Manifiesto de Agroecología o Barbarie sobre cómo nos maltrata la agroindustria
Quienes elaboramos este manifiesto de Agroecología o Barbarie consideramos necesario afirmar, una vez más, nuestro compromiso decidido por alcanzar una sociedad más justa y solidaria. En el actual contexto de cambio climático y crisis alimentaria global es fundamental garantizar los derechos de las campesinas y campesinos y la Soberanía Alimentaria de los pueblos.
Durante las jornadas “Agroecología o barbarie: como nos maltrata la agroindustria“, convocadas en junio por el Grupo de Trabajo de Migración y Trabajo Rural de la Coordinadora Europea de La Vía Campesina (CEVC), pudimos analizar las terribles consecuencias del modelo agroindustrial de producción alimentaria, un negocio que no deja de expandir descontroladamente su poder, amenazando cualquier posibilidad de disfrutar de una vida digna en nuestros territorios.
La agroindustria tiene múltiples impactos negativos que afectan de un modo irreparable a la salud de las personas y de los ecosistemas, contando con el consentimiento cómplice de nuestros gobiernos y el desconocimiento mayoritario de la sociedad. Además, impide y destruye toda posibilidad de desarrollo de una economía campesina en el medio rural, se apropia ilegítimamente de nuestros bienes comunes y considera que todos los seres vivos que formamos parte de la naturaleza somos mercancías de las que puede disponer a su antojo para seguir engordando sus ganancias de una manera ilimitada.
Por todo ello, elaboramos el siguiente Manifiesto de Agroecología o Barbarie
Denunciamos que:
• La Agroindustria es el producto de décadas de políticas neoliberales promovidas por el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). El desarrollo de la economía capitalista ha generado una forma de neofeudalismo y acumulación de poder, cuya estrategia de expansión consiste en el acaparamiento de tierras, que dejan de estar al servicio del bien común para privilegiar los intereses económicos de un número muy limitado de corporaciones transnacionales (como Surexport, Driscoll, etc.).
• La Agroindustria reproduce los roles del patriarcado, ejerciendo violencia directa sobre las mujeres, sobre todo para las que se encuentran en situaciones de máxima vulnerabilidad.
• El Agronegocio es un modelo colonialista y racista, que se aprovecha impunemente de las personas migrantes y de todas aquellas que se encuentren en situación de indefensión por cualquier tipo de circunstancias. Sus beneficios son fruto de la explotación esclavista de la mano de obra en condiciones laborales infrahumanas, el abuso sin escrúpulos de las personas trabajadoras y el incumplimiento sistemático de los derechos humanos más fundamentales.
• El Agronegocio es una actividad industrial manejada por un oligopolio de transnacionales que incrementan dramáticamente la desigualdad entre los países del Norte y del Sur global, generando conflictos y violencia y condenando a la inmensa mayoría de la población mundial a vivir en situaciones de penuria, hambre y un enorme sufrimiento.
• La Agroindustria consume una cantidad excesiva de agua y agota los acuíferos de los que dependemos todos los seres vivos, destruyendo el equilibrio y la biodiversidad de los ecosistemas y aumentando gravemente la proporción de la población que ve restringido su acceso a un bien tan imprescindible.
• La Agroindustria emplea toneladas de fertilizantes químicos y agrotóxicos, envenenando la tierra que habitamos, el agua que bebemos y el aire que respiramos.
• La Agroindustria es la mayor causa de deforestación en el planeta y genera las condiciones necesarias para el desarrollo de las zoonosis, la extinción masiva de insectos polinizadores, o los incendios que asolan nuestro medio rural, entre otros.
• La Agroindustria realiza un consumo intensivo de energía en forma de combustibles fósiles, produciendo una gran cantidad de emisiones de CO₂, agravando la crisis climática y contribuyendo al calentamiento del planeta. Además, también genera muchos otros tipos de residuos como: plásticos, purines, antibióticos, etc., que son liberados sin control e invaden numerosos hábitats de incalculable valor, colapsándolos y convirtiéndolos en zonas de sacrificio irrecuperables.
• La Agroindustria ejerce una sobreexplotación del suelo que es su mayor causa de degradación a nivel mundial, erosionando su fertilidad y haciéndolo más vulnerables a la desertización.
• La Agroindustria expulsa al campesinado de sus hogares y de sus territorios, destruyendo a las comunidades rurales y agrarias, su cultura, sus conocimientos y su capacidad para producir alimentos nutritivos y saludables mientras cuidan del hábitat con un adecuado manejo de los agroecosistemas.
• La agroindustria fomenta la exportación de alimentos a largas distancias, destruyendo los circuitos cortos de la producción y el consumo local e incrementando los flujos internacionales de transporte de mercancías que aumentan la huella ecológica del sistema alimentario.
• La Agroindustria se apropia de la mayor parte de los beneficios generados en la cadena de valor, domina y controla los mercados de la distribución alimentaria y la producción de insumos y maquinarias, imponiendo precios y condiciones abusivas que afectan a la viabilidad económica de la actividad agraria más sostenible, generando dependencia de sus tecnologías y reduciendo peligrosamente la variabilidad genética de las especies vegetales y animales de las que nos alimentamos.
• La Agroindustria favorece dietas y hábitos alimentarios inadecuados, inundando el mundo con ingentes cantidades de productos ultraprocesados que contienen altos niveles de grasas, azúcares y proteína animal, siendo la principal causa del aumento de la obesidad, el cáncer y otros muchos tipos de afecciones graves para la salud, cada día más extendidas entre la población.
• La Agroindustria ejerce una poderosa influencia sobre los órganos e instituciones que deciden las políticas agroalimentarias, vulnerando la soberanía de los pueblos y degradando vergonzosamente la calidad democrática de nuestros sistemas de gobernanza.
• El Agronegocio impone un régimen alimentario global condicionado por las lógicas de mercado para extraer beneficios económicos y por su absoluta dependencia de los combustibles fósiles, condenándonos a una inseguridad alimentaria permanente que pone en constante riesgo la reproducción de la propia vida.
• La agroecología campesina es la única que realmente puede alimentarnos mientras cuida de las personas y del planeta, permitiendo su conservación para las generaciones futuras. La agroindustria amenaza peligrosamente la posibilidad de lograr estos objetivos. Son dos modelos definitivamente incompatibles, que no pueden coexistir.
• Exigimos una transformación radical del sistema agroalimentario mediante políticas públicas que dejen de estar al servicio del capital y operen a favor de la vida, la democracia y la justicia socioambiental.
• Exigimos el apoyo de las políticas públicas al desarrollo de la agroecología y de otras alternativas para la reducción del consumo energético y de materiales en los procesos productivos, fomentando además el incremento de la producción y la distribución local de alimentos.
• Exigimos el cumplimiento efectivo de los artículos aprobados en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y Campesinas y Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales (UNDROP).
• Exigimos la regularización inmediata de la población migrada que vive en nuestro territorio en situación irregular y que se respeten los derechos de todas las personas que trabajan en la cadena alimentaria, garantizando unas condiciones laborales y de vida dignas, sin excusas y sin excepciones. Así como el cumplimiento efectivo del derecho humano a una alimentación adecuada (DHAA), que no puede depender de la voluntad del mercado.
• Exigimos el fin inmediato de toda forma de violencia patriarcal. La igualdad de género debe de ser un hecho constatable en todo momento y lugar.
• Exigimos el fin del maltrato al territorio y a los ecosistemas. El equilibrio y la biodiversidad deben ser cuidados activa y efectivamente, asegurando su sostenibilidad.
• Aún nos quedan dignidad y rebeldía suficientes como para alzar nuestra voz en defensa del bien común. Debemos organizar nuestra lucha para frenar la expansión de la agroindustria, porque es urgente, justo y necesario.
Por todo ello, invitamos a unirse a nuestra red a todas las organizaciones y entidades que defiendan la causa de la Soberanía Alimentaria, para sumar todas las fuerzas posibles y coordinar nuestras acciones de un modo más efectivo.
¡Agroecología o Barbarie!
¡Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza!
Si deseas ponerte en contacto, puedes comunicarte con nuestra red en la siguiente dirección: agroecologiaobarbarie@mundo-r.com
Fuente: https://soberaniaalimentaria.info