La exploración petrolera en Argentina, más allá de un posible derrame

¿Sabías que son 36 los pozos petrolíferos activos en Argentina y 187 el número de perforaciones exploratorias en nuestro mar? ¿Hacia qué desarrollo nos llevó ese modelo? ¿Sabías que el principal aporte de oxígeno que respiramos proviene de los océanos? ¿Y que el Estado nacional se comprometió a algo que ahora quiere incumplir?

Por Ezequiel Gorrías *

El tema no es nuevo. Hace más de 90 años que la Argentina, aunque en las últimas décadas por medio de concesiones, realiza exploraciones de hidrocarburos en el mar. Actualmente son 36 los pozos petrolíferos activos que se encuentran en nuestro lecho marino y 187 el número de perforaciones exploratorias frente a costas patagónicas.
La cuestión va más allá de si ocurre un vertido accidental, comúnmente llamado derrame, de petróleo en el Mar argentino. Por supuesto que el impacto ambiental potencial sería muy alto y además que, según el estudio realizado por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, teniendo en cuenta la actividad de los últimos 50 años en Estados Unidos y Brasil, la ocurrencia sería, tarde o temprano, inevitable (Blanco, Keesler y Giuliodori; 2021).
En Argentina existe la detección de derrames de hidrocarburos en el mar a través de la utilización de imágenes satelitales provistas por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), ¿pero sirve realmente detectar un derrame? ¿Sería más oportuno prevenir que es lo mismo que cuidar la biodiversidad y aguas de nuestro mar territorial? Tal vez usted se lo esté preguntando. Aunque quizá no.
Suponiendo una situación ideal, es decir que no ocurra tal accidente, la problemática radica en que la exploración de hidrocarburos en el lecho marítimo se realiza por medio de diversas prospecciones, entre ellas la sísmica, que consiste en múltiples explosiones submarinas que producen ondas de choque de hasta 265dB (como referencia, según la O.M.S. a los 150dB se produce tal presión sonora que causa daños severos permanentes en el oído humano).

Estas ondas recorren miles de millas causando daños físicos y fisiológicos irreparables en la fauna marina. Ni pensar si se procede a la etapa de perforación que además causa contaminación por exposición a productos químicos como el “lodo de perforación”, vertidos y posibles incendios.
Hablar sólo de la resolución Nº 436/21 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación publicada en el Boletín Oficial el 30 de diciembre pasado que habilita la prospección marina frente a costas de la provincia de Buenos Aires, sería quedarnos con el árbol que nos tapa el bosque. Aunque la adjudicación tampoco es nueva, las concesiones de prospección en el talud de la plataforma continental también vienen de años anteriores.
Esta área frontal de la costa de Buenos Aires cercana al talud, donde el fondo marino comienza a incrementar su profundidad, es un corredor biológico en el que confluyen las corrientes oceánicas del Brasil y de Malvinas que, a su vez, presenta gran biodiversidad y riqueza para la red trófica marina, es decir allí se proveen de nutrientes múltiples especies esenciales para el ecosistema oceánico.
Comenzar actividades de prospección sísmica y posterior desarrollo de la actividad representa una grave amenaza al hábitat y por lo tanto a la vida marina; y como en todo sistema, si uno altera un elemento ello afecta a la totalidad. Sólo para mencionar, el principal aporte de oxígeno que respiramos lo realiza el fitoplancton, así el pulmón del planeta son los océanos y no los árboles como comúnmente se cree. Con este ejemplo breve, pretendo que se tome conciencia en cómo con una decisión política se puede estar reduciendo nuestro oxígeno a la vez que incrementando dióxido de carbono.
En este caso, el bosque (es decir el verdadero tema raíz) sería la necesidad urgente de un nuevo modelo energético basado en bienes comunes renovables que preserven los ecosistemas que son los que sustentan la vida. ¡Los combustibles fósiles deben ser reemplazados por energías alternativas! De allí los numerosos tratados internacionales (como el Acuerdo de Paris) para mitigar los efectos del cambio climático producido por el calentamiento global.
Nuestro país, en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (2020), asumió el compromiso de reducir para el año 2030 las emisiones de gases de efecto invernadero a un nivel de 25.7%. Es por ello que la resolución citada del Ministerio no sólo quebranta la responsabilidad de preservar el ambiente con un desarrollo sustentable y sostenible, sino además se dirige en dirección opuesta a los compromisos internacionales asumidos.
Vale recordar que la energía a partir de hidrocarburos (petróleo y gas) contamina en todas sus etapas, desde la búsqueda, extracción y transporte hasta su utilización. No es un dato menor que su combustión produzca, entre otros, dióxido de carbono (CO2), el principal gas responsable del efecto invernadero y el consiguiente calentamiento global.
La etapa de prospección y posterior explotación petrolera en el mar, no sólo no produce desarrollo, sino que además causa desequilibrios y deterioro del ambiente a escala global. Asimismo, impacta en aspectos socioeconómicos, afectando economías regionales como la actividad pesquera, turística y derivadas. Sin embargo, lo que considero importante en el tema, es que pueda resultar de disparador mdiático para tratarlo y concientizar acerca de la magnitud de la problemática que a todas y todos los que nos dedicamos y velamos por cuestiones ambientales nos preocupa porque justamente sabemos hacia dónde nos dirigimos.

* Profesor y Licenciado en Geografía (Universidad Nacional de Quilmes). Licenciado en Relaciones Laborales (Universidad Nacional de Lomas de Zamora).
Fuente: https://revistacitrica.com.ar/la-exploracion-petrolera-offshore-mas-alla-de-un-posible-derrame.html - Foto: Agustina Salinas 

Entradas populares de este blog

Francia: ‘Mi orina contiene glifosato, ¿y la tuya?’ Denuncia contra el polémico herbicida

Sobre transgénicos, semillas y cultivos en Latino América

Antártida: qué países reclaman su soberanía y por qué