentivado, en especial, por las empresas interesadas en garantizar sus ventas y aumentar ganancias. Más aún tratándose de productos de maderas tropicales que, además de no ser esenciales para la sociedad, tienen un alto valor comercial y son vendidos a precios altos cuando se transforman en productos de lujo para una pequeña élite de consumidores en países de Europa, América del Norte y Asia.
Con el ‘MSB’ se están imponiendo, una vez más, desde el Banco Mundial, la FAO, las empresas transnacionales, una porción de ONGs y gobiernos, una falsa solución para la crisis de la destrucción forestal, afectando a comunidades que dependen de los bosques y beneficiando a un pequeño grupo de empresas y consultores. Todavía será larga y difícil la lucha de comunidades – como la lucha de los indígenas tupinambá destacada en este boletín – que defiendan su territorio para poder manejar sus bosques de forma colectiva y autónoma. Hace mucho tiempo que esas comunidades cuidan los bosques con mucha sabiduría y conocimiento y respeto por lo que de hecho es un bosque, algo que no aparece en los ‘planes de Manejo Sostenible de los Bosques’, ya que éstos apuntan antes que nada a la generación de ganancias.
Fuente:  Boletín 207

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