REDD+ y el mito del ‘Manejo Sostenible de los Bosques’




Mito: el Manejo Sostenible de los Bosques reducirá las emisiones de los bosques y posibilitará un desarrollo sostenible.

Las negociaciones de la ONU en torno al clima incluyeron el concepto de ‘Manejo Sostenible de los Bosques’ en los acuerdos de 2010 en Cancún, México, bajo un concepto llamado REDD+, “Reducción de las Emisiones derivadas de la Deforestación y la Degradación de los bosques, la conservación, la gestión forestal sostenible y el aumento de las reservas forestales de carbono en los países en desarrollo” (1). Bajo REDD+, el Manejo Sostenible de los Bosques se promueve como una forma de lograr la reducción de emisiones. Sin embargo, la realidad es que este mito permite que la tala destructiva y a menudo ilegal continúe impunemente.
Actualmente, todo el mundo practica un ‘Manejo Sostenible de los Bosques’. Hasta la compañía malaya Rimbunan Hijau, una de las compañías madereras más destructivas del mundo (2), aduce en su sitio web que practica el ‘Manejo Sostenible de los Bosques’ y que al “invertir en plantaciones de árboles” la empresa “contribuye a que Malasia sea más ecológica” (3). Las empresas siguen promoviendo la idea de que las plantaciones de monocultivos pueden ser ‘sostenibles’. Rimbunan Hijau incluso dice que “planta bosques”. La propia ONU también considera que las plantaciones industriales de árboles son bosques. Esto es, sencillamente, un error flagrante. Las plantaciones no son bosques. Los bosques contienen diversas redes de vida y las plantaciones carecen de biodiversidad y tienen suelos y corrientes de agua contaminados. Esto pone en peligro a las comunidades indígenas y a todas aquellas que dependen de los bosques, además de agravar el problema del cambio climático.
Como señala Patrick Alley, de la ONG Global Witness, en una reciente charla, el término ‘Manejo Sostenible de los Bosques’ es un “pequeño eufemismo desagradable” (4). La industria maderera ha logrado presentarse como una empresa prácticamente filantrópica, que trae empleos y desarrollo. Alley explica que “la industria de la tala industrial en los trópicos puede dividirse en dos categorías: la criminal y la legítima. La criminal es criminal. Y la legítima es casi igual, pero con mejores relaciones públicas”.
La industria maderera ha contado con mucha ayuda para sacar adelante este crimen perfecto, como lo describe Alley. La constante tala en los trópicos ha sido incluso alentada con el dinero de los contribuyentes. Durante nueve años hasta junio de 2011, el Banco Mundial volcó US$4.100 millones en el sector de la explotación maderera. Una revisión de 2013 por el Grupo de Evaluación Independiente encontró que en general estos proyectos no han logrado revertir la pobreza o beneficiar a las comunidades locales (5).
Como era de esperar, la administración del Banco rechazó las críticas y el dinero del Banco Mundial continúa llegando (6). En agosto de 2013, el Banco anunció que estaba repartiendo US$31,83 millones para el “Manejo Sostenible de los Bosques y participativo” en Laos (7). Éste es un país cuyos bosques han sido devastados por la tala ilegal, la cual no muestra señales de detenerse hasta haber talado el último bosque (8). Sin embargo, en lugar de apoyar iniciativas para rodear a los criminales que realizan la tala ilegal, el Banco Mundial está destinando aún más dinero en poco más que un maquillaje verde para que continúe la explotación maderera.
Un video sobre la tala industrial en la República Democrática del Congo, realizado por Global Witness, muestra los efectos de esa actividad en el país, la cual cuenta con el respaldo del Banco Mundial y de donantes internacionales (9). Una y otra vez las comunidades hablaron de las empresas explotadoras, de los daños que causaron a los ecosistemas y a sus medios de vida y sustento, de la falta de beneficios para ellas, y del aumento de los conflictos y la violencia. Es imposible no ver la contradicción entre los programas de ‘Manejo Forestal’ que alegan reducir la deforestación, y la destrucción social y ambiental causada por la industria maderera en la República Democrática del Congo.
Recientes investigaciones conducidas por científicos de la Universidad de Lancaster revelan que se ha subestimado el impacto de la ‘tala selectiva’ y de los incendios de copa [de los árboles] o incendios aéreos en la Amazonía. (10) La ONG Greenpeace denomina a la tala en la Amazonia como “La crisis silenciosa”, porque los delincuentes blanquean la madera ilegal haciéndola aparecer como legal, con documentación oficial (11). Los defensores del ‘Manejo Sostenible de los Bosques’ argumentan que esto puede lograrse extrayendo solo algunas especies de árboles y dejando el resto del bosque ‘en pie’. Pero, aunque el término de tala ‘selectiva’ suene más benevolente que el de la ‘tala indiscriminada’, en realidad, mayores extensiones de bosques están siendo afectados. Esto tiene enormes implicancias para REDD+, ya que el Manejo Sostenible de los Bosques es una de las partes dentro del ‘plus’ de REDD.
Por otra parte, otro estudio reciente en Kalimantan Oriental reveló que no existe ninguna diferencia entre las emisiones de carbono de las operaciones de tala certificada por el Consejo de Manejo Forestal (FSC, por su sigla en inglés) y las de las concesiones madereras convencionales. En 2009, el FSC formó un Grupo de Trabajo sobre el Carbono de los Bosques, que en noviembre de 2012 elaboró un “marco estratégico de los compromisos del FSC frente al cambio climático” (12). Uno de estos objetivos es que, el FSC sea reconocido como un sistema creíble de conservación y captura del carbono forestal con el fin de que los participantes apuesten a la certificación del FSC. Sin embargo, el FSC tiene un historial controvertido (13), como resultado de la certificación de monocultivos de árboles y de operaciones de tala destructivas, así como de su fracaso en lograr que sus organismos de certificación cuenten para algo.
En 2011, los profesores Bradshaw y Laurence co-produjeron un trabajo titulado “Los bosques primarios son insustituibles para el sostenimiento de la biodiversidad tropical”, que fue publicado en la revista Nature (14). Laurence escribió en el sitio web de ALERTA que, “tan solo Indonesia tiene al menos 35 millones de hectáreas de bosques talados selectivamente – un área más grande que Alemania – y gran parte de estos bosques talados está desprotegida y es destinada a la agricultura” (15). Bradshaw por su parte dijo en una entrevista que, “Es una locura considerar que hay una tala con ‘menores emisiones’, ya que los bosques intervenidos, independientemente de cuál sea la perturbación, nunca son capaces de retener tanto carbono o biodiversidad como los bosques primarios” (16).
Por lo tanto, el Manejo Sostenible de los Bosques implica la expansión y legitimidad de actividades de tala comercial a escala industrial en los bosques tropicales.

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