Feminicidio político en Brasil : los extraños vínculos del clan Bolsonaro con el asesinato de Marielle Franco
Su rostro y su nombre se han vuelto símbolos de lucha en Brasil. Socióloga y política, salida de una favela, negra y lesbiana, Marielle Franco fue asesinada hace dos años, el 14 de marzo de 2018. Los investigadores todavía buscan a los responsables del asesinato. Una de las pistas se detiene en la entrada de la residencia donde viven el presidente Jair Bolsonaro y sus hijos.
Guy Pichard
Domingo 16 de febrero de 2020. Estadio de Maracaná, en Rio de Janeiro. El equipo de Flamengo, campeón defensor del título en Brasil y Sudamérica, disputa un partido de fútbol. El presidente Bolsonaro y varios de sus ministros están presentes. El dirigente de extrema derecha está vestido con la camiseta de su equipo. Este hecho que él quería que fuera triunfal se convierte en error de comunicación cuando suben desde las gradas populares abucheos y silbidos de una parte de la multitud, gritando “fora Bolsonaro”.
Se despliega una pancarta: representa el rostro de Marielle Franco con la pregunta: “¿Cuántos más deben morir para que esta tierra despierte?”. Para ciertos aficionados, pero también para buen número de brasileños, la connivencia de los Bolsonaro, padre e hijo, con los asesinos de la diputada de Rio no alberga ninguna duda. ¿Cómo ha llegado hasta ahí el presidente de la mayor democracia de Sudamérica?
Un asesinato planificado durante meses
El 14 de marzo de 2018 era una noche de otoño brasileño como cualquier otro para la consejera municipal del Partido Socialismo y Libertad (PSOL, izquierda), de 38 años de edad. Tras una reunión sobre el feminismo negro, Marielle Franco retoma el camino de su domicilio hacia las 21.30h., acompañada de Anderson Gomes, su conductor. En la penumbra, más de una decena de disparos suenan en dirección al vehículo con lunas tintadas. La joven recibe cuatro balas de nueve milímetros en la cabeza, y fallece, igual que su conductor, en el acto. La operación es tan organizada como quirúrgica. No hay ningún robo: es claramente una ejecución que lleva el sello de profesionales del crimen. Según la investigación, fue planificada al detalle durante casi tres meses.
¿Por qué asesinar a Marielle Franco? Aparte de su activismo a favor de las mujeres, de la causa LGTB, de los negros y de los habitantes de las favelas, Marielle Franco se enfrentaba también regularmente con la policía de la ciudad, cuya violencia apenas tiene equivalente en el mundo. La policía de Rio de Janeiro mató a más de 1810 personas en 2019, es decir, ¡cinco muertes al día! “Marielle Franco encarnaba las luchas de las lesbianas y gays, de los pobres y de las favelas”, nos resume Renata Souza, diputada del PSOL del Estado de Rio de Janeiro y antigua colega de Marielle. “Esta mujer se situaba en el perfil de las personas ‘potencialmente susceptibles de ser asesinadas’ en Brasil. En nuestro país, siete homicidios de cada diez afectan a jóvenes negros salidos de las favelas”, continúa ella, originaria del mismo barrio que la víctima: el Complexo da Maré, conglomerado de favelas al norte de la ciudad de Rio de Janeiro.
Es al cabo de un año que la investigación –aún en curso- apunta finalmente a la responsabilidad de las milicias en el asesinato de Marielle Franco. Estos grupos paramilitares ilegales, compuestos de policías o ex policías, son los herederos de los escuadrones de la muerte de la dictadura militar. Azotan particularmente a Rio de Janeiro y son conocidos por sus actividades criminales. La familia Bolsonaro mantiene vínculos muy particulares con algunas de ellas, a tal punto que es apodada por determinados brasileños como la “familicia”…
Los asesinos que pasaron por el complejo residencial de Bolsonaro
Durante estos dos años de investigación, numerosas pistas han convergido hacia el entorno de Bolsonaro. Un hecho apenas creíble en primer lugar: la residencia personal del presidente en Rio de Janeiro está localizada en un condominio (pequeño barrio residencial cerrado) de donde salió el coche implicado en los asesinatos. Dos sospechosos –que se encuentran actualmente entre rejas- se encontraban en el vehículo. Son expolicías militares: Ronnie Lessa, el presunto tirador, y Elcio de Queiroz, el conductor. Los dos son miembros de una entidad de la milicia de Rio de Janeiro cínicamente bautizada como Oficina del crimen (Escritório do crime).
El primero, autor de los 13 disparos en el doble asesinato, era incluso vecino del presidente, viviendo en el número 65 y Bolsonaro en el 58… Detalle de orden privado, su hija fue la novia de Jair Renan, último de los hijos Bolsonaro. El segundo, Elcio de Queiroz, que aparecía en selfies a los lados del presidente, visitó el complejo de viviendas para reunirse con el primer sospechoso el mismo día del asesinato. Posteriormente salieron juntos para ejecutar su crimen. Según el registro del condominio, Elcio de Queiroz quería inicialmente visitar la casa de Jair Bolsonaro, ausente ese día.
“La cuestión más importante es quién ha enviado a estos asesinos, saber quiénes son los patrocinadores”
El conserje que apuntó ese detalle más que inquietante, sin embargo, se desdijo de sus declaraciones, pretextando un error por su parte tras la onda expansiva mediática. Después de la difusión de la información en la cadena TV Globo, el presidente mismo había reaccionado, en un largo vídeo en directo, a las 3h.50 hora local en el estilo que le es propio: “¡Mierda! (…) ¡Puta! (…) ¡Basura! ¡Despreciables sin escrúpulos! (…) Es una verdadera cabronada, ¡una cabronada!”. Fuera de sí, Jair Bolsonaro insultó profusamente a los periodistas, yendo incluso hasta a anunciar la futura desaparición de la cadena: “Sois basura, TV Globo, ¡basura! ¡Canallas!”.
Un personaje clave de la investigación asesinado por la policía
El pasado 9 de febrero se desarrolla otro hecho fundamental de la investigación. Concierne esta vez a uno de los hijos del presidente: Flavio. Actualmente senador, pero anteriormente diputado del Estado de Rio, propuso legalizar las milicias en 2007 y fue el único diputado de Rio en votar contra una condecoración póstuma de Marielle Franco.
En el Estado de Bahia, a principios de febrero, una inmensa operación policial desarrollada en el marco de la investigación resulta en la muerte de Adriano Magalhaes da Nóbrega. Un fugitivo que era el jefe de la famosa Oficina del crimen. “Este asesinato es muy preocupante porque la víctima tenía mucha información sobre el tema del asesinato de Marielle”, no duda en destacar la diputada Renata Souza. Es también el perfil de este excapitán del “Bope” (batallón de elite de la policía militar de Rio de Janeiro) lo que intriga.
Su madre y su exesposa trabajaron personalmente en el seno del gabinete de Flavio Bolsonaro. Peor todavía, el hijo mayor del presidente había condecorado en 2005 a Adriano Magalhaes da Nóbrega con la más alta distinción del Estado de Rio, la medalla Tiradentes. Un detalle abrumado es que fue a demanda de su padre, que le calificaba incluso como “héroe de la policía militar”.
Los asesinos identificados… ¿y después?
Ahora que los ejecutores parecen identificados, la investigación debe determinar quiénes son los patrocinadores del asesinato de Marielle Franco. Si esta segunda fase parece atascarse desde hace más de un año, es precisamente el desenlace final de esta sórdida historia lo que espera el pueblo brasileño. En primer lugar la familia de Marielle Franco y su compañera, Monica Benício.
“La cuestión más importante es quién ha enviado a estos asesinos, saber quiénes son los patrocinadores”, nos ha confiado esta última, que ha tenido que renunciar a vivir en la ciudad de Rio por su seguridad. “Hay que comprender que es un crimen político con intereses muy superiores detrás. Y su o sus patrocinadores están de momento a salvo”, añade ella, que no ha dejado desde entonces la lucha, llevada a cabo con los padres de Marielle, para que la investigación finalice, bajo el eslogan “¿Quem Mandou Matar Marielle?”.
Un imperativo, ver a la verdad triunfar, que comparte igualmente Renata Souza: “La no resolución del crimen revela la íntima relación de los políticos con los grupos mafiosos que son las milicias. Eso muestra el poder que gangrena Brasil y debilita nuestra democracia”. Las conmemoraciones por los dos años desde el asesinato de Marielle Franco deberían hacer aumentar la presión popular y mediática sobre la investigación que se estanca actualmente. “Creían enterrarnos pero éramos semillas”, le gustaba decir a Marielle Franco. La ya mártir del Brasil contemporáneo no ha visto detenerse a su palabra y sus luchas con este asesinato, muy al contrario.
Fuente: www.elsaltodiario.com
Guy Pichard
Domingo 16 de febrero de 2020. Estadio de Maracaná, en Rio de Janeiro. El equipo de Flamengo, campeón defensor del título en Brasil y Sudamérica, disputa un partido de fútbol. El presidente Bolsonaro y varios de sus ministros están presentes. El dirigente de extrema derecha está vestido con la camiseta de su equipo. Este hecho que él quería que fuera triunfal se convierte en error de comunicación cuando suben desde las gradas populares abucheos y silbidos de una parte de la multitud, gritando “fora Bolsonaro”.
Se despliega una pancarta: representa el rostro de Marielle Franco con la pregunta: “¿Cuántos más deben morir para que esta tierra despierte?”. Para ciertos aficionados, pero también para buen número de brasileños, la connivencia de los Bolsonaro, padre e hijo, con los asesinos de la diputada de Rio no alberga ninguna duda. ¿Cómo ha llegado hasta ahí el presidente de la mayor democracia de Sudamérica?
Un asesinato planificado durante meses
El 14 de marzo de 2018 era una noche de otoño brasileño como cualquier otro para la consejera municipal del Partido Socialismo y Libertad (PSOL, izquierda), de 38 años de edad. Tras una reunión sobre el feminismo negro, Marielle Franco retoma el camino de su domicilio hacia las 21.30h., acompañada de Anderson Gomes, su conductor. En la penumbra, más de una decena de disparos suenan en dirección al vehículo con lunas tintadas. La joven recibe cuatro balas de nueve milímetros en la cabeza, y fallece, igual que su conductor, en el acto. La operación es tan organizada como quirúrgica. No hay ningún robo: es claramente una ejecución que lleva el sello de profesionales del crimen. Según la investigación, fue planificada al detalle durante casi tres meses.
¿Por qué asesinar a Marielle Franco? Aparte de su activismo a favor de las mujeres, de la causa LGTB, de los negros y de los habitantes de las favelas, Marielle Franco se enfrentaba también regularmente con la policía de la ciudad, cuya violencia apenas tiene equivalente en el mundo. La policía de Rio de Janeiro mató a más de 1810 personas en 2019, es decir, ¡cinco muertes al día! “Marielle Franco encarnaba las luchas de las lesbianas y gays, de los pobres y de las favelas”, nos resume Renata Souza, diputada del PSOL del Estado de Rio de Janeiro y antigua colega de Marielle. “Esta mujer se situaba en el perfil de las personas ‘potencialmente susceptibles de ser asesinadas’ en Brasil. En nuestro país, siete homicidios de cada diez afectan a jóvenes negros salidos de las favelas”, continúa ella, originaria del mismo barrio que la víctima: el Complexo da Maré, conglomerado de favelas al norte de la ciudad de Rio de Janeiro.
Es al cabo de un año que la investigación –aún en curso- apunta finalmente a la responsabilidad de las milicias en el asesinato de Marielle Franco. Estos grupos paramilitares ilegales, compuestos de policías o ex policías, son los herederos de los escuadrones de la muerte de la dictadura militar. Azotan particularmente a Rio de Janeiro y son conocidos por sus actividades criminales. La familia Bolsonaro mantiene vínculos muy particulares con algunas de ellas, a tal punto que es apodada por determinados brasileños como la “familicia”…
Los asesinos que pasaron por el complejo residencial de Bolsonaro
Durante estos dos años de investigación, numerosas pistas han convergido hacia el entorno de Bolsonaro. Un hecho apenas creíble en primer lugar: la residencia personal del presidente en Rio de Janeiro está localizada en un condominio (pequeño barrio residencial cerrado) de donde salió el coche implicado en los asesinatos. Dos sospechosos –que se encuentran actualmente entre rejas- se encontraban en el vehículo. Son expolicías militares: Ronnie Lessa, el presunto tirador, y Elcio de Queiroz, el conductor. Los dos son miembros de una entidad de la milicia de Rio de Janeiro cínicamente bautizada como Oficina del crimen (Escritório do crime).
El primero, autor de los 13 disparos en el doble asesinato, era incluso vecino del presidente, viviendo en el número 65 y Bolsonaro en el 58… Detalle de orden privado, su hija fue la novia de Jair Renan, último de los hijos Bolsonaro. El segundo, Elcio de Queiroz, que aparecía en selfies a los lados del presidente, visitó el complejo de viviendas para reunirse con el primer sospechoso el mismo día del asesinato. Posteriormente salieron juntos para ejecutar su crimen. Según el registro del condominio, Elcio de Queiroz quería inicialmente visitar la casa de Jair Bolsonaro, ausente ese día.
“La cuestión más importante es quién ha enviado a estos asesinos, saber quiénes son los patrocinadores”
El conserje que apuntó ese detalle más que inquietante, sin embargo, se desdijo de sus declaraciones, pretextando un error por su parte tras la onda expansiva mediática. Después de la difusión de la información en la cadena TV Globo, el presidente mismo había reaccionado, en un largo vídeo en directo, a las 3h.50 hora local en el estilo que le es propio: “¡Mierda! (…) ¡Puta! (…) ¡Basura! ¡Despreciables sin escrúpulos! (…) Es una verdadera cabronada, ¡una cabronada!”. Fuera de sí, Jair Bolsonaro insultó profusamente a los periodistas, yendo incluso hasta a anunciar la futura desaparición de la cadena: “Sois basura, TV Globo, ¡basura! ¡Canallas!”.
Un personaje clave de la investigación asesinado por la policía
El pasado 9 de febrero se desarrolla otro hecho fundamental de la investigación. Concierne esta vez a uno de los hijos del presidente: Flavio. Actualmente senador, pero anteriormente diputado del Estado de Rio, propuso legalizar las milicias en 2007 y fue el único diputado de Rio en votar contra una condecoración póstuma de Marielle Franco.
En el Estado de Bahia, a principios de febrero, una inmensa operación policial desarrollada en el marco de la investigación resulta en la muerte de Adriano Magalhaes da Nóbrega. Un fugitivo que era el jefe de la famosa Oficina del crimen. “Este asesinato es muy preocupante porque la víctima tenía mucha información sobre el tema del asesinato de Marielle”, no duda en destacar la diputada Renata Souza. Es también el perfil de este excapitán del “Bope” (batallón de elite de la policía militar de Rio de Janeiro) lo que intriga.
Su madre y su exesposa trabajaron personalmente en el seno del gabinete de Flavio Bolsonaro. Peor todavía, el hijo mayor del presidente había condecorado en 2005 a Adriano Magalhaes da Nóbrega con la más alta distinción del Estado de Rio, la medalla Tiradentes. Un detalle abrumado es que fue a demanda de su padre, que le calificaba incluso como “héroe de la policía militar”.
Los asesinos identificados… ¿y después?
Ahora que los ejecutores parecen identificados, la investigación debe determinar quiénes son los patrocinadores del asesinato de Marielle Franco. Si esta segunda fase parece atascarse desde hace más de un año, es precisamente el desenlace final de esta sórdida historia lo que espera el pueblo brasileño. En primer lugar la familia de Marielle Franco y su compañera, Monica Benício.
“La cuestión más importante es quién ha enviado a estos asesinos, saber quiénes son los patrocinadores”, nos ha confiado esta última, que ha tenido que renunciar a vivir en la ciudad de Rio por su seguridad. “Hay que comprender que es un crimen político con intereses muy superiores detrás. Y su o sus patrocinadores están de momento a salvo”, añade ella, que no ha dejado desde entonces la lucha, llevada a cabo con los padres de Marielle, para que la investigación finalice, bajo el eslogan “¿Quem Mandou Matar Marielle?”.
Marielle Franco. Foto: PSOL
Un imperativo, ver a la verdad triunfar, que comparte igualmente Renata Souza: “La no resolución del crimen revela la íntima relación de los políticos con los grupos mafiosos que son las milicias. Eso muestra el poder que gangrena Brasil y debilita nuestra democracia”. Las conmemoraciones por los dos años desde el asesinato de Marielle Franco deberían hacer aumentar la presión popular y mediática sobre la investigación que se estanca actualmente. “Creían enterrarnos pero éramos semillas”, le gustaba decir a Marielle Franco. La ya mártir del Brasil contemporáneo no ha visto detenerse a su palabra y sus luchas con este asesinato, muy al contrario.
Fuente: www.elsaltodiario.com