¿Cancelar la deuda de los países del Sur, una solución a la crisis climática?

La cumbre de Egipto finaliza sin avances para mitigar la crisis climática: La COP27 acuerda un fondo para compensar los daños producidos por la crisis climática, pero supone un año perdido para mitigar sus peores: “la cumbre ha sido otra “tomadura de pelo”


Ascenso de las aguas, incendios, ciclones, inundaciones, desertificación, tierras inadecuadas para el cultivo… ¿Quién pagará la factura? Este es el dossier candente de la COP27 [1], inscrito por primera vez en la agenda oficial de las negociaciones, el 6 de noviembre, bajo el nombre de “pérdidas y daños”. Una pequeña victoria para los Estados del Sur, que sufren las consecuencias del cambio climático. 189 millones de personas al año se ven afectadas por condiciones climáticas extremas en los países en desarrollo, según una contribución titulada “El costo del retraso” de la Loss and Damage Collaboration [2] – un grupo internacional de más de 100 investigadores, activistas y responsables políticos -, asumido por la ONG Oxfam. En 2022, en Pakistán, más de 1700 personas murieron durante las inundaciones.

Por Scandola Graziani

Estas catástrofes son el resultado de una crisis climática que los países del Sur han contribuido poco a provocar, a diferencia de los países desarrollados, responsables de la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero y del saqueo de los recursos naturales. Ante lo que consideran una “deuda ecológica” de los países del Norte, los países del Sur piden a los responsables, por tanto, un mecanismo de compensación financiera. Una ayuda específica que abarcaría tanto los fenómenos climáticos brutales (inundaciones, ciclones, etc.) como los efectos a largo plazo del cambio climático.
Pero, por el momento, este tipo de ayuda climática no ha demostrado su eficacia y sigue siendo criticable. En el informe “Los engaños de la financiación climática”, Oxfam denuncia las lagunas del dispositivo de “financiación climática” lanzado en 2009 en la COP de Copenhague, el Fondo Verde: se trata de una ayuda anual de 100.000 millones de euros pagada por los países más ricos (incluida Francia) a los países en desarrollo a partir de 2020, para ayudarles a hacer frente al cambio climático.
“El 71% de esta financiación son préstamos”

Una financiación juzgada por debajo de las verdaderas necesidades de los países en desarrollo, según Guillaume Compain, responsable de campaña de clima y energía de Oxfam: “Es más bien entre 160 y 340 mil millones de dólares al año lo que estos países necesitarán planteándose el horizonte del año 2030”. Sobre todo, denuncia el efecto perverso de estas ayudas climáticas que, en su mayoría financiadas con préstamos, finalmente contribuyen a aumentar la deuda de los países del Sur: “En realidad, el 71% de esta financiación son préstamos, lo que plantea problemas. Esto implica que hay que devolverlos, a menudo pagando intereses. Bajo el pretexto de ayudarles a hacer frente a la crisis climática, contribuimos al endeudamiento de los países del sur que ya están hundidos bajo las deudas soberanas”. Ahora bien, la deuda es el mejor aliado del calentamiento climático: obliga a los países en desarrollo a permanecer en el sistema centrado en la exportación, la agricultura intensiva y el extractivismo para esperar pagar sus deudas en dólares.
¿Por qué, entonces, no anular las deudas de los países del Sur en lugar de compensarles financieramente? Esta es la solución apoyada en particular por el Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas (CADTM). “Cualquier solución que no consista en anular la deuda debe descartarse”, dice Éric Toussaint, portavoz internacional del CADTM y autor de varios libros sobre la deuda. “Si queremos romper con este modelo destructivo, debemos romper con el cordón de la deuda”.
“Una especie de prolongación de la dependencia colonial”
Éste critica abiertamente el sistema de compensación financiera que mantiene a los países del Sur en una situación de dependencia respecto al Norte: “Durante años se ha hablado de fondos de compensación. Ya en la época de Jacques Chirac ésta era una política regular de Francia hacia sus antiguas colonias. Y está claro que no funcionó. En realidad, es una especie de prolongación de la dependencia colonial, porque estas compensaciones a menudo están vinculadas a presiones o a la obligación de que los países se benefician de ella compren bienes y servicios a los países que otorgan estas compensaciones”.
Debido a que a menudo están condicionadas, las compensaciones financieras no hacen sino alimentar el engranaje de la dependencia Norte-Sur, al tiempo que mantienen a los Estados más vulnerables en un sistema productivista orientado hacia las energías fósiles.
Entonces, ¿qué interés tiene financiar las ayudas mientras se mantiene las deudas? “Estas compensaciones volverán de facto a los países del Norte a través del reembolso de la deuda”, subraya Renaud Duterme, autor del libro La dette cachée de l´économie (La deuda oculta de la economía), también publicado por el CADTM. Según él, el riesgo es “contratar préstamos para pagar préstamos”. Por lo tanto, incita a permanecer alerta sobre la naturaleza de las compensaciones financieras negociadas durante la COP27 en Sharm el-Cheikh. Por el momento, la indefinición persiste.

Fuentes: CADTM [Imagen: Inundaciones en Pakistán, en 2010. - Flickr/CC BY-NC-ND 2.0/Abdul Majeed Goraya/IRIN, https://www.flickr.com/photos/irinphotos/4971108904/] Texto original: reporterre.net - Traducción: Alberto Nadal Fernández
Notas:
[1] Del 6 al 18 de noviembre en Charm el-Cheikh, Egipto
[2] Loss and Damage Collaboration – Colaboración de las pérdidas y los daños
Fuente: https://www.cadtm.org/Cancelar-la-deuda-de-los-paises-del-Sur-una-solucion-a-la-crisis-climatica

Entradas populares de este blog

Francia: ‘Mi orina contiene glifosato, ¿y la tuya?’ Denuncia contra el polémico herbicida

Sobre transgénicos, semillas y cultivos en Latino América

Antártida: qué países reclaman su soberanía y por qué